Hello ~!
Esta historia surgió luego de que casi muero mirando el capítulo 3 de IE Outer Code, pero por suerte sobreviví hahahaha. Se trata de una serie de 3 oneshot's que relatan la incorporación de Kazemaru a Teikoku. La historia original es un poco diferente a como resultó, digamos que se suponía que sería un oneshot, pero la transformé en 3 hahahha. Al final, si quieren, puedo subir la idea original como bonus, pero por mientras disfruten este primer oneshot! ^^
Nota: Primero que nada les pido perdón por demorar tanto en continuar esta historia, les prometo que la terminaré a mas tardar en la primera semana de Noviembre. Muchas gracias Haruhi-nya, Ibisrii & Misterysmile por sus comentarios, ya les responderé con tiempo y mas que nada muchas gracias por su paciencia ;_;
Disclaimer: Inazuma Eleven Ares no me pertenece.
Caminaba por el pasillo mientras revisaba por última vez las fichas de los jugadores. Mentiría si dijera que la reunión que acababa de tener con el equipo no era la razón del fuerte dolor de cabeza que estaba sintiendo. Sabía que mi incorporación a la academia sería algo difícil de aceptar, pero pensaba que después de todo lo que había sucedido, los chicos habrían madurado lo suficiente como para ser capaces de aceptar la noticia sin rechistar. Pero me equivoqué terriblemente. Nadie había prestado atención a mi explicación. Pese a que sus miradas estuvieran fijas en mí, no era su nuevo estratega a quien veían, sino al antiguo defensa de Raimon que por alguna razón que no podían comprender, ahora formaba parte de Teikoku.
—«Lo peor de todo es que tendré que volver a repetirlo el día de mañana».
Lo único que quería era encerrarme en mi habitación y tener un poco de paz, pero al escuchar pasos que se acercaban corriendo detrás de mí supe que no me vería libre de esa jaqueca tan fácilmente.
—¡Kazemaru! —Su voz se oyó por todo el pasillo, acompañada de un par de jadeos que no demoraron en cesar— Kazemaru, explícame…
No tenía la mínima gana de hablar con nadie y mucho menos con él, pero sabía que ignorarlo sería peor. Giré en su dirección. Aún se encontraba en su uniforme, mis ojos se detuvieron un momento en la faja roja que llevaba en su brazo izquierdo antes de encontrar su mirada.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué estas ayudando a Kageyama? —. Duda. Confusión. Incredulidad. Tristeza. Asimilar tantas emociones al mismo tiempo hizo que me doliera aún más la cabeza.
—Creo que fui muy claro en la reunión, como miembro del comité…
—¡Mientes! El "comité" y el "programa de renacimiento de Ares" son puras mentiras, es obvio que hay algo por detrás de todo esto y no ha de ser nada bueno. —Hizo un pausa para calmarse. Apretó ambos puños antes de continuar— No si permiten que Kageyama salga de prisión.
—Ese no es nuestro problema, Teikoku es una academia que se destaca debido a su equipo de fútbol, o al menos lo hacía. Su nivel ha caído considerablemente, ¿no es así? —. Frunció el ceño enojado— Sin un buen entrenador que sepa manejar al equipo, es muy probable que el mismo deje de existir, es por eso que el entrenador Kageyama fue asignado nuevamente a la academia.
—¡Kazemaru! —Corté sus palabras alzando mi voz.
—¿Tienes a alguien mejor en mente? De ser así, ve y habla con los superiores, de lo contrario es mejor que sigas las instrucciones del entrenador o me veré obligado a sacarte del equipo. —Se sorprendió al oírme.
—No lo harías.
—Como ayudante del entrenador, mi deber es observar a los jugadores y analizar sus habilidades, si considero que tu participación en el equipo no nos aporta nada, no dudaré en sacarte. —Se abalanzó hacia mí con ambas manos en alto, pero se detuvo antes de que éstas pudieran sujetar mi uniforme. En su rostro una mezcla de ira y frustración luchaban para decidir quién lo dominaría, pero ambas perdieron ante la tristeza.
—¿Qué sucede? ¿No ibas a golpearme?
—Sabes que no puedo… —Tenía la mirada fija en el suelo.
—¿No puedes? No es lo que recuerdo de nuestro primer partido en Raimon.
—Eso fue diferente.
—Haces bien, si lo hubieras hecho me habrías dado una razón para echarte del equipo. Aunque a juzgar por tus habilidades —Alcé mi mano para poder echar un vistazo a su ficha— tengo demasiadas. —Levantó la mirada enojado.
—¿Qué te sucedió? Tú no eras así, ¿qué le pasó al defensa que era capaz de lanzarse frente a un balón para proteger a su capitán? —. Sujetó mis brazos con ambas manos, acercándose un poco— ¿Por qué estas actuando tan frío e indiferente?
—Tú eres mi capitán ahora —Hice hincapié en esas palabras— Si quieres que me lance frente a un balón para protegerte, haz por merecerlo. Mejora tus habilidades, haz con que el equipo vuelva a ser lo que era, recupera la reputación de Teikoku, transfórmate en un capitán del cual tus compañeros sientan orgullo, demuéstrales que no eres un simple "reemplazo". —Sus ojos no me quitaban la vista de encima. Escuchaba cada palabra atentamente. Al ver lo sorprendido que estaba supe que en todo este tiempo nadie había sido capaz de decirle la verdad y mucho menos incentivarlo. Estaba en mí hacerlo. Por el entrenador. Por el equipo.
Sus manos dejaron de aplicar fuerza en mis brazos hasta que me soltó, dando unos pasos hacia atrás, creando distancia entre nosotros nuevamente. Sus ojos volvieron a encontrar el suelo y sin dejarlo su voz se hizo presente en el pasillo.
—¿Crees que pueda hacerlo? —no respondí, estaba seguro de que había dicho todo lo que tenía para decirle, además no podía esperar a que esta conversación inútil terminara para poder irme. Supuse que al no recibir respuesta decidiría irse y dejarme en paz. Era lo único que quería.
Alzó su mano en dirección a la faja roja que llevaba y la estrechó con fuerza, luego alzó la mirada hacia mí.
—¿Crees que pueda ser digno de llevar este título?
—No lo creo, quiero que lo seas, quiero estar frente al equipo de Seishou y decir con orgullo que tú eres mí capitán —Algo en su mirada cambió, pero no sé decir qué ni tampoco el porqué.
Nos mantuvimos en silencio, mirándonos fijamente. Al concluir que finalmente nuestra charla había llegado a su fin, retomé mi camino hacia mi habitación, sin decir nada más. No me había alejado demasiado cuando volví a sentir sus pasos detrás de mí. No pensaba detenerme ya que no estaba dispuesto a tener que soportarlo ni un minuto más, pero lo hice de forma involuntaria, ya que sus brazos me tomaron por detrás, impidiendo que siguiera mi camino. Me sujetaba con más fuerza que antes, no intenté soltarme ya que sabía no serviría de nada. Sentía su rostro hundido en mi cabello y como su respiración caliente y agitada rozaba mi nuca cada vez que exhalaba. Estar en esa situación no me era para nada agradable. Irritado, me dispuse a quejarme pero su voz se adelantó a la mía.
—Voy a volverme más fuerte y prometo que voy a protegerte, de Seishou, Kageyama, del comité, de quien sea. Seré yo quien te proteja Ichirouta.
