Holas, pues no es mi primera historia aquí y espero que les guste, es más que nada un proyecto, aun no terminó la idea en mi mente, pero va avanzada... fue un impulso que se me dio por escribir y que lleno de curiosidad mi sistema...

Un poco para aclarar; la historia girar en un supuesto de como hubieran ido las cosas si Sirius hubiera sido el guardián Secreto y por tanto han de existir una serie de cambios en la trama original. Puede que algunas cosas os gusten, pero otras les dejen cierto aire de desazón, no puedo darles el gusto a todos.

Sobre las parejas, bueno aun no quiero dar muchos adelantos sobre estas, pero si hay 4 listas y esquematizadas, es decir imposibles de modificar... así que tendrán que irlas viendo a medida que la historia avance.

Quedan las respectivas aclaraciones de que los personajes no son míos, solo la trama, no hago esto por lucro ni nada de eso, solo diversión, bueno me largo, nos estamos viendo.


Missing Link

Capítulo 1

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La tensión en el mundo mágico era más que palpable y no era para menos, después de todo, el equilibrio de la sociedad mágica se encontraba en la balanza por causa de un mago, un mago oscuro; Lord Voldemort. Su poder mágico y crueldad le estaban otorgando el temor de casi toda la sociedad mágica, a tal punto que cualquier mago que dijera su nombre comenzara a temblar. Si, era un ser temible y sin corazón, cuyo principal objetivo era liberar a la sociedad mágico de todos aquellos magos que tuvieran alguna mescla en su sangre, como vulgarmente se decía, un sangre sucia y por sobre todo de aquellos sujetos que carecían de todo poder, los muggles.

Cabe mencionar que dicho Lord, a pesar de sus pensamientos retorcidos, tenía varios seguidores, pero estos eran de dos clases; los fieles y los que no, los primeros eran devotos adeptos quienes encontraban en sus palabras y forma de actuar la absoluta verdad, los segundos obligados casi a punta de varitas, teniendo que servirle por sus vidas o por las de su familia. El señor oscuro tenía sus métodos para acercarse a la gente, métodos increíblemente efectivos y convincentes, quizás demasiado. Era por ello que tenían que realizar los más horribles actos, con tal de que su lord estuviera contento, matar magos, muggles, incluso niños que nada podía hacer en su contra, para él todo aquello que no servía debía ser eliminado, no había excepciones.

Por otro lado también existían aquellas personas que peleaban contra este señor tenebroso. Participaban en la incesante lucha de restaurar la paz que la sociedad mágica había tenido desde un comienzo. Entre ellos; representando al bando de la "luz", se encontraba Albus Dumbledore, un famoso mago quien se decía había derrotado ya con anterioridad a un mago oscuro, Grindelwald. En base a esta meta había creado a un grupo de apodado "La Orden del Fénix" quien tenía como objetivo frustrar los planes de Voldemort y desarrollar métodos de restauración de paz, así como formar a personas dispuesto a luchar contra los adeptos del señor oscuro, los mortifagos.

Entre este grupo de gente también se encontraban muchachos jóvenes, tanto que apenas y habían salido de Hogwarts, el colegio de magia y hechicería, personas adultas con importantes cargos en el misterio y así mismo gente de diferentes disciplinas y razas, todas ellas tratando de aportar un granito de arena en post de la causa. Sin embargo, hace unas semanas una de las integrantes del profesorado de Hogwarts, específicamente la profesora Trelawney; profesora de adivinación, había anunciado antes los ojos atónitos de Dumbledore una profecía.

"El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca... Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el señor tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce... Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida... El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el séptimo mes..."

El significado de dichas palabras eran sin duda la base y fuente que pudiera llevar a la salvación a la sociedad mágica, pero para ello se debían jugar las cartas de manera perfecta, claro estaba que dichos versos no expresaban ningún vencedor claro, pero si una persona capaz de hacerle frente, Dumbledore no tuvo que pensarlo mucho para constatar que dos parejas que estaban en su orden cumplían con los requerimientos que indicaba la profecía y eran de por si dos parejas dispares, pero igual de importante dentro del mundo mágico. Los Longbottom y los Potter, ambas familias había desafiado al señor tenebroso y habían salido de cierta forma victoriosos, además que en ambas familias había nacido un niño no hace más de un año, ambos en el séptimo mes. Los Longbottom era una pareja madura de aurores, quienes se habían unido a la Orden del Fénix en un intento de restaurar a la sociedad mágica, por otro lado los Potter era un pareja joven, muy joven, se habían casado apenas habían terminado sus estudios en Hogwarts y habían tenido a su primer hijo y heredero diez meses después de haberse casado. Era una lástima admitir ciertamente que los oídos del señor tenebroso estaban en todas partes, era por ello que a través de los labios de uno de sus mortifagos había escuchado sobre la profecía, Dumbledore desconociendo este detalle desidio ocultar a las dos familias por seguridad, planteando una excusa que para nada se acercaba a la realidad.

Era en esos precisos momentos cuando varios miembros de la orden se reunían para afinar los últimos detalles para llevar a cabo el ocultamiento de ambas parejas junto a sus niños, ambos se encontraban durmiendo en una de las habitaciones de la parte superior de la casa en la cual se encontraban alojados.

- Muy bien, creo que ya hemos concordado quien será el guardián secreto de los Longbottom… ellos están conformes, así que no habrá problemas, como sabrán no se pude divulgar quien es por obvios motivos – varias cabezas asintieron frente a las palabras que había expresado el anciano dirigente de la reunión, Albus Dumbledore.

- Falta que los Potter decidan quién será su guardián… - habló de manera molesta Alastor, muchos negaron con las cabezas a sus palabras, nunca terminarían de entender a aquel poco sutil Auror. Alastor Moody era un hombre de edad, experimentado auror quien tenía varias menciones honrosas, de facciones gruesas y maduras, su cabello poseía tintes blancos y desordenados, de espalda amplia y miembros cortos, para decorar el cuadro poseía un extraño ojo que se movía sin dirección indefinida.

- También lo tenemos decidido, así que no deben preocuparse, estamos satisfechos con nuestra elección – alzando la voz frente a todos, James Potter respondió a la pregunta efectuada. James era un chico de facciones agraciadas, era sin duda muy apuesto, era alto y de espalda ancha, piernas largas y extremidades fuertes, sus cabellos eran quizás su mayor distintivo a primera vista, ya que en términos simples era; indomable, varios mechones de pelo iban en diferente dirección, poseía unos brillantes ojos castaños enmarcados por unos lentes simples. Muchos de los participantes aun se encontraban algo consternado por la presencia de personas tan jóvenes y más aun de que sean esas mismas los posibles protagonistas de tan escabroso acontecimiento, por alguna razón estaban siendo perseguidos por el Lord.

- Solo espero que no sean uno de sus atolondrados amigos buenos para nada - soltó nuevamente el auror causando la molestia del castaño, Lily; su esposa, era una chica de larga cabellera roja y unos preciosos ojos verdes, de estatura promedio, facciones agraciadas y finas, negó con cierto aire de desacuerdo ante tales palabras, por otro lado Sirius Black y Remus Lupin, amigos de infancia de ambos rieron ante las desconfiadas palabras del hombre.

- Oh, por favor, muérdete un ojo Moddy – dijo rabioso James ante las miradas alarmadas de los mayores.

- Jajaja, buenas esa Prongs – el mayor de los Black celebró la irrespetuosa actitud del castaño, quien rio de costado, su mujer negó, no podía hacer nada, siempre había sido así. Sirius era un chico sin duda encantador, poseía una hermosa cabellera negra con ciertos toques azules a la luz la cual llevaba bien corta en la parte de atrás, pero más larga por delante, donde varios mechones de pelo tendían a cubrirle los ojos, enmarcando de manera increíble los magníficos ojos azul electro que poseía, sus facciones eran agraciadas y finas, era de la misma estatura de James o quizás unos cuantos centímetros más bajo.

- ¡Ten un poco más de respeto!

- ¡Joven Potter! – McGonagall regañó al muchacho como si aun fuera su alumno. Una mujer de cabellos rojos oscuros quien aparentaba la edad de una señora de quizás 40 años o más, pero en el mundo mágico nada se sabía con certeza.

- Lamento que mi comentario haya molestado, pero solo demuestro que el suyo también lo hizo, pido algo de respeto, después de todo, también estamos ayudando… deberían dejar de vernos como unos estúpidos muchachitos con hormonas alocadas.

- Pero que… - iba a saltar un tercero, pero Albus los detuvo alzando la mano.

- Debo admitir que el comportamiento de todos deja mucho que desear hoy, no podemos malgastar nuestro tiempo en peleas infantiles, debo admitir, además, que concuerdo de cierta forma con lo dicho por el señor Potter, no podemos seguir tratándoles como niños inmaduros, eso sin duda nos traerá nefastas consecuencias.

- Los niños deben quedarse al margen de todas estas cosas, Albus – Corney, un Auror de edad madura contradijo las palabras del hombre.

- Voldemort tampoco ha negado entre sus filas a niños como ellos, hay que entender que sin duda las luces de cambio vendrán de la juventud.

- Pero muchos de esos niños están con él a punta de varita y bien lo sabes, Regulus Black es un caso – expresó un joven de quizás 28 años en el lugar.

- Estamos consciente de eso, pero Regulus se unió para ayudarnos, ¿no es verdad? A sido él quien nos ha entregado importante información, con ayuda de sus amigos quienes tampoco han estado de acuerdo con todo esto, Malfoy y los Lestrange han sido una ayuda sin duda preciada para este momento.

- Esos son unos pillos mal hablados, estoy seguro que solo son unos espías para el-que-no-debe-ser-nombrado – puntualizó Moody, el peliazulado; quien veía la reunión con desinterés, se puso de pie colérico cuando esas palabras fueron expuestas.

- ¡Ten un poco más de respeto Moody! Estas hablando de mi hermano, se está jugando el pellejo por estúpidos como tú, así que lo mínimo que puedes hacer es dar las putas gracias.

- Hey, calma colega, sus palabras no deben afectarte – le tiró de una manga James, haciendo que se volviera a sentar.

- Será mejor que demos por terminada esta reunión, los ánimos al parece se han incendiado un poco…

Poco a poco los participantes fueron dejando la casa en absoluto silencio, a pesar de que eran más de 20 las personas participantes en la reunión esta había girado en torno a unas pocas, muchos eran espectadores silenciosos que hacían su parte sin llamar la atención y que estaban felices con dicho trato, después de todo, en esta guerra lo que menos debes hacer es sobresalir. De forma contraria, al interior de la habitación se quedaron ambos matrimonios y los dos amigos de los Potter, además del director, ya que en esos momentos iban a proceder a realizar el encantamiento Fidelius, los primeros serían los Potters, ya que los Longbottom aún esperaban el retorno del que sería su guardián secreto.

- Bien, nosotros nos iremos por ahora… Sirius, que los comentarios de Moody no te afecten, recuerda que está medio tocado – expresó son simpatía Frank Longbottom, el mencionado frunció el ceño, pero no dijo nada.

- Ten cuidado, ya saben… aún no están seguros – habló con cierta preocupación Remus, los esposos simplemente sonrieron, después de todo ellos habían indicado que no necesitaban dicha protección, pero habían aceptado por la insistencia de los miembros. Después de despedirse de todos se retiraron del lugar.

- Bueno muchachos… ¿Quién será el guardián? – preguntó con una sonrisa el director, tanto Lily como James sonrieron, mientras que Sirius se removió incomodo en el lugar, Remus le lanzo una mirada de ánimo.

- Seré yo… - habló sin ánimo - aunque sigo pensado que hubiera sido mejor Peter, ya saben, dudo que alguien piense que es él el guardián secreto… yo soy una opción obvia.

- Entiéndelo Padfoot, nosotros queremos que seas tú… puede que suene feo y todo eso, pero Peter es un cobarde sin remedio, soltará todo en menos que cante un gallo cuando lo encuentren – habló serio el castaño.

- Pero Prongs, es decir… Peter te idólatra, no creo que hiciera algo como eso… - dijo contrariado, pero la pelirroja negó.

- Últimamente se ha lajeado mucho de nosotros, casi no le vemos y cuando lo hacemos deja ver miradas de desconfianza, puede que haya sido un gran amigo en el pasado, pero al parecer se le ha agotado la amistad frente a estas cosas – habló con voz cansada la pelirroja.

- Pero si el otro día vino a decirme que sería mejor que él lo fuera… es decir, dijo que era la opción menos obvia y esas cosas… - James puso una de sus manos en el hombro del chico.

- Si no quieres hacerlo…

- ¡Que no es eso Joder! – Interrumpió enojado – entiéndelo James, tu y Lily junto a Moony son mi familia, son lo que más quiero y por nada del mundo… por nada – recalcó – desearía que les pasara algo… y entiéndelo, aunque no quiera admitirlo, soy un puto crio, recién llevamos un año en el colegio de aurores… - bajó la vista – si en el remoto caso de que me encontraran… - apretó los puños, tenía miedo, miedo de traicionarles, no quiera, por ningún motivo, bajo ninguna circunstancia, pero nada se sabía con el señor Oscuro.

- Padfoot… - sonrió James – es por esto que digo que eres el indicado, el que tengas tamaña preocupación por nosotros, por todo esto, indica que no hay nadie mejor que tú… y si en el remoto caso de que algo pasara, nunca te culparíamos, porque estamos seguros que nunca lo dirías por voluntad… ten fe Sirius – el pelinegro le miró por unos segundos, viendo la decisión y la verdad de las palabras que su amigo había dicho.

- Okey… - respondió cabizbajo, Dumbledore contempló todo con ojos enternecidos, ver una amistad como aquella, de tanta confianza, era increíble y solo esperaba que esa guerra no arrastrara a aquellos niños con ella.

- Muy bien, es hora de movernos.

Por otra parte, en una habitación que se encontraba casi en penumbras se encontraban dos personas, la estancia era austera y vacía, escasos elementos adornaban el ambiente y solo la luz de las llamas de la chimenea alejaba las sombras que se cernía sobre el lugar, recreando espeluznantes figuras que se proyectaban por toda la habitación. El más bajo de los dos hombre temblaba de manera convulsiva y era obvio que no era de frio, después de todo, se encontraban en la estación veraniega, a pesar de las pálidas llamas que tenían como única función dar iluminación al cuarto, era de facciones rechonchas y dientes largos, semejante a las de un ratón, nariz retorcida y pómulos altos, terminado por unos pequeños ojos en medio de una cara muy grande, poco armonioso y de por si poco atractivo. La otra figura en cambio era alta y de cabellos negros, facciones armoniosas, se podía denotar a simple vista sus rasgos maduros los cuales le daban cierto atractivo, pero la mirada mostrada por sus ojos color sangre le daban un aspecto completamente intimidante, toda su aura lo daba.

- Así que no conseguiste ser el guardián… - la voz del hombre mayor se escuchó con enojo contenido.

- Lo lamento mi Lord… pero… pero no pude convencerlo, realmente lo ciento señor – expresó con terror el hombre.

- Eres un maldito incompetente… - de entre los ropajes negros se alzó una de sus manos la cual tenía sostenida su varita, sin vacilar la apuntó en dirección al hombre quien al verla expreso una mirada de completo terror – Crucio … - inmediatamente el hombre comenzó a retorcerse de dolor, sus gritos quizás podían ser oídos por toda la casona, el hechizo funcionó por un par de segundos más hasta que su efecto pasó, el hombre tembloroso alzó su vista hacia el otro hombre, había caído al piso debido al dolor y ahora sus miembros se negaban a responderle para volverse a poner de pie.

- Mi señor, lo lamento, por favor… mi señor – casi lloró el sujeto en el suelo, pero sus suplicas no hicieron mover un musculo al otro, ni siquiera parpadear, una nueva oleada de dolor le recorrió, y nuevamente sus gritos se esparcieron por el lugar.

- Bien… - habló una vez el sujeto en el piso había dejado de chillar – tendremos que solucionar tu incompetencia… las artes oscuras nos darán la respuesta… pero necesitamos al guardián de los Potter… irás por él en menos de una semana… sino lo consigues, considérate muerto.

- Si mi señor, lo traeré, se quien será, yo lo traeré…. Antes de que la semana termine lo traeré – cada una de esas palabras era dicha con reverencia.

- Ahora… lárgate – prácticamente a rastras el hombre salió del lugar – Ahora – habló a la nada – es hora de seguir formando aquellos fragmentos que me mantendrán en este mundo por mucho tiempo…

Después de que ambos eventos se hubieran efectuado había transcurrido 5 días, las cosas al parecer se habían calmado un poco dentro de la comunidad mágica, los ataques de los mortifagos se habían reducido prácticamente a la nada, cosa que en cierta forma inquietaba a la mayoría de la gente, sin embargo trataban de aplacarlo con la próxima fiesta de Halloween la cual se encontraban a la vuelta de la esquina, y para eso mismo se encontraban preparando la familia Potter.

- ¡Corre Harry! – el gritó fue efectuado por Sirius, quien corría con un chico de cabellos castaños oscuros casi negros sobre sus hombros, el infante tenía una enorme sonrisa en su rostro, además de algunas manchas de chocolate repartidas por ahí, en una de sus manos se podía ver lo que había sido en tiempos mejores una barra de chocolate, ambos habían salido de la cocina.

- ¡Sirius Black ven acá! – Lily había salido en persecución del pelinegro bajo la mirada divertida de su esposo y su amigo Lupin, sin embargo el joven no le hizo el menor caso y siguió huyendo con el pequeño Harry sobre sus hombros, hay que destacar que el niño soltaba tamañas carcajadas las cuales Sirius secundaba con las suyas.

- ¡Seremos fugitivos Harry! – sin embargo su cómica huida se vio interrumpida cuando resbaló con uno de los juguetes de Harry, alarmado llevo al pequeño a sus brazo y giró en redondo, cayendo de espadas sobre el desorden que había dejado el integrante de menor edad.

- Fugitivo tus calzones Padfoot, así te atraparían de inmediato – rió James, pasando por alto el accidente, el confiaba ciegamente en el pelinegro y sabía que haría cualquier cosa por proteger a su hijo, como lo había demostrado hace unos segundos.

- Aja… Perro travieso… te quedaras sin postre – Lily le miraba desde arriba con una sonrisa en sus labios, la carcajada divertida de Harry terminó la escena.

- Oh, mini Prongs, deberías apoyarme, no reírte… - le riñó cariñosamente el pelinegro. Luego de eso el pelinegro junto al castaño comenzado a jugar con Harry quien en ningún momento había dejado de tener una sonrisa en sus facciones. Mientras que Lily se acercó a su esposo con una sonrisa.

- En verdad Sirius se desvive por Harry.

- Eso era obvio, te dije que era una excelente elección… será un padrino genial – contestó el castaño con una sonrisa.

- Desearía que estos días nunca se terminaran – la alegría había abandonado la voz de la pelirroja.

- Ten fe Lily, verás que las cosas saldrán bien.

- Eso espero James, eso espero…

- ¡Paddy! – se escuchó el chillido feliz del pelinegro menor, quien ahora estaba sobre un hermoso perro de pelaje negro, Remus reía ante el espectáculo, obviamente el pequeño Harry había dicho las palabras "Papá" y "Mamá" cuando rondó el año de edad, pero entre las primeras también se había metido el singular sobre nombre que tenía el mayor de los Black.

- Oh no, perro malo, Padfoot, no vas a llenar de pelo mi casa - rio James.

- Guaf… - ladró indignado el animago.

- Creo que tengo una correa por aquí… - comenzó Remus buscando entre sus ropas. El perro bajo las orejas y lanzó un gemido lastimero, el niño hizo un puchero, en una forma de imitar al animal, eso solo causo la risa general.

- Bien, es hora de comer, vamos… - llamó Lily.

- ¡Comida! – Sirius había regresado a su forma humano y volvía a cargar al pequeño.

- Vas a malcriarlo Sirius – habló Remus.

- ¡Vamos! Que para eso están los padrinos…

- Eso son los abuelos Sirius – riño James.

- Uno más no le hace daño a nadie – rio divertido antes de entrar a la cocina.

- Harry será un huracán al paso que va – exclamó Remus.

- Ya lo creo amigo, ya lo creo – rió James.

Después de la cena y conversar un momento más con sus amigos Remus y Sirius se fueron a sus respectivos hogares, quedando en la promesa de verse al día siguiente, debido al inicio de la guerra la mayoría de las escuelas habían suspendido sus clases de manera esporádica, la escuela de Aurores era siempre una de las primeras, ya que a mayoría del personal debía salir en ayuda para cuando algún ataque se llevara a cabo. James había tenido que congelar sus estudios por su evidente estado de peligro constante. En cambió Sirius había seguido con sus estudios, quería ayudar en lo que más pudiera y sabía perfectamente que en su estado actual nada podría aportar. Sonrió recordando la sonrisa de su ahijado, era un chico sin duda increíble, su amigo James había tenido suerte y esperaba que esta permaneciera en el tiempo. Una vez en su departamento dejó su chaqueta en un sillón, no se molesto en encender las luces, estaba muy cansado.

- … uy, me duele la espalda – se quejó, posó su vista en el techo y contempló las formas de las sombras con aire distraído, hace ya más de un mes que no tenía noticias de su hermano, según tenía entendido había salido en una misión por pedido del Lord, también sabía que algo había estado investigando, algo que parecía preocuparle de manera extrema, pero no le había dicho una sola palabra, lo único que salió de sus labios cuando se había ido hace un mes fue "cuídate mucho hermano", él le había pedido lo mismo, se lamentaba por el futuro que le había tocado a su hermano, después de todo no había sido su culpa, sus estúpidos padres le habían obligado a coger la marca, era tan retorcido el mundo, si hubieran esperado una semana no hubiera sido necesario ya que murieron bajo un ataque, no lo tenía muy claro aún, tendría que maldecir a sus ancestros por su oscuro pasado.

El golpeteo de la puerta llamó su atención, era sumamente raro, después de todo, no esperaba ninguna visita y por lo general siempre le avisaban vía Red Flu, se encogió de hombros, debía considerar que había estado fuera todo el día, se puso de pie sin ánimos, volvió a escuchar el insistente golpeteo, frunció el ceño, ¿acaso no podían esperar un poco?

- Ya voy… ya voy… - tomó el pomo y le giró, con curiosidad asomó su cabeza por la puerta abierta.

- Si-Sirius.

- ¿Peter? – Abrió la puerta totalmente – Hey, ¿Qué haces aquí?, pensé que te habías ido a la china, eso que ya no nos vas a ver… - habló con una sonrisa despreocupada.

- He tenido algunos problemas… - habló nervioso.

- ¿Problemas?

- Con mi jefe… es algo…. temperamental.

- Wow, que joda, a todo esto ¿en que trabajas?... – el más bajo comenzó a mirar nervioso a todos lados.

- Quise ir a ver a James hoy, pero no encontré la casa, supongo que ya colocaron el Fidelius – cambió de tema.

- ¡Cierto! – dijo con una sonrisa – aún no te he dicho la dirección.

- ¿Tú eres el guardián?

- Aja… ven, pasa, te diré adentro la dirección para que puedas ir a verle – el pelinegro se giró entrando a la habitación, no advirtiendo de la sonrisa ladeada del más bajo, hizo una pequeña seña con la mano, y desde las sombras varias figuras comenzaron a moverse.

- Lo lamento Sirius – dijo una vez adentro, extrañado se giró a preguntarle por que de eso, pero se quedo pálido al ver a cinco encapuchados junto a Peter.

- ¡Expelliarmus! – un rayo de luz emergió de la varita del más bajo, el pelinegro tuvo que lanzarse al suelo para esquivarle, dejando que pasara de largo y se estrellara contra uno de sus estantes, haciéndolo explotar, sin demora sacó su varita.

- ¡Mierda! ¡Eres un puto traidor Peter! ¡Te mataré cuando te atrape! – el mencionado dio un respingo, pero sonrió confiado, Sirius era solo uno.

- Impedimenta – un segundo hechizo fue lanzado, esta vez por uno de los encapuchado.

- ¡Protego! – el hechizo rebotó, y así varios hechizos comenzaron a caer contra el primogénito de los Black, pero como era de esperarse aquello no podía durar mucho, pronto uno alcanzó su pierna haciéndole rodar por el piso, seguido por un aullido de dolor, trató como pudo de repeler los siguientes, pero era inútil.

- ¡Expelliarmus! – el hechizo le dio en el centro del pecho haciéndole impactar contra una de sus paredes, derrumbando algunas de las cosas que le decoraban, la varita salió disparada perdiéndose en el desorden de la habitación, Sirius cayó sentado en el suelo, se había pegado con demasiado fuerza contra la pared dejándole desorientado, además que tenía muchos hechizos sobre el cuerpo y el dolor estaba haciendo mella, un hilo de sangre comenzó a descender por uno de los costados de su frente.

- Muy bien Sirius… te llevaremos hasta el lord y le dirás la dirección del refugió de los Potter.

- Que te jodan… - dijo en medio de una sonrisa.

- Muy, muy mal… no es el momento de parecer soberbio… si te comportas quizás te dejen con vida… o puedes jurar fidelidad al lord.

- Reza para que me maten Peter… – la mirada azul eléctrico se posó con cansancio sobre el antiguo camarada haciéndole estremecer por lo gélida que era – porque te buscaré por todo el mundo hasta encontrarte… te despedazaré, parte por parte…. – aterrado el animalejo trato de hacerle callar.

- Crucio… - Black se retorció de dolor al tiempo que lanzaba un grito lastimero, cuando el hechizo fue retirado respiraba con dificultad – por tu bien será mejor que hables.

- Jodete.

- Desmaius.

En otro lugar un pelinegro había llegado con considerables heridas a su casa, su elfo domestico trataba de darle toda la atención que podía, pero sentía que sus esfuerzos eran inútiles, la sangre manchaba de manera exagerada los ropajes del joven quien poco a poco comenzaba a perder la conciencia. Con todo el esfuerzo del mundo se acercó a la chimenea, tal parecía que no tenía otra opción, pero en ese preciso momento no debía morir, después de todo, la información que había logrado conseguir era valiosa, y por su puesto había estado muy bien custodiada, cientos de Inferi le habían tratado de atacar y aduras penas había logrado salir con vida, un minuto más que se hubiera retrasado y otra sería la historia.

- Kreacher, llama a Dumbledore.

- Claro amo, Kreacher hará lo que el amo Regulus diga… - sin demora el elfo domestico desapareció bajo el sonido de un suave ¡plop!, Regulus mientras tanto trato de recordar cómo se respiraba, poco a poco comenzaba a sentirse mareado por la pérdida de sangre, pero tenía que aguantar.

- ¡Regulus! – el sonido alarmado de una voz le hizo levantar un poco la vista y antes de perder la conciencia pudo divisar unos ojos celestes que le contemplaban con preocupación.

- Amo Regulus – llamó asustado el Elfo.

- Calma Kreacher, solo ha perdido la conciencia, vamos, hay que llevarlo con Poppy.

La enfermera que se encontraba en esos momentos en Hogwarts dio un grito de alarma al ver el deploraba estado del joven que fue llevado por el elfo domestico, en medio de sus rápidos movimientos había alegado contra el descuido del joven así como la irresponsabilidad del director por no llevarle a San Mungo, pero fue ahí mismo que le explicó el por qué no podía hacerlo, Regulus era un espía para la orden, un miembro activo de las filas del Lord lo que le convertía en un traidor, además que al ver en el estado en el que había llegado era de suponerse que la misión a la que iba había tenido el efecto deseado y por ello mismo el Lord debía saber ahora sobre la traición de uno de sus miembros.

Tardó más de dos horas en poder estabilizar el joven y afirmar que estaba fuera de peligro, la pérdida de sangre había sido alarmante, así como las heridas infectadas provocadas por los inferius, el chico había corrido con mucha suerte, sonrió con tristeza al observar el calmado rostro del menor de los Black, el chico ni siquiera había terminado su periodo en Hogwarts y ya estaba efectuado cosas que ponían en peligro su vida. Las guerras eran tan horribles y sanguinarias, nadie podía ser feliz con una guerra, solo personas retorcidas que solo tenían sed de sangre. El elfo domestico no dejó por ningún minuto a su amo, apenas había llegado, su amo le había mandado a esconder un guarda pelo, lo hizo sin chistar al tiempo que buscaba cosas para curarle, esa había sido la única ocasión en la que se había alejado de su amo.

Albus por otro lado había regresado a su oficina, sus ojos mostraban el cansancio que se posaba en su cuerpo, temía que las cosas no salieran como las tenía previsto, la guerra se estaba alargando más de la cuenta y muchas vidas estaban siendo tomadas por ella, soltó un suspiro, sabía perfectamente que; a pesar de ser un mago poderoso, no podía enfrentarse a Tom, la juventud estaba de su lado, además que ahora su destino estaba sellado bajo el influjo de una profecía, la que lamentablemente indicaba que posiblemente la guerra se extendiera mucho más, ya que esta había posado sus designios en niños poco mayores de un año, simples criaturas las cuales simplemente debieron disfrutar de un mundo lleno de paz y despreocupaciones. Los jóvenes Longbottom eran hace pocos años aurores, recién habían comenzado una vida en familia a pesar de llevar unos cuantos años de casados, justo cuando el mundo les traía la bendición de un hijo aparecía esta catastrófica historia, lo que más temía era el descuido y despreocupación que mostraba la pareja, por otro lado, el matrimonio Potter era demasiado joven, como matrimonio y como personas, eran apenas niños que habían salido al mundo solo para encontrarse con el caos total, aun podía recordar las interminables bromas del cuarteto, los regaños de la pelirroja, las carcajadas entre los pasillo, y ahora solo podía ver preocupación en los ojos de aquellos cuatro chicos. Parpadeo unas cuantas veces cuando los rayos del sólo dieron contra su rostro, se había perdido tanto en sus pensamientos, olvidando que se había quedado frente a la ventana, contemplando las estrellas que una a una iban desapareciendo del firmamento.

- Profesor Albus – se giró a ver a quien le llamaba, la figura de la enfermera le hizo girar.

- ¿Cómo se encuentra?

- Bien, incluso a recuperado la conciencia, solo necesita mucho reposo y comer bien… y ojala no usar su magia, al menos por dos semanas, ha sido ella quien le ha mantenido a salvo, por lo que ha sido llevada al extremo.

- Comprendo…

- También dijo que deseaba hablar con usted, le dije que debía descansar, pero afirmó que era algo sumamente urgente – Dumbledore alzó las cejas con preocupación, asintió hacia la mujer y sin demora, por medio de la red flu, se dirigió hacia la enfermería.

La habitación se encontraba en completo silencio, los rayos del sol ya comenzaban a filtrase por las ventanas del lugar, el anciano contempló como el elfo domestico se mantenía con obstinación junto a su amo, quien en esos momentos se encontraba con los ojos cerrado, a paso lento se acercó al lecho del joven, cuando estuvo lo suficientemente cerca éste abrió los ojos, revelando en ellos el hermoso color azul eléctrico que compartía con su hermano.

- Poppy dice que es urgente lo que deseas decirme.

- horrorcruxes - soltó casi en un gemido, los ojos del anciano se abrieron alarmados, no creyendo lo que el joven había dicho.

- ¿Ha llegado hasta esos niveles?

- No ha hecho solo uno… - dijo respirando con dificultad – son cinco Dumbledore, cinco… o esos son los que ha hecho de momento… ignoro si son más.

- Oh Merlín – negó el hombre – cómo pudiste llegar tan lejos Tom.

- Solo encontré uno… lo deje con Kreacher, ignoro cuales son los demás… - se giró un poco – el descubrió que era un traidor, me tendió una trampa, no puedo regresar… y esa es toda la información que logre reunir.

- No te preocupes, ha sido información sumamente valiosa, demasiado, esto cambia demasiadas cosas… - expresó en tono cansado.

- ¿Qué pasará con Malfoy y los Lestrange…?

- De momento ellos siguen entregándonos información, no te preocupes, ustedes están bajo el respaldo de la Orden…

- Oh, Merlín… que acabe todo esto… - dijo cansado – solo quiero un mundo donde el hijo de Lucius y el ahijado de mi hermano puedan vivir en paz…

- Trataremos de lograrlo, no dude que lo haremos.

Continuará...