Los personajes aquí presentados pertenecen única y exclusivamente a Stephenie Meyer. Mía, sólo la idea de la sorpresa.
Es un obsequio para mi querida amiga VvGs67… Tiene una historia genial, pasen a leerla! Se llama "Un Angel en la Tierra"
Por cierto, tengo que decirle a alguien… Ya tengo mi libro de Amanecer!! Yaaay!
Bueno, ya saben, disfruten la historia. Será algo corta.
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Esme POV
Esa semana todos habían estado actuando extraños conmigo. Alice apenas me veía, y comenzaba a dar saltitos y sus ojos brillaban cargado de emoción. Jasper se acercaba irradiando la emoción que percibía de Alice, me sonreía también, enviando una ola de serenidad, y se alejaba con Alice en brazos, susurrándole con ternura.
-Contrólate, cariño.
Emmett me veía, y su expresión denotaba que estaba a punto de explotar en risas. Rosalie lo miraba, advirtiéndole, luego me sonreía dulcemente, y llevaba a Emmett al garaje o a la recámara.
-Emmett, si lo arruinas… - oía su dulce voz amenazante.
Bella me sonreía tiernamente, y abrazaba a Edward. Mi hijo, leyendo mis pensamientos, solo me decía.
-No te preocupes, mamá. Ya te enterarás… - me guiñaba el ojo, y se iban al cuarto de el o a la casa de Bella.
Carlisle, por su parte, actuaba lo mas normal posible, aunque lo notaba un poco nervioso. De cuando en cuando lanzaba una mirada de advertencia a los chicos.
-¿Qué es lo que se traen los chicos conmigo? – le dije cierta noche de esa semana mientras me acurrucaba en sus brazos.
-No lo se, querida – me acariciaba el cabello-. Pero sea lo que sea, ya veras que se le pasa pronto.
Fruncí el ceño con pesar.
-Es que me ponen… - busqué la palabra adecuada -, ansiosa con tantas miraditas y sonrisitas.
Carlisle se rio y me beso la frente.
-No te preocupes, amor. Relájate – y eso hice.
Nos quedamos toda la noche en cama, abrazados, viendo por la ventana como llegaba el amanecer.
Al llegar el sábado, en la mañana, Carlisle se alistó y se dirigió a su auto para irse al hospital, no sin antes despedirse de mi con un beso y un abrazo.
-Nos vemos mas tarde. Hoy llegare un poco mas temprano - me comento y yo suspire aliviada. Con Carlisle aquí, podría no fijarme mucho en los chicos… Me concentraría sólo en el, y no habría risitas y miraditas acosándome. Escuche a Edward reírse en su alcoba-. Y por favor, hazle caso a Alice hoy, ¿si?
Lo mire perpleja. El sonrió y lo comprendí todo.
-¡TU! – le puse mi dedo en el pecho -. ¡Tú has sido parte de esto! – Edward (y los demás) estallaron en risas. Carlisle luchaba por estar sereno. Yo estaba jadeando, en busca del aire que no necesitaba, tratando de calmar mi molestia.
-Lo siento, querida – me abrazó, y aunque no quería ceder, no rechacé su abrazo -. Es una sorpresa… Se que te gustará mucho…
-¡Por supuesto! – interrumpió Alice desde su guardarropa.
-…Pero tienes que confiar en mi. Y en Alice. ¿De acuerdo? – inclino su rostro y puso su frente junto a la mía. Suspiré. Jasper envió una ola de calma muy oportuna.
-Claro. Aquí te espero.
Me dio un dulce beso en los labios y se fue. Me dirigí a la sala.
-¿Chicos? – los llamé, y ahí estaban los cinco. Abrí la boca para hablar.
-Lo sentimos, mamá – se disculpó Edward -. Pero Carlisle nos pidió guardar el secreto.
-Aunque algunos no se comportaron de acurdo a lo que se esperaba – Rosalie miro a Emmett y a Alice entre cerrando los ojos.
-¡¡Mamá, te aseguro que te va a encantar!! – exclamo Alice.
"¿Alguna pista?" Pensé.
-No, mamá, no podemos' negó Edward.
'Pero tienes que hacer lo que te digamos, ok?- Alice me miró expectante. Los miré. Todos sonreían con complicidad. Jasper también me obsequió una sonrisa de disculpa. Asentí.
-Está bien.
Alice saltó de su asiento y empezó a agitar los brazos como un controlador vial.
-Ok, Operación Sorpresa acaba de iniciar. Fase Uno comienza. Emmett, Jasper, cubran todos los espejos y superficies reflejantes; Edward, toca música relajante y alegre. Cuando Jasper termine, nos ayudará calmándonos. Rosalie, equipo de belleza en el cuartel general, es decir, mi habitación. Emmett, cuando termines, saldrás a buscar lo que está en la lista que dejé en tu cuarto. ¿Entendido?
-Entendido- los chicos hicieron saludos militares y se dispusieron a obedecer las órdenes. Alice me condujo a su recámara, y Rosalie ya tenía el espejo cubierto y el tocador con artefactos para el arreglo de mi cabello.
-Mamá- habló Alice-, es necesario…- se arrepintió-. Es decir, no lo necesitas, eres linda, pero lo necesitamos para completar la sorpresa- yo la miré entrecerrando los ojos, y vi a Rosalie, suplicándole.
-Confía en mí, yo te protegeré- me aseguró.
Tomé un baño de tina que me prepararon las chicas, y me lavaron el cabello a conciencia con un shampoo de esencia de jazmín. Quedé impregnada con el delicioso aroma.
De nuevo en la habitación, Alice me pidió que cerrara los ojos mientras me vestían. Oí a Edward tocando Claro de Luna, y Jasper platicando con él sobre música. Emmett al parecer ya se había ido a buscar lo que Alice le pidió.
Las chicas no me permitieron ver mi atuendo, ya que me cubrieron con una capa de las que usan los estilistas, y empezaron a trabajar en mi cabello. Alice detenía, Rosalie cepillaba; Alice giraba los rizos, Rosalie los sujetaba con pasadores.
-¿Puedo ver?- pregunté-
-No, lo siento- sonrió Alice.
Al fin terminaron y me miraron, como observando una escultura en un museo.
-Has quedado muy linda, mamá- me aseguró Rosalie.
-Una obra de arte…- comentó Alice, y chocó la palma con Rosalie.
-Ahora sé cómo se siente Bella cuando la toman como Barbie Bella…- murmuré. Ambas rieron. Abajo también los chicos rieron.
Escuché llegar a Emmett.
-Alice?- dijo en voz alta-. Rose, bebé?
Rosalie se disculpó y salió de la habitación.
-Cariño, los amo- le susurré-, pero estoy a punto de explotar de ansiedad…- Alice rodó los ojos, y sentí una oleada de tranquilidad. Jasper-. En estos momentos, ni aún eso me tranquiliza, cariño- hablé en voz alta, y escuché risitas en la sala.
-Mamá- Alice puso su carita de culpa… "fingida"-. Quiero que sepas que me muero de ganas por decirte, pero no debo. Si quiero que salga perfecto, y que seas feliz cómo lo he visto- se tocó la sien-, tiene que ser así.
-Está bien- por fin me rendí, y accedí a obedecerla… bueno, obedecerlos sin rechistar.
-Ya era hora- me dijo Edward. Me volteé, y los vi en la entrada de la recámara.
-Te ves linda…- comentó Jasper-, aún con esa capa puesta- sonrió.
-Wow, mamá!- exclamó Emmett-, estás….- Edward lo interrumpió, dándole un codazo.
-Te ves muy bien- Edward hizo la sonrisa torcida que tanto amaba Bella.
-Gracias chicos. Son muy amables- bajé la vista.
-Ok, ok- Alice batió las palmas, atrayendo nuestra atención-. Carlisle llegará en una hora con dos minutos, y aún no terminamos- miré el reloj. "Vaya". Habían pasado cuatro horas, y ni siquiera sentí el paso del tiempo-. Edward, entretén a Esme en tu habitación. No dejes que se vea- lo miró fijamente. Edward sonrió y asintió. Alice miró a los demás'. El resto, tenemos que arreglar ahora la casa…
-Mi casa- puse cara de espanto.
-No pasará nada, mamá- Rosalie me palmeó el hombro y volteó con Emmett-, verdad Emmett?- el aludido asintió frenéticamente.
-Ok, Fase Uno completa, Fase Dos comienza- culminó Alice.
-Bien Edward- me levanté y me dirigí a mi hijo-, vamos a platicar de Bella- caminamos a su habitación. Sonreí al ver la cama. Recordé el día en que la compró… y la burla que le hizo Emmett. Me encontré riendo, y Edward también.
Encendió el estéreo y los acordes de la guitarra de Jasper sonaron en el cuarto. Habían grabado el disco el otoño pasado, cuando Edward grabó el su disco para el cumpleaños de Bella.
Edward y yo nos enfrascamos en una conversación sobre la boda que planeaba entre él y Bella. Él aún no se lo pedía, y quería mi opinión acerca de cómo decírselo… y aún más importante, cómo decírselo a Charlie. Se oyó cristal estrellándose en el piso.
-Oops!- se disculpó Emmett. "No mi jarrón, no mi jarrón…" repetí en mi mente. Se oyó un golpe y Emmett gimió.
-Lo siento – Edward me miró apenado-, pero asi es.
-En serio, Esme –Emmett hablaba sofocado-, lo siento mucho. Te prometo ir con Alice a comprarte uno nuevo, igual o más lindo.
-Wow! Londres, te veré pronto- suspiró Alice.
Intenté tranquilizarme y seguí platicando con Edward.
-Ya viene…-dijo de pronto Edward y salió. Rosalie fue por mi.
-Es lo último, lo prometo- me tomó de la mano y me condujo al "cuartel general". Me calzó unas zapatillas de los años 30's de color morado. "Oh".
Carlisle al fin llegó. Entró a la casa.
-¡Chicos!- saludó-. Han hecho un estupendo trabajo. Gracias- casi lo podía ver sonreír.
-No, aún no puedes verla- le advirtió Edward.
-Hasta que yo te diga- señaló Alice.
-Ok- aceptó mi esposo-. ¿Estás bien?
-Claro- respondí.
-Te veo en un momento- oí que entraba a nuestra habitación.
-Se va a cambiar- me confió Rosalie, quien me dio los últimos toques. Alguien entró a la habitación.
-Ahora si, mamá – Alice descubrió el espejo-, puedes verte.
Me reí.
Si que habían hecho una obra maestra. Me vi a mi misma más de 70 años atrás. Vestía un hermoso vestido morado de seda. Se ajustaba a mi talle, y a partir de la cintura se ensanchaba, viéndose una falda amplia y suelta. Los tirantes eran anchos y estaban caídos, dejando mis hombros descubiertos. En el pecho tenia un detalle de flores blancas. Mi cabello estaba arreglado en rizos sujetos con pasadores enfrente, y el cabello suelto de atrás tenia las puntas rizadas hacia adentro.
-Y ahora entiendo cómo se siente Bella al verse en el espejo…-susurré. Ellas sonrieron.
-Mamá- comenzó Alice-, ahora te voy a cubrir los ojos y te conduciré a las escaleras. La casa aún es sorpresa.
No podía esperar a ver mi sorpresa. Y a Carlisle.
-Vamos- les tomé las manos, y yo misma cerré los ojos. Caminé y pronto nos detuvimos.
-Cuando llegue a tres- me dijo al oído Rosalie-, puedes abrir los ojos- me soltaron-. Uno…. Dos….
-Tres- abrí los ojos y vi a Carlisle delante de mi. Estaba vestido con un elegante esmoquin blanco, también de aquella época. Sonreímos. Él me tomó la mano galantemente y la besó.
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