-SHIELD nos va a mandar a una psicóloga que nos va a evaluar como equipo- nos informó Coulson tras reunirnos en la sala de conferencias del avión (si a una sala con paredes de cristal, una mesa informatizada y una pantalla se le puede llamar eso).
-¿Por qué nos tienen que evaluar?- preguntó Jemma.
-No os preocupéis, es algo rutinario en los equipos recién formados, SHIELD solo intenta sacar el mayor provecho a sus recursos.
-¿Y cuándo vendrá?- preguntó Ward.
-Ya está de camino, la trae otro avión que se enganchara al nuestro para dejarla pasar.
-¿Y cómo va a ser?- pregunté.
-Hablaran con nosotros uno a uno y luego en grupo. Después se quedara un par de semanas para evaluar el trabajo en equipo- me contestó Coulson justo antes de que la alarme que indicaba que un avión se había anclado al nuestro sonara-. Ahí está. Vamos a recibirla.
Lo que no me esperaba ver era lo que vino a continuación, no podía ser ella.
Por las escaleras bajó una mujer morena clara de tez pálida y bastante guapa que reconocí a la perfección, solo hacía cinco años desde la última vez que nos vimos.
-No puede ser- susurró.
-¿Alice?- la llamé-. ¿Trabajas para SHIELD?- la pregunté sorprendida.
-¿Os conocéis?- preguntó Coulson.
-Sí- le contesté yo.
-Es mi ex – le contestó ella.
Se formó un silencio sepulcral hasta que Ward habló sorprendido.
-¿¡Eres lesbiana!?- me preguntó.
-No- le contesté.
-Solo lo es a ratos- le contestó Alice a mi vez.
-Salimos unos seis meses- le expliqué-. Es la única mujer con la que he estado en mi vida. Me gustan los hombres, pero ella fue mi excepción.
-Ahora he quedado en eso, en una excepción. Me alegra saberlo- me dijo dolida.
-Siempre lo supiste- le contesté sin ninguna clase de maldad, como constatando un hecho-. ¿Cómo estás
-Bien- se giró hacia Coulson-. ¿Dónde me pondré trabajar?, me gustaría empezar cuanto antes.
-Claro, puedes trabajar allí- señalo a la sala de conferencias.
-Bien, me instalaré y os iré llamando.
La vi irse mientras yo me quedaba plantada en el sitio.
Nos conocimos cuando hacía poco más de un año de que yo saliera del sistema. Me ganaba la vida arreglando software más que nada (sobre todo quitando virus).
Ella encontró uno de mis anuncios y me contrató para arreglar su ordenador. Quedamos en un bar y en menos de diez minutos el problema ya estaba solucionado. Alice quiso invitarme a una copa y yo acepte. Desde entonces nos hicimos amigas.
Ella me hablaba de su novia constantemente (más bien de todas las putadas que esa zorra la hacía) y yo la ayudé a dejarla y pasar de ella cuando volvió.
Unos meses después una cosa llevó a la otra y nos besamos. Ella sabía que a mí me gustaban los hombres, pero aun así se me declaró y me dijo que yo la gustaba. Me pidió varias citas a las que yo le contestaba "claro, pero como amigas" hasta que tuvimos una madura charla de "si no lo pruebas no sabrás si te gusta".
Así que al fin acepté una cita "solo por probar" y esa cita llevó a otra, y la otra a otra y a los dos meses comenzamos a salir oficialmente.
Seis meses después conocí a Miles.
Ella se enfadó muchísimo conmigo y comenzó a gritar que "eso la pasaba por salir con heteros". Comencé a Salir con Miles y perdí el contacto con Alice.
-Skye- escuche por megafonía-. Cuanto antes acabe contigo, mejor.
Cerré los ojos, respiré hondo, y caminé de nuevo hacia la sala.
-¿Qué quieres saber de mí que no sepas ya?- le pregunté con los brazos cruzados.
-Siéntate, por favor- me pidió y yo lo hice-. ¿Nombre completo?
-Sabes mi nombre.
-¿Nombre completo?- repitió.
-Skye, solo Skye.
-¿Edad?
-Veinticuatro.
-¿Estado civil?
-Soltera.
-¿Por qué quieres trabajar para SHIELD?- me preguntó cruzando sus piernas y mirándome a la cara.
-Porque por primera vez siento que pertenezco a algo- le contesté-. Ellos, este equipo… me siento a gusto con ellos, aceptada. Por primera vez no tengo ganas de salir corriendo.
-¿Conmigo tuviste ganas de salir corriendo?- me preguntó.
-¿Eso tienes que ponerlo en tu informe?- le pregunté a la defensiva, pero luego respiré hondo-. A veces, pero si te sirve de consuelo, tenía más ganas de correr cuando estaba con Miles.
-¿Relación con tus compañeros?
-Coulson se preocupa por mí, no sé por qué, pero eso me hace sentir segura. May… May es May, callada, depresiva, pero se puede contar con ella para lo que sea. FitzSimmons son como mis mejores amigos en este avión, Fitz es bastante tierno y es gracioso, y Jemma es bastante agradable, eso sí, si cuentas un secreto a uno de ellos, ten por seguro que el otro se va a enterar.
-¿Y…- miró sus notas- Grant Ward?
-Es mi OS- contesté-, es difícil de leer y le cuesta expresar sus sentimientos. Es extremadamente difícil romper su coraza, pero yo sigo intentándolo. Siento que puede confiarle cualquier cosa. Es inteligente, a pesar de la creencia popular de que el cerebro no se lleva bien con los músculos y… se preocupa por mí.
Ella respiró hondo y asintió con la cabeza.
-Porque tuve que salir con una hetero- la escuché susurrar mientras negaba con la cabeza.
-¿A qué viene eso ahora?- la pregunté.
-¿Sabes? Ha pasado mucho tiempo desde que cortaste conmigo, y aunque lo intente ya no siento rencor hacia ti.
-Me alegra saberlo- le dije.
-Debería decirte que te alejaras de él, que no es buena idea. Te conozco, y solo hace falta que te digan que hagas algo para que hagas justo lo contrario.
-No te entiendo.
-Sé que sientes algo por él, he leído los informes, he visto vuestras reacciones ahí fuera cuando él pensó que eras lesbiana y te he escuchado hablar de él ahora. Estás enamorada de él, y si no lo estás no te queda mucho.
-¿De verdad quieres hablar de esto conmigo?
-Te superé hace tiempo. Como amiga, si es que aún lo soy, te voy a dar un consejo: lánzale a por él. Hasta yo, que no me van los penes, te puedo decir que ese tío me pone- no pude evitar reír-. Y como trabajadora de SHIELD, os apoyaré en esto como psicóloga a la que le piden consejo para este tipo de cosas, siempre y cuando en mi estancia aquí no vea que vuestra relación afecta a vuestro trabajo.
-No me esperaba esto- admití-. A Miles casi le quemas el coche.
-No habían pasado cinco años- me contestó con una sonrisa.
-Gracias, pero… dudo que él sienta lo mismo. Hace unos meses me odiaba, y creo que aun odia mi forma de pensar.
-Si no arriesgas, no ganas.
Pasé el resto de la tarde pensando en esa frase. "Si no arriesgas, no ganas". Arriesgar, esa mágica palabra a la que en secreto tenía tanto miedo.
Había arriesgado tantas veces en mi vida que a estas alturas solo oír esa palabra me hacía temblar de miedo. Puede que tuviese un desorden en la confianza, pero eso no es algo nuevo, ni algo que me pille por sorpresa. Después de tantos padres de acogida, de tantas promesas de "aunque me acojan no me olvidaré de ti. Vendré a verte", tantos "te quiero" que luego se quedaron en nada más que palabras bacías.
Arriesgar. ¿Debía arriesgarme? O mejor dicho, ¿debía arriesgarme otra vez a que me rompieran el corazón?
Era tan sencillo que él me rompiera el corazón… SHIELD siempre estaría por delante de mí, eso estaba seguro.
¿Valía la pena? ¿Valía la pena lo que iba a ganar por todo lo que tendría que arriesgar para ganarlo?
Por favor, que alguien cree un libro de instrucciones para esto, sería todo muchísimo más fácil.
Dejé caer mis piernas por el borde de la rampa del avión, la cual estaba abierta y eché la cabeza para atrás tapándome la cara con las manos y solté un gemido frustrado. Me mantuve con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados hasta que sentí algo fría tocar mi hombro.
Cuando abrí los ojos lo primero que vi fue una cerveza y la mano de Alice sosteniéndola. Cuando la cogí se sentó a mi lado.
-Te he escuchado pensar desde la planta de arriba- me dijo.
-Que buen oído mental- bromee.
-¿Qué te pasa?
-No puedo dejar de darle vueltas.
-¿A lo de ese chico?- me preguntó con comprensión en los ojos-. Tienes que dejar de tener miedo al rechazo.
"No puedo".
-Eso es fácil decirlo- le contesté.
-El individuo se forma gradualmente bajo la influencia de factores hereditarios, el ambiente social y la experiencia personal- me dijo.
-¿Qué demonios significa eso?- le pregunté totalmente confundida.
-A ver cómo te lo explico. Al naces, el ser humano tiene un sistema nervioso tan poco maduro que no es capaz de comunicarse con el exterior de una forma totalmente competente, ni siquiera para mantenerse vivo. ¿Hasta ahí me sigues?- me preguntó y yo asentí-. Esto explica por qué un bebe necesita continuamente del contacto de otra persona para su supervivencia. Pero esto también nos enseña nuestras primeras lecciones sobre el afecto y la confianza.
-No entiendo a dónde quieres llegar- le interrumpí antes de que me soltara todo el libro de psicología.
-Desde que eras un bebe has estado expuesta a una clase de rechazo que pocas personas llegan a experimentar en su vida. Tienes traumas que afectan a tu confianza, y eso es normal. Podrías tratártelos, pero has aprendido a vivir con ellos y tú misma no lo crees importante hasta que no te encuentras en una situación como está.
-Sigo sin entender en que me va a ayudar que me psicoanalices.
-Estas esperando a que él de el primer paso, y cuando lo de tu aceptaras, pero cuando la cosa se ponga seria saldrás corriendo como hiciste conmigo, y también lo hiciste con Miles y anteriormente a cualquiera de nosotros con ese tal Andy. Necesitas ayuda Skye, y si no la aceptas jamás podrás ser feliz, ni con él ni con nadie.
Y con eso se levantó y se fue dejándome ahí sola, con aun más dudas rondando mi cabeza, llorando y con ganas de gritar.
Pero la verdad es que no estuve mucho tiempo sola, porque pronto noté como una manta pasaba por mis hombros y alguien se sentaba a mi lado. Alguien que justo en ese momento me hacía querer huir y encerrarme en mi habitación para el resto de la semana.
-¿Estás bien?
-Sí, Ward, no te preocupes.
-¿Es por tu ex?- me preguntó con una voz que me dijo que si había acertado no quería saberlo.
-Sí, es por mi ex, pero no por lo que tú piensas. Esa etapa pasó.
-Entonces, ¿Por qué lloras?- me preguntó confundido.
-Porque me ha hecho darme cuenta de algo que yo prefería ignorar.
-¿Y qué es eso que preferías ignorar?
Le miré a los ojos unos segundos antes de contestar, en parte para aclarar mis ideas.
-Que no soy capaz de confiar en las personas, que prefiero huir como una cobarde a dejar que alguien pase otra vez y luego se valla así de un plumazo. Que tengo miedo y que… y que sola no puedo salir de esto y es un puto círculo vicioso. Necesito dejar a la gente entrar para que me ayude, pero soy incapaz de dejarla entrar porque estoy tan sumamente aterrorizada que no puedo seguían adelante, así que huyo.
-Te entiendo.
-Soy incapaz de formar relaciones interpersonales de verdad de ningún tipo. Soy capaz de guardar los secretos de los que me rodean, pero rara es la persona que tiene alguno mío. Cuando siento que se está creando un momento medianamente familiar, prefiero quedarme al margen y cuando me enamoro de alguien siempre espero a que esa persona del primer paso y cuando la cosa se pone seria huyo sin mirar atrás. Creía que podía vivir así, pero no puedo. Quiero ser feliz, quiero ser capaz de confiar en las personas ¿Eso es egoísta?
-No- me respondió poniendo mi pelo tras mi oreja.
-Necesito ayuda.
-Entonces déjame ayudarte, si quieres mi ayuda aunque yo tampoco esté muy completo ¿la quieres?- yo asentí con la cabeza-. Entonces tienes que prometerme una cosa.
-¿El qué?
-Que no huirás.
Y me besó.
