Azula contemplaba la gran ciudad de Ba Sing Se desde sus altas murallas con el corazón lleno de orgullo, la ciudad eterna, la última gran fortaleza del Reino de la Tierra era suya, el estandarte de la nación del fuego ondeaba imponente y ella estaba más feliz que nunca, había logrado lo imposible, lo que ni siquiera la desgracia de su tío "El Dragón del Oeste" había logrado jamás. Durante Siglos se contaría la historia de cómo ella y sus dos compañeras conquistaron ellas solas la ciudad e hicieron caer al avatar. Con esta gesta estaba segura de haberse ganado el derecho a ser la heredera de la Nación del Fuego no solo ante su padre, sino ante todo el mundo, era el orgullo de Ozai, el orgullo de la Nación del Fuego, ante el pueblo era una heroína, pero sobre todo y más importante se había ganado la absoluta lealtad y admiración de los militares, prácticamente si se levantara contra Ozai toda su nación la apoyaría sin condiciones, pero evidentemente no iba a traicionar a su padre, no había necesidad de ello, además de que Zuzu ya no era una amenaza, con esto sus posibilidades de heredar se habían esfumado, su único derecho era el de haber nacido antes que ella y eso ya no contaba apenas para la nobleza. A ojos del mundo ya era la heredera, solo hacía falta que su padre lo hiciera oficial.
El sonido de unas pisadas la llamo la atención, dándose la vuelta se encontró con una Ty Lee sonriente que había venido a disfrutar de las vistas también—Wow, es enrome y a la vez todo parece tan diminuto desde aquí—Dijo asombrada mirando a ambos lados de la muralla.
—Una vista impresionante, en efecto— Azula observó a Ty Lee, había sido una aliada mucho más útil de lo que había pensado en un principio, no es que la subestimara, pero desde luego no esperaba que hubiera crecido tanto desde la última vez que se vieron— Ha sido una aventura divertida ¿No crees?— Ahora con el buen humor que tenía no podía sino admitir que se lo había pasado bien con a Ty Lee y Mai estas semanas, desde luego no hubiera sido lo mismo sin ellas, aunque debía tener cuidado, era esta clase de sentimientos de los que su padre le advertía, sentimientos de debilidad que podría usar en tu contra o simplemente hacerte débil, desde luego no quería ser como Zuzu… o su madre.
—La verdad es que ha sido mucho más divertido de lo que creía ¿Quién iba a imaginar que yo pasaría a la historia como una de las conquistadoras de Ba Sing Se? ¡Es increíble!
— ¡Ja! Y tú que querías quedarte a vivir el aquel circo tan cutre— El buen humor de Ty Lee se desvaneció al recordarla como la había "convencido" para unirse a su búsqueda, Azula sintió que algo se le removía en el estómago ¿Culpabilidad? Eso era imposible, ella no podía tener esa clase de sentimientos inútiles, había hecho lo que era necesario y no debería de arrepentirse o sentirse mal por ello, sin embargo al ver la cara de TY Lee esa sensación desagradable en su estómago aumento.
—Sí, ya…— Ty Lee contesto sin ganas, desde luego por muy alegre que pareciera estar se podía notar que estaba resentida con ella, lo que no ayudaba a su estómago.
—Bueno, lo que quiero decir es que… sé que estuvo mal lo que hice ¿Vale? No debería haberte obligado a venir conmigo, pero de verdad necesitaba tu ayuda—Ambas quedaron igual de sorprendías ante la repentina disculpa de Azula, ella nunca se disculpaba porque eso significaba que había hecho algo mal, y ella no hacía nada mal, era perfecta, sin embargo, había pasado, por lo menos su desagradable sensación en el estómago había desaparecido, y Ty Lee parecía volver a recuperar su ánimo de siempre.
—Bueno, desde luego no fue muy amable de tu parte pero sin embargo si me hubiera quedado allí me hubiera perdido esta aventura—Azula se alegró de oír aquellas palabras.
— ¿Entonces te alegras de venir conmigo?—Azula no necesitaba la aprobación de nadie, sin embargo con Ty Lee parecía ser distinto, desde pequeñas siempre parecía querer impresionar a su amiga y quedar bien frente a ella, no entendía por qué, quizás era el hecho de que pese a no ser una maestra, Ty Lee podía seguirla el ritmo perfectamente y eso, al fin y al cabo, era merecedor de su respeto.
—Sí, ha estado bien, gracias por contar conmigo.
—Siempre es un placer estar a tu lado—Ambas se quedaron callas ¿Por qué había dicho eso? No debería haberlo dicho, no era verdad para empezar ¿O sí? Debía ser culpa del aire que se respiraba encima de la muralla, no le debería llegar bien a los pulmones y le hacía decir tonterías sin sentido alguno, sí, eso debía ser.
—El placer es mío Azula—Contestó Ty Lee con un ligero rubor en su rostro ¿Por qué estaba ruborizada? ¿Y por qué le quedaba tan bien? Maldición, no estaba preparada para estas cosas, su buen humor había hecho que bajase la guardia, esto no podía continuar así.
—Claro que es un placer para ti, ahora volvamos al palacio creo que el aire de por aquí esta enrarecido o algo peor.
—Como desees princesa— El tono meloso de su voz hizo que la ruborizada ahora fuera ella ¡Por los espíritus! Esperaba que no hubiera cometido ninguna estupidez.
Una semana antes. En el palacio de la Nación del Fuego
Otro consejo de guerra había terminado por fin dejando al señor del fuego Ozai a solas en el salón del trono, estas reuniones le empezaban a aburrir de sobremanera ¿Para qué esas reuniones? La guerra ya casi estaba acabada, y con el Cometa de Sozin aproximándose pronto borraría de la faz de la tierra a Ba Sing Se y al avatar, y, además, todos aquellos que se le opusieran acabarían igual que los maestros del aire que su abuelo extermino. Tan solo esperar el cometa y el mundo sería purgado por el fuego de las otras formas impuras de control, y de sus cenizas un nuevo mundo renacería como el ave fénix, si, ese sería un buen título para él "El emperador Fenix" o el "Rey Fénix", un mundo gobernado por el fuego y hecho a la imagen y semejanza de él mismo.
Los pensamientos de Ozai fueron interrumpidos al abrirse la puerta del salón del trono, corriendo y claramente con gran apremio entro uno de sus generales, Ozai tuvo que contenerse para no quemarle allí mismo ¿Cómo se atrevía a entrar en la sala del Señor del Fuego sin pedir permiso? El hombre llego hasta él y se postro rápidamente.
—Mi señor traigo noticas importantes del frente.
—Espero que sea lo suficientemente importante como para preséntate sin avisar, por tu bien lo espero—El general trago saliva algo nervioso.
—Así es mi señor, son grandes noticas de hecho. Ba Sing Se y el avatar han caído, la ciudad es nuestra
— ¿Cómo? ¿Cunado ha sucedido eso? No me han llegado reportes de un asedio a la ciudad en meses más allá del fracaso del taladro en la muralla— ¿Quién se había atrevido a robarle la gloria de destruir él mismo la ciudad? Y además, quien fuera quien lo había hecho también había acabado con el avatar, ahora mismo el conquistador de Ba Sing Se presentaba una amenaza mayor que el avatar para su reinado, si la lealtad de sus soldados se iba hacia este nuevo "héroe" de la Nación del Fuego…— ¿A quién debemos de "agradecer" esta gran gesta para con nuestra nación?
—Su hija mi señor, la princesa Azula se infiltro en la ciudad con dos de sus amigas y organizo un golpe de estado que acabo con ella controlando la ciudad.
— ¿Azula ha conquistado Ba Sing Se con únicamente tres personas?— Estaría realmente orgulloso e impresionado si no fuera por el peligro que suponía su hija ahora. Azula, su fuente de mayor orgullo, pero también de su mayor odio, nacida con suerte y talento, igual que el traidor de su hermano. Pero ahora Iroh era un paria y Azula no era más que su títere, una herramienta de él, y si le traicionaba y se interponía en su camino la aplastaría, con Zuko fue piadoso, no mostraría la misma piedad con ella— Así que mi hija ha conseguido lo que ninguno de nuestros generales ha logrado en cien años…
—Hay más mi señor, cuando la princesa se infiltro encontró al príncipe Zuko y al general Iroh en la ciudad como refugiados, la princesa logro capturar a su tío y unió fuerzas con el príncipe, fue él que mato al avatar mi señor, además en estado avatar, el ciclo se ha roto, nos hemos librado del avatar para siempre —Eso sí que era interesante, así que la desgracia de su hijo había logrado por fin completar la misión que se le encomendó hace tres años, capturar o matar al avatar, no solo eso sino que además había librado a la Nación del Fuego de sus futuras reencarnaciones.
—Impresionante—Susurro más para sí mismo que para el general—Puedes retirarte— Cuando el general salió por fin de la sala Ozai pudo dejar fluir sus pensamientos libremente.
Por fin su hijo había hecho algo de provecho, casi se sentía un padre orgulloso, casi. Era gracioso como todos pensaban que él odiaba a Zuko y que Azula era su favorita, nada más lejos de la realidad, él no odiaba a Zuko, se odia a lo que se teme, a lo que se desconoce, o a lo que se envidia, el odio es un sentimiento hacía un igual, con su hijo solo sentía despreció e indiferencia, el desprecio que se tiene a una alimaña o la indiferencia que se le tienen a los animales inferiores como los insectos. Pero incluso una alimaña podía hacer bien su trabajo, de vez en cuando. Aunque no le gustaba la idea de traer de vuelta a Zuko, una alimaña seguía siendo una alimaña aunque se vistiera de príncipe y llevara la corona del señor del fuego, pero él había cumplido su cometido, así que tendría que tolerarlo, de momento.
El otro problema era Azula, era una amenaza y debía lidiar con ella, para empezar ¿Por qué había ayudado a su hermano? Durante su infancia se aseguró que Zuko y Azula se odiaran hasta lo indecible para evitar cualquier alianza entre ellos dos en el futuro ¿Por qué ahora le ayudaba? ¿Acaso su hija ya había empezado a conspirar contra él y su hermano era su herramienta? No, eso no podía ser, Zuko era muy dependiente, siempre buscando la atención suya o de su madre, lo cual lo hacía el títere perfecto, sino fuera un inútil, además dudaba de que Zuko confiara en Azula, su envidia hacia su hermana se lo impedía. No, ella debía tener otros motivos para haber hecho eso ¿Pero cuáles? Lo que si estaba seguro es que tenía que acabar con Azula antes de que ella acabara con él, pero por ahora no podía a hacer nada salvo mantenerla alejada de él y el poder central de la Nación del Fuego, ella no podía volver a la capital bajo ningún concepto. Ozai sonrió cuando una idea se ilumino en su mente, una recompensa para Azula que a la vez sería un castigo y la primer piedra de su perdición. Ya que la ciudad de Ba Sing Se había caído era hora de nombrar un gobernador para que reinara en la ciudad en su nombre, y tenía a la candidata perfecta.
Ba Sing Se, en la actualidad
Azula quería olvidar lo que había pasado en la muralla, se había mostrado demasiado abierta, había mostrado demasiado sus sentimientos, y ahora Ty Lee tenía información de ella que podía usar en su contra, seguramente su control sobre ella se había debilitado, no solo se había descuidado ante una subordinada sino que la había hecho ver que le gustaba estar con ella. Si su padre se enterara el castigo seria horrible, Zuzu se quejaba mucho de su cicatriz pero ella tenía cicatrices tanto internas como externas, pero eso estaba bien, esos castigos la habían endurecido su carácter, su padre la había hecho fuerte, y la había convertido en quien era ahora. Su padre estaba orgulloso de ella y ella de sí misma, por lo que no podía dejar que esos sentimientos inútiles la desviaran de su camino ni dejar que nadie, ni siquiera Ty Lee, lo hiciera.
Llego a la sala del trono donde Zuzo estaba, como siempre, de mal humor, no entendía su hermano, había pasado en un día de ser un paria a un héroe nacional, gracias a ella por supuesto, y parecía seguir insatisfecho, bueno, peor para él.
—Hola Zuzu ¿A qué viene esa cara larga?— El llamarle por su apodo no ayudaba a su humor. Ah Zuko, tan irritable como siempre, fuente infinita de diversión para ella.
—Nada, solo mi molesta hermana llamándome por ese estúpido mote.
—Oh vamos, solo es un nombre cariñoso de una hermana pequeña a su querido hermano mayor— La irritación de Zuko aumento, sin embargo sonrió.
—Claro y yo soy un Oso-ornitorrinco purpura volador.
— ¿Ah sí? — Azula examinó a su hermano de cerca fingiendo buscar sus partes de animal, lo que aumento la irritación de Zuko— Vaya, eso explicaría muchas cosas.
—Para ya Azula ¿Qué es lo que quieres? — Por muy de buen humor que estuviera ella la actitud de su hermano la estaba minando su paciencia.
—No te entiendo, hemos conquistado Ba Sing Se y hemos acabado con el avatar, la guerra ha acabado prácticamente, y tú podrás volver a la Nación del Fuego como un héroe. Así que no entiendo tu mal humor.
—No "hemos" hecho nada de eso Azula, has sido tú con Ty Lee y Mai.
—Ah, es eso, bueno si quieres puedo mandar otro mensaje a la capital diciendo que tú no hiciste nada y que no te levantes el destierro.
—Déjalo ya, no es gracioso.
— ¿Ah no? Pues a mí me parece bastante divertida la situación—Zuko no respondió, seguía irritado, pero Azula detecto otra cosa, tristeza y decepción, al instante supo por qué estaba así— ¿Estás tan irritado por el traidor de nuestro tío? ¿Es por eso que estás de tan mal humor?
— ¡No es un traidor! — Grito resonado su eco por toda la sala— No hables así de él.
—Zuzu, tu viste lo mismo que yo, en el momento de la verdad salieron sus verdaderas intenciones.
— ¿Por qué tuvo que hacerlo? No lo entiendo— Esto era malo, Zuko empezaba a tener dudas ya las tenía durante la batalla y por un segundo ella pensó que se pondría del lado del avatar, las manipulaciones de su tío habían calado hondo en él. Tenía que arreglar esta situación, fingió la mayor compasión por su hermano y con una mirada triste puso su mano en el hombro de él a modo de apoyo emocional.
—Zuko siento decirte esto, pero la intención del tío nunca fue la de ayudarte en tu viaje— Azula metió la mano en su ropa y saco una figura de Pai Sho.
—Esa es la ficha del loto blanco del tío ¿Qué significa esto?
—Esto, mi querido Zuzu, significa secretos, muchos secretos— Zuko parecía seguir sin entender— Estoy segura de que Iroh no se despegaba de esta ficha ¿Verdad? Además de tener una extraña obsesión con el Pai Sho y en especial con la famosa jugada del Loto Blanco.
—Ahora que lo dices… ¿Pero qué demuestra eso?
—Que nuestro querido tío lleva siendo un enemigo de la Nación del Fuego desde hace mucho tiempo, y que cuando decidió viajar contigo en tu exilio lo hizo específicamente para que tú fracasaras en la captura del avatar, seguro que siempre estaba intentado que te lo tomaros con calma o que renunciaras a la búsqueda ¿A qué si?— Zuko permaneció callado, estaba destrozado y muy dolido, tanto que Azula sintió remordimientos que suprimió al instante, no podía tener esos sentimientos, la harían débil como a Zuko.
—No puedo creerlo, yo…—Zuko no pudo más y las lágrimas empezaron a recorrer sus cara. Azula volvió a sentir ese molesto e inútil sentimiento de culpabilidad, y encima ahora tenía la necesidad de abrazar y consolar a su hermano, pero por supuesto que no lo hizo, no podía decepcionar a su padre y dejarse llevar por los sentimientos, debía mantener el control, o la controlarían a ella.
—Oh vamos Zuzu deja de llorar pareces un niño pequeño—No le gustaba nada ver llorar a Zuzu, desde pequeños aunque la encantaba atormentarlo nunca iba demasiado lejos como para hacerle llorar, y no sabía si era por el patetismo que mostraba su hermano o que esas lagrimas lograban romper sus defensas.
En ese momento entraron a la sala del trono Ty Lee y Mai acompañadas de unos cuantos Dai Lee como guardaespaldas, aunque no los necesitaban, Azula quería asegurare de que estuvieran seguras… y controladas. Cuando vieron la situación se alarmaron
— ¿Zuko qué te pasa? ¿Por qué estas llorando?—Pregunto una preocupada Ty Lee que corrió hacia él para calmarle.
Mai, que se había quedado a cierta distancia miraba a Azula con furia— ¿Qué le has hecho, Azula?
Otra vez pasaba, todo el mundo se ponía de lado de Zuzu, pese a ser un debilucho todos lo preferían a él, excepto padre, él era el único que la entendía y la apreciaba. Y lo peor es que le dolía que Mai y Ty Lee también eligieran a Zuko antes que a ella, sobre todo Ty Lee, al fin y al cabo a Mai le gustaba Zuko así que era compresible, pero no Ty Lee, ella era suya y Zuko no tenía ningún derecho a arrebatársela.
—No pasa nada— Dijo Zuko algo más clamado y limpiándose las lagrimas— Azula solo me ha contado cosas para las que no está preparado todavía, no ha sido culpa suya— ¿Y ahora por qué él salía en su defensa? Ese idiota, podría haber usado ese momento para atraerlas hacia su lado y ganar control sobre ellas, sin embargo ha decidido contar la verdad y protegerla a ella, no lo entendía, y eso la hacía enfurecerse más ¿Acaso se creía mejor que ella?
— ¿Azula, estás bien? Te noto muy tensa—Dijo Ty Lee mirando preocupada a Azula, al oír la voz de ella se relajó y su enfado disminuyo. Da igual lo patético que fuera Zuzu y las simpatías que pudiera despertar, al final Ty Lee la elegiría a ella, y eso la causaba una agradable sensación en el estómago, siempre podía contar con Ty Lee, siempre.
—No, nada, solo que no me gusta que me acusen sin pruebas— Lanzó una mirada fulminante a Mai que la hizo encogerse un poco pero enseguida recobro la compostura y la devolvió la mirada. Esto no era bueno, ella no parecía temerla lo suficiente, pero aun así le gustaba esa mirada desafiante en los ojos de Mai.
—Si crees que me voy a disculpar…—Ambas se miraron fijamente desafiantes, Mai estaba cuestionando su autoridad, no podía permitirlo, si perdía el control sobre ella la perdería, y eso la asustaba más de lo que quería admitir.
— ¡Parad ya las dos!—Intervino Zuko molesto— Esto es estúpido.
—Sí, tienes razón Zuko— La primera en hablar fue Mai dejando su postura desafiante adoptando una más relajada—Esto es estúpido.
—Vaya, un signo de inteligencia por parte de Zuzu, que inusual— La broma de Azula la hizo ganarse malas miradas por parte de todos, incluida Ty Lee— Oh vamos, solo era una broma— La tensión aumento de nuevo entre Mai, Zuko y ella, hasta que Ty Lee decidió intervenir.
—Vamos chicos, relajaos un poco, se supone que es un día de celebración, deberíamos de estar más animados.
—Tienes razón—Habló Azula en un tono más suave y relajado— Discúlpame—Mai y Zuko se sorprendieron ante la repentina disculpa de Azula, y ella se reprendió a sí misma. Había vuelto a pasar otra vez, ella nunca se disculpaba y en lo que llevaba de día ya lo había hecho dos veces, y en las dos ocasiones con Ty Lee ¿Por qué con ella siempre? Parecía que fuera Ty Lee la que tenía control sobre ella y no al revés.
Zuko pareció perder pronto el interés en el comportamiento de Azula, pero Mai seguía intrigada, era obvio que la acróbata tenía cierta influencia sobre Azula, parecía hacerla mejor persona, era la única cadena que impedía a Azula seguir exactamente el mismo camino que su padre, pero aun no entendía porque Ty Lee tenía ese poder sobre Azula, pero empezaba a sospechar que quizás la "fría y cruel princesa" sentía algo más que amistad por la acróbata del circo ¿Seria de verdad así? Con Azula el tema de los sentimientos era tan complicado, nuca había sabido si ella era incapaz de sentir nada o sentía pero se obligaba a reprimir esos sentimientos, probablemente a causa de la educación que le dio Ozai. Fuera como fuese, Ty Lee parecía ser la única capaz de sacar a flote esos sentimientos, y de vez en cuando, Zuko, sobre todo cuando Azula se pasaba con él se podía ver conflicto en su rostro, a veces parecía que se obligaba si misma a ser cruel con él, otra vez culpa de Ozai, probablemente.
— ¡Princesa Azula!—Unos de los agentes Dai Li de Azula entro en la sala llamando la atención de todos—Ha llegado un mensaje para usted y el príncipe Zuko del Señor del Fuego Ozai— Azula sonrió satisfecha.
Por fin había llegado la respuesta de su padre, no podía espera para volver a la Nación del Fuego y disfrutar de la victoria y de la gloria que merecidamente se había ganado ¿Su padre le habría preparado un desfile militar en su honor? Estaba impaciente. Por otra parte Zuko estaba tenso, y con razón, ahora se vería si Ozai le había levantado el exilio, si volvía a ser el príncipe de la Nación del Fuego o seguiría siendo un paria. Para Azula la preocupación de Zuko era en vano, ella se había encargado de que se le levantara el exilio, él ya no era una amenaza así que no le importaba mucho hacerle ese regalo. Al fin y al cabo, su vida en el palacio sería muy aburrida sin poder atormentarlo, y quizás, solo quizás, le había echado algo de menos todos estos años.
—Léelo, pues—Apremió la princesa, El Dai Lee desenrolló el papel y comenzó a leer.
—Estimada princesa Azula, y Zuko en vista de los recientes acontecimientos…
—Ve al grano, por favor ¿Cuál son las órdenes del Señor del Fuego? —Zuko cortó impaciente por saber su destino, y molesto porque en la carta no se refiriera a él como Príncipe, eso era malo—El Dai Lee busco en la mirada de Azula un signo de aprobación para cumplir con la orden de Zuko, ella asintió dándole permiso.
—Por supuesto, príncipe Zuko— El agente busco en la carta las órdenes específicas— Para el príncipe Zuko se le apremia a regresar cuanto antes a la Nación del Fuego para ser restaurado como Príncipe heredero, su exilio a terminado, con respecto al traidor Iroh las ordenes son que permanezca en la ciudad de Ba Sing Se hasta nueva orden, y por último, para la princesa Azula como recompensa por sus servicios a la Nación del Fuego se le otorga la gobernación, de forma inmediata, de la Ciudad de Ba Sing Se y los territorios circundantes para que gobierne en el nombre del Señor del Fuego.
Se hizo el silencio en la sala, Aula no podía creerlo, nada había salido como esperaba, se supone que esto no iba a ser así ¿Dónde estaba su vuelta triunfal a casa? ¿Y su gloria? ¿Y Zuko como heredo de nuevo? ¿Qué había hecho mal?
Continuara…
Bueno, aquí traigo una nueva historia ahora que ya estoy a punto de terminar la otra, espero que les guste.
