Sentimientos que aún no mueren
Si habia una cosa que justo en este momento no quisiera recordar eran justamente sus aventuras con él.
¿Y cuál era la razón? Simple y llanamente porque dolía. Pero si tuviera que escoger que era lo que mas le habia dolido de todo ello diría que, aquella tarde, cuando el estaba en el bosque y un halcón mensajero le trajo un sobre que haría que todas sus esperanzas se derrumbaran completamente.
Era especialmente interesante ver como un simple papel puede provocar tal grado de vacío, de tristeza y aunque le costara admitirlo...lágrimas.
Te invitamos a nuestra boda
Naruto y Hinata
Claro que decía más cosas, pero para Sasuke estas podrian irse todas a los ojos de la demás gente. Las únicas palabras que quedaron en su mente fueron BODA y NARUTO Y HINATA.
Bien, pensar en todo eso ya no tenía sentido y menos ahora que se dirigía a su dichosa aldea después de haber terminado su viaje de "redención de pecados", el cual solo había sido para reflexionar sobre lo que sentía por todos, por Konoha. Pero especialmente por el culpable de todas sus noches de insomnio...Naruto.
-¿Uchiha Sasuke?-alcanzó a escuchar de uno de los ninja de la entrada de la aldea-¡Uchiha Sasuke!-oh, ya se había dado cuenta-¡No puedo creer que al fin haya vuelto!, Su equipo lo extrañó mucho!-¿Naruto lo había extrañado? Oh si supiera cuanto Él lo había en verdad extrañado...
Después de ser anotado en la lista de control de salidas y entradas de la aldea, siguió su camino por el nocturno paisaje que le ofrecía Konoha.
¿A donde debía ir primero? Todo parecía señalar que con Naruto era la mejor opción, después de todo había hecho el viaje para verlo a él, pero, ¿donde vivía? Habría que preguntar a algún habitante de ahí
Pero eso no hizo falta, cuando se dirigía a la torre del hokage, la persona que buscaba emergió de la puerta del edificio. Oh no, este no era el momento.
Naruto apareció y la mente de Sasuke se congeló. No podía decir que habían pasado muchos años pero tampoco fue un periodo para subestimarse. Naruto había cambiado, pero más que eso, lo que ahora atacaba a la mente y el corazón de Sasuke eran los sentimientos de tantos y tantos recuerdos con él.
-¡Sasuke!-como era de esperarse del rubio, este corrió hacia él y se vió envuelto en sus brazos-¡Regresaste ttebayo! Al fin, No sabes cuanto te extrañamos Sakura-chan, Kakashi-sensei y Yo- Así que Naruto si lo había extrañado
-Que bien- respondió corta pero amablemente
-¡No sabes todo lo que tengo que contarte!,¡Me casé! ¡Y tú no fuiste a mi boda, teme!
-Es que no tenía tiempo para llegar, me encontraba muy lejos de la aldea- mentira, mentira, mentira...
-Ah ya veo, ¡Oye te invito a cenar a mi casa!- dijo alegremente. Pasar un buen rato con el Uzumaki no parecía mala idea asi que ¿porqué no?
Y se fueron caminando a lo que parecía ser la nueva casa de Naruto, pues la ruta que llevaban no era la que él conocía. Después entre su platica salió a la luz que efectivamente se había comprado una casa...y que vivía con Hinata.
-Te puedes quedar a dormir en mi casa, y mañana, los dos vamos a ver a Sakura-chan, estará de seguro muy feliz de verte- comentó el rubio sin darse cuenta de como afectaron sus palabras al Uchiha.
Sakura...otro tema que no quería tocar, parece que enserio lo había esperado. Aquella vez que partió al viaje del cual actualmente volvía, le había agradecido por haberlo esperado y perdonado, pero eso era todo. No quería ilusionarla con algo que no podía ser, porque a pesar de todo, no sentía nada por ella mas que un sentimiento de compañerismo.
Mientras pensaba en esto se dió cuenta que ya habían llegado a la casa del Uzumaki.
Entraron en la casa e inmediatamente Sasuke se arrepintió de haberlo hecho.
Hinata estaba sentada en el sofá tejiendo, mientras tarareaba una canción, mientras tenía algo puesto en la estufa que estaba hirviendo. Al parecer era arroz.
-¿Sasuke-kun?- Otra con la pregunta estúpida, ¿Que acaso había mucha gente parecida a él? ¿O esque talvez la estaba odiando por adelantado solo por ser la esposa de Naruto?
-Hinata, ¡Sasuke ya volvió!- Naruto caminó hasta quedar al lado de ella y desde ahí apunto a Sasuke- ¡Tengo que darle la bienvendida, así que lo invité a cenar dattebayo!
-Que bien que hayas vuelto Sasuke-kun, en un momento les sirvo- ofreció amable Hinata, pero Sasuke no pudo evitar escuchar cierta ¿cómo decirlo? Molestia mal disfrazada en su voz
-Ven Sasuke, sientate ahí- dijo el rubio apuntando un asiento frente a él en su amplia mesa rectangular
Hinata llegó y sirvió a cada quien su respectivo plato, pero de nuevo Sasuke notó cierta hostilidad en su manera de verlo y tratarlo. Si, definitivamente, su relación con ella ya iba por un muy mal camino.
La cena fue amena, a excepción de las miraditas de rencor que le enviaba la Hyuuga, fue la tranquila platica de viejos tiempos con su amigo lo que la hizo cómoda.
-Sasuke, ven conmigo a la sala, quiero enseñarte algunas cosas ttebayo- Comentó Naruto. Sasuke asintió y ambos se levantaron de la mesa, dando gracias por la comida.
Naruto se sentó en uno de sus suaves sillones mientras tomaba un grueso libro azul.
-¡Te enseñare las fotos de mi boda!- No, no, no, no podía ver eso, no cuando acababa de llegar, no cuando apenas podía acostumbrarse a la idea de Hinata y Naruto como esposos. Por supuesto que se había preparado mentalmente caminando hacía la aldea a ver a los dos como un feliz matrimonio, sin embargo había cosas para las que aún no estaba preparado, y esta era una de ellas. Pero terminó haciendo lo que venía haciendo desde un inicio, actuar para ocultar su dolor, no podía ser tan difícil.
Ahí sentado al lado de él, pudo ver la sonrisa emocionada que tenía Naruto mientras abría su álbum. Entonces vió lo que no debía ver.
Naruto estaba al lado de Hinata en todas las malditas fotos, ambos sonriendo, y los demás invitados también lo hacían, todos sonreían, todos estaban felices, en verdad parecía que la pareja estaba enamorada y a todos les agradaba bastante su relación.
-Naruto- pensó Sasuke, esto le afectaba más de lo que debería. Sasuke no era ningún tonto, desde joven con el equipo 7, se había dado cuenta que lo que sentía por Naruto era más que amistad, que no lo haya querido aceptar era punto y aparte. Sus acciones también habían dejado mucho de que dudar cuando eran jóvenes, porque siempre quizo aplastar esos lazos que tenía y sigue teniendo con él, pero en aquella batalla en el Valle del fin se dió cuenta que era imposible y peor aún, terminó amandolo más de lo que ya lo hacía. Y en su viaje se dió cuenta que su felicidad estaba al lado de él. Y verlo con esa hermosa sonrisa al lado de alguien que no era él, era algo que su ya de por sí, maltratado corazón, no podía soportar. Talvez por más que se hubiera preparado para ello, su reacción seguiría siendo siempre la misma.
Entonces sintió un terriblemente familiar ardor en los ojos. Oh no, no debía llorar. No ahí, no ahora, no con él. Intentó detener las lagrimas que amenazaban con recorrer sus mejillas pero fue en vano. Tenía que irse de ahi ya...YA.
-¿Sasuke?¿Estás bien?- Naruto ya se había dado cuenta que el Uchiha tenía la mirada baja y estaba volteado al lado contrario de donde estaba él.
Sasuke no dijo nada y se levantó silenciosamente del sillón, bajando todo lo que podía el rostro para que nadie viera sus frías lágrimas. Se dirigió a la puerta dispuesto a salir de ahí lo más rápido posible, pero sintió como alguien lo tomaba del brazo. Volteó para encontrarse con la azul mirada del culpable de su llanto.
-¿Sasuke?¿A donde vas? Espera...¿Estas...lloran...-no pudo terminar la frase. Sintió como Sasuke soltaba violentamente su único brazo del agarre que ejercía y vió como a velocidad ninja, salía corriendo de su casa.
-¡Sasuke!- por supuesto Naruto lo persiguió, pero como era de esperarse de Sasuke este ya se había esfumado- Sasuke...
Mientras tanto se escuchaban los pasos fuertes de Sasuke sobre la vereda, una vez que había perdido a Naruto de vista, empezó a correr sin ningún sigilo por la aldea, sin saber exactamente a donde iba. Lo mejor era ir con Kakashi, el cual era el actual Hokage, de seguro él solucionaría sus problemas de vivienda.
Sus lágrimas caían desenfrenada y desesperadamente por sus ojos.
¿Porqué con ella?¿Porqué no él?
El dolor era insoportable, y dicho dolor se manifestaba en sus lagrimas que no parecían tener intenciones de detenerse.
