Diclamer: Resident Evil y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a Capcom.

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Habían pasado unas horas y nuevamente era de noche. El antiguo miembro de policías estaba sobre una cama. Se había hospedado en un hotel de Trenton, una ciudad cercana a Raccoon. Las noticias empezaban a mostrar las primeras imágenes de Raccoon City, o lo poco que quedaba de ella. Desde que entró en el laboratorio subterráneo de Umbrella, no había sabido que había sido de Raccoon City y saber el trágico destino que había sufrido fue toda una revelación.

Saber que una planta nuclear había causado una explosión de tal magnitud que arrasó y sacó a Raccoon, literalmente, fuera del mapa lo había sorprendido. Sentía mucha pena por las personas que, creyendo estar seguros y a salvo refugiados en sus hogares, murieron en cuestión de segundos.

Como policía pudo haber hecho más de lo que hizo ese día, al menos eso se decía así mismo. Aun no estaba enterado de toda la verdad tras ese incidente, tampoco sabía cuán grande era la participación de Umbrella, pero tenía una idea de ello.

De una población de más de cien mil personas, solo pudieron salir junto a él dos personas, simplemente dos personas. Ya se había culpado así mismo hace unas horas, y aunque Clare le dijera que él hizo lo que estaba a su alcance para protegerla a ella y a la Pequeña Sherry, no podía ignorar el sentimiento de culpa. El hecho de que ese era su primer día como policía no le parecía una excusa como para haber salido de esa ciudad solo con dos personas.

Cambiaba de canales constantemente, en un intento por disipar esa frustración, pero ver en casi cualquier canal el mismo tema, le hizo imposible disipar su frustración y culpa.

Mientras su cabeza era un caos psicológico, el cuerpo del castaño era rodeado por el agarre de una mano. Casi la aleja de él, con un salvajismo instintivo nacido por los constantes ataques zombis, pero recordó que solo había una persona a la que pudiera pertenecerle ese pequeño y cálido brazo— Sherry —susurro Leon, viendo a la pequeña dormir a su derecha. Bajó el volumen de la televisión. Hacía apenas unas horas que había parado de llorar y no quería que su sueño se viese interrumpido.

Vio una vez más la televisión y la apago. Ya habrá tiempo de ponerse al día en cuanto a las noticias, pero no ahora. Con su mano izquierda quitó algunos mechones que colgaban sobre la nariz de la pequeña— no te preocupes —dijo silenciosamente el castaño— ahora estas a salvo, te lo prometo —mientras el castaño acariciaba la rubia cabellera de Sherry, el sueño fue poco a poco adueñándose de él.

Había dejado atrás a todos los zombis, a los monstruos y a Raccoon. De ese infierno solo se salvaron tres personas, incluyéndolo a él; Claire había partido ese mismo día en busca de su hermano, Chris; Sherry era todo lo que le quedaba, y mientras sus ojos se cerraban, juró solemnemente que nada malo le pasaría mientras él aun siguiera con vida.


Corto, lo sé, lo sé, pero es solo un piloto, les prometo que los siguientes capítulos serán más largos y trataran de todos los personajes de la saga.