Hola a todos (as)!
Estoy escribiendo éste fic, mi primer fic largo del Bleach... más bien del IchiRuki
Antes de continuar con el fic quiero aclarar…
1.- En éste dic es una combinación, por lo tanto la mitad es un universo alterno, la combinación del mundo Shinigami con el de una Geisha.
2.- La Sociedad de Almas la retomo como si fuese una real ciudad japonesa.
3.- Está ambientada de forma similar a la Era igual que en el manga/anime la SS está dividida en el Rukongai, básicamente me enfoco en el 2do distrito (a este lo elegí como el Hanamachi) donde se da casi toda la historia, y el Seireitei, donde se sitúan el cuartel general de las 13 Divisiones, los cuarteles de cada una de ellas, las residencias de los nobles y la sede de la Cámara de los 46, entre otros edificios; a estos en sí los llamo la sociedad élite, los poderosos y ricos.
Cabe anotar conceptos.
Maiko: aprendiz de Geisha.
Onee-San: hermana mayor, quien instruye a la maiko.
Madre (oka-san): dueña de la Okiya (Casa de Geishas).
Shamisen: instrumento musical de cuerdas.
Hanamachi: distrito japonés habitado por Geishas y Maikos.
Shimabara: el barrio rojo, distrito de cortesanas.
Un Amor Inesperado
Escrito por Tei (Isabel Monroy)
… … * … …
Capítulo I
"Escape, Problemas & Un Debut"
Ya llevaba algunas horas recorriendo las callejuelas del distrito, ni siquiera se había tomado la molestia de avisar a Hisana, su onee-san, pues sabía de antemano que un no sería la respuesta, no se le permitía salir pero se las arregló para escapar unas horas y conocer aunque por poco tiempo, el hermoso distrito donde vivía.
Su mirada se iluminó al llegar a un espacio amplio, en el centro del mismo había un enorme y bello árbol de cerezos, a Rukia le encantaban las flores que de éste brotaban y desde hace tiempo que deseaba por lo menos llevarse algunos de esos pétalos para adornar su estrecha habitación. Con una amplia sonrisa emprendió a encontrarse con esos rosadas corolas sin embargo no se fijó de la protuberancia que formaba parte del suelo y cayó, maldijo por debajo a la piedra que se había atravesado en su camino y le había dejado un raspón en la rodilla.
— Oye ¿te encuentras bien? — Escuchó que le preguntaba un hombre de singular cabellera naranja que había detenido su andar al verla ahí en el suelo.
—Sí… estoy bien— Respondió la morena sin tomarle mucha importancia a su herida a pesar de que le dolía un poco.
— ¿Segura?... Porque si necesitas ayuda yo puedo brindártela, soy de…— Pero Rukia no le permitió terminar su discurso, se levantó con cuidado y lo observó con severidad.
—Idiota, te dije que estoy bien… No necesito tu ayuda, así que lárgate— No era común que una jovencita levantara la voz y dijera todas aquellas palabras a un hombre que simplemente buscaba ayudarla.
— ¿Quién te crees para hablarme así, enana? Deberías disculparte, soy Kuro…— Pero una vez más Rukia lo calló, ¿con que derecho ese sujeto le llamaba 'enana'?...
— ¡Cierra la boca! No vuelvas a llamarme enana, y no pienso disculparme con un imbécil como tú! — La discusión estaba tomando forma y rumbo, pues los transeúntes comenzaban a formar en círculo alrededor de la escena, observándola, protagonizada entre un chica Maiko y un aparente Shinigami de alto rango, algo inusitado en aquel distrito.
El altercado hubiese continuado si no lo hubiese detenido un acompañante del pelinaranja y una mujer de edad avanzada que buscaba a la morena desde hace horas. Al final, cada uno tomó un rumbo distinto, dejando en el pasado aquella discusión, creyendo que eso jamás volvería a pasar, y mucho menos con la misma persona.
Sin embargo la vida estaba llena de sorpresas para ambos, y el destino siempre se las arreglaba para hacer posible lo increíble, si bien a lo largo de su vida, Rukia había tenido gratas y amargas sorpresas, el subsistir le había resultado complicado y si no hubiese sido por aquella mujer que le llevaba de la mano, seguramente hubiese terminado viviendo en Shimabara, en el distrito del placer.
Si bien, su carácter no era exactamente dulce como el del resto de la Okiya, era muy diferente a lo que implicaba una chica, era rebelde, algo provocadora pero tenía que doblegarse, era la única forma de poder ser alguien mejor.
—Madre no se ha enterado que saliste, Hisana me pidió no decírselo, estamos haciendo mal al encubrir tu falta sin embargo es importante para mí, para la Okiya que hoy dispongas para pulir detalles y prepararte— Decía la mujer con voz tranquila mientras poco a poco se acercaban a su destino.
—Pudieron haberme echado de la Okiya… aún están a tiempo de hacerlo— Se molestó en decir Rukia a Tía, perturbándola.
— ¿Y qué harás sola? Sería una deshonra echarte para que termines en Shimabara, Madre ya ha invertido mucho en ti como para hacer eso — Dijo justo al quedar a las puertas de la Okiya, de ahí ninguna habló, con cautela buscaron entrar sin que nadie se percatara, para que Madre no les regañara.
Por fortuna, Madre estaba tan ocupada con las administración y las finanzas que ni se había percatado de los asuntos del las Geishas y Maikos que vivían ahí, así que una vez segura de que Madre no recayera con toda su ira en el comportamiento de Rukia, Tía le llevó hasta donde Hisana le esperaba preocupada, cuando las puertas se abrieron dejando ver la delicada figura de Rukia, Hisana pidió que les dejaran a solas.
—Rukia… ¿Dónde te habías metido?... Queda poco tiempo, hay que afinar detalles, prepararte… hoy es tu debut en la Casa de Té— Dijo la mayor con tono dulce, si bien ella la instruía, ayudándola a perfeccionar en los talentos que eran necesarios para ser una Geisha, y así mismo acompañándola en sus citas para auxiliarle respecto a la forma correcta de servir el té, el arte de la conversación, el shamisen entre otras.
—Lo sé… y disculpa que me haya escapado— Se disculpó la menor, semejantes palabras no eran comunes que brotaran de sus labios, pero era su hermana, le debía mucho.
—Está bien. Es mejor que continuemos, hoy hay mucho por hacer— Finalizó Hisana, pues vaya que lo que restaba del día y parte de la noche sería algo especial, Rukia, haría su debut en sociedad como una Maiko, de ahí dependía que su futuro fuera exitoso.
El pelinaranja se encontraba recostado en el pasto, disfrutando por aquellos instantes del viento y de una tranquilidad que desde hace tiempo necesitaba pues la rutina lo tenía algo estresado.
—Ehh Kurosaki, una famosa Okiya del Hanamachi te ha invitado a la Casa de Té, créeme te hará bien— Comentaba el pelirrojo, Teniente del 6to Escuadrón.
—Odio las Geishas— Dejó al aire esas palabras, y no es que las odiara simplemente le daba pereza tener que ir hasta el distrito solo por una diversión de escasas horas, además en toda su vida nunca le había atraído ir a un sitio como tal, ni lo necesitaba.
—Es una invitación, sólo por ésta vez— Renji solía ir cada vez que el deber se lo permitía, casi siempre le acompañaban el Capitán del 8vo escuadrón, Kyoraku Shunshui, el teniente Kira Izuru y el Teniente de la Séptima División Iba Tetsuzaemon.
— ¿Y por qué tanto interés que vaya? ¿He? —- Y lo preguntaba porque en anteriores ocasiones en que le había invitado, al igual se negó pero no hubo insistencia alguna, era extraño que ahora pasara.
—No seas flojo, seguro te encantará. Deja que te cautiven con sus artes— Era una respuesta racional, ahora que lo pensaba no conocía a ninguna Geisha, no sabía absolutamente nada sobre ellas y su mundo, quizás… quizás lo tomaría en cuenta.
—Ahhhh pero que lata con todo esto de la Casa de Té… Está bien, iré… pero si algo no me parece no dudaré en hacer escándalo— Y es que para alarmar y hacer bulla, Ichigo era bastante bueno, y poco le importaba donde estuviera y si había reglas de comportamiento.
Estaba ataviada de un hermoso kimono de seda blanca con rosados detalles, un peinado que dejaba ver sus ojos y la profundidad de su mirada, el rostro perfectamente maquillado que enaltecía su belleza como mujer, de pies a cabeza era toda una bella Maiko con muchas probabilidades de convertirse en la Geisha más hermosa y famosa de todo el Hanamachi.
Rukia estaba preparada para los retos, se miró en el espejo antes de salir de la habitación, se sentía tan ajena a su nueva situación, y la incertidumbre de su corazón no le dejaba en paz. Mientras su institutriz, Hisana, observaba con orgullo parte del fruto de su trabajo como Onee-san, si bien ya era el momento. Tanto Madre y Tía, desearon la mejor de las suertes a Rukia, la nueva Maiko de la Okiya, y a Hisana, quien fuera aún una de las Geishas más prestigiadas. Abordaron en un carruaje (Jinrikisha) con destino a la Casa de Té donde su cita con algunos Capitanes y Tenientes de la Élite les esperaba.
… … * … …
Es sólo en principio
De antemano les agradezco tomarse la molestia de leerlo, y de comentar.
Si les gusta, lo continúo.
Saludos!
