Titulo:Para Volver a Amarte.
Disclaimers: Naruto no me pertenece sino a Masashi Kishimoto T^T
Rationg: K+
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-¡Ya no lo soporto! ¡Eres un idiota!-chilló Kushina enfadada. El aire acondicionado removía levemente los cabellos rojizos de Kushina, estaban en Julio, la época de mayor calor en Japón.
-¿Yo? ¿Idiota? ¡Mira quien habla! ¡La infantil!- ironizó Minato cruzándose de brazos. Esta era una de las muchas peleas que tenían diario; todo parecía color de rosa cuando eran novios, pero el peor error que pudieron haber cometido fue casarse tan jóvenes.
-¡Idiota! ¡Idiota!- Kushina parecía estar apunto de estallar, odiaba esas situaciones, pero nunca las podían evitar- Eres un...eres un... ¡Te puedes ir al diablo!- nunca dejaría que él le ganara una discusión, Kushina Uzumaki tenia orgullo, y no permitía a nadie, ni siquiera a su esposo, llamarla infantil.
-Esto me cansa- dijo Minato. Se removió su cabello rubio despeinándolo un poco, luego se pasó la mano por el rostro en señal de impaciencia.
-No eres el único- masculló Kushina, aun sin dejar de mirarlo fijamente. Sus ojos morados demostraban una profunda dureza y frialdad, observándolo, detallándolo detenidamente, esperando que cayera ante ella.
-¡Es que no lo entiendes!- exclamo el rubio elevando la voz, comenzando a caminar por la habitación.
-¿Qué no entiendo?- preguntó irónicamente- ¿No entiendo que mi esposo no pasa tiempo conmigo por culpa de su trabajo y que por demás se va a festejar con sus amigos cuando gana un partido olvidándose de que su esposa esta en su casa esperándolo preocupada? Debes estar equivocado por que yo entiendo muy bien eso- Kushina se sentó en la cama y cruzó sus piernas y brazos, no quería parecer débil ante el, nunca.
-¡Terca!- le gritó- ¡Terca! ¡Eso eres!- Minato tomó aire luego dijo: -Solo una vez pasó eso, una tonta vez. ¡Pero como siempre quieres controlar mi vida!
-¡¿Controlar tu vida? ¡Ni te creas tan importante!- dijo Kushina con tono indignado- Además... ¿Que eres? ¿Un adolescente? NO. ¡Eres mi esposo!
-Y sigues comportándote como una niña, creí que madurarías Kushina- lágrimas se asomaron en los ojos de Kushina, casi imperceptibles para Minato, por que la pelirroja se aseguró de esconderlas.
Los puños de ella se cerraron con fuerza, entonces gritó- ¡Quiero el divorcio! ¡Y lo quiero YA!
-¡¿Eso quieres?-preguntó Minato- ¡Si lo quieres, haz lo que quieras!- abandonó la habitación que ambos compartían con un estruendoso portazo.
-¡Si, eso quiero! ¡Y lo haré!- gritó con todas sus fuerzas para que Minato logre escucharla, unas enormes ganas de llorar le llegaron, pero las contuvo y ahogó todos los sollozos, no quería llorar por "ese" que amaba. Si señor, por que ella, Kushina Uzumaki, aun amaba a Minato Namikaze, pero esa relación, no iba a llegar a ningún lado y la pelirroja había aprendido a aceptarlo hace tiempo, cuando las discusiones comenzaron a surgir.
Minutos después Kushina estaba tan furiosa que las ganas de llorar que tenia hace unos momentos se le disiparon en el acto. Quería golpear y gritarle a su esposo, ¿Cómo se atrevía a decirle infantil? ¿Con que derecho?
Oprimió sus ganas de gritar dejándose caer en la cama escondiendo su rostro en las almohadas.
Unos segundos después tomó el teléfono celular entre sus manos e hizo una llamada.
-¿Mikoto?
-¡Hola Kushina! ¿Qué sucede?
-¿Eres abogada, verdad?
-Si, pero...
-Me voy a divorciar, necesitas ayudarme- la interrumpió Kushina con voz ahogada.
-¿Qué? ¿Por que? Ustedes hacían tan linda pareja...
-Por favor, no preguntes- un profundo silencio se formó-¿Me ayudaras?-preguntó finalmente bajando la voz.
Luego de unos segundo Mikoto respondió- Si. Estaré en tu casa dentro de media hora.
-Perfecto, te espero.
Cuando cortó la llamada dejo caer el teléfono sobre la cama y se enjugó una lágrima traicionera que caía por su ojo izquierdo.
-Es lo mejor- susurró para si misma mientras salía de la habitación y bajaba las escaleras hacia la sala de estar, notando que su esposo se había ido de la casa.
Un balón de futbol le pasó volando por el costado izquierdo de su cabeza y Minato ni se inmutó, desde que llegó al entrenamiento había estado distraído.
-Sensei, ¿Qué le sucede?- preguntó el chico peliplateado que acababa de patear el balón.
-¡Oiga! ¡Sensei!- gritaba Obito Uchiha, que estaba a un lado de Kakashi.
Minato parpadeó varias veces y sacudió levemente la cabeza. El sol pegaba en sus cabezas de lleno, y ese día, no era el mejor para entrenar, pero esos chicos eran imparables, y un importante partido para ellos estaba cerca.
-¿Qué sucede?-preguntó con aire desorientado.
-Estábamos por comenzar el entrenamiento- dijo Kakashi- Haríamos pases.
-Oh, es cierto-dijo Minato- Empecemos entonces.
-¡Perdón por el retraso!-una chica de unos catorce años corría hacia ellos agitando su mano. Llevaba el cabello castaño atado en una coleta alta y vestía unos shorts negros y una remera azul.
-¡Rin! Creímos que no vendrías- dijo Minato deteniendo la pelota con el pie izquierdo.
-¡Nunca falto a un entrenamiento sensei!-con una sonrisa en su rostro se acercó a ellos- ¡Oh! Casi lo olvido ¿Les molesta que haya invitado a unas amigas mías?- con su dedo señaló a las gradas dos chicas de sus mismas edades estaban sentadas allí, una jugaba con su teléfono celular y la otra saludaba a Rin- La chica que nos esta saludando ahora es Midori Haru(1), y la otra se llama Anko, Anko Mitarashi.
-¿Cómo dijiste que se llamaba la primera?-preguntó Obito mirando fijamente a la de cabello negro y ojos azules verdosos.
-Midori. ¿Por que? ¿Te gusta?-preguntó con todo pícaro Rin.
-¡No! ¡Claro que No! Solo es que...- Obito apartó la vista sonrojado, claramente se notaba que estaba nervioso, y no era para menos, aquella muchacha parecía un muñequita con su cabello negro cayéndole por la espalda hasta las caderas y la tez blanca contrastando con sus extraños ojos azules verdosos.
En cambio, la otra amiga tenía el cabello morado sujetado en una coleta y sus ojos castaños claros fijados en la pantalla del celular.
-Comencemos con el entrenamiento. Diez vueltas a la cancha- ordenó Minato fríamente. Rin, Kakashi y Obito asintieron y comenzaron a correr, Kakashi delante y Rin y Obito detrás de el.
-Señor Namikaze- un hombre lo llamaba desde el otro lado de la cancha- Tiene una llamada- Minato asintió y cuando llegó hasta él tomó el teléfono.
-¿Si?
-¿Minato?-preguntó una voz femenina desde el otro lado de la línea.
-Mikoto ¿Necesitas algo?
-Bueno...si.-la mujer pareció dudar unos segundos- Kushina ha arreglado todo para el divorcio.
Minato guardo silencio por más de un minuto, Mikoto estuvo a punto de cortar cuando Minato por fin habló.
-Si...lo sé.
-Ella dijo que...no necesita nada tuyo, y mientras más rápido firmes mejor.
-Esta bien, ¿Voy a tu casa?
-Justo estoy entrando al club-dijo Mikoto (N/A:Mikoto esta casada con Fugaku que es un jugador de fútbol también)
-Vale-se cortó la llamada.
-¡Escúchenme bien!- gritó Minato, los tres chicos se detuvieron al instante- Tomen un descanso, enseguida vuelvo-
-¿Qué le sucede?-preguntó Rin alcanzando a sus amigos. Se limpió el sudor de su frente y se sentó en el césped.
-Ha estado así desde que llegó-dijo Obito mientras que de reojo miraba hacia las gradas, donde estaban las amigas de Rin.
-Listo- dijo Minato cuando soltó el bolígrafo y lo dejó pesadamente en la mesa.
-Esta bien...-Mikoto tomó el papel entres sus manos y lo guardó en su bolso- Debo irme-Mikoto sonrió en un intento de romper la tensión en el ambiente- Itachi-kun no se cuida solo.
-Dale saludos de mi parte- Minato se dio la vuelta y volvió al entrenamiento. Había terminado su relación con aquella mujer que lo había vuelto loco desde la primera vez que la vio, ella tenía algo que las demás mujeres no poseían, tal vez sus extraños ojos morados y el cabello rojo y sedoso que nunca antes había visto, pero mas allá de lo superficial, su actitud valiente, determinada y dulce habían logrado cautivarlo, amaba todo de ella, absolutamente todo, desde su risa masculina hasta su orgullo inquebrable y su impulsividad al actuar.
Kushina se sentó pensativa en el amplio sillón mientras observaba todo a su alrededor, seria la ultima vez que pise esa casa, su casa que con tanto cariño había adornado especialmente para ella y Minato.
El sofá azul oscuro combinaban con las cortinas beige y azules; las distintas fotografías de ellos dos juntos estaban por toda aquella habitación, el jarrón claveles blancos que ella colocaba cada día por medio sobre la mesa enana estaba rodeado de dos fotografías de ella y Minato cuando eran pequeños.
Añoraría mucho ese lugar, siempre fue su lugar preferido de la casa tan grande en la que vivían, sonrío melancólicamente y se levanto del sofá, subió las escaleras rápidamente acariciando levemente la baranda de algarrobo, minutos después bajó con dos grandes maletas y atravesó la sala de estar, antes de salir, tomo entre sus manos un cuadro que envolvía una fotografía, sonrío y la guardó en su bolso, un lindo recuerdo se llevaría de aquella casa, de cuando Minato y ella eran felices.
El timbre de la casa retumbó sonoramente por todas las habitaciones, Kushina abrió la puerta automáticamente y se encontró con el hombre que más quería en ese momento: Su padre.
Kaito Uzumaki estrechó a su hija entre sus brazos y le besó la frente como una pequeña niña. Conociendo la situación de antemano no pronunció ninguna palabra y tomó las maletas de su hija y ambos se dirigieron hacia la calle, donde el flamante auto negro los esperaba.
Una vez que los dos ya estaban dentro del auto, una linda e inocente conversación entre padre e hija surgió, y pronto abandonaron aquel barrio lleno de recuerdos para la pelirroja, pronto abandonaría aquella ciudad, dejando el pasado atrás.
-¡Kushina, mi niña!-exclamó una mujer de cabello rojo corto hasta los hombros y ojos azules mientras avanzaba hasta su hija para apretarla contra su cuerpo, la Uzumaki le correspondió enredando sus brazos en el torso de la mujer luego de recibir un beso dulce en la mejilla- Ven, vamos adentro que esta anocheciendo- efectivamente el sol estaba dando sus últimos destellos en el cielo, el paisaje era realmente hermoso, un color anaranjado y morado combinaba con el azul oscuro del cielo y unas cuantas nubes rodeaban el resplandor naranja.
-También me alegro de verte mamá- Kushina sonrió ampliamente escondiendo todo sentimientos que haya nacido ese día. Entró a la casa de su infancia, en la que vivió hasta mudarse a Konoha. Todo estaba idéntico, esos cuatro años que ella había estado lejos nada había cambiado, bueno, solo los estragos que ella cometía.
-Vamos, vamos, la cena va a estar lista dentro de unos minutos- su madre la empujaba levente hacia la cocina, pero Kushina plantó los pies firmemente en el suelo y se detuvo, luego se giró sonriendo.
-No tengo hambre madre...-Kushina bajó la mirada y dio dos pasos para atrás- ¿Puedo ir a mi habitación?
Umiko Uzumaki asintió y se acercó a su esposo mientras ambos veían como su única hija desaparecía en el pasillo entrando a su antigua habitación.
Cuando Kushina entró a su habitación de cuando era pequeña sintió que la melancolía volvía otra vez, pero de forma diferente. Aun estaban allí cada una de las cosas que dejo a los dieciséis años, los osos de felpas, las fotografías suyas de cuando era niña con sus padres, el color verde oscuro de las paredes, la alfombra rosa oscuro debajo de sus pies acariciando suavemente la planta de estos...
Se recostó en la cama abrazando a su mejor amigo de la infancia, Mei-chan, un oso panda de felpa muy grande que le habían regalado sus padres cuando cumplió seis años; enterró su rostro en el suave pelaje artificial y quedó profundamente dormida, desconectándose de la realidad que vivía en el exterior.
Minato se sintió un inútil cuando llego a su casa a las ocho de la noche, un frío recorrió su espalda, y cuando se dio la vuelta vio el aire acondicionado encendido, sonrió levemente recordando que Kushina era una derrochadora de energía, no por voluntad propia, sino por holgazana u olvidadiza de esos pequeños detalles, no dudó que todas las luces de las habitaciones siguieran encendidas o algún que otro aparato electrónico.
Cuando apenas entro observó minuciosamente la sala de estar, una fotografía había sido sacada de su lugar, y entonces lo entendió, Kushina se había ido, y no sabia adonde, y tampoco quería saberlo; después de todo ningún lazo los unía, o eso creía...
¡Hola! Gracias por leer ^^
Espero que les guste *-*
Esta historia esta inspirada en "Papa por Sorpresa"(The Game Plan) Una película de Disney ^^
Dejen reviews :) Me hacen ilusión para seguir escribiendo ^^
(1) Midori/Ume(puede tener los dos nombres) Haru: es un Oc inventado por mi ^^
Gracias Lolo18 y a Kaory Hyuga por la ayuda del titulo :D
Dejen reviews *-*
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