Adrien tenía un día de gatos luego de que su novia Marinette se enojó con él. Y si, había metido la pata cuando le dijo que las modelos que trabajaban con él era más sexys que ella.
Bueno en realidad no lo dijo porque si lo hubiera dicho, no estaría vivo en estos momentos. Ella dijo todo eso y bueno él, honesto como siempre, no lo negó.
Ella al ver que no hacia ningún intento por denegárselo, se enojó y se retiró muy enfadada. Y ahora no les contestaba las llamadas, y luego de un tiempo había apagado el celular.
Por ese motivo ahora como Chat Noir golpeaba su ventana en un intento de que le abra. La cual estaba cubierta por cortinas y no podía ver el interior.
— Lo siento, perdóname, Marinette.
Dijo por décima vez acompañado de golpeteos incesantes al cristal.
A los segundos, ella descorrió la cortina mostrando que estaba vestida por un albornoz. Lo miro al gatito y con una sonrisa de lo más sugestiva, empezó a juguetear con el cinturón del mismo ante la mirada desorbitada del gatito. Hasta que lo desato y abrió su bata unos tres segundos, antes de volverla a cerrar.
En los cuales Chat Noir estaba boquiabierto y muy sonrojado al ver como ella llevaba puesto un pijama de encaje de color rojo con lunares negros que contorneaba su esbelta figura.
— ¿Cómo me veo? —Le pregunto Marinette detrás del vidrio.
— Y-yo no llegue a verlo, realmente —Balbuceo sintiéndose impaciente por entrar— Abre la ventana.
Ella siguió sonriendo y negó con la cabeza.
— No lo vi ¡Date prisa y abre!
Ella bufo sin creerle ni un segundo y corrió las cortinas tapándole la visión al pervertido minino.
— ¡Marinette! ¡Marinette! ¡Marinette!
Comenzó a exclamar golpeando la ventana otra vez. Desesperado e impaciente al sentir esa erección que presionaba sus pantalones.
— ¿De verdad me vas a hacer esto? ¡Abre la ventana!... Déjame entrar
Al decir eso inmediatamente se descorrió la cortina mostrando a Marinette con el albornoz abierto descubriendo sus hombros y parte de su pecho que el escote dejaba ver.
Le tiro un beso con su mano y despidiéndose con la misma. Cerró nuevamente la cortina.
— ¡Marinette! ¡Abre la maldita ventana! ¡Marinette!
Gritando su nombre y suplicándole que abra, empezó a arañar la ventana como un gato muerto de hambre y quiere comer. Y sí que él quería comer…
Comerla.
Por supuesto podría desintegrarla con el cataclismo, pero luego de haber hecho hace tiempo lo mismo con la escotilla, motivo por el cual no le hablo por dos semanas. No quería tener repercusiones de nuevo.
Entonces empezó a emitir maullidos lastimeros mientras se quedaba pegado en la ventana, suplicando una y otra vez. Esperando que la abra, pero al final no lo hizo.
Todo por no decirle que era sexy aquella vez. Y Chat Noir, su erección y sus rasguños que quedo marcado en la ventana. Demostraba cuan sexy era Marinette como también lo rencorosa que es.
