¡Holas!, bueno esta es la primera vez que escribo algo, en especial de esta temática, pero he leído algunas historias que han hecho que el gusanito de la creatividad se alojara en mi cabeza. Puedo admitir que no soy una gran escritora, pero espero que esta historia les guste y llame su atención. Bueno dejaré las aclaraciones y todo eso. Byez.

Aclaración: Harry Potter no me pertenecen ni ninguno de sus personajes.

Advertencia: historia chicoxchico, ya saben, Shounen-ai, yaou, Slash, BL, o como le llamen esta semana.

Arco de tiempo: ya, la historia es después del epilogo del libro. Ya saben 19 años después, James, Albus Lily, de esa época.

Parejas: Principales a futuro; Scorpius Malfoy/Albus Severus Potter (SM/AP), Harry Potter/Draco Malfoy (H/D). Aun no pienso en las secundarias, ahí veré.


Capitulo 1

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- ¡Ésta no era la vida que yo quería!

Aquel grito ensordecedor llenó todos los rincones de la casa. Tres niños se ocultaban tras una puerta, tratando de observar que es lo que sucedía en aquella habitación por uno de los costados que se encontraba semi abierto. La menor de los hermanos tenía su cabeza escondida contra el pecho del mayor, sus hombros se movían levemente, evidenciando el silencioso llanto. El mayor de los niños abrazaba con fuerza a su pequeña hermana, diciendo en sus oídos palabras tranquilizadoras. Conocían la rutina, era pan de cada día. Siempre las mismas peleas, las mismas discusiones, los mismos gritos, que, por lamentable que fuera, solo venían de una dirección. El menor de los varones no despegaba los ojos de sus padres. Su llanto silencioso no se debía a la discusión entre sus progenitores, sino a la constante cara de dolor que expresaba su papá, a lo derrumbado que se veía, la tristeza que demostraba.

Aquellas peleas eran hechos conocidos para ellos, desde que tenían uso de razón. Los alegatos siempre eran variados, algún capricho que no habían sido concedidos. Los tres sabían quién era el culpable de ello. Su madre.

Al principio no entendían las cosas que su madre exigía, ni porque se enfadaba tanto con papá, después de todo, él era muy bueno, quizás el mejor papá del mundo. Siempre estaba ahí con una sonrisa para ti, siempre con alguna caricia amable que depositar en tu cabeza, alguna broma que te hacia reír, algún consejo. Era él el que se quedaba junto a ellos en las noches de tormenta, era él quien no dormía cuando tenían fiebre. Si, él era el mejor papá del mundo, y no podían entender el porqué su madre siempre le gritaba. Su madre también era cariñosa con ellos, especialmente después de las discusiones con su papá. Después que peleaban siempre iba a arroparlos y decirles que los quería y otras cosas que muchas veces no querían oír. Ella cocinaba delicioso, pero sus sonrisas eran escasas y muchas veces quisieron una caricia de ella. Pero su madre la mayor parte del tiempo estaba ausente, asistía a muchas fiestas o reuniones con gente importante. Siempre le faltaba tiempo para ellos.

La mujer se movía por toda la habitación como un león enjaulado, sus ojos se mostraban furiosos. El hombre; por el contrario, estaba sentado en uno de los sillones de la habitación. Se veía cansado, sus ojos verdes denotaban lo exhausto que estaba, el brillo de antaño se había perdido, su mirada cada día se iba apagando.

- ¿Qué clase de vida querías Ginny? – preguntó cansado.

- ¡No quiero estar pegada a una casa, no quiero estar aquí encerrada todos los días! – el hombre frunció el seño.

- Estas casi todo el tiempo fuera de casa, Ginny. Nuestros hijos casi ni te ven, siempre estás demasiado ocupada en tus fiestas.

- ¡Son importantes para mí! – casi ladró – no tenias ningún derecho a sacarme de ella.

- ¡Hoy era el cumpleaños de Albus! – exclamó enojado.

- ¡Mi mamá se encargo de ello! ¡Le hicieron una fiesta en la madriguera!

- ¡Tú eres su madre! – alzó la voz.

- ¡Eso no tiene nada que ver! – gritó furiosa.

Albus retrocedió un par de pasos espantado, James; el mayor, colocó una mano sobre su hombro, el niño se giró a verle asustado. James negó temeroso, para luego indicarle con la mirada que era mejor que ellos se fueran. Albus lo entendió, sabía que las palabras de su madre eran duras y dolorosas, siempre había una especie de desprecio hacia ellos cuando discutía con su padre, todo lo contrario a lo que demostraba cuando los iba a consolar después de sus peleas. James tomó a su hermana en brazos y se dirigió al segundo piso, Albus le siguió poco después.

Había otra cosa que hacía que los niños sintieran cierta aversión por su madre; ella hacía que ellos escucharan sus peleas. Sabía que era totalmente raro e ilógico, por lo menos para un niño de la edad de Lily, pero James y él comenzaron a entenderlo con el paso del tiempo. Ambos sabía que su padre siempre lanzaba un hechizo aislante para que ellos nunca escucharan sus discusiones, pero más de una vez ambos habían visto como su madre los quitaba. James pensó una vez que quizás ella al colocar los suyos neutralizaba el de su padre y por eso oían, mucho después Albus pensó otra cosa. Su madre quería que escucharan la conversación para quedar como la víctima, hacer que padre fuera el malo. Había llegado a esa conclusión cuando notó la forma en que su madre les consolaba, como si supiera que ellos habían odio, siempre recalcando que la culpa era de su padre. Su papá por otro lado simplemente les sonreía con pena y les regalaba un beso, porque él no sabía que ellos escuchaban, no, su padre era ingenuo, su padre no lo sabía todo.

Como todo niño que crece queriendo a sus padres muchas veces intentaron hacer algo para que dejaran de pelear o de que se llevaran bien. James lo había intentado con bromas y su comportamiento desordenado, pero no daba resultado. Lily con su delicadeza y el deseo de hacer cosas con los dos juntos, pero tampoco funcionaba. Él… él no hizo nada, ¿por qué? Porque era el único en pensar en que sus padres estarían mejor lejos del otro, ellos no se querían. Si, era un pensamiento triste para alguien tan pequeño como él, pero no era tonto. A diferencia de sus hermanos, el se había refugiado en libros y en el silencio de la casa, trataba de apartar su mente de los problemas y de los gritos. Su madre se mostraba indiferente por su actitud, su padre en cambio se había preocupado en un principio y trató de ayudarle, pero viendo que su hijo era así porque quería – ignoraba que sabía lo de sus peleas – comenzó a traerle libros, cada uno más fascinante que él otro, comenzaron a conversar de diferentes temas, a jugar ajedrez juntos, su padre se había convertido en el mejor amigo de Albus.

Hoy era o había sido el cumpleaños de Albus, cumplía los 11 años, en menos de un mes partiría a Hogwarts. Hoy debía ser un día feliz, y lo había sido en un comienzo. Se habían levantado con el canto de su padre y hermanos, con un delicioso desayuno hecho por su papá, ¿su madre? Ella había llegado muy tarde por una de sus reuniones y tenía sueño. "Nos alcanzará en la Madriguera" había dicho su padre con una sonrisa. Todos fueron entonces a la casa de sus abuelos, la mayoría de sus tíos y primos estaban en el lugar con una sonrisa. Pero a la hora del almuerzo su madre aún no llegaba, la esperaron, pero seguía sin aparecer. Su padre entonces decidió ir en su búsqueda. Tardó, tardó mucho y los ánimos de la fiesta se habían apagado un poco. Fue en eso que había llegado su padre junto a su madre, ambos con el ceño fruncido. Ginny vestía de manera elegante, demasiado para ir a una simple fiesta de cumpleaños familiar. Pero en realidad ella lo había olvidado, ella había colocado otro compromiso por sobre su hijo, ella no había recordado la fiesta de cumpleaños del Albus. Se había ido a otra reunión de la alta sociedad. Después de eso, el ambiente del lugar fue tensó y desagradable. Sus padres llegaron a discutir cuando hubieran regresado a casa.

Fue en esa noche, después de la "explicación" de su madre, de la cara de pena de su padre que lo había decidido. Su padre era su mejor amigo, la persona que más quería, el que al final de cuentas era su padre y madre. Él quería que su padre fuera feliz y sabía que aun lado de Ginevra Weasley no lo seria. Sabía que Lily no lo entendería, pero James sí. Esa noche se escapó a la habitación de su hermano, él; con cierto dolor en los ojos, había entendido lo que quería decir y estaba de acuerdo. Lo mejor en esos momentos era que sus padres se separaran y ellos participarían en ello. Una carga muy pesadas para niños tan jóvenes.

Faltando menos de una semana ambos jóvenes comenzaron con el plan.

- Hey Harry – Ron había entrado en la oficina de su mejor amigo. El moreno de ojos verde le contempló extrañado, después de todo, a esa hora era raro ver en el departamento de Aurores a su amigo, siempre se iba a comer con su esposa. Ron por otro lado se guardó una mueca de incomodidad, Harry tenía unas feas ojeras y lucia muy cansado. Casi le recordaba a la época en la que buscaban los Horrocruxes.

- Hola Ron… pasa, toma asiento – le indicó con la mano la silla que estaba frente a su escritorio - ¿qué te traer por aquí?

- Bueno, me encantaría decirte que estaba ocioso y quise venir a verte… pero…

- ¿Pero? – insistió al tiempo que alzaba una ceja.

- Pero vengo por un motivo más personal… Se… sabemos – se corrigió – Sabemos que las cosas entre tú y mi hermana no van bien hermano – Harry hizo una mueca.

- Creo que todo el mundo lo ha notado… he… he tratado de solucionarlo, supongo que ya pasará.

- No Harry… - le corrigió el pelirrojo – no me refiero a lo que pasó en el cumpleaños de Albus. Eso fue la gota que derramo el vaso… lo que digo es que su relación lleva mucho, mucho tiempo mal… nosotros no queríamos meternos, yo especialmente porque quedo en dos bandos, pero me canse de ver como estas.

- ¿Por cómo estoy?

- Harry… no eres ni la sobra de ti. De aquel chico que se convirtió en auror, de aquel que sonreía de oreja a oreja cuando supo la llegada de James. Luces como aquellos días de la guerra – el pelinegro hizo una mueca incomoda.

- Lo solucionaremos Ron… no te preocupes por eso.

- Se que no eres tú el que tiene la culpa Harry. Ginny es mi hermana, pero no soy ciego y ella no lo está haciendo bien… de hecho no está haciendo nada bien.

- Es tu hermana Ron, no me pidas hablar de estos temas contigo.

- Lo entiendo… - el chico suspiró – Hace un par de días Hermione y yo escuchamos algo… de tus hijos.

- ¿Qué cosa?

- Siempre pones un hechizo de silencio a su alrededor cuando discuten, ¿verdad Harry?

- Por supuesto.

- Albus le dijo a Rose que vio a su madre quitarlos varias veces – Harry abrió los ojos asustado.

- ¿Ellos saben?

- Tal parece que siempre lo han sabido amigo. Es más, ellos dijeron que Ginny les consuela después de sus peleas.

- Oh maldita sea – Harry había bajo la vista derrotado, por mucho tiempo había pensado que le había horrado un dolor a sus hijos, que eran inocentes ignorantes de la verdad, pero se había equivocado.

- Harry… ¿por qué sigues con ella? – le dolía hacer esa pregunta, en especial porque se trataba de su hermana, pero no podía hacer odios sordos ante la verdad. Él también era padre, tenía dos pequeños retoños a los cuales amaba, dos retoños que ponían cara de dolor cada vez que él y Hermione discutían por tonteras, pero ellos siempre trataban de evitarles ver eso, ambos. Y el saber que su hermana hacia participes activos de ello a sus hijos no hizo más que horrorizarlo. Quería a Harry como un hermano y el verlo tan destruido tampoco era buen incentivo, Hermione y él habían decidido no involucrarse, esperando que ambos supieran llevar el problema. Pero el tiempo había pasado y nada había cambiado. Su mujer había intentado hacer entrar en razón primero a su hermana, hacerla entender el problema, que lamentablemente era su culpa. No hizo caso y casi sacó a su mujer a patas de su casa. Ginny había dejado de ser la dulce niña de antaño, tal parecía que la fama y privilegios que el nombre de su esposo le habían dado la consumió. Así que tomaron la decisión más drástica, hacer entrar en razón a Harry de que esa relación era más que nada dañina; tanto para ellos como para sus hijos.

- No… No puedes preguntarme eso Ron… - depositó su cabeza entre sus manos, estaba cansado.

- ¿La amas? – solo hubo silencio ante la respuesta, a Ron eso le dolió, no había vuelta atrás – entonces ya sabes que tienes que hacer.

- ¿Y los niños Ron?... quiero que ellos tengan a sus dos padres… tengan eso que no tuve.

- Harry entiende… a pesar de que tu no tuviste a tus padres, sabías que se amaban… tus hijos pueden tenerlos, pero al final la convivencia en ese ambiente los terminará dañando.

- Tengo que pensarlo… yo… yo no puedo tomar una decisión así.

- Lo comprendo, tomate tu tiempo… pero Harry… - dolía lo que iba a decir – Lily se quedará sola… no estarán sus hermanos para distraerla cuando comiencen a discutir y por favor no digas que pondrás mas hechizos o complacerás a mi hermana para no pelear… eso no solucionará nada…

- Lo pensaré Ron… lo pensaré.

Dos días antes de la partida a Hogwarts James y Albus se encontraban conversando en la habitación del primero. Había sido idea de Albus el dejar que su tío Ron escuchara su conversación con Rose, todo de manera inocente. Sabía que sus tíos tenían un pensamiento similar al de ellos, solo que habían preferido abstenerse a interferir. Lily era inocente de todo, no sabía lo que sus hermanos tramaban y era lo mejor.

- ¿Estás seguro? Albus… no puedes jugar con eso.

- No lo hago… - negó cansado.

- Pero… pero… ¡Ir a Slytherin es mucho! – casi chilló el mayor.

- Mamá odia Slytherin, es una forma de hacerla escarmentar… de ir en su contra.

- Pero… ¿y papá?

- A papá no le importa la casa a la que vallamos. Mientras estemos bien él es feliz.

- Pero Albus, no estarás BIEN en ese lugar. Somos Potter maldita sea, te lincharan en esa misma noche.

- No seas ridículo James. No lo harán, será demasiado evidente. Simplemente me harán la vida imposible.

- ¿¡Y eso es poco!

- Por papá lo es – el mayor cayó.

- No me hagas hacer de enemigo hermanito. No quiero.

- Pero…

- Se que no te haré cambiar de opinión, Merlín y quiera que el Sombrero no haga caso a lo que quieres y te mande a Gryffindor, pero… si llegará a pasar, no quiero que sientas que estás solo, ni que ellos lo piensen. No daremos a ver que los Potter no son unidos – Albus sonrió ante las palabras de su hermano.

- Madre probablemente me desprecie durante un tiempo… todas sus amigas son de la "buena cepa"…

- ¿Estás seguro?

- No… pero quiero hacerlo… sabes que no bastará con la plática de tío Ron para que papá la deje – James hizo una mueca de dolor, pero a Albus no le importó, el amaba a su papá y era incluso más importante que su madre – madre armará un alboroto por esto. Papá me defenderá… y verá que madre es… madre – dijo casi en un suspiro – que no congenian.

- Debemos ser los hijos más raros del mundo Albus… - dijo con una mueca que reflejaba el dolor de todo aquello – somos los únicos que quieren que sus padres se separen.

- ¿Qué mi padrino y tía Ginny se separen? – albos chicos saltaron ante la voz del intruso, asustados posaron su vista frente a Teddy Lupin, quien los veía impresionado.

- Teddy – susurró James contrariado.

- Wow… y yo que quería darles una sorpresa, pero veo que fui yo quien se la ganó – hizo una mueca.

- Teddy escucha… nosotros – Albus había comenzado a hiperventilar, era el problema que tenía, cuando estaba nervioso y en situaciones estresantes su cuerpo se desequilibraba y mostraba esa clase de reacciones.

- Hey, hey, peque… tranquilo – lo calmó Teddy. James se había ganado a su lado y había comenzado a sobar su espalda. Albus por muy seguro que se mostrara era tímido y retraído, la misma situación de sus padres le había arrojado a un círculo de autoaislamiento.

- Teddy nosotros… - comenzó James inseguro. Tedd era como un hermano para ellos, al morir su abuela Andromeda había comenzado a vivir con ellos, él también era consciente de las discusiones entre sus padres, pero al igual que ellos había sido un mudo espectador, principalmente porque no sabía cómo abordar el tema con su padrino. Ahora, que vivía en un departamento después de haber entrado a la academia de Aurores, se había alejado un poco del tema, pero no era como si este no existiera, la evidente cara de cansancio de su Padrino expresaba lo mal que estaba. Había muchos rumores en el cuerpo de Aurores, pero era difícil que alguien llegara a la verdad. Miró a los dos niños que consideraba hermanos con cierto aire de dolor, impresionado y al mismo tiempo escandalizado que ambos jóvenes fueran consientes de lo que sucedía y tomaran cartas sobre ello.

- Okey… cuénteme todo lo que está pasando y que están tramando - Los jóvenes comenzaron a narrarle todo lo que sabía y lo que se sentían, lo que pensaban y porque habían llegado a tomar aquella radical decisión.

- …Juntos no serán felices… Papá no lo es – terminó de narrar Albus. Tedd suspiró, los entendía completamente, pero ellos habían pasado por alto un pequeño detalle que, de decírselos, les resultaría más doloroso el ver a su madre.

- Lo entiendo… pero hay una falla en su plan…

- ¿Una falla?

- Tía Ginny no va a dejar a mi padrino así como así.

- ¿Qué quieres decir con eso? – James se había sentado aún lado de Teddy.

- Bueno… - meditó un poco el cómo se los diría – todas las cosas que tía Ginny tiene en estos momentos… esas cosas que quiere; las fiestas, las reuniones, las charlas en sociedad. Las tiene porque está casada con mi padrino, si ellos llegaran a separase, perderá todo aquello que le gusta…

- ¿Dices que debemos mantener los caprichos de madre? – preguntó Albus, Tedd se asombró ante el tono de asqueo expresado en dichas palabras.

- No, solo digo que será difícil que tía Ginny esté de acuerdo con la separación – la habitación se quedó en silencio, Albus se mordió el labio inferior con cierta duda, esa parte no había pasado por su mente, solo había querido que su papá se alejará de su mamá.

- Nuestro mundo no es como el de los muggle donde debe haber un acuerdo por ambas partes. Las uniones entre nosotros son por magia. Si uno de ellos no quiere estar con el otro la magia no le obligará… el ministerio dará favor al rompimiento – James se había movido incomodo, había encontrado oportuno informarse bien del tema. Sus dos hermanos le miraron con asombro.

- Siendo así… yo les ayudaré con su plan.

- ¿Por qué? – preguntó Albus, sorprendido del ofrecimiento de su "hermano".

- Quiero a mi padrino como si fuera mi padre… y al igual que ustedes verle derrumbado es horrible… cada día se va borrando aquella imagen que tenia de él, donde siempre portaba una sonrisa. Ahora no es ni la sombra de aquel tiempo.

- Para nosotros no es fácil… pero es necesario.

- Lo sé James, me duele mucho que sean ustedes lo que hagan esto. Ustedes no deberían ni saber del tema… no deberían ser participes de esto, por eso no puedo dejarles solos. Necesitaran un contacto mientras estén en Hogwarts, yo les ayudaré con eso.

- Gracias Teddy.

- No deberían dar las gracias para esto.

- Lo sabemos.


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