Muy buenas a todos,

Como ya sabes, fanfic de Eldarya blah, blah, Nevra x protagonista blah, blah. Comencemos!

Disclaimer: Los personajes de Eldarya le pertenecen a ChinoMiko, autora inteligente de estos. La historia a continuación es pura ficción, pero eso si me pertenece a mi.

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Sangrientamente activo.

Me empujó contra la pared donde aprisionó mi cuerpo, su respiración era pesada, sujeto mis manos sobre mi cabeza para que no pudiera escapar; sabía lo que quería y estaba dispuesta a ofrecérselo…

-Adelante, tómalo –Murmuré intentando verlo al rostro. Pareció pensar un momento en lo que estaba haciendo, me miró por unos segundos, para luego soltar mis manos y alejarse un poco.

-No… No puedo –Dijo mientras se cubría la cara con su mano derecha –Vete –Me ordenó.

-¿Y si no quiero? –Pregunté tanteando el terreno.

-No podré contenerme durante mucho más… Te dije que te fueras –Volvió a ordenar mientras me miraba de manera sepulcral.

-Tienes hambre, estamos en un pueblo muy lejano al CG y yo soy la única persona a la que conoces aquí. Tómame –Hablé sin pensar, luego me di cuenta de lo mal que podía sonar esto y me puse totalmente roja.

Nevra soltó una pequeña risa. Su expresión pareció relajarse un poco.

-No es la primera vez que estoy en una situación así, cariño, me las apañaré –Soltó mientras recuperaba su postura galante y llevaba una mano a su cabello –Siempre está la opción de seducir a alguna chica local.

Lo que dijo hizo que me hirviera la sangre, ¿Cómo se atrevía? Yo era su… Bueno, su algo. De acuerdo, todo el mundo sabía que había algo entre nosotros, incluso Miiko lo había mencionado y nadie, ni siquiera yo, lo había negado pero… Realmente nunca me lo había "pedido", ni lo habíamos hablado. De igual manera, tal vez por la furia que sentía, no pude evitar gritarle.

-¡De acuerdo! ¿Por qué no vas y te follas a la primera que se te cruce por el camino? –Proferí colérica mientras salía de la habitación del hostal rumbo a quién sabe dónde. La cara que puso Nevra era un poema, no solo se sonrojó fuertemente, lo que ya era bastante inusual, sino que abrió mucho su ojo visible en completo estado de shock.

Caminé fuera intentando despejar mi mente, ¿Qué me había pasado? No éramos nada, Nevra podía dormir con quién él quisiera y no tenía porque ponerme tan… celosa. Pero es que ni siquiera había dicho dormir, dijo seducir, que era muy diferente…

Llegué a la playa, pues estábamos en un pueblo costero, el mar… aún podía sentir mi sangre helarse cuando me acercaba, era tan inmenso que de solo pensarlo me asustaba. Por lo que no me acerque al agua.

Me sorprendí al notar que Nevra no me había seguido, esperaba que lo hiciese, pero esta vez, por alguna razón, no lo había hecho…

Espere frente al mar, realmente quería que viniera. Pensándolo bien ¿Por qué estaba enojada? ¿Por qué no quería beber mi sangre? ¿O por qué había hablado de seducir a otras chicas? Tal vez no quería que le coqueteara a otras, aunque fuese con el único objetivo de utilizarlas para saciar su sed.

Me di cuenta de lo estúpida que había sido, él es un vampiro, después de todo. Él siempre tendría que beber sangre para sobrevivir, pero si se negaba a beber la mía ¿Resistiría que pasará cortejando a otras chicas?

No seguí pensando, pues el sol se ponía en el horizonte, el cielo se tiñó de unos preciosos colores naranjas, noté que el mar empezaba a estremecerse. No tenía sentido seguir allí mientras mi mente me torturaba al pensar en Nevra deslizando sus colmillos en el cuello de alguna chica del lugar.

Caminé en silencio hasta donde nos hospedábamos. Pasé frente a su habitación, no quería, pero terminé tocando a su puerta, no hubo respuesta. La puerta estaba abierta, así que la empujé solo lo suficiente para descubrir que no estaba en su habitación. Desilusionada me dirigí a la mía. Metí mi cabeza de lleno en la almohada una vez estando allí, luego de dar muchas vueltas sobre mi cama por fin pude conciliar el sueño, mis parpados se cerraron hasta encontrarme en los brazos de Morfeo.

Sentí algo sacudirme ligeramente, ¿Qué hora era? No quería despertar aún, tenía sueño. Ese "algo" me sacudió otra vez. No pienso abrir mis ojos, seguro es noche aún.

No abrí mis ojos sino hasta que escuché que decían mi nombre, él decía mi nombre.

-¿Nevra? –Pregunté aún adormilada mientras me sentaba en la cama, fue en ese momento que me di cuenta que ni siquiera me había quitado las botas. Mi cama estaba llena de arena.

-Buenas noches dormilona –Me dijo mientras me miraba definitivamente más relajado que antes. Genial, ya había "cenado".

-¿Qué hora es? –Le cuestioné inspeccionándolo sin nada de sutileza.

-Tarde –Respondió simplemente –El anfitrión me dijo que solo entraste directamente al segundo piso sin cenar, debes tener hambre –Finalizó mostrándome una bandeja con un par de platos.

-No tengo hambre – Murmuré, pero segundo y medio después mi traicionero estomago protestó por la falta de alimento. Me sonrojé. Nevra soltó una pequeña risa.

-Yo no lo creo –Me guiño el ojo –Ven, vamos a comer a mi habitación, la tuya está hecha un desastre –Y sin más, se puso de pie con la bandeja y salió de mi habitación. Lo seguí, no sin antes acicalarme rápidamente en el espejo, no estaba tan mal, según yo.

Llegué a su habitación donde por la tarde le había gritado, me sentí mal. Pero de hecho tenía hambre, así que sin más miramientos me senté en la silla frente a él. Él solo me miraba, escudriñándome.

-¿Tengo monos en la cara? –Cuestioné mordazmente ¿Qué me ocurría? Yo no quería hablarle así, las palabras salían solas.

-¿Qué es un mono? –Claro, en Eldarya no habían tales primates.

-Ah, déjalo –Murmuré apenada –No sé cómo explicarlo… -Mejor dicho no quería explicarlo.

-Déjame intentar, ¿son seres humanoides con cola que habitan el mundo humano, cuya destreza es estudiada por su habilidad de razonamiento y parecido al ser humano?

-¿Si ya lo sabías para qué me lo preguntas? –Se estaba buscando que le hablará mal.

-¿Cómo podrías tener eso en la cara? –Preguntó galantemente mientras ignoraba vilmente mi pregunta –Eso arruinaría tu perfecto rostro, mi amor.

No dije nada, no tenía sentido. Suspiré profusamente y me decidí a tomar un plato de los que, aparentemente, nos habíamos olvidado ya. Él hizo lo mismo, no sin antes esperar a que diera el primer bocado, decidí ignorarlo. No iba a terminar nunca de comer si seguíamos hablando. Pronto el siguió mis actos. Comimos en silencio, yo no quería preguntarle que había hecho, ni tampoco quería que él me lo comentara.

Una vez terminamos nuestra incomoda cena estaba lista para llevar los platos al primer piso e irme a mi habitación.

-Déjalo, yo me los llevo –Inquirió suavemente. No quería más problemas y tenía sueño, así que opte por dar las gracias, despedirme y salir de inmediato de allí.

Un simple "Buenas noches" fue todo lo que me dijo. Sin embargo, ese buenas noches tenía un deje de recelo en el, como si estuviese esperando algo más. No pude evitarlo. Me gire antes de salir por la puerta, ya tenía la mano en el picaporte.

-¿Lograste… terminar tu asunto? –Cuestioné cohibida, no quería saberlo, pero la duda me corrompía y las palabras salían solas. Era como si no quisiera saberlo porque me hacía daño pero al mismo tiempo quisiera porque era masoquista.

-Yo… -Inició. Pude notar de inmediato un sentimiento de culpabilidad, ¿Culpabilidad por qué? Él era un vampiro, beber sangre era tan esencial como el agua.

-Olvídalo, lo siento por preguntar –Fue lo último que dije antes de cerrar suavemente la puerta.

Llegué a mi habitación, que estaba junto a la suya, hecha un completo lio. ¿Qué pasaba con ese hombre? Porque cada vez que hablaba con él tenía que dejarme con semejante desastre por cabeza. Era como un don.

Decidí que lo más saludable sería intentar dejarlo, por lo menos hasta mañana.

Mi cama estaba asquerosa; además de desordenada, estaba llena de arena. Opte por simplemente retirar la ropa de cama y dormir directamente sobre el colchón. Esta vez me fue más difícil conciliar el sueño… ¿Si tanta era la necesidad por qué simplemente no beber mi sangre? ¿Por qué tenía que beber la de otra? ¿Era por qué era parte humana? ¿Le daba asco? ¿Era tóxica? Esas dudas asaltaron mi cabeza durante toda la noche, y madrugada a mi pesar. No había dormido prácticamente nada.

Al día siguiente, debíamos estar de pie exageradamente temprano, pues el barco que nos regresaría al CG partía de madrugada. Luego de intentar remediar el estropajo que parecía, salí de mi habitación con todas mis cosas. Me encontré a Nevra hablando con el jefe del pueblo, a quién habíamos venido a ayudar, quién al terminar se despidió muy agradecido con Nevra y mirándome con cierto recelo a mí. No dije nada, ya estaba acostumbrada, pero más que todo, este hombre no era importante para mí, así que me daba bastante lo mismo como me mirara.

-Buenos días, bella durmiente –Saludó como siempre tan galante.

-Buenos días, ¿Conoces el cuento?

-¿Qué cuento? Solo pienso que te ves muy bella mientras duermes, es todo –Contestó sin saber muy bien a que me había querido referir.

-A, ya –Murmure vagamente mientras emprendía mi camino al muelle.

-Espera, hay algo de lo que quiero hablar contigo –Me retuvo tocando ligeramente mi hombro.

-Tú dirás –Le cedí la palabra.

-Acerca de ayer… -Comenzó sobando su nuca –No es lo que piensas. Ya sabes, con respecto a lo de la sangre.

Me lo pensé un momento, de verdad no quería más problemas, no los necesitaba.

-¿O eso? –Fingí que ya lo había olvidado –Para nada, no lo menciones. Ya no le doy importancia.

-¿De verdad? Parecía importante cuando me mandaste a follarme a una desconocida –Puntualizó escudriñándome con la mirada.

-Creo que estaba caliente –Me miró divertido –No ese tipo de calentura –Afirme para luego continuar con mi explicación –Es solo que parecías desesperado, y si tan desesperado estabas ¿Por qué no beber mi sangre? –Parecía querer responder pero lo corte antes de que lo hiciera –Pero luego recordé que estamos aquí en una misión y sería poco ético beber mi sangre bajo esas circunstancias ¿Cierto? Así que no importa realmente.

Cuando terminé de hablar empecé a caminar un poco más rápido de lo habitual sin darle la oportunidad de continuar con la charla que teníamos. Llegamos al muelle, donde nos informaron que solo nos estaban esperando para zarpar. Era extremadamente temprano aún, habíamos salido mientras aún no salía el sol. Nos sentamos en la popa, donde había una tarima junto a la puerta para llegar al mecanismo del barco, era un barco ni tan grande ni tan pequeño, comercializaba con productos textiles y esa carga iba directo al CG, a ciertos gatos comerciantes que vendían bastante por encima del precio real.

Si me fijaba bien, aún podía ver algunas estrellas que se negaban a difuminarse en el firmamento ¿Tan temprano era? El oleaje que mecía suavemente el navío invitaba a descansar. Sin darme cuenta, y quizá por no haber dormido bien la noche anterior, los ojos se me empezaban a cerrar lentamente, pronto me encontré en un letargo muy profundo.

Podía escuchar a alguien llamándome, aunque su voz era tenue, mi nombre se hacía cada vez más nítido, lo escuchaba mejor.

Abrí los ojos al sentir como una mano se posaba en mi mejilla, estaba recostada… Sobre el regazo de Nevra. No pude evitar sentarme de golpe, muy apenada por lo que, al parecer, inconscientemente había hecho.

-Eh, eh… ¡Lo siento! –Me di la vuelta para mirarlo de frente.

-¿Ves? Si eres una bella durmiente, tan bella como una flor que acaba de florecer –Recitaba alzando las manos de manera poética.

-… -No respondí nada.

-… -Él me miró como esperando algo.

-… -No sabía que decir.

-Ya es medio día –Habló por fin al darse cuenta de que no diría nada más –No desayunaste, ya es hora de comer, imaginó que tendrás hambre -¿Qué tenía este hombre con mi alimentación? Parecía estar más preocupado que yo porque estuviera bien nutrida.

-A, ya… -Murmuré sin saber que más agregar. Saqué de entre mis cosas dos raciones de comida, me di cuenta de que en el desayuno no le había ofrecido a él la suya, por lo que nos sobraban dos –Aquí tienes –Le entregué el pequeño paquete -¿Quieres la otra? Siento no habértela dado a tiempo –Me sonroje.

-Solo tu presencia me alimente, mi amor.

-Y aquí vamos otra vez –No pude evitar sonreír por su tan característica forma de hablar.

-… Pensándolo mejor, si dámela –Profirió luego de haber terminado, con cierta rapidez, su porción.

-¡Ja! Pues no te alimenta tanto como pensaba mi presencia, mi amor –Tenté imitando el apodo que me había dicho mientras, con una pequeña risilla, le daba el otro paquete.

El ambiente volvía a ser ameno entre ambos, esperaba que se mantuviese así, lo que restó del camino fue muy trivial, hablamos acerca de que él iba a hacer el reporte mientras yo informaba a los Purrekos que el cargamento ya había llegado, además de pequeñas charlas acerca de los demás en el CG.

Llegamos al muelle y desembarcamos, una vez en el CG fuimos hasta la sala del cristal donde estaba Miiko, quién estaba hablando con otros miembros de la Guardia, al terminar nos hizo una seña para que nos acercáramos.

-¿Qué tal la misión? Es bueno volver a verlos.

-Perfecta, logramos descubrir quién estaba robando los sellos y porque parecía que los familiares tenían miedo de acercarse al bosque –Explicó Nevra con una media sonrisa.

-Especifícalo en el reporte –Mencionó Miiko, aparentaba estar satisfecha -¿Qué hacen todavía aquí? Estoy ocupada, así que largo –No despidió amablemente.

-Aún tenemos cosas por hacer, tu –Me dijo Nevra –Yo por mi parte voy a la biblioteca.

Nos despedimos. Y entonces me puse en camino para reportar a los Purrekos. En el camino me encontré a Ezarel.

-¡Auxilio la peste negra a llegado a Eldarya! –Inquirió con su típica sonrisa burlona.

-Muy gracioso, yo también me alegro de verte –Dije fingiendo emoción.

-¿Ya ha regresado Nev o lo perdiste en el camino? –Preguntó fingiendo tristeza mientras juntaba sus manos como haciendo una plegaria.

-¿No deberías estar preocupado por mi?

-Con la habilidad que tienes para destruir todo a tu paso, es él quien me preocupa –Finalizó con una sonrisa.

-Hola –Se unió Valkyon a la conversación.

-¡Hola, Valkyon! Me alegro de verte –Valkyon seguía igual de comunicativo -¿No me vas a preguntar qué tal estoy?

-Andas por tu propio pie, así que debes estar bien –Bien jugado, Valkyon, bien jugado.

-¿Qué han hecho en mi ausencia? –Pregunté para hacer un poco de conversación.

-Forjar –Respondió simplemente el líder de la Obsidiana.

-Dar gracias por tu ausencia –declaró el otro líder con una enorme sonrisa.

-Me refiero a que han hecho de nuevo –Puntualicé esperando algo más.

-Intenté darle de comer algo nuevo a Floppy –Mencionó Valkyon acerca de su familiar.

-¿Y qué pasó? –Pregunté.

-No se lo quiso comer, así que le di lo mismo de siempre –Finalizó.

-Bueno, los dejo. Tengo que ir a lo de los Purrekos –Articulé mientras me despedía del par.

-Te acompaño, tengo que comprar roca de volcán helada para terminar unas flechas –Dijo el de cabello plateado, nos despedimos de Ezarel y nos fuimos camino al mercado -¿qué vas a comprar con los Purrekos? –Preguntó cuando ya estábamos por llegar.

-No compraré nada, el capitán del barco mercantil que nos llevo y nos trajo en la misión con Nevra fue muy gentil al no cobrarnos nada, así que decidimos hacer un inventario completo de lo que traía y presentárselo a los Purrekos, a Purriry para ser más exactos –Expliqué mientras entrabamos en el mercado.

-Sí, parece justo por el servicio prestado –Opinó con una sonrisa Valkyon.

-¿Quieres que regresemos juntos a la Guardia?

-No, tengo que revisar con cierto detalle cada roca, me voy a tardar bastante. Puedes regresar sin mí.

Luego de eso nos separamos e hice lo que tenía que hacer, Purriry parecía muy feliz con esas telas tan exquisitas, luego de haberle pasado todo el inventario llamó a su asistente y anotó todo lo que quería de este.

Habiendo terminado mi trabajo regresé a la Guardia, en el camino me encontré con Karenn y Alajéa, quienes me llamaron con cierto entusiasmo, seguro para cotillear.

-¡Me alegro de verte! ¿Qué tal te fue en tu misión? –Cuestionó muy sonriente Alajéa.

-Muy bien, nos salió perfecta. De hecho –Mencioné con una sonrisa.

-Además de que fuiste con Nevra –Tenía que meter esa espinita Karenn. Me guiño el ojo.

-Es verdad… -Murmuró Alajéa no tan contenta como antes.

-Sí, ya sabes, a veces es un poco exigente con eso de completar una misión. Debía seguirlo a todas partes porque quería cerciorarse dos veces de que estuviera bien.

-Eso sí –Karenn rió un poco –Puede ser perfeccionista a veces. ¿No ocurrió nada fuera de lo común en la misión? –Preguntó esta con cierta malicia.

-¡Karenn! –Vociferamos Alajéa y yo al mismo tiempo.

-Solo pregunto, sé que no fue una misión difícil, pero si fue larga, tal vez un poco demasiado –Puntualizó la de cabello bicolor.

-Bueno… Tampoco fue para tanto, ya sabes. Si le dio sed pero… -¡Rayos! Creo que simplemente se me salió eso último. Me callé de inmediato pero ya era tarde.

-Así que le dio sed ¿eh? –Vislumbró la vampiresa –Y cuéntame, ¿dejaste que… bebiera tu sangre? –En este punto Alajéa ya tenía la cara morada.

-No… -Ambas levantaron una ceja perplejas.

-¿No? –Interrogo Alajéa por fin recuperando el color.

-No, simplemente no –No les iba a contar todo nuestro problema, seguramente si les decía todo el CG se enteraría.

-Am… Si tu lo dices –Finalizó Karenn con cierta desilusión.

-Las dejo, tengo que ir a buscar a Ykhar –Mentí.

-De acuerdo, nos vemos –Se despidió Alajéa más feliz que antes, parecía alegrarle que Nevra no me deseara de esa manera.

Entre a la Guardia sin saber muy bien qué hacer, las chicas, inconscientemente, me habían recordado algo que no quería. Decidí tomar una ducha, eso me ayudaría a despejar mi mente.

Fui a mi habitación por productos de higiene personal para luego salir rumbo a las duchas comunes. En el pasillo, como no podía ser de otra manera, me encontré a Nevra quién parecía aliviado.

-¿Te estás arreglando para mí? Me halagas –Empezó a hablar el peli negro –me gustas más cuando no tienes olor a haber trabajado cuál obrero.

-Todos necesitamos una ducha de vez en cuando –Mencioné sin seguirle mucho el juego.

-No tienes que ser tímida, yo sé que lo haces por mí –Inquirió con aires de grandeza, como siempre.

-Aja, ¿Y ya terminaste el reporte? –Pregunté cambiando de tema.

-Sí, de eso vengo, de hecho.

-¿Entonces ya estás libre? –Cuestioné, no sé realmente porque.

-Depende, si eres tu quién me requiere, puedo hacerte espacio en mi agenda. Podemos ir a beber algo donde Karuto –Propuso con aire galante.

-¡Claro!

-¿De verdad? No creí realmente que aceptarías, como siempre te haces la difícil–Asestó un poco sorprendido.

-Sí, y podrían ir Ezarel y Valkyon como la última vez –Había sido divertido, esa vez que probé por primera vez las bebidas alcohólicas de Eldarya.

-Eso no era lo que… -No lo deje continuar.

-Voy a ducharme, si los ves diles que en el bar cuando lo abran–Me fui feliz por el pasillo, las mejores charlas las habíamos tenido en el bar, ¡hasta Valkyon hablaba! Recuerdo que la última vez Ezarel me puso como apodo "Lady ñam ñam" el muy idiota.

Luego de asearme, fui a mi habitación a buscar algo decente que ponerme, quería algo adecuado, teniendo en cuenta de que solo íbamos a haber adultos y que íbamos a tomarnos un par de copas. Me decidí por un top muy guapo color crema que dejaba mis hombros descubiertos, no tenía mucho escote pero me quedaba bien, tenía un cierre tipo corsé en la espalda; también una falda entallada larga pero que tenía un corte muy pronunciado en la pierna derecha, al ser entallada, siempre se mostraba. Me pareció un poco sugerente, me encantaba como me quedaba, pero sabía que iba a llamar la atención. Hace unas semanas le había comprado, más bien me había obligado a comprarle, dos juegos de joyería a Purriry, su argumento había sido que yo no tenía joyería para exhibirla en ese mundo y que algún día la necesitaría si quería sobresalir. Eran dos juegos que aparentaban ser oro, de hecho era un metal desconocido para mí, al parecer solo se daba en Eldarya, y tenían piedras de colores distintos según el juego, un juego tenía rojas y el otro azules. Como mi atuendo era neutro y era de noche, me decidí por las azules.

Salí de mi habitación al darme cuenta de que ya me había demorado bastante y que el bar ya había abierto. Cuando llegué este estaba un tanto más aglomerado que otros días.

-¡Valkyon! –Lo saludé cuando lo vi entre la multitud, se acercó a mi –Lo siento, se me hizo tarde, ¿tienes mucho de esperar? –Este me inspeccionaba de pies a cabeza, me sonroje al notarlo.

-Te ves… muy guapa –Alagó sin poder quitarme los ojos de encima, cuando notó que lo veía también se sonrojó. Se aclaró la garganta –Y no, acabo de llegar –Intentó desviar la mirada.

-Gracias por el cumplido –Dije sin poder evitar la sonrisa que se posó en mis labios.

-¡Pero miren quién está aquí! –Pude distinguir la voz de Ezarel por sobre el ruido, me volteé para verlo de frente -… -Me miró sorprendido.

-¿Qué? ¿No vas a terminar la broma? –Reté al líder de la Absenta.

-No siempre tengo que hacerte bromas, ¿Sabes? -¿Le había cortado el rollo? –Pero si quieres puedo molestarte, pareciera como si fueses a ir a ver al rey.

-¿Sabes? En mi mundo las personas se visten bien cuando van a salir con sus amigos.

-¿Y estamos en tu mundo? –Desafió el elfo.

-Déjala, Ezarel –Intervino Valkyon –Solo admite que se ve bien.

-De acuerdo, de acuerdo. Te ves linda y agradezco que te arregles aunque solo vayas a salir con nosotros. Ninguna chica aquí hace eso.

-Gracias… -¿De verdad fue Ezarel quién me dijo eso? ¿Dónde hay una grabadora cuando la necesitas?

-Vamos a sentarnos –Sugirió Valkyon apuntando a una mesa vacía. Emprendimos nuestro camino, pero una mano en mi cintura me detuvo.

-¿Sabes? Creo que no debí haber preguntado si te estabas arreglando para mí, exageraste –Susurró una voz que me puso la piel de gallina.

-Por fin llegas, Nevra –Dios, su colonia olía al paraíso, delatando que también había tomado una ducha.

-Estás guapísima, podría devorarte aquí mismo –Aclaro que aún tenía su mano sobre mi cintura. Me giré para contestarle.

-Tú y yo sabemos que no lo harás –Lo reté con la mirada.

-No me tientes, mi amor –Me juntó más a su cuerpo, lo que me empezaba a…

-¡Oigan, ustedes dos! –Llamó Ezarel desde la mesa.

-Ven –le dije separándome y extendiéndole mi mano –Vamos a pasar un buen rato –Él la tomó y caminamos hasta la mesa.


¡Hasta aquí el capitulo! Uf, pero que largo me quedo blah, blah, Bye! (Dejen comentarios y subo más rápido, que si no, no me inspiro)

Besos!