JOHN SMITH POV
Aquella taberna de las afueras apestaba a vino, pero era un buen sitio para recabar noticias. Llevaba la capucha puesta, como solía hacer desde hacía tiempo. No podía descubrirme. En la mesa de al lado, el grupo que estaba jugando a las cartas empezó a pelearse, porque uno decía que el otro había hecho trampas. El tabernero servía pintas con mucha espuma y poca cerveza, y delante del fuego, un hombre hablaba a cerca de la fiesta que había dado el rey esa noche en el palacio. Hablaba de una chica india que había sido invitada de honor de Sus Majestades esa noche, y que por lo visto les había aguado la fiesta a todos y había sido llevada a la Torre.
-¿Decís que no es verdad? Pero la historia me la ha contado un guardia que estuvo allí: el rey pedirá su cabeza. ¡Maldita salvaje! Hehehe. ¡Si! Seguro que el viejo John Rolfe desearía no haber conocido jamás a Pocahontas.
¿QUÉ? ¿Qué hacía ella aquí, en Londres? ¿Y la habían llevado a la Torre? Tenía que hacer algo. Así que salí del local como alma que lleva el diablo, cogí el caballo que estaba atado fuera y salí al galope hacia la ciudad. Mientras recorría veloz el camino hacia Londres, pensaba en el lugar hacia el que me dirigía: la casa de John Rolfe. Sabía que era un hombre importante en la corte, y no sabía que relación tenía con Pocahontas. Pero ese hombre había dicho que "debía haberse arrepentido de conocerla", así que supuse que estaba de parte de ella.
Legué a la mansión de Rolfe. Me dirigí al jardín trasero, para entrar a la casa saltando la valla. Tuve suerte: él estaba allí, de espaldas a mí y de rodillas. Me fue fácil saltar al interior del jardín, y me dirigí hacia él, con la capucha puesta.
-¿Quién eres? ¿¡Qué quieres!
-Tranquilo. He venido a saber qué ha sido de Pocahontas. Guarda esa espada.
-Te he preguntado quién eres. ¿Por qué quieres saber de ella?
No me apetecía darle explicaciones a un hombre al que no conocía, y que tenía una espada contra mi pecho. Así que opté por que mi reputación hablara por mí. Me quité la capucha, deseando que él supiera quién era, y cuál era mi historia en Virginia. Cuando finalmente vio mi rostro, su expresión de sorpresa fue tal que dio varios pasos hacia atrás.
-Tranquilo, no soy un fantasma. No llegué a morir cuando Radcliffe me tiró al Támesis. ¡Hey Percy, Meeko! Hola Flit, ¿también estáis vosotros aquí?– me agaché a saludar a los amigos de Pocahontas, que habían salido al jardín.
-¿Que Radcliffe te…?
-Olvida esa parte ahora. Lo importante es rescatar a Pocahontas.
-¿Y como diablos piensas hacerlo? ¡Está en la Torre! Allí no se entra a no ser que te hayan condenado…
-¿Sabes que acabas de darme una idea?
JOHN ROLFE POV
Smith volvió a ponerse la capucha tras trazar nuestro plan: él se haría pasar por prisionero, y yo le llevaría a la Torre. Una vez dentro, él se encargaría de distraer a los guardias mientras yo sacaba a Pocahontas de la celda.
Remé hasta llegar a las puertas de la Torre; Smith iba atado, por lo que no era de mucha ayuda al respecto. Una vez llegamos a las rejas, recé por que el plan tuviera éxito.
-¡Alto! ¿Quién anda ahí?
-John Rolfe. Traigo un prisionero – me pasé el dedo por el cuello, a modo de cuchillo. Sabía que a los soldados les encantaban las ejecuciones.
-¡Abrid la reja!
Pasamos al otro lado, y saqué a Smith de la barca tirando de la cuerda a la que estaba atada la madera que le puse a modo de esposas. Cuando el jefe de la guardia fue a examinar al extraño "prisionero" encapuchado que le llevaba, Smith se quitó las esposas y se las puso al guardia. El plan iba bien: se deshizo de ellos y salió corriendo.
-¡Se escapa! ¡Cogedle! – les grité al que aún estaba de pie. Cuando se fue, cogí las llaves de las celdas de un gancho y me dirigí escaleras arriba. – Vamos a buscarla, Flit.
Una vez en el piso de arriba, Flit se encargó de dar con la celda en la que estaban Uttamatomakkin y Pocahontas. El colibrí entró a la celta y oí a Pocahontas exclamar "¡Flit!" mientras yo abría la puerta.
-¡John! ¡Sabía que vendrías! – me dijo echándose a mis brazos y abrazándome. Oyendo el frufrú de la capa de Smith en la puerta, le devolví el abrazo. ¡Qué pena que estuviera de espaldas a él! Me habría encantado verle la cara…
-No hay tiempo. Debemos irnos. – Nos separamos y nos volvimos hacia la puerta. Ella se asustó al ver a un hombre encapuchado cerrándonos el paso, pero más aún cuando se quitó la capucha y vio quién se escondía bajo ella.
POCAHONTAS POV
¿ÉL? ¿Cómo era posible? ¡Estaba muerto! Thomas me lo había dicho, muchas, muchas lunas atrás. Todo el mundo lo sabía…
-John Smith… - me acerqué a él. Quería tocarle, saber que era real, que realmente estaba allí. Pero entonces recordé que John Rolfe estaba también allí, y que horas antes había estado a punto de besarle: que sentía algo por otro hombre. Y me contuve, con una fugaz mueca de dolor en el rostro – Yo… Creía que habías muerto… - era una disculpa casi patética para lo que le había hecho: le había traicionado, aunque él no lo supiera.
-¡Qué exageración! – me contestó, con su tono desgarbado y esa voz que llevaba tanto tiempo sin oír. En ese momento, se escucharon ruidos de soldados en el pasillo - ¡Vámonos!
John (Smith) nos dijo que nos escondiéramos detrás de la puerta. Arrancó un trozo de mi vestido y lo ató a la ventana, para que pareciera que nos habíamos descolgado por ella. Su plan funcionó: cuando los guardias se acercaron a la ventana, solo vieron a Meeko que saltaba a otro balcón, y John les cerró la puerta de la celda, dejándolos encerrados.
-¡Disfrutad del aposento!
Salimos corriendo por una escalera exterior, pero unos guardias nos cerraron el paso. Yo aún no podía creer que John estuviera vivo.
JOHN SMITH POV
Pocahontas era tan hermosa como la recordaba. Pero con aquel vestido, aquel peinado, los polvos en la cara y sin el collar de su madre… era como otra persona. Pero en realidad, mi Pocahontas estaba debajo de todo aquello. Aún podía verla.
-Yo me encargo de esto. – en un arrebato de heroicidad, Rolfe se enfrentó el solo con su espada contra al menso 10 soldados. El muy presumido empezó a batirse con cada uno, desarmándolos. Muy pegado de sí mismo, sonreía de lado. Yo me apoyé contra una puerta, atrancada con una madera. Entonces se me ocurrió una idea: cogí la madera y salí corriendo escaleras abajo.
-¡Disculpa! – le dije a Rolfe mientras pasaba a su lado. Me llevé por delante a todos los soldados, que cayeron en un carro de paja. Me volví a hacia Rolfe sonriendo por la eficacia de mi plan.
-Ah… Muy elegante… - me dijo con mala cara. El pobre no había terminado de lucirse.
Al llegar abajo, el indio que acompañaba a Pocahontas tiró a unos soldados de sus caballos, consiguiéndonos monturas para escapar. Atravesamos el puente al galope, aunque el indio iba corriendo, perseguidos por más soldados.
-¿A dónde vamos? – me gritó Rolfe desde su caballo al galope
-A una casa en las afueras. Nadie sabe que es mía, así que no nos buscarán allí. Seguidme.
