Los personajes del manga/anime InuYasha no me pertenecen, pero sí a Rumiko Takahashi.

La siguiente historia es total y completamente de mi autoría.


The twists of life.


Prólogo:

7 años atrás…

El año nuevo había llegado, todos los invitados que cada 31 de diciembre arribaban nuestra casa para celebrar esta importante fecha, se abrazaban y felicitaban, expresando sus buenos deseos mientras entre sonrisas y buenos momentos, daban la grata bienvenida a un nuevo ciclo.

Un nuevo ciclo.

A mis inocentes 15 años, luego de abrazar a mi madre, hermano y demás familiares, me acerque a Inuyasha. Mi gran amor de la niñez y… Prácticamente tío, ya que ―aunque no de sangre― se comportó como un hermano para mi madre, mucho más desde que mi padre murió hace 6 años cuando por negocios viajaba en su helicóptero privado y éste presentó fallas.

Inuyasha era alto, fuerte, con unos hermosos ojos color ámbar, de cabello largo y negro, tenía una muy divertida personalidad, la principal razón de que me enamorara de él. Una inmensa alegría se apoderó de mi ser cuando sus brazos me envolvieron en un cariñoso abrazo al culminar el año viejo. Sentí mis mejillas arder al separarnos, sus risueños y amables ojos me observaron con detenimiento mientras una hermosa sonrisa se formaba en sus labios.

―¡Feliz año nuevo, Kagome! ―Vociferó por segunda vez en la noche, le devolví la sonrisa con entusiasmo―. Espero que ésta nueva etapa tenga buenos acontecimientos en tu joven vida―. Deseó él guiñándome un ojo. Reprimí las ganas de rodar los míos, siempre me hablaba como si me llevara muchos años, cuando en realidad eran diez. Sólo llegaba a los 25 años, aunque muchas veces mostró la sabiduría de alguien con el doble de su edad real―. No dejes de luchar por tus sueños, pequeña. No hasta que se hagan realidad.

―Te deseo lo mismo, Inuyasha. ―Tutearlo era algo que hacía desde pequeña, cuando él me lo pidió, porque según sus propias palabras no eran necesarias tantas formalidades. Estaba a punto de hablar nuevamente cuando mi hermano, Sota, nos interrumpió.

―Kagome, Inuyasha. ―Volteamos en su dirección, era un amable y gracioso niño de 10 años de edad. Llegó hasta nosotros con una enorme sonrisa en sus labios―. ¡Miren esto! ―Nos mostró un sobre de papel con una letra pequeña y corrida, una carta―. Me la ha traído Hitomi. ―Explicó sonrojándose. Con que eso era. Sonreí, ella era nuestra tierna vecina de nueve años y probablemente la novia de mi hermano en un futuro―. ¿No es genial? ―Elevó sus manos con euforia―. Está decidido, ella será mi esposa cuando cumpla la mayoría de edad. ―Sentenció, logrando sonoras carcajadas por todos los presentes en el jardín, pues lo había gritado.

―Sota, hijo… ―Mamá se acerco a nosotros, sonriente al igual que todos―. ¿No crees qué es muy pronto para pensar esas cosas, jovencito? ―Acusó en broma.

Mi pequeño hermano la miró con determinación y una seriedad nunca antes vista.

―No lo es. ―Cruzó los brazos sobre su pecho―. Ya hasta sé cuántos hijos tendré. ―Anunció, para sorpresa de todos quienes con la mandíbula desencajada comenzamos a balbucear―. Seis. Tendré seis hijos, madre.

El abuelo apareció.

―He criado muy bien a mi nieto. ―Lo volteé a ver, estaba con los brazos cruzados tras su espalda y los ojos cerrados, queriendo parecer más serio y sabio de lo que en realidad era.

―¡Abuelo! ―Acusé. Él sonrió un poco avergonzado antes de tomar a Sota por el hombro y llevárselo hacia el interior de la casa. Mi mamá solo reía, al igual que todos los demás al pasar la estupefacción inicial.

Los presentes siguieron con sus conversaciones mientras comían y bebían.

Inuyasha se giró y se detuvo a conversar con uno de sus mejores amigos, Miroku, quien era muy allegado a la familia.

Sola, me llevé el vaso con soda a los labios y observé todo a mi alrededor. Mamá se había lucido esta vez con la decoración navideña. Empecé a caminar sobre el perfectamente cortado césped, recorrí toda la extensión del lugar mientras charlaba un poco con varias personas. Minutos después entré a la casa y me acerqué al cuarto de baño. Me observé en el espejo, mi vestido azul de tirantes gruesos hacía resaltar mi nívea piel y la talla que recientemente había adquirido en los pechos. Habían crecido muy rápido y aún me costaba acostumbrarme a mi voluptuosidad. Un poco ajustado en esa zona, se ceñía a mi cintura y me creaba una silueta un poco más curvilínea por la cinta del mismo color del vestido que la rodeaba, a partir de ahí el vestido era holgado, por encima de la rodilla, creando una hermosa forma acampanada que me gustaba, solo usaba un poco de brillo labial y nada más. A pesar de que a esa edad mis compañeras de clases ya habían descubierto el maquillaje y lo utilizaban en grandes cantidades a diario, a mi no me atraía la idea, ni un poco. Prefería verme natural. Terminando con mi razonamiento me preparé para usar el retrete y cuando acabé, me lavé las manos seguido del rostro y lo sequé con una toalla. En un momento determinado mis extremidades comenzaron a temblar sin control, la hora había llegado. Me había prometido a mi misma no acobardarme ese día. Decidida a realizar mi cometido, salí del baño y regresé a la fiesta.

Mamá, el abuelo, Sota y Miroku charlaban amenamente en un lateral del jardín. Los demás invitados estaban esparcidos por el patio trasero, inmiscuidos en sus propias conversaciones. Busqué a Inuyasha con la mirada por largo rato hasta que di con su figura, estaba de espalda, cerca de mi lugar actual. Respiré varias veces, sintiendo el arrepentimiento apoderarse de mi ser, tome otra bocanada mucho más profunda y camine hacia él. Toqué su hombro, él giró con el teléfono en la mano y muy sonriente, por un instante sentí que mi corazón se derretía de tanto amor que sentí hacia su persona.

―¿Sucede algo, Kagome? ―Preguntó sin borrar la sonrisa. Negué con la cabeza y él arqueó una ceja.

―Yo… ―¡Tú puedes, Kagome! ¡Tú puedes! Me dije a mi misma muchas veces antes de hablar. Sin saber exactamente que pretendía lograr al hacer lo que ya había decidido― ¿Podemos hablar?

―En realidad, estoy esperando… ―No lo dejé terminar.

Mi primer error fatal de esa noche.

―Solo será un segundo, no más. ―Interrumpí y él se rindió fácilmente, accediendo a tener una conversación conmigo. Le hice señas con las manos y nos alejamos un poco más de la multitud, quedamos de pie frente a un arbusto de cerezo que estaba adornado con distintas luces y figuras esa noche.

―¿Dé qué querías hablar conmigo, Kagome?

Tomé aire ruidosamente, antes de hablar.

―¿Recuerdas lo que mencionaste hace un rato? ¿Sobre los sueños? ―Él asintió, sin entender a que venía el asunto―. Pues he decidido seguir tu consejo.

―¿Con respecto a qué? ―Intrigado, me observó.

El corazón me retumbaba a mil por hora dentro del pecho.

Y entonces cometí el segundo error de la noche.

―A ti. ―Respondí con toda la decisión que pude. Se mantuvo en silencio unos segundos, sin apartar sus ojos de los míos. En un momento dado, los abrió desmesuradamente, entendiéndolo todo. No le di oportunidad para replicar―. Permíteme explicarme, por favor… ―Pedí― Inuyasha, me gustas desde que era una niña. Y antes de que me interrumpas diciendo cosas como que esto no es un amor real, debes saber que sí lo es. En un principio comenzó como admiración y nada más, pero poco a poco el sentimiento fue evolucionando… ―No pronunciaba palabra, así que continúe― No pretendo ser correspondida, no aún. Sé que soy muy joven pero me gustaría expresarte mis sentimientos ahora, esperando que algún día puedas mirarme con los mismos ojos que yo a ti… ―Mi confesión fue interrumpida cuando me abrazó repentinamente. Me permití aspirar el olor de su perfume y embriagarme hasta la médula mientras le respondía el gesto.

Ese fue mi tercer y peor error.

―Kagome, niña tonta… ―Me susurró antes de soltarme y poner distancia entre ambos― Eres muy dulce, pero no creo que de verdad sientas lo que dices. Es decir, sé que ahora piensas que es así pero con el paso del tiempo notaras que solo confundiste las cosas. ―Su voz era tierna y conciliadora, pero eso no impidió que mi corazón se rompiera en miles de pedazos― Esto suele pasarle a jovencitas de tu edad… ―Planeaba seguir con su discurso innecesario cuando una suave voz femenina lo llamó.

―Inuyasha… ―Él volteo e inmediatamente sonrió, con amor. Abandonándome ahí, bajo el árbol de cerezo, se encamino hacia la desconocida.

―Kikyo… ―Escuche su nombre y mi maltratado corazón sufrió otro atentado, había escuchado a Inuyasha murmurar algunas cosas sobre ella. Se trataba de… Su nueva novia, nunca pensé que fuese algo serio pues ese no era su estilo, pero que ella se presentara en la fiesta de fin de año y la recibiera con los brazos abiertos cambiaba la historia.

Pasé la noche de ese primero de enero encerrada en mi habitación. Llorando a mares. Tanto como el día que me entere de la muerte de mi padre, y es que alguien había muerto por igual, solo que esta vez fui yo. Los meses siguientes lo evité a toda costa, avergonzada de mis sentimientos y de la confesión. Si él avisaba que vendría a casa yo rápidamente inventaba una excusa para salir, en los días feriados o cumpleaños milagrosamente enfermaba y cuando no pude esconderme más de su presencia simplemente lo ignoré. Hasta que tres años después y cuando había culminado la secundaria con honores, recibí una invitación para la boda que se efectuaría entre Inuyasha y Kikyo, entonces, dejé de darle vueltas a mis opciones para las universidades y lo decidí.

Seguí el legado de mi padre y abandoné Japón, mudándome a Estados Unidos para estudiar arquitectura en una de las mejores instituciones a nivel mundial, idea que mi difunto progenitor siempre apoyó y a la que mamá nunca se opuso.

Sólo informé de mi partida a Sota, mamá y el abuelo. Los demás eventualmente se enterarían, pero no de mi boca. Nunca me agradaron las despedidas.


¡Hola! Esto ha rondado por mi cabeza desde mucho tiempo atrás, solo que hasta hoy he decidido redactarlo. Podrá parecer un poco cliché la historia al principio pero solo les pido que confíen en mí, no todo será como lo imaginan, denle una oportunidad.

Agradecería inmensamente sus opiniones y apoyo para continuar el fic, como verán este corto relato sólo es el prólogo. Lo bueno comenzará en mi siguiente actualización -si así ustedes lo desean- y a quien deje review le adelantare un pequeño fragmento del capítulo 01 :D

Nos leemos pronto.