¡MIRAME!

Era un día normal y común y corriente en la oficina de la gran detective Yako Katsuragui, el problema era que… la detective aun no llegaba y su "asistente" solo veía placidamente la puerta desde detrás de un escritorio esperando que su "sensei" llegara para poder torturarla tanto como se merecía por hacerlo esperar.

Después de unos minutos Yako llegó, algo apresurada y trataba de tomar aire.

El demonio se acercó a ella, la tomo por la cabeza y la azotó contra la pared

-llegas tarde- le dijo con una sonrisa demoníaca

-lo siento… es que… bueno, no importa- dijo Yako tratando de zafarse de su amo, mientras desviaba la mirada, al parecer estaba evitando ver a los ojos al demonio, Neuro se le quedo viendo por unos segundos, después regresó a su escritorio.

El día pasó normal, Yako trabaja, al igual que Godai y Akane, la oficina estaba muy silenciosa, y Neuro de vez en cuando le echaba un ojo a la rubia que tenía la mirada perdida.

-se puede saber en que diablos piensas, claro, si es que puedes pensar- le dijo Neuro desde atrás del sillón donde estaba sentaba Yako, la cual se sobresalto y volteo a ver a su jefe con algo de miedo y un rubor en sus mejillas

-¿Qué te pasa?, ¿Qué acaso estas enamorada y mal correspondida?- preguntó Godai sin poner mucha atención, pues estaba jugando con su cuchillo

-ahhh… pero ¿Qué dices? por supuesto que no ¿Cómo crees? Ahhh, ja, ja, ja- respondió muy nerviosa Yako sonrojándose aun mas

Neuro vio a su esclavo número dos, y después a Yako que se rascaba la cabeza mientras reía con nerviosismo.

¿Qué significa eso?- preguntó curioso el demonio

-significa que te sientes atraído por alguien, pero esa persona no te hace ni el mas mínimo caso, o que simplemente no siente esa misma atracción por ti. Dios, como no puedes saber algo tan simple- error por parte de Godai.

Neuro lo tomo por la cabeza y lo arrojó por la ventana para que cayera sobre su preciada camioneta.

-perdón por que no me importen cosas tan insignificantes como esas- dijo Neuro sin quitar su sonrisa

-insignificantes…- repitió Yako en voz baja, casi inaudible con una cara triste

Neuro la miró fijamente ¿Quién era esa otra persona por la cual su esclava se sentía atraída?, no podía permitirlo, era su esclava no la de nadie mas, además, ella no podía darse el lujo de pensar en alguien mas que no fuera él.

-bueno, creo que es hora de irme, nos vemos mañana- dijo aun con un tono melancólico la rubia que acomodaba sus cosas.

El demonio la siguió con la mirada hasta que salio por la puerta

-tonto- dijo la chica la salir de la oficina.

-mmmmmm, no hay de que preocuparse, al parecer ella no es correspondida- dijo con una sonrisa maléfica mientras miraba por la ventana como su esclavo agonizaba por la caída, no había problema, no iba a morir.

Llegando a casa Yako se tiro boca abajo en su cama hundiendo su cara en una almohada.

-¿Por qué?... ¿Por qué de todas las personas que conozco… tenía que ser precisamente él…? Esto es demasiado complicado para mi, prefiero resolver misterios, ver cadáveres, arriesgar mi vida todos los días… a estar enamorada de esa persona…- pensaba para sus adentros la rubia, hasta que sintió vibrar sus celular.

-¿diga? ah, hola Kanae, ¿Cómo estas?- dijo Yako tratando de sonar casual

-yo estoy bien, ¿tu como estas?, ¿Cómo te fue?- preguntó su amiga, la única en todo el mundo que sabía hasta ahora uno de sus mas grandes secretos, y no, su amiga no sabía que Neuro era un demonio y ella su esclava, se trataba de otro gran secreto.

-ah, pues parece ser que será imposible, ya te lo había dicho- dijo Yako

-¿Por qué lo dices?- preguntó su amiga

-pues… porque para él… todo lo que no sean misterios le parecen cosas insignificantes…- dijo ella dejando de fingir su voz

-vamos Yako no te deprimas, yo se que eres una chica genial y muy linda, puedes conquistar el corazón de cualquiera, yo se que si-trataba de animarla Kanae

-no te preocupes, ya me esperaba esto, yo se bien que Neuro… nunca podría fijarse en alguien como yo…- dijo con una risita triste

-Yako…- dijo con nostalgia su amiga

-bueno, mejor nos vemos mañana, que tengo mucha tarea por hacer, nos vemos- y colgó para después volverse a tirar en la cama

-así estamos mejor, además, si le digo lo que siento a Neuro lo mas probable es que termine torturándome o burlándose de mí- decía tratando de no soltar lagrimas

Su teléfono volvió a vibrar, pero esta vez no se trataba de su amiga; era un mensaje de texto de Higuchi

"Hola Yako, ¿puedo pasar mañana por ti a la escuela? Tengo una investigación cerca y me gustaría verte, hasta luego"

La rubia sonrió satisfecha, tal vez ver a un amigo que no le recordara el tema de un amor imposible la haría sentir mejor.

El día siguiente llegó, aunque al parecer llovería ya que el cielo estaba muy negro desde temprano.

La detective se encamino a la escuela, estaba un poco mas animada, pues había desayunado mucho y muy rico. La comida siempre tenía un efecto casi mágico en ella.

Kanae la saludo como siempre, al parecer por la plática de la noche anterior se había dado cuenta de que su amiga no quería saber nada más del tema así que solo le sonrió y hablo de cualquier cosa.

La campana de fin de clases sonó, Yako corrió a la salida, pues desde la ventana había visto al pelinegro esperándola.

-lo siento ¿llevas mucho tiempo aquí?- preguntó la joven.

El hacker sonrió y negó con la cabeza

-me alegra mucho poder verte, ha pasado mucho tiempo, y solo nos hemos podido comunicar por el Internet- le dijo sin quitar la sonrisa Higuchi.

Unas cuantas gotas de lluvia comenzaron a caer del cielo

-ahhhh, que mal, olvide mi paraguas- se lamentó Yako

-será mejor que nos demos prisa o terminaremos empapados-

Los dos amigos comenzaron a correr pero el agua los alcanzó, y terminaron refugiándose en una tienda

-ahhhhh, si llego tarde Neuro me va a matar- se lamentó Yako

-¿Por qué si tu eres la jefa?- Preguntó Higuchi

-ahhhh, es que le prometí que le enseñaría nuevas formas de identificar la evidencia… y se sentirá muy decepcionado si llego tarde- dijo nerviosa

-ya veo- dijo el pelinegro mirando a lo lejos

El celular de Yako le aviso que tenía un mensaje de Akane

"Neuro se esta desesperando, será mejor que te apresures" leyó Yako, pero fue interrumpida al sentir un peso extra sobre sus hombros. Era la chamarra de su acompañante.

-será mejor que te la pongas, así no te mojaras tanto, al parecer tus asistentes no pueden esperar mas- dijo

-pero ¿y tu?- preguntó la rubia

-no te preocupes, al lugar a donde tengo que ir esta aquí enfrente, es solo que quería acompañarte hasta la oficina, pero al parecer ya es algo tarde- le dijo sonriendo

Yako le respondió la sonrisa y se puso su chamarra, por suerte esta tenía capucha y se resguardaba mejor de la lluvia, aunque le quedaba muy grande.

-muchas gracias, nos vemos después- se hecho a correr lo mas rápido posible y con cuidando de no resbalarse.

-la chica abrió en seguida la puerta y como recibimiento obtuvo la mano demoníaca de Neuro sobre su cara

-¿Quién te crees para hacerme esperar tanto tiempo?- le dijo

-suéltame, ¿ya viste la lluvia que hay?- le dijo tomándolo por el brazo intentando en vano que le quitara la garra de encima

Al hacer esto Neuro se percato de la nueva prenda que traía su esclava, le quedaba muy grande para ser de ella, era de hombre… si, su esclava había estado con otro hombre que no fuera él o el esclavo número dos.

-y dime Yako, ¿te divertiste con tu amigo?- le preguntó con esa sonrisa demoníaca y con un tono sarcástico dejándola libre

-¿amigo?- preguntó Yako, hasta que se dio cuneta de que aun traía puesta la chamarra del chico –ah, es que Higuchi-san pasó hoy por mi a la escuela, y cuando veníamos camino aquí empezó a llover, por eso me la prestó, y por eso llegue tarde- explico quitándosela para que se secara

Neuro que al parecer no la estaba escuchando, pues estaba de espaldas a ella, la vio de reojo con una mirada casi asesina

-espero que eso no vuelva a suceder, y como castigo tendrás que ser mi silla todo el día- le dijo con esa sonrisa hipócrita que solo usaba con los clientes

-¿Qué? Mi espalda no lo soportará- replico la chica

-no te lo estoy preguntando te lo estoy ordenando, y si no lo haces dentro de ti habrán otras cosas que no sean tus órganos- le dijo tomándola por la cabeza y haciendo presión en ella.