Déjà vu

O

O

¿No ha tenido nunca la sensación de estar viviendo una situación ya vivida?

Aquel día, Matthew no podía entender por qué se sentía así de triste.

Era como si unas manos invisibles le rodearan el cuello y presionaran poquito a poco hasta quitarle el aire y robarles los suspiros. Era como si al inclinar la cabeza y levantar la mirada, una boca roja fuese su eterno verdugo, dueña de las peores intenciones y ladrona de sus más íntimos deseos, como si le castigara por rechazar su lívido y voltear la cabeza y hacer que el cabello choque con sus mejillas. Siempre.

No había estado tan melancólico desde hace días. Se había tragado la pena y distraído las emociones con libros llenos de fantasía que se parecían a la vida real. Pero esa mañana, sentía como si hubiese perdido algo muy preciado y a la vez, olvidado lo que era.

Como una historia nunca escuchada. O una canción jamás cantada.

A veces, Matthew extrañaba a alguien que ni siquiera conocía.

Y curvaba la cabecita hasta que su nariz enrojecía por la sangre afluida.

Entonces se quedaba mirando el retrato arriba de su mesita de noche.

Una fotografía suya con un chico indescifrable.

Le gustan sus ojos azules como el cielo que se logra ver desde su ventana todas las noches y sus cabellos rubios parecidos a la piel de su cantarina avecilla.

A Matthew le gustaría por fin recordar quién era él y por qué le está sosteniendo.

Cree que eso podría ayudarle a traer las memorias esquivas de vuelta a su mente.

Tal vez sería capaz de entender qué se siente amar.

Porque alguna vez amó.

Y también fue amado.

A veces desearía volver a ser lo que una vez fue.

A veces.

Pero después se da cuenta de que algunos días simplemente se siente triste sin saber por qué.

Se da cuenta de que ha perdido algo valioso pero que ni siquiera puede recordar qué es.

Y enrollado entre las sábanas de su cama que huelen a perfume que no es suyo, que echa de menos a alguien que jamás en su vida conoció.