Hola! Aquí dejo mi primer fanfiction. Desde bien pequeña me encanta Yu yu Hakusho y no hay nada que me haga más ilusión que escribir acerca de este gran anime. La historia trata sobre una medio-demonio que pide ayuda a los protagonistas para poder acabar con el reinado de terror que quiere imponer su tio en el mundo infernal, aunque tal vez pasen cosas inesperadas a lo largo de esta historia. Bueno allá vamos, espero que os guste.


Después del Torneo Oscuro de Artes Marciales y de la dura pelea contra los hermanos Toguro y compañía, nuestros héroes disponían de las más agradables y merecidas vacaciones que se hubiesen podido imaginar. Koenma no les llamó para realizar ninguna misión, cosa que tenia en vilo a más de uno, sin embargo a Yusuke parecía no importarle demasiado. Él y Keiko se habían pasado el verano intentando rehacer sus vidas: mientras Yusuke seguía con su vida de delincuente juvenil, ella pasó parte del verano con sus padres, no le había sentado bien ir al torneo había cosas que no podía quitar de su mente. A Yusuke parecía no haberle hecho pensar demasiado estar expuesto a la muerte. Tal vez en su interior se sintiese culpable por todo lo sucedido, por las vidas que arrebató a lo largo de su estancia en la isla, sin embargo, para variar, no lo mostraba. No obstante, una pequeña ansia de poder crecía en su interior, Toguro le llamó débil, arriesgó la vida de sus seres queridos y esto no iba a volver a pasar, se haría más fuerte, mucho más que Toguro, mucho más que sus compañeros. Sentía que ese era su deber.

Kuwabara por su parte, siguió entrenando con Kurama. El hecho de que Yukina haya decidido residir en el mundo humano había llenado de emoción al joven pelirrojo. Quería demostrarle como de fuerte podía convertirse y de que seria capaz de protegerla como el que más. El entrenamiento con Kurama había dado sus frutos antes del torneo, le había resultado muy útil durante sus peleas. Además Kurama era buen chico y tenía paciencia, sabia que si hubiese entrenado con Hiei, hubiesen acabado por matarse mutuamente. Siempre que terminaba de entrenar se dirigía hacia el templo de Genkai, Yukina se instaló allí. Era tan hermosa. Y parecía tan ajena a todo lo que Kuwabara sentía. Aunque Kurama había insistido en que no se acercara demasiado a ella, no podía, era superior a él. Ademas no entendía porque debía separarse de aquel ángel. Kuwabara seguía ajeno a que ella y Hiei eran hermanos, nadie les mencionó nada, tal y como Hiei les había hecho prometer.

Aquel día, Kuwabara y Kurama se dirigían al templo de Genkai, como cada tarde después de su entrenamiento, cuando sonó el móvil de Kurama. Era Yusuke.

- Hey, Kurama! - saludó.- Creo que se nos acabaron las vacaciones, el pesado de Koenma nos ha enviado un mensaje, quiere que vengáis al templo de Genkai cuanto antes.

- " Ya veo. Que suerte, justo estaba con Kuwabara de camino. - Respondió alegre, hacia tiempo que no se veían."

- "Genial entonces! Me ahorro llamarle – soltó una carcajada. - ¿Sabes algo de Hiei?"

- "Lo siento, desde el torneo ha desaparecido del mapa, aunque no me preocuparía demasiado, si Koenma quería algo de él también, seguro que le hizo llamar."

Tienes razón, pues enseguida nos vemos! - Yusuke sonaba entusiasmado, seguramente estaba aburrido después de todo.

Atravesaron el bosque y llegaron al pequeño sendero que llevaba hasta las escaleras principales del templo, tan altas y tan viejas como siempre. Sin embargo, algo no cuadraba en el paisaje, algo que dejo a los dos amigos algo estupefactos. Una chica acababa de aparecer ante sus narices, en medio de las escaleras. Como si se hubiese tele-transportado, ni si quiera kurama había sido capaz de oírla llegar, ni de haberla visto. No le daba buena espina. Kuwabara estaba igual, se miraron y este desenvainó su espada espiritual, haciendo que la muchacha se girase a observarles.

Era una chica de su edad, parecía alguien normal, una humana cualquiera. Llevaba el pelo largo, de color negro, casi pasando la cintura, estaba algo despuntado, y le caían varios mechones mas cortos por los hombros y por su cabeza a modo de flequillo. Vestía una camiseta negra de manga corta y unos pantalones cortos color rojo sucio, además de una especie de vendas blancas que le apretaban los pies a modo de zapatilla. Por un momento pensaron que tal vez se trataba de alguien que se había perdido. No obstante se percataron de un pequeño detalle que no pasaba nada desapercibido. Tenia los ojos rojos.

- "Quien eres y que haces aquí!? - Gritó Kuwabara – Te advierto que estas ante el gran Kazuma Kuwabara. - Kurama sonrió preocupado."

- "… - Ella no respondió, se limitó ha mirarlos de arriba a abajo, divertida."

- "No vamos a hacerte daño, tranquila. Solo queremos saber quien eres, este camino no resulta ser muy frecuentado por extraños. - Sonó Kurama, frío y algo desconfiado. La muchacha no parecía peligrosa, pero sus ojos le inquietaban. Sin contar su aparición de la nada."

- "Creo que pronto lo descubriréis. - Indicó la chica. - Vamos, estarán esperándoos. - Hizo un gesto con el brazo para que continuaran avanzando."

Los chicos se quedaron boquiabiertos, es que ella tenía que ver con la repentina llamada de Koenma? Kurama sintió que Kuwabara estaba extraño, le temblaban las piernas. Él también se sentía cansado y no paraba de sudar. Se preguntaba si seria cosa de esa chica misteriosa. Si de verdad era tan poderosa quería saber quien es, y sobretodo quería saber si era amiga o vez arriba, Botan salió a recibirlos junto a Genkai, un curioso Yusuke y, para sorpresa de lo dos amigos, Hiei. Quienes se sorprendieron al ver a la chica.

- "aquí estáis! - grito animada Botan, quien fue como loca a tirarse al cuello de sus amigos."

-"Que gusto volver a verte, Botan. - Dijo Kurama."

-"Si.. - Empezó a hablar Kuwabara, quien escudriñaba su entorno buscando a Yukina, sin resultado. - Nos gustaría saber quien es esta chica y que hace aquí. Nos ha dado un susto de muerte antes."

- "Oh! lo siento! Es verdad, es verdad – Dijo algo apabullada, Botan. - Os presento, su nombre es Iariber, será vuestra nueva miembro en el equipo de detectives. - Botan saltó intentando que pareciese una entrada espectacular. Sin embargo todo el mundo se quedó sin saber que decir. Ella tampoco dijo nada."

- "Pero, ¿Quieres decir que necesitamos ayuda? - Empezó Yusuke. - hemos luchado contra miles de demonios y ganamos el torneo sin ayuda de nadie más. Siempre hemos conseguido superarnos. No entiendo porque Koenma nos ha enviado a esta chica. - Se hizo el silencio."

De repente, en un abrir y cerrar de ojos, Iariber desapareció –" Otra vez! "- Gritaron Kuwabara y Kurama. Al instante apareció detrás de Yusuke, intentó defenderse, pero no sirvió de nada, ella le bloqueó agarrándolo por la nuca y poniéndole el pie en la espalda, para que no pudiese moverse. Yusuke empezó a sudar, tenia calor, algo le quemaba. Hiei, que había permanecido impasible, no podría creer como una simple chica había podido inmovilizar a Yusuke, le miraba pasmado. Curiosamente él también sudaba, y posiblemente era por el poder que desprendía esa mujer. Ella cruzó su mirada con la del moreno que la observaba, no era mucho mas alta que él. Tenían los ojos del mismo color, cosa que a él le hizo sospechar.

- "Vaya, tenemos a otro demonio en nuestro equipo. - dijo Hiei, con una sonrisa sarcástica y provocativa."

-"¿Demonio? - Se sorprendió Kurama. - no puede ser posible, me hubiese dado cuenta antes, no es un demonio, es una humana."

-"¿Has visto que poder tiene? Estamos sudando todos, no podemos a penas movernos sin sentirnos pesados. - Rió Hiei de nuevo, parecía entusiasmado, se moría de ganas de probar sus fuerzas con ella."

-"Ya basta. - Cortó fríamente Iariber. - no soy un demonio, ni soy humana. - Todos se sorprendieron, que más podía ser si no? - Soy una mezcla de ambas."

-"¿Un medio demonio? - Hiei se sorprendió – Como alguien de tu calaña es capaz de portar tal poder? - Iariber se sintió insultada. Empezó a apretar el cuello de Yusuke sin darse cuenta, haciendo que él se estremeciese, le quemaba."

-"Por favor Hiei, no seas tan desconsiderado. - Intentó frenar Botan al moreno, que dirigió una fría mirada. - Ella tiene que ver con vuestra próxima misión. Aunque será mejor que os lo explique ella. - El rostro de la guía espiritual se ensombreció, parecía triste. - Por favor Iariber, Suelta a Yusuke."

De acuerdo. - Iariber separó la mano de la nuca de Yusuke, se podía apreciar claramente una quemadura. - Como ha dicho Botan, mi nombre es Iariber, soy hija de Riotuhs y de Qeiwen. - Kurama y Hiei se miraron desconcertados. - Como bien sabréis vosotros dos... - Dijo refiriéndose a estos. - Son los Reyes de las tierras de Los Bosques Malditos, en el Mundo Infernal. Iré al grano, estamos en guerra. Tras la muerte de mi abuelo hace ya mil años, mi padre y mi tío han entrado en grito de guerra, todo y que mi padre es el mayor y el heredero al trono, mi tío insiste en arrebatárselo. Nos estamos quedando sin soldados, todos nuestros mejores hombres y mujeres, o han sido asesinados o capturados por el enemigo, los que quedan, hacen todo lo que pueden por sobrevivir, recibimos ataques constantemente, nos es imposible hacer vida normal. Por eso mi padre busca ayuda.

-"Y habló con Koenma? Por eso estas aquí? - Preguntó Yusuke, aun le quemaba la nuca, se sentía algo avergonzado después de haber sido aplastado como un mosquito."

- "Mi padre no es un demonio belicoso. - Kurama asintió de aprobación. - Siempre ha querido la paz entre los tres mundo."

- "El Señor Koenma le debe muchos favores al Señor Riotuhs. - Intervino Botan. - Gracias a él y a el abuelo de Iariber, ningún demonio procedente de Los Bosques Malditos ha cruzado jamás hacia la Tierra."

- "¿Eso es todo? - Hiei habló y se alzó el silencio. - Habéis accedido a meteros en una guerra ajena, todo y sabiendo lo que conlleva, solo por conveniencia ¿cierto? Por eso odio el Mundo Espiritual, solo sabéis mirar por vuestro propio bien. - Botan tragó saliva tras sus acusaciones. - Mira mujer. - Se dirigía ahora hacia Iariber. - Siempre he oído que Riotuhs es un demonio fuerte, pero vuestra casta se vio dañada por tu nacimiento, ahora todo el mundo se lo toma a risa. ¿Quien iba a querer estar en el ejercito de un demonio que trae al mundo bastardas medio humanas?

A Iariber le hervía la sangre, su padre siempre la trató como una más, no podía soportar que mancillara así el nombre de su padre acusándole de débil por enamorarse de una humana, ni que la infravalorara por ser un medio-demonio. Después de todo, pese a ser la menor de sus hermanos, fue ella quien heredó los poderes de su padre, el gran Okami, el lobo de fuego.