Cápitulo 1. "Me engañaron, señores"
Todo termina siempre de la misma manera. Hasta el momento no he encontrado ningún hombre que valga la pena, y todo gracias a uno, el primero que me destrozó el corazón, el único al que he amado y odiado al mismo tiempo, y por si no es obvio, estoy hablando de Freddie Karl Benson. Maldito hijo de... ¡Hijo de su mamá! Porque a decir verdad, la señora Benson no tenía nada que ver en esto. Teníamos una hermosa relación, claro, o al menos eso era lo que yo creía. ¿Saben lo que hizo el maldito? ¡Me puso los cuernos! Y no con cualquier persona, no, tenía que ser mi mejor amiga, o quiero decir, ex-mejor amiga. A la mierda con los dos.
Me cuesta recordar como sucedió todo... pero lo haré, para que sepan lo cerdo que es.
FlashBack~
Era el primer aniversario de nuestra relación. Era algo importante para mí, y le había comprado algo al estúpido de Freddie. Bien, todo iba a salir perfecto- al menos eso creía yo-. Me puse un vestido que había ido a comprar con Carly (La sucia roba novios), pinté mis ojos y labios y traté de verme lo más linda posible.
Nunca me había considerado una persona "linda", y ser la amiga de la chica más hermosa de toda la escuela era bastante difícil. Con Freddie era diferente, el me hacía sentir especial de una manera tan única, me hacía olvidar de que no era el prototipo de barbie que todos los hombres querían, el simplemente me aceptaba como era, aunque no fuera la mujer más "delgada" ni "bella" de todas. (El muy estúpido me había convencido, me tenía comiendo de sus manos con sus estúpidas mentiras, creo que cada minuto lo odiaba más).
- Sam, te ves hermosísima. Freddie tiene tanta suerte de tenerte- sonrió. No puedo creer que haya sido tan cínica.- ¿Puedes creer que ya lleven un año de ser novios? ¡Es algo impresionante! - sería una pena que una perra como tú se interpusiera, ¿No Carls?.
- Lo sé, estoy algo nerviosa. Nunca llegué a pensar que un chico como él se fijara en mí- Era tan ingenua, por dios. ¡C'mon Sam, despierta, no te quería!- Creo que esto llegará lejos.
- ¡Lo sé! -chilló- Ya, anda que Freddie te espera abajo.
Bajé las escaleras y ahí estaba el, con su sonrisa de bobo mirándome tiernamente. Me encantaba la curva en forma de sonrisa que se formaba en sus labios, y esos ojos color chocolate que me miraban tan dulcemente.
¡Stop! Hagamos una pausa. ¿Se dan cuenta lo dulce que yo era?
Por dios, ni yo puedo creer lo ridícula que era. Digo, ¿Donde quedó esa Sam Puckett que
dejaba a los niños llorando con solo decir "Largo"? Oh por dios.
¡Odiaba tanto a Freddie! El me había transformado en una especie de niña tonta que dice cursilerías.
Bien, volvamos al estúpido recuerdo.
- ¿Estás lista amor?- preguntó Fredward.
- ¡Claro que sí! ¿Donde me llevarás a comer?- bueno, tal vez un poco de la antigua Sam Puckett seguía en mí.
- Oh, es una sorpresa.
- Benson te he dicho que odio las sorpresas- lo regañé. Sonrío coquetamente, me tomó de la cintura y lo selló con un beso.
- Esta si te gustará, te lo prometo.
Tomó mi mano, le dio las gracias a Carly y salimos del apartamento. Esa noche sentía que mi estómago estallaría de los nervios. Jamás, a mis 16 años, había querido tanto a alguien. Para mí, Freddie era único, era como el jamón de mis mañanas. Subimos a su carro para que luego el conduciera a algún lugar del que desconocía. El viaje fue en silencio, yo miraba por la ventana y sonreía sola recordando momentos juntos.
De un momento a otro, estacionó el auto frente a un lugar que tenía un enorme cartel con luces fosforescentes que decía "I miss the moments". Mi ceño se frunció creando una imagen de extrañeza. Freddie me miró y acarició mi mano.
- Ya llegamos, princesa puckett.- ¿Tu princesa? ¡Por favor no me hagas reír!
- ¿Donde estamos Freddie?
- Oh, te encantará.- abrió la puerta del auto y bajó de él. La curiosidad en ese momento me estaba matando, ¿Que mierda era i miss the moments? ¿Un restaurante, un hotel, un lugar tecnológico donde Freddie venía a hacer sus estupideces de ñoños?. Abrió la puerta del auto en la que estaba yo sentada, esperando a que yo bajara de él.
- ¿Vamos, hermosa?
- Pero, ¿A qué vamos?
- A nuestra cita, cariño.- tomó mi mano y me ayudó a bajar del auto. No sé porque, pero algo me decía que todo esto era demasiado extraño. (ya sabrás por qué pequeña Sam, solo espera. Te llevarás la decepción más grande esta noche.)
Entramos al famoso lugar, y resultó ser un restaurante muy lujoso. Solo se veía gente de alta clase con joyas caras y ropa de marca. ¿Por qué Freddie me traía a un lugar como este? La verdad, preferiría comer un hamburguesa de "Hamburguesas Toby's".
- Freddie, este lugar es demasiado costoso- le susurré al oído.
- Tranquila, lo tengo todo solucionado.- me susurró de igual manera. Había un señor de terno parado junto a nosotros. Freddie lo miró y le sonrió- Buenas tardes, Oliver. ¿Reservaste la mesa que te pedí?
- Claro señor Freddie, junto a la ventana, como solicitó. Pasen, que tengan una linda velada.
- Gracias, eres el mejor.
Ahora eso me tenía aún más confundida de lo que ya estaba. ¿Como Freddie conocía a ese tipo? Las dudas en mi cabeza revoloteaban como una abeja que estaba apunto de picarte. Nos sentamos en la mesa que nos indicó "Oliver". El ñoño había hecho un buen trabajo al parecer, la vista de la ciudad era realmente hermosa. Si hubiese traído mi cámara le hubiese sacado una foto.
- ¿Que es lo que está pasando Fredward?- el se rió ante mi pregunta. ¿Que le hacía tanta gracia al maldito? Lo miré con una mirada asesina y su risa acabó.- ¿Donde mierda estamos? ¿Quien es ese hombre? ¡Dios, contesta!
- Mi amor, cálmate. Mira... éste restaurante lo abrieron hace 2 meses y es uno de los más caros de Seattle. Es realmente difícil conseguir una reservación, peeeero cómo tu novio es un genio- hizo una pausa para reír, a lo que me uní - Investigué como podía traerte hasta aquí, porque obviamente que la chica más hermosa de todo el mundo merece el mejor restaurante para comer.
¿Hablas de Carly, cielo? ¡Oh, estoy segura que la muy zorra estará feliz
de la compañía de un maldito como tú! Hacen la pareja perfecta.
Muy bien, debo dejar de interrumpir el recuerdo.
-... Después de investigar un poco de este restaurante- prosiguió Freddie- descubrí que Oliver trabajaba aquí. Él trabajaba para mi madre cuando yo era un infante, digamos que el cuidaba de mí cuando ella tenía que hacer nocturnas en el hospital. Le dije si podía reservar la mejor mesa del lugar y hacerme una reservación, y bueno, lo conseguí... ¿Que te parece?
- Es muy lindo, amor. Gracias... no puedo creer que hagas todo esto por mí. Te amo...-le dije con una sonrisa en la cara.
El pareció incómodo ante mi respuesta y se dedicó a mirar el piso. No sé si me sentí como un estúpida o como una tarada en ese momento. ¿Por qué le había dicho "Te amo"? Y lo más importante, ¿Por qué el no me había dicho que me amaba? ¡Mierda! Esta situación realmente me estaba estresando.
- Ehh... Deberíamos ordenar, ¿No crees?- tartamudeó- ¡Mesero! ¡Mesero! ¿Podría atendernos, por-favor?
Un chico bastante atractivo (rubio ojos verdes), se nos acercó con una adorable sonrisa en la cara.
- Por supuesto, ¿Que desean ordenar?
- Quiero langosta con el agregado de la casa y un jugo tropical de naranja, si es tan gentil- dijo Freddie sonriendo. No sé por qué me dieron unas ganas de asesinarlo. El joven anotó lo que él le dijo y luego me miró.
- ¿Y la bella dama, que desea ordenar?- dijo con un tono ligeramente coqueto.
- Tráeme lo que sea, con tal de que sea bueno...- le dije cansada.
- De acuerdo- sonrió y se largó.
Lo único que quería en este momento era ahorcar a Freddie, o tal vez a mí por haberle dicho "Te amo". ¿Acaso no me amaba? ¿Por qué estábamos en una maldita relación si no había amor? Tenía que pensar mucho esta noche.
El resto de la noche transcurrió sin palabras. Nos mirábamos de vez en cuando, pero sólo eso. Al final de la cena, Freddie me dijo que iría al baño, y yo le sonreí de respuesta. No estaba lista para hablarle aún. Me puse a jugar con un tenedor y la sal en su ausencia, pero de repente se acercó un hombre vestido entero de negro hacia la mesa y se sentó enfrente de mí.
- ¿Sam Puckett?- preguntó el encapuchado.
- Con ella... ¿Quien eres?- pregunté desconfiada.
- Matt Gowney, un gusto.- levantó su mano para que la estrechara, cosa que no hice.
- De acuerdo... pero, ¿Cómo me conoces? ¿Necesitas algo? ¿Mi madre se casará contigo?
- No, querida, nada de eso. Solo tengo cierto tipo de información que te interesaría saber... es sobre tu novio Freddie.
- ¿Que tienes que ver con él?
- Creo que deberías ver esto.
Me entregó un sobre amarillo con una estampa de Inglaterra. La estampa era bonita, pero debió haber sido de Estados Unidos, digo, no estamos en Europa, ¿no?. Lo miré con desconfianza, pero me decidí y lo abrí.
Contenía como unas diez fotos en blanco y negro que no veía muy bien. Las analicé detenidamente y a los pocos segundos supe de quienes se trataba: Carly y Freddie. Mi corazón se detuvo por un momento, ¿Esto acaso era un montaje? Ahí estaban mis dos mejores amigos, besándose, en una cama creo que desnudos y riéndose. La respiración se me estaba yendo poco a poco.
- ¿Q...Que es esto? ¿¡QUIEN MIERDA ERES!?- grité lo último.
- Tranquila princesa. Soy un investigador privado contratado por tu madre, estaba preocupada por ti, creía que ibas demasiado rápido con ese muchacho y decidió investigarlo. Pero no se lo comentes, no la preocupes más...
- No... no... no es cierto... ¡Es montaje! No puede ser, simplemente no puede- sentí que una lágrima recorría mi mejilla. Me paré de la mesa con las fotos en mis manos, decidida a pedir explicaciones.
Fui directo al baño de hombres y al abrir la puerta escuché a Freddie hablando por teléfono. Decidí escuchar su conversación con la puerta semi-abierta.
-... Es fantástico, le tengo una sorpresa... Si Carly, le diré, te lo prometo... Lo sé, sé que has esperado demasiado, pero entiéndeme, es complicado... Esta bien, ¡No me regañes!-rió-... De acuerdo... hablamos en mi casa, te quiero carls...- cortó.
¡Crack! Mi corazón oficialmente estaba roto. Esa llamada lo confirmaba todo. Por eso no me dijo que me amaba, ¡Porque la amaba a ella y me iba a dejar! Todo era tan claro... Las lágrimas salían sin control arruinando todo mi maquillaje. ¡Todo el maquillaje que me había puesto por él, maldito estúpido de mierda! Se me cayeron las fotografías, y al parecer el había notado que alguien estaba escuchando tras la puerta, porque se aproximó a ella y la abrió por completo.
- Sam... linda, ¿Que ocurrió?
- ¡Deja de fingir imbécil! Deja de fingir que me quieres, y ándate con ella. ¡Jódanse, Jódanse, Jódanse los dos! Por mí pueden irse a la verdadera mierda.
- Amor... ¿Que pasa?
- ¡No te atrevas a llamarme así en tú puta vida, Fredward! No te quiero ver nunca más. Eres un maldito.
Recogí las fotos antes de que él las viera y salí corriendo del lugar lo más rápido que puede para que no me alcanzara. Pedí un taxi y me fuí directamente a casa.
¿Como había podido hacerme algo así? Esta bien, sé que no era 100% linda, y que no era un esqueleto como Carly, pero él no tenía derecho a hacerme eso. ¿Y la puta de Carly? ¿Como tenía la cara de decirme que hacíamos bonita pareja cuando se encamaba con Freddie? Los odiaba, los odiaba con todo mi corazón, y prometo que jamás en mi vida los perdonaré.
Fin FlashBack~
Y así es como terminé en Inglaterra, esa misma noche me escapé, sin pensar, sin razonar, sin saber que pasaría. Solo quería estar lejos de ellos.
Al llegar aquí, me encontré con un británico que me ofreció hogar y comida hasta que consiguiera un trabajo y pudiera mantenerme por mí misma. Ese Británico ahora era mi mejor amigo... Nate. Y la verdad estoy genial sin Freddie, soy una de las modelos más conocidas en Europa, vivía con mi mejor amigo y la pasábamos grandioso, no me faltaba nada, y esta ciudad era realmente hermosa... ¡Viva Londres!
Pero siendo sincera, aún no puedo olvidarlo por completo... he intentado tener otras relaciones, pero ninguna funciona por culpa de mi maldito corazón.
- ¡Sam!- gritó desde abajo Nate- ¿Has visto mi computadora? ¡Necesito revisar mi correo!
- ¡No, nate! Recuerda que la olvidaste en la agencia-le respondí en el mismo tono.
Escuché que subía las escaleras y a los pocos segundos abría mi puerta.
- ¿Me prestarías la tuya, Sammie?- dijo son una sonrisa inocente.
- De acuerdo...-reí.
Le pasé la laptop para que revisara "su correo" mientras yo me maquillaba para ir a una estúpida sesión de fotos. Estaba agotada, y no quería saber más de trabajo ni de fotos, pero había que hacerlo.
- Sam... ¿Que es esto? ¿Por qué aún conservas estas fotos en tu computadora? ¿Que no ves que el idiota solo te ha hecho daño?- debió haber encontrado las 5 fotos que tenía en mi computadora donde salíamos Freddie y yo. Aún no sabía por qué no las había eliminado.
- Nate, en primera, te he dicho que odio que revises mis cosas. Segundo, solo las tengo, porque si las elimino haría notorio que me importa, me da igual tener unas fotos de él ahí, y eliminarlas sería totalmente inmaduro.
- Debo decir que has cambiado bastante, cachorra.-era como siempre Nate me decía- Antes no te arreglabas tanto como ahora, y creo que hasta has perdido peso.
- Claro que cambié, estúpido. No iba a darle en el gusto a Freddie de engordar y ponerme fea. Hice todo lo contrario y mírame, me consideran una de las modelos más hermosas de Inglaterra, ¿Que te parece?- reí.
- Igual eras hermosa rubia, siempre lo has sido, no sé por qué el estúpido de Freddie te...
- ¡Ya!- lo detuve- no quiero recordarlo y alístate, que me tienes que llevar a la sesión de fotos- sonreí y el me obedeció.
