Escrito por Valkyriene.
Hetalia & Shingeki no Kyojin:
Mundos Cruzados
Capítulo #1
~ Caos ~
Valkyriene reportándose con un nuevo fic… otro. Hue, Hue~. La verdad es que eh estado muy inspirada esta semana.
Esta idea se me ocurrió cuando… de hecho lo soñé. Lo que pasa cuando ves mucho Hetalia y lees el manga de SNK en un solo día ._.
Espero y lo disfruten, porque yo lo hice cuando lo escribía xD.
ADVERTENCIA/DISCLAIMER:
● Hetalia, Shingeki no Kyojin y sus personajes no me pertenece, son propiedad de Hidekaz Himaruya y Hajime Isayama.
● Rated T (+13): Por contenido con menor grado de violencia, insinuaciones de lenguaje grosero y ausencia de temas adultos.
La hermosa ciudad de Tokio, Japón. Conocida por su cultura ancestral mezclada con la tecnología actual. Limpia y ordenada, tanto sus calles como ciudadanos. La más grande a nivel mundial. Sus árboles de cerezo son la principal fuente de atracción en los turistas al visitar este país; si eres un humano… un humano normal… un mortal. Porque solo podrás verlo una vez… porque solo se vive una vez.
A menos que seas una nación.
—¡Ve~! —Italia bailaba como bailarina de ballet, ante la emoción de asistir a una convención anime, o bien, friki, en su país de origen—. ¡Alemania, Alemania! ¿No es esto asombroso? —el castaño vestía el cosplay de Inuyasha.
—Vaya que si —dijo el rubio con un toque de emoción en sus palabras. Este había decidido vestirse nada más y nada menos que de Hidan, un miembro de Akatsuki de la serie de Naruto—. Muchas gracias por la invitación, Japón.
—No hay de que, Alemania-san —este le sonrió, dando una pequeña reverencia.
—Y, ¿de qué vienes vestido? Si se puede saber —Alemania se detuvo a contemplar el cosplay del nipón.
—¡Oh! Olvide decirles —acomodó su chaqueta—: no es un cosplay en sí, solo es una alusión al uniforme de la Legión de Reconocimiento, de Shingeki no Kyojin.
—¡Oye, Japón!
—¿Qué pasa, Italia-kun?
—Te encanta ese anime, ¿verdad? Todo el tiempo te veo comprando mercancías de Shingeki.
—Eh… algo así —se sonrojó.
—¡Hermoso, aru~! —China se detuvo frente a un puesto de peluches—. ¡Miku, aru~! —el asiático no vestía cosa alguna, iba casual, pero llevaba a sus espaldas una mochila de su queridísima Hatsune—. Tengo que comprarla, aru~ —estaba a punto de tomar la felpa azulada, pero se paró al ver como un peluche gigantesco de Hello Kitty deslumbraba en medio del lugar, y sin pensarlo dos veces corrió a abrazarlo.
—Kol, kol~.
—¿Qué, aru~? —dio unos golpecitos al estómago de la gata y esta volvió a repetir el sonido anterior—. ¡Rusia! —asustado, salió del puesto a toda velocidad.
—¡¿Cómo supiste?! —dijo algo agüitado, siguiendo al chino muy campante.
—¡Soy hermoso como una mariposa~! —el francés daba giros por los aires, completamente al desnudo, a excepción de sus zonas íntimas, que eran tapadas por una rosa.
—Creo que no es buena idea vestir así, señor Francia —dijo el canadiense con algo de pena, vestido de Ichigo, del anime de Bleach.
—Tranquilo, mon amour~. El hermano mayor Francia sabe lo que hace.
A lo lejos pasó China llorando, mientras que el ruso de perseguía aun con la botarga puesta.
—Él tiene razón, Francia —Inglaterra, quien vestía el uniforme de Slytherin, se acercó leyendo el manga de One Piece—. En este lugar hay mujeres y niños. Debes tener algo de respeto, ¿no crees? —dejó su lectura un momento para cruzar su mirada con la del ojiazul.
—¡Llego el hero! —un bulto cayó sobre el inglés, dejando a este sin aire—. Al fin los encuentro.
—Hola, América —saludó su hermano.
—Hola, Canadá —le sonrió.
—¿De qué vienes vestido, bro?
—De un Assasins. ¡HAHAHAHA!
—Connor, ¿cierto?
Asintió con la cabeza, sin dejar sonreír.
—No… puedo… respirar —el ojiverde no soportaba el peso del americano.
—América, quítate de Anglaterre.
—No~.
—¡Suecia, mira! —el finlandés se acercó al antes mencionado, con una countryball de Suecia—. ¿No es bonita? —su cosplay era de Kaneki (Post-Aogiri), de Tokyo Ghoul.
—Sí —llevaba consigo un traje de gala negro y la máscara de Anonymous sobre la cabeza.
—La comprare para ti.
El sueco se sonrojó.
Islandia y Dinamarca se acercaron al puesto en donde Finlandia tomó aquella bolita.
—¿Habrá uno mío? —se preguntó el islandés, apoyando sobre la mesa su bastón, ya que representaba a Jack Frost, de El Origen de los Guardianes.
—¡Yo también quiero uno! —Dinamarca, vestido de Hipo, de Cómo Entrenar a tu Dragón, comenzó a buscar por todos lados.
Finlandia notó que algo faltaba; miraba a los lados, arriba y abajo, pero no encontró lo que buscaba.
—¿Dónde está Noruega?
—Venia de tras de nosotros —dijo el danés, dejando de mover las Countryballs.
[…]
No muy lejos de ahí se encontraba el noruego, haciendo énfasis a un mago con una capa y un sombrero, dentro de una tienda sobrenatural. Había telarañas en todas partes, frascos con órganos y animales disecados, bolas de cristal, etc.
El lugar poseía unas costinas y alfombras moradas con negro sumamente elegantes, que eran acompañadas por unas garigoleadas flores doradas. El piso era de cuadros blancos y negros, mientras que las paredes eran un café rojizo con muchos cuadros escalofriantes colgados.
Noruega, al notar un librero muy misterioso, decidió acercarse sin preámbulo.
—Que tenemos aquí —comenzó a pasar la mano por arriba de todos los libros, y se detuvo al encontrar uno que le llamó mucho su atención—. Hola amiguito —tomó el ejemplar, dándole una leída a la portada.
—¿Qué encontraste? —preguntó Rumanía, proyectando a Shaoran, de Sakura Card Captor.
—Nada importante —inmediatamente escondió el libro bajo su capa sin que su acompáñate se diese cuenta.
—Oh… ¿vas a comprar algo?
—Sí, eh… sí.
—Mmm… bien —se dio media vuelta—. Voy a ir por algo de comer, ¿vienes?
—Claro.
—Te espero en el puesto de mariscos.
—No tardo —al ver que Rumanía salió, sacó el libro de su escondite y nuevamente le dio un vistazo—. Lotería —el ejemplar llevaba de nombre "NECRONOMICON".
[…]
—¿Podría darme uno de esos? —Hungría, o más bien Bayonetta, pedía onigiri en forma de Mochi.
—Vaya, vaya~. Miren quien está aquí.
La fémina volteó, y al notar de quien se trataba no pudo evitar fruncir el ceño.
—Prusia.
—Hungría —el albino, vestido de Soul, de Soul Eater, tomó asiento a un lado de la chica.
—¿Qué quieres?
—¿Yo? Comida. ¡KESESESESE!
La húngara dejo salir un suspiro sonoro.
—Espera, aru~ —se detuvo a seco, apoyándose sobre sus rodillas—. Dame un respiro, aru~.
—Como quieras —dijo el ruso, con una sonrisa infantil.
—¡Hola chicos!
Ambos giraron en busca de la fuente del saludo, pues esa voz les era muy conocida.
—Hola América, aru~ —el chino dio una reverencia—. Hola a todos, aru~ —dijo, pues venía acompañado de Canadá, Francia e Inglaterra.
—¿Qué hacen? —preguntó el canadiense.
—Yo huyo, aru~.
—Yo lo sigo —Rusia le abrazó por detrás del cuello, haciendo que el asiático se sonrojara.
—¡Ve~! ¿Cómo les ha ido? —Italia, junto a Alemania y Japón, arribaron con el grupo.
—¡Genial! —dijo el americano, haciendo la señal de "ok".
—Me alegra —el nipón le sonrió.
—¿Vamos por algo de comer? —opinó el francés.
—¡Por favor, aru~! Tanto correr da hambre, aru~.
—¡Ves Alemania! —Italia se puso a la defensiva.
—Cállate.
Varios rieron.
[…]
—¡¿Hola?! —Noruega gritaba, apoyado sobre el mostrador—. Hola~.
Nadie contestó.
—Mierda —torció un poco la boca—. ¿Cómo voy a pagarlo? —dijo observando el libro que anteriormente había tomado.
Alguien tocó el hombro repentinamente a la nación, haciendo que esta se asustase.
—Hola, jovencito —era una ancianita—. ¿En qué te puedo ayudar?
—Ah… eh… Quiero comprar este libro —mostró dicha cosa a la señora, y ella esbozó una sonrisa algo terrorífica.
—Eres muy curioso… Noruega.
—¡¿Qué?! —ladeó la cabeza—. ¿Cómo sabe quién soy?
—Lo veo en tus ojos, en tu alma y en tu belleza —la viejecilla se puso tras el mostrador.
Ante tales palabras el noruego no hizo más que confundirse.
—Llévatelo.
—¿Cómo?
—Sí. Vete con él y no regreses.
[Dimitri Vegas, Martin Garrix, Like Mike – Tremor]*(1)
—No crea que sea lo correcto, señorita —dijo abriendo el libro—. Le pagare —estaba a punto de sacar su cartera, pero una punzada en el pecho se lo evitó—. ¡Mierda! —cayó de rodillas, soltando el ejemplar—. ¡D-d-duele! —comenzó a estremecerse del dolor.
La anciana le observaba sonriente, como una niñita viento su programa de televisión favorito.
—Dominium.
Noruega se levantó instantáneamente ante la palabra dicha por la mujer.
—¡Mi cuerpo! ¡Se mueve solo! —pensó—. ¡Carajo! ¡Tampoco puedo hablar!
La viejecilla hizo un movimiento de manos, y en ese momento el libro se elevó a la altura del rostro de la nación, abriéndose en las últimas páginas.
—Facere —dijo la mujer, y tan solo eso Noruega atravesó su mano con un kucri que guardaba en su bota, empezando a dibujar con su sangre un pentagrama invertido en el suelo.
—¡No! —tratada de controlar su cuerpo, pero era imposible—. ¡Detente! —en los pocos momentos que tuvo el libro abierto frente a el logró leer el hechizo que la mujer intentaba hacer—. ¡Detente, por favor! —terminó de dibujar.
—Ahora —la mujer comenzó a reír de forma psicópata al momento de que el noruego narraba las palabras, alzando su mano ensangrentada sobre el pentagrama.
—"Aeternum, potens… unstoppable." —por más que se oponía su cuerpo le ignoraba—. Perdónenme chicos —una lagrima resbaló por su mejilla, cayendo sobre el dibujo del suelo.
[…]
Un temblor comenzó a sacudir los suelos del lugar.
Varias naciones de golpe cayeron al suelo, pues mantener el equilibrio en esas circunstancias era muy difícil.
—¡Mierda! —maldijo el nipón en voz baja—. ¿Por qué ahora?
—¡Alemania, protégeme! —el italiano se refugió bajo la gabardina del rubio y este le abrazó.
La gente empezó a gritar, buscando un lugar seguro para refugiarse.
Los nórdicos habían salido de las instalaciones, deteniéndose en un punto de reunión.
—¡¿Dónde está Noruega?! —preguntó Islandia, con suma preocupación.
—¡No sé! —dijo el sueco—. ¡No logro verlo con tanta gente!
El sonido de cables rompiéndose llamó la atención de las naciones; un letrero gigantesco se encontraba balanceándose arriba de un grupo de personas.
—¡Muévanse! —gritó el finlandés.
La gente reaccionó en el momento exacto que el anuncio comenzaba a caer, sin embargo, una niña, la cual llevaba un gorrito de Gir, de Invasor Zim, se había quedado petrificada por el miedo.
—¡Corre! —Islandia, quien iba al rescate de la pequeña, veía como poco a poco la muerte de esta era asegurada.
Alguien, de cabello blanco y ojos rojos, vestido con una sudadera amarilla con negro y pantalones tintos, logró tomar a la niña antes de que fuese demasiado tarde.
—¡¿Prusia?! —gritaron los norte europeos al distinguir la figura tras una gran cortina de polvo.
El albino abrazaba contra su pecho a la pequeña asiática, como un padre protegiendo a su hija.
—¿Estas bien? —preguntó el prusiano, liberando a la niña.
Asintió con la cabeza, y con los ojos sumergidos en lágrimas abrazo a la nación.
—¡Gracias! —una señora llegó corriendo—. ¡Salvo a mi hija! —dio una gran reverencia al ojirojo.
—¡No hay de que! ¡Salga inmediatamente! —ordenó, señalando la salida de emergencia.
La mujer asintió diciendo un "sí", y cargó a su hija para salir lo más rápido del lugar.
La nación se puso de pie y compartió la mirada con los nórdicos.
—¡Ustedes también! —sacudió sus ropas—. ¡Salgan! ¡Tengo que buscar a Alemania!
—¡Ni locos! —dijo el danés—. ¡Nosotros tenemos que buscar a Noruega!
Ninguno se atrevió a llevar la contra. Cada quien se fue por su camino.
—¡Por aquí! —dijo Alemania, señalando una salida de emergencia.
Una vela que adornaba un puesto cayó sobre unos papeles, propagando un incendio rápidamente por toda la salida.
—Shit! —América se sacó el gorro de la capucha.
—¡¿Qué?! —el cuerpo de Italia comenzaba a desvanecerse—. ¡Alemania! ¡Me desaparezco!
El alemán quiso auxiliar a su amigo, pero sus piernas se encontraban en el mismo estado que el castaño.
—¡¿Qué es esto?! —Francia observaba sus manos desaparecer.
—¡¿Qué mierda sucede?! —dijo el ruso, al notar que todos se encontraban en las mismas.
El temblor cada vez era más fuerte.
—Chicos —el primero en desaparecer fue el nipón.
—¡Japón! —gritaron todos con temor, o bien, preocupación.
Uno por uno iban evaporándose, dejando al último a Alemania.
Una viga que sostenía el techo no tardaba en caer.
—¡No! —bramó el alemán antes de desaparecer. De no ser por eso hubiese "muerto" aplastado por el gran pedazo de metal.
Lo único que quedo de ellos fue el Smartphone del italiano, que había caído a unos pocos centímetros de la viga.
En las instalaciones se encontraba Prusia gritando el nombre de Alemania, Italia y Japón. Al ir en su mundo accidentalmente chocó con alguien.
—Lo siento, señ… ¿Romano?
—¡Prusia! ¿Has visto a mi hermano? —preguntó el italiano con mucha preocupación.
—No… también le estoy buscando, pero nada.
—¡Chicos, salgamos de aquí! —llegó España corriendo—. ¡Un incendio está acabando con todo a su paso!
—Pero Alemania.
—¡Y Veneciano!
—¡No hay tiempo!
Aunque les doliera debían dejar el lugar, el cual se encontraba completamente vacío, ya que las personas habían evacuado el lugar.
Prusia decidió separarse y continuar con su búsqueda en las afueras.
El temblor poco a poco fue cesando, dejando graves daños estructurales por casi todo Tokio. Varias lámparas y puertas aún se balanceaban, pero eso no era un problema para que los equipos de rescate arribasen al lugar a auxiliar algunos heridos y controlar el fuego que se propagaba en el centro de convenciones.
[…]
—¡No quiero morir, aru~! —lloriqueaba, tratando de sujetarse de algo pero era imposible.
—¡Soy muy joven para morir! —Francia intentaba hacer lo mismo.
—¡Nadie de aquí es joven, Idiot! —el inglés trataba de guardar la calma, sin embargo, su miedo era notorio.
Las naciones se encontraban cayendo en un extraño pero asombroso túnel de gusano. Podían ver varias galaxias, estrellas, cometas, agujeros negros y todas esas cosas épicas que se encuentran en el universo. En algún momento se pudo ver a Tony paseando en su nave espacial.
Pero como siempre todo viaje tiene su fin. Repentinamente habían llegado a un bosque de árboles gigantes, lleno de extrañas y enormes criaturas humanoides.
Japón pensó rápido. Usando su equipo de maniobras tridimensionales logró adherirse a una rama de pocas hojas, tomando al americano con ambas manos, quedando de cabeza. El rubio enganchó con sus piernas al cuerpo del canadiense, mientras este sujetaba el brazo de Alemania, quien cargaba del cinturón al italiano. Inglaterra con una mano había logrado sostenerse del pie del habla alemán, ya que con la otra retenía a Francia, que tomaba al chino por el tobillo. Rusia, el último en caer del cielo, sacó su tubería, logrando así que China evitase que cayera.
—¡Demonios! —gritó el americano—. Esto es demasiado alto.
Y era verdad. A lo lejos, se veían como una pequeña cadena de hormigas.
—C-chicos —dijo el japonés con retén en su respiración—… no… no aguanto más.
—¡Aguanta! —Alemania comenzó a buscar con la mirada un lugar donde caer, y al encontrarlo sonrió—. Rusia.
—¿Si~?
—¿Ves esa rama? —apuntó con la nariz.
—Sí.
—Intenta balancearnos para poder caer sobre ella —el ruso asintió—. Japón, ¿puedes resistir un poco más?
—Eso… creo —dejo salir una gran cantidad de aire por la boca—. N-no es por ser grosero, pero, ¿qué es lo que comen?
—¡A América que se le pasaron las hamburguesas! —dijo el inglés con un toque cómico.
—¡Cállate! —el mencionado ardió.
Rusia cada vez tomaba más impulso.
—¡Solo un poco más, ¿da?!
—¡Esta bien! —el nipón sentía como sus manos se empapaban de sudor.
Un estruendo y movimiento poderoso desequilibro a las naciones.
—¡¿Qué mierda?! —preguntó el francés.
—¡No! —Japón no pudo soportarlo más, así que de manera involuntaria soltó la mano derecha del americano.
Varios dejaron salir un grito al ver como la rama en la que colgaban se estaba rompiendo, pues no era muy gruesa a comparación de las demás. Lo peor era que había esas cosas gigantescas esperándoles en las bajas.
—¡Perdónenme!
—¡No te preocupes, Japón! —dijo el canadiense, sonriendo aun con el miedo dominando su cuerpo.
El suceso de la rama volvió a suceder, haciendo que el asiático solo lograse sostener los dedos de América.
—¡Veeeee! —el italiano comenzó a gritar.
—Fuck! —América mordía sus labios inferiores, imaginándose lo que les esperaba si llegaban a soltarse.
Y lo peor sucedió: la rama se rompió, dejando caer a todas las naciones.
—¡Solo tengo que decirles algo antes de morir! —dijo el inglés con el rostro completamente pálido.
—¡¿Qué?!
—¡Los odio a todos!
—¡Y nosotros a ti!
Entre los gritos y los golpes de aire al descender, el nipón veía más cerca su "muerte", pues una criatura ya le esperaba con la boca abierta.
—¡Ahora! —ordenó una voz grave.
Varias personas salieron de entre los árboles. Unas de ellas se dirigieron a atacar las cosas titanescas, mientras que otras salvaban de la muerte a las naciones.
—¡Japón! —gritó el chino al ver como este aún seguía cayendo a la boca del gigante.
Alguien, con una velocidad sumamente increíble, logró matar a la vestía con un corte directo en la nuca, y con rapidez tomó al asiático unos centímetros antes de tocar el suelo. Esta persona, usando su equipo de maniobras tridimensionales, subió hasta la copa de un árbol, en donde se encontraban las demás naciones y sus compañeros, los cuales portaban el mismo uniforme.
—¡¿Estas bien?! —Italia se abalanzó a abrazar el japonés.
—S-s-sí —se sonrojó.
Algo tapó la luz del sol de los países, y al verificar de qué se trataba tragaron a seco, debido a que varias espadas jodidamente filosas les apuntaban a la cara.
—¿Quiénes son ustedes? —preguntó uno de los amenazantes.
Japón había quedado catatónico. Simplemente no podía creérselo.
—Respondan.
Poco a poco, el asiático fue abriendo sus labios para pronunciar unas palabras que apenas lograron oírse:
—¿C-Capitán Levi?
—Así es —este sacó un trapo de su bolsillo y comenzó a limpiar la sangre sus espadas—. Respondan si no quieren morir.
[…]
Toda la tienda había caído debido al temblor, dándole un toque aún más aterrador.
El cuerpo de Noruega estaba esperando órdenes de la anciana, quien dejaba salir unos jadeos por el aguante de carcajadas.
—¡Perdóneme! —gritó internamente.
—Oblivio, —tan solo decir esa palabra el cuerpo de la nación cayó inconsciente sobre el pentagrama.
La viejecilla se echó a reír, dejando a todo en la oscuridad, pues había hecho explotar los focos con un extraño rayo que salió de sus dedos.
Continuará…
*(1) Uso de música. Para que tu experiencia al leer esta historia sea mejor, decidí recomendar canciones, que creo yo, encajan perfectamente a la situación que se está leyendo. Esto es opcional.
…
Nota de autora:
¿Qué me fume? No se :v
En fin. Espero que les haya gustado~. Y por si las dudas, las palabras que la viejecilla y Noruega pronunciaban eran latinas. ¡Dejen sus opiniones aquí abajo, y no olviden dejar muchos favs. y follows!
Nos estamos leyendo n.n/
