Si poseo un corazón que me sea arrancado, si he de poseer alma que me sea arrebatada, no quiero nada, no quiero nada.
¿Cómo un corazón puede seguir latiendo después de tantos años? ¿Cómo puedo recuperar tantos momentos que he desaprovechado? ¿Cómo lideo con algo inmortal? No puedo. Nunca pude.
Recuerdo que hace muchos años, en este mismo lugar, viví. Tuve la sensación de estar despierta, de no querer morir jamás. Creo que al final ese deseo se me devolvió de la peor manera posible. Condenada a vagar por la tierra con el corazón roto es sin duda uno de los castigos más horribles que alguien pueda tener.
Quisiera decir que logré manejar un poco todas las situaciones que me dejaron en este punto, desolado, volviendo al mismo lugar desde que tengo memoria, solo para volver a revivir momentos que ya no son. Todas las personas que conocí, todas las personas que quise, todas aquellas personas que me quisieron, todas las palabras que me tragué, las que me sigo tragando.
Lo más triste de vivir para siempre es ver vivir a los demás, suena un poco egoísta, lo sé, pero es así. Yo no puedo vivir en el mismo planeta donde las personas a las que me siento atada siguen viviendo, sin mí.
Supongo que todo eso me hace recapacitar que todo tiene un precio, el precio que yo pagué por mirar en primera fila a todos mis seres queridos ser felices o simplemente vivir con aquello que llaman karma, fue, no meterme, estar sola.
La soledad es excelente compañía, si deseo pegarme un tiro o estar deprimida. No se lo deseo a nadie.
Realmente es frustrante esto de ver a hermanos o hermanas ser felices, o llorar, a ver amores pasados besar otros labios, a pensar y fantasear con las mismas cosas una y otra vez, y tener la jodida convicción que son nada más eso, fantasías.
Y sin embargo aunque tengo claro todo esto, aquí estoy. En el mismo puente, con las mismas cartas en la mano, con el mismo pañuelo que me ayuda a secar mis lágrimas, con las mismas canciones cortavenas, con la misma chica de ayer, y hoy y del futuro quizá, extrañando algo que nunca le fue suyo.
Es triste y sinceramente no reconfortante decir. "Te amo, pero no me perteneces". Como le puedo decir eso a mi familia, a las personas que vivieron conmigo por lo que ahora parecen fragmentos de mi vida.
Por qué deseo verlos a todos en un futuro próximo y olvidarme de aquello que nos hizo separar, a todos.
Quiero ver esos ojos azules, verdes, marrones, violetas, rojos, esas sonrisas, esas lagrimas, quiero poder oir esos gritos, esas voces, quiero poder sentir esos abrazos, besos, caricias, esas palabras.
Por qué no puedo hacerlo, porque me fue negado el derecho de remedirme.
No es justo este castigo. No es justo que exista la vida con una línea de inicio y final.
No puedo cargar con una conciencia llena de tantos recuerdos. No puedo cargar con tantos perdones y lo siento atorados en el abismo de mi mente.
Quisiera poder decirles a todos que yo hasta el día de hoy no sé qué decir. Que aunque mi castigo fuese levantado y yo pudiese ir a buscarlos, yo no sabría qué decir.
Quisiera poder decirles que a veces llego a creer que esto así, es mejor.
Quisiera poder decirles que a veces cuando pienso lo anterior me pateo mi misma, porque la final de todo, yo les extraño.
Solo…déjenme, dejen que mis demonios me atormenten hasta que llegue el buen día en que mi egoísmo sea reemplazado por buenos deseos para ustedes, que el karma me consuma toda y yo pueda perdonar y ser perdonada.
Y tú luna, que me ves acusadoramente mientras tu luz irradia dejándome leer viejos mensajes en estas cartas polvorientas y casi desechas de miles de lágrimas que las han bañado, no dejes que yo pruebe el amor otra vez. Átame contigo, y no me dejes ir.
Deja que yo sea capaz de ver sus arrugas de risa, deja que yo pueda verlos en un futuro, de soslayo, y que pueda verlos feliz, tal vez un encuentro casual en otra vida, donde nos contemos lo dichosos que fuimos.
