El DÍA QUE ME ENAMORÉ DE TI

No sé exactamente cuando pasó, no sé exactamente como pasó... somos tan diferentes y a la vez tan iguales... estoy confundido, mi cabeza da miles de vueltas y trata de volver el tiempo atrás pero no puede, no encuentra aún la respuesta que estoy buscando....

Un día especial, ayer por la tarde que rozaste mi mano al tomar la copa, provocaste que mi cuerpo vibrara al contacto con tu piel, reaccioné al instante, mis fuerzas flaquearon y solté la copa, cayó y el fino cristal del que estaba hecha se estrelló en el suelo partiéndose en pedazos, derramando el líquido por el suelo.

El líquido, valioso líquido que se derramaba haciendo que mi esfuerzo y mi tiempo... mi cariño y el amor que puse en hacer ese suero, la poción que habría de tocar tus labios, la que habría de controlar la bestia que llevas dentro... yo te culpé, reaccioné con enfado y mi orgullo tonto me dijo que debía proyectarlo en ti, me dijo que no debía de enojarme conmigo.... te ofendí nuevamente, discutí contigo y te reclamé el cristal de la copa... ese cristal no vale nada.

Tu te disculpabas y me decías que no había sido tu intención, me mirabas a los ojos y me decías palabras suaves para tranquilizarme, yo estaba cegado, no podía creer que mis manos pudieran ser tan tontas, que mi cuerpo aún no supiera reaccionar ante el toque de tus manos, ante tu mirada sobre mí...

Alzaste la voz "Fue solo un accidente" me decías, mientras yo seguia cegado por el orgullo y la confusión. Tu no puedes provocar esto en mí, cualquiera... menos tú; aún así lo haces, tu cercanía me provoca, me hace sacar mi instinto animal.

Aún te recuerdo cuando éramos estudiantes, siempre distante de tus amigos, siempre un paso más atrás de las bromas, de las chicas, tu nariz y tus ojos siempre metidos en un libro... excepto cuando te enamoraste de ella; ella que prefirió unir su vida a la de uno de tus mejores amigos.... entonces solo quedaban tres... Peter, Sirius y tu... siempre el más callado, siempre el que neutralizaba todo, el que nunca me hizo daño, el que nunca alardeaba de su posición... a quien siempre ataqué.

Remus... mi Remus. Nunca pensé que un día me arrepentiría tanto de lo que te dije, de lo que te hice... te llamé bestia, animal peligroso, fenómeno de la naturaleza... tu aguantabas mis insultos inclusive cuando tus amigos te aconsejaban que me respondieras. Fui un tonto. Ahora de grandes, recuerdo el año en que estuvimos juntos como parte del docente de Hogwarts, tu tenías ese puesto que tanto he anhelado... yo te envidiaba... aún con tus túnicas gastadas y roídas yo te envidiaba... eras un buen profesor y los alumnos te querían... hasta que descubrieron tu secreto... fui un tonto al dar la razón a Lucius, él no la merecía, tu debiste seguir en el puesto... ese año.

Dumbledore nos dio la opción de conocernos mejor, de borrar rencores del pasado, de comenzar de nuevo... al principio lo hice por compromiso, después te fuiste metiendo en mi cabeza como una fina espina que se clava poco a poco hasta ser casi imposible su salida. Tu misterio, tu seriedad, eres un ser casi tan solitario como yo... pero tu no guardas rencores, en tu corazón no habita la maldad, no hay impurezas ni resentimientos... eres un ser blanco... todo lo que quisiera ser yo... ahora te has ido, no sé si podré soportarlo, no sé si podré vivir con el pensamiento de que nada funcionó entre nosotros y todo fue por mi culpa, porque no te di oportunidad de defenderte, porque todo argumento tuyo resultó ser inútil ante mi orgullo cegador. Te amo... eso hubiera bastado para hacer callar las voces de enfado... te amo... si, te amo como nunca antes había amado, pero nunca lo demostré. Ahora tu nunca sabrás lo que siento por ti y tampoco sabrás que el día en que decidiste partir, fue el día en que me enamoré de ti.

Severus Snape