Disfruten.
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Cerró los ojos con fuerza. Podía soportarlo, se dijo. Pero ¿de verdad podía? El dolor era intenso y desgarrador, como si alguien estuviera estrujando su corazón con una fuerza inaudita, cruel, abrasadora.
Ya no lloraba. Ya no había lágrimas por derramar. En lugar de eso una hermosa y falsa sonrisa cubría su rostro al ver la escena que se desarrollaba ante sus ojos.
-Oh estas hermosa cariño.-aseguro la mujer parpadeando para contener las lágrimas llena de orgullo al contemplar a su hija. Después se volvió y miro a la joven de ojos verdes.-¿No lo crees así Rin? ¿Verdad que tu hermana luce preciosa?-
Rin asintió con un nudo en la garganta, observando como el hermoso vestido blanco de seda le sentaba a la perfección a la joven de ojos negros y extraño cabello rubio ceniza.
-Si mama. Kana...luces preciosa. El vestido es hermoso.-susurro tragando en seco.
La aludida sonrío socarronamente volviéndose de nuevo al espejo de cuerpo completo.
-Por supuesto que lo es. Kohaku se encargo de que así fuera, no reparo en absolutamente nada para darme lo que merezco.-dijo clavando la vista satisfecha en su hermana.
-¡Pero por supuesto! Mi pequeña solo se va a casar una vez. Y solo te mereces lo mejor princesa.-aseguro la bonita mujer que había dado a luz a las dos jóvenes.
Kana asintió y después murmuro suavemente:
-Mama... podrías ir a ver si esta todo listo ¿por favor?-
La mujer asintió aun emocionada y salia de la habitación. Kana se volvió y calvo sus ojos negros en su hermana mayor.
-¿Y? ¿Acaso es envidia lo que veo en tus ojos?-pregunto con satisfacción. Rin no se sorprendió ante el tono de su hermana, podía ser encantadora y dulce con quien deseara y cuando quería algo. Pero ella había sabido desde siempre como era su pequeña hermana, manipuladora, egoísta, vanidosa.-¿No dices nada? Te veo ahí, sonriendo pero no soy estupida. El maquillaje no cubre esas ojeras y no olvides que mi cuarto esta al lado del tuyo te escuche llorar durante toda la noche.-
Rin la miro con tristeza.
-¿Por qué haces esto? Tú no lo amas ¿Por qué lo enamoraste? ¿Por qué?-
Los ojos negros de la joven brillaron y su sonrisa se distorsiono en una mueca diabólica.
-Porque tu si lo haces. Porque lo quieres...porque al hacer esto tu sufres.-
La esmeralda sacudió lentamente la cabeza.
-¿Cómo es que puede haber tanto odio en tu corazón? ¿Cómo?-pregunto viéndola a los ojos.
La puerta se abrió dejando paso a la madre de la novia y a las damas de honor, mientras murmuraban algo acerca de lo preciosa que lucia la Iglesia. Kana coloco una hermosa sonrisa en su rostro y la miro a los ojos sabiendo que había ganado. Rin se acercó a ella.
-Esto no se va a quedar así Kana...-susurro en voz baja, de modo que solo ella la escucho.
-¿Segura? Yo creo que si.-dijo perversamente.
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Rin coloco su mano en el picaporte de la puerta, pero tuvieron que pasar unos minutos para armarse de valor y entrar.
-Kohaku...-llamo en voz alta.
-Vaya te vez preciosa.-
La joven se giro rápidamente al escuchar esa voz, su corazón se estrujo al verlo. Ahí estaba con sus ojos castaños brillando y su eterna sonrisa, de la cual se había enamorado al verla por primera vez. El smoking negro le sentaba a la perfección.
-Yo...gracias.-dijo bajando la mirada.
Kohaku sonrío y levanto su rostro suavemente, pero frunció el seño al ver su expresión.
-¿Ocurre algo?-pregunto preocupado al ver sus ojos verdes. La joven no contesto y huyo de la mirada castaña. Kohaku se tenso.-¿Kana esta bien? ¿Paso algo?-
Oh claro que algo había pasado. Se iba a casar con una mujer que no lo amaba, que tan solo lo estaba utilizando. Rin se mordió el labio nerviosa y al fin lo miro a los ojos.
-No puedes casarte con ella...-
Kohaku abrió los ojos de par en par.
-¿Qué...que estas diciendo?-la tomo por los brazos y la zarandeó.-¿Qué demonios esta pasando?-
Rin se asusto, pero no se retracto, había cometido un error al hacerlo desde que Kana había puesto sus ojos en el y su relación había comenzado. Kohaku se veía tan feliz y enamorado de su hermana, que ella se había hecho a un lado aunque eso significara que moría cada vez que los veía juntos. Pero ya no podía hacerlo.
-Ella...ella no te ama.-lo miro a los ojos, resuelta.-Ella solo te esta utilizando. ¿No lo ves Kohaku? Ella no te va a ser feliz. Ella...-
-¡Cállate!-grito.-¡Es mentira! ¡Ella me ama! Dios como pude ser tan estupido...-la soltó y la joven fue a dar al piso, pues sus piernas ya no podían sostenerla, mientras lágrimas rodaban por sus ojos. El se paso la mano por el cabello desesperado y la miro. La joven tembló.-Creí que eras mi amiga, jamás te di motivos para nada, pero Kana tenia razón. Estas enamorada de mí.-
-Yo...-
-¡Atrévete! ¡Atrévete a negar que no me amas!-
Rin alzo la mirada del suelo.
-No...no lo niego. Te amo.-dijo lentamente, sin poder ocultar mas la verdad.
Kohaku soltó una maldición y sus ojos furiosos se clavaron en ella.
-¿Qué clase de persona eres? ¡Kana es tu hermana por Dios Santo! Ahora entiendo todo, ella me dijo acerca de la envidia y el odio que sentías en su contra pero yo no le creí. Quise creer que ella estaba exagerando. Pero ahora veo la verdad.-
Rin lo miro impotente ¿De que estaba hablando?
-Kohaku no, escúchame por favor, ella no es una buena persona. Ella no te ama tanto como yo.-
-¡Cállate! No quiero escuchar más tus calumnias, eres una mentirosa. Eso no es amor. Estas obsesionada.-suspiro y trato de calmarse, pero su voz sonó fría cuando le hablo.-Voy a hacerte un favor y a no mencionar este asunto. Pero me voy a casar con Kana y vamos a ser familia. No quiero volver a escucharte de nuevo. Ya no confío en ti, acabas de matar el aprecio que yo sentía por ti.-
Sus palabras se clavaron como dagas en el ya de por si corazón marchito de la joven. Rin cerró los ojos, mientras la puerta era cerrada. Se puso de pie lentamente y se limpio las lágrimas de los ojos, su maquillaje era un desastre, su orgullo estaba hecho trisas, pero lo que mas le dolía era que...su corazón estaba muerto.
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Observo la limosina marcharse con los felices novios diciendo adiós. Kana volteo a verla y le lanzo una sonrisa de triunfó. Rin se estremeció.
-Así que no te creyó...-
Rin se volvió y la enfrento, mientras la música que tocaba la orquesta dentro de la mansión inundaba el jardín.
-¿De que estas hablando?-
-De verdad me subestimas. El que Kohaku estuviera molesto y apenas se haya dignado a mirarte junto con que llegaste diez minutos tarde a la ceremonia con los ojos rojos dice mucho.-sonrío.-¿Le confesaste que lo amabas o solo intentaste detenerlo?-
La esmeralda abrió los ojos de par en par.
-Lo planeaste todo...sabias que hablaría con Kohaku. ¡Por eso le dijiste esas mentiras-
-Acertaste hermanita.-
¿Cómo era posible que Kana la odiara tanto? Ellas eran hermanas, familia, la misma sangre corría por sus venas. Sin embargo eran tan distintas. Kana era caprichosa, consentida y eternamente consentida por su madre, mientras que Rin era completamente lo opuesto a ella, la adoración de su padre.
Kana siempre se lo había reprochado. Según ella, Rin le había robado el amor de su padre, cuando la realidad era que simplemente ella era igual que el. Tranquila, risueña, alegre. Al principio simplemente habían sido celos, pero cuando su padre falleció y dejo el mando de la empresa Matsumoto a cargo de Rin, Kana se puso furiosa, Rin creyó que tan solo era una etapa de la adolescencia, pero no había sido así.
Suspiro mirando el cielo rezando para que su hermana no hiciera infeliz al hombre que ella amaba.
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-Buenos días Srita. Matsumoto.-
Rin asintió a la recepcionista, mientras continuaba su camino hacia el elevador, el cual se detuvo en el último piso. Las puertas se abrieron y un joven con un notebook apareció.
-Buenos días Srita. Matsumoto.-
-Buenos días Kenji.-ambos caminaron y entraron al despacho principal del emporio Matsumoto.-¿Y bien que sucede?-pregunto tomando asiento detrás del escritorio.
El joven asistente suspiro y la miro vacilante, haciendo un gesto.
-Era verdad. Acaban de absorber a la compañía Kimura.-
Rin tomo una bocanada de aire y se giro en el sillón, observando el Támesis, tan tranquilo y sereno, una hermosa vista de la cual disfrutaba desde hacia dos años. No había podido quedarse en Nueva York, no viendo a su hermana y a Kohaku juntos, así que se había marchado del país con el corazón roto y sus sueños destruidos. Londres le había dado la oportunidad de empezar de nuevo y de al fin tomar su lugar como presidenta del emporio que su padre había creado y que le había cedido. Pero ahora todo ese esfuerzo estaba en peligro.
-Si lo deciden también pueden absorbernos a nosotros.-musito pensativamente, sabiendo que era exactamente lo mismo que estaba pensando su asistente.
Kenji se tenso a su espalda.
-Pero señorita ¿no piensa hacer nada?-
No la Rin Matsumoto que el conocía. La joven heredera de 23 años había probado su inteligencia, astucia y determinación en el mundo de los negocios, siendo reconocida por sus meritos entre los más grandes empresarios.
Pero a pesar de sus grandes logros, la mirada a veces triste y perdida de sus ojos no la abandonaba nunca.
Rin se volvió y esbozo una pequeña sonrisa, casi imprescindible.
-Arregla una reunión con el Sr. Tashio, tenemos mucho que discutir.-
El joven sonrío y se apresuro a cumplir su orden, ya sabia que su jefa no se quedaría de brazos cruzados sin hacer nada. Había estado con ella lo suficiente como para ver su alma de guerrera, la había visto trabajar duro, desvelarse, cerrar tratos, preparar estrategias, todo por que la empresa que había sido el orgullo de su padre creciera y prosperara.
Ella no se iba a rendir. Haría lo que fuera por la empresa Matsumoto. Lo que fuera.
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-Y además Yuka Tanaka se opero la nariz...por tercera vez. Aunque no le quedo tan bien como a Chimaru...-continuo la mujer.
Rin murmuro un mj mientras seguía escuchando "atentamente" los comentarios de su madre acerca de los últimos acontecimientos de la ciudad.
-Oh Rin lo había olvidado ¡Te tengo una gran noticia!...-anuncio emocionada.
La joven suspiro cansinamente pensando en que chisme se le había pasado por alto comentarle.
-Dime mama...-
-¡Parece que Kana esta embazada! ¡Puedes creerlo! Kohaku esta tan emocionado...-pero Rin ya no podía escuchar. Apretó fuertemente el teléfono y se disculpo torpemente enviando sus felicitaciones y alegando que tenía mucho trabajo.
Colgó el teléfono y se quedo quieta. Embarazada...Kana iba a darle un hijo a Kohaku ¡Cuánto había deseado ser ella quien le diera hijos! Sostener entre sus brazos a un pequeño o pequeña de ojos castaños.
Pero eso era imposible.
Se acostó en el sillón y se hizo un ovillo. El silencio y la oscuridad llenaron el apartamento, y por primera vez desde hacia mucho tiempo se permitió llorar, recordar. No supo cuanto tiempo estuvo ahí desahogándose, con tan solo la luna como testigo.
Pero recordando que tenía una importante junta mañana y material que preparar se puso de pie y camino hacia el baño. Sesshomaru Tashio no era un hombre al que ella se pudiera dar el lujo de dejar esperando.
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Leer solo si les agrado la historia.
Bueno, como podan ver es un universo alterno de Rin y Seeshomaru que esta ambientado en la época actual. Subí esta historia porque esta cortita, unos cinco capítulos mas o menos y además porque no puedo actualizar mis otras historias ya que se me perdieron varios archivos ¬¬ es frustrante porque se me hace que voy a tener que reeditarlos. Uff.
En cuanto la historia es obvio que nuestra linda Rin primero esta loquita por Kohaku pero después...uhhhh, jejeje.
Ojala que les haya gustado.
Besitos.
