Por Atta651

VUELTA A LA NORMALIDAD

Prólogo: Apertura

El cuarto estaba oscuro y frío. A través de la ventana, la luz de la calle hacía poco por iluminar el lugar. Muy por el contrario, su mayor resultado era producir sombras en el piso y hacer de muebles y mesas, terribles criaturas expectantes. Sin embargo, era poco comparado con el efecto producido por la fría luz azul emanada desde una esquina. La luz mostraba a un joven, sentado frente a un monitor, fuente de aquella luminiscencia. El muchacho se estiró un poco y miró a su alrededor, añadiendo su propia sombra al collage que se movía a lo largo del suelo.

Michael miró brevemente la oficina vacía. No se había dado cuenta cuanto tiempo había pasado desde que el resto de sus compañeros se marchó pero eso lo tenía sin cuidado. No era algo que le marcara más. Con un pesado suspiro, regresó la vista a la pantalla. Quién sabe por cuanta vez había abierto esos archivos, obteniendo el mismo resultado en cada caso, sin importar cuantos decodificadores o programas de seguridad pasara a través de ellos. Ni siquiera una pequeña pista que le dijera quién o cómo habían sido robados anteriormente.

Porque esos archivos, contenientes de información sobre la más joven de las Cazadoras de la STN-J, eran los mismos que fueron hackeados de su sistema durante el tiempo que la chica estuvo desaparecida en Walled City. Había pasado tanto tiempo atrás que, a estas alturas, era probable que sólo él se acordara de ellos. Porque para él era más una cuestión de orgullo. Después de todo, codificar era uno de los pocos talentos que poseía, una de las pocas cosas que podía sentir como suyas y, quién quiera que haya sido el perpetrador, había conseguido lo que buscaba y había escapado.

A pesar de todo, había algo que molestaba al adolescente. Al final, Karasuma y Sakaki habían conseguido la terminal desde la que se supone que el ataque había sido realizado, pero no había ni rastro de los documentos siniestrados. Para completar, el muchacho sólo había conseguido pruebas de las entradas previas al sistema, nada que causara el breakdown que tuvieron durante el punto álgido de la investigación. Michael estaba seguro que otra persona se había aprovechado del caos para entrar por su cuenta, tratando de camuflarlo con la Letra Escarlata.

Y había pruebas que confirmaban su teoría. Durante el ataque a su sistema, el intruso no había intentado comunicarse con él de ninguna manera. Como si su misión fuese solamente distraerlos lo suficiente para que no pudieran contactar con Robin hasta que Methuselah hablara con ella, manteniendo a los Cazadores fuera. Pero con el ataque final, el más destructivo de todos, había sido lo contrario. A regañadientes, Michael abrió la ofensiva ventana, una pequeña conversación en línea que se había abierto en cuanto activó los programas de seguridad en espera de atrapar al intruso.

"Gomen nasai. No puedo hacer nada por evitarlo. Es algo que tengo que hacer."

Como si eso hubiese bastado para que él se apartara y le dejara hacer lo que quería. Por otro lado, aunque quisiera darle una oportunidad, no había manera de averiguar si decía la verdad, protegido como estaba en el anonimato de la red.

"No es algo que YO me pueda permitir."

Esa había sido su respuesta, algo que realmente tenía una razón de ser, si bien no se había dado cuenta al momento. Alguien estaba cometiendo el mismo error que él y, si lo atrapaban, no tenía ni la más remota idea de lo que pasaría con él. Después de todo, ya no había experto en computación cuando el propio Michael había llegado a la STN-J.

"No dañaré nada. Es una promesa."

La réplica no se hizo esperar y al leer esas dos oraciones, la motivación de Michael cambió por completo. No importaba si trataba de aparentar amabilidad, el intruso era eso, un intruso. Además, se creía lo bastante bueno como para pensar que escaparía fácilmente y eso era algo que el muchacho no iba a permitir. Justo en ese momento, uno de los múltiples programas que estaba corriendo dio un pitido y mostró información que sólo él podía interpretar como una señal que estaba a punto de atrapar al ejecutor. Con una sonrisa triunfante, tipeó su propia respuesta.

"¡Como si fuera a ponértelo tan fácil! No puedes pasar por mi sistema."

Esta vez, la replica tardó un poco pero el tiempo aún no bastaba para que el rastreador determinara su localización.

"No deberías haber sido involucrado. Gomen nasai."

Y eso fue todo. No pudo contestar ni escribir nada más. El programa rastreador le informó lo mismo que la pequeña ventana de chat le decía: el usuario se había desconectado.

¡Bah! Lo peor era que aún conseguía enfadarlo. Frustrado, Michael buscó con la mano la bolsa de papitas que sabía estaba sobre el escritorio pero no quedaba más que el envoltorio. Sin mucho cuidado lo arrugó y lo dejó a un lado. La bola de papel metalizado rodó al suelo pero no le prestó la más mínima atención, ocupado como estaba releyendo el intercambio. ¡Desconectado! ¿Cómo podía haber sido? Este sujeto, quién quiera que fuere, no sólo había logrado vencer la seguridad del sistema de la STN-J –de su sistema– sino que además había vencido el obstáculo que lo había derrotado a él hacía algo más de tres años atrás.

¡Feh! Y haberlo hecho sin dejar ni el más mínimo rastro, ni siquiera en la computadora que se supone estaba usando. Al mismo tiempo, estaban los archivos. Hasta el ataque que causó el breakdown, ningún archivo había sido tocado y, aunque el adolescente estaba seguro de que sí lo habían sido, tampoco durante la falla. Él mismo había visto cómo eran abiertos y salvados en quién sabe que otra computadora, pero no había ningún registro de ello. Salvo por la de su propia terminal, ninguna otra I.P. había accesado a esos archivos.

No le había mencionado nada al resto de la STN-J, ni siquiera cuando Amon le preguntó directamente. Aunque a decir verdad, tampoco mintió. No sabía el motivo del hacker intruso. De ninguno de los dos.

El muchacho volvió a estirar se en su silla, para luego apoyar el codo en el escritorio y descansar la mejilla en su mano. Quizá ya ni caso tenía. Aún quitando de en medio todo lo ocurrido con la Fábrica y la traición del Administrador Zaizen, había pasado demasiado tiempo. Si en algo se parecen los crímenes digitales a los que ocurrían en el 'mundo real' era que las primeras horas eran cruciales para hallar el perpetrador y lo sabía por experiencia propia. Si no había encontrado pistas en su momento, dudaba seriamente que lo fuera a ser ahora, por mucho que continuara abriendo y escaneando todo lo tocado por el atacante.

Por otro lado, probar una vez más no le haría ningún daño.

Armado con un nuevo paquete de frituras, Michael tomó una posición más cómoda para comenzar con el delicado y complicado proceso. Las luces se encendieron de repente, encandilándolo.

"¿Michael?" preguntó una voz femenina bastante familiar.

"¡Ah! Karasuma-san" respondió el muchacho, recuperando su visión normal. "Me sorprendiste. ¿Qué haces aquí tan tarde?"

"Lo mismo digo." Contestó la muchacha. "Estuve en el Harry's hasta ahora y no me di cuenta que había dejado mi abrigo. No esperaba que hubiera nadie a estas alturas."

Michael se veía algo apenado con el comentario. Parece que hay costumbres que son realmente difíciles de olvidar.

Mientras Karasuma buscaba en su estación la relegada prenda, Michael miró a través de la ventana, por donde usualmente podía distinguir la luna a esa hora. Excepto porque esa noche había luna nueva y sólo el amarillento brillo de la ciudad era distinguible. Por el rabillo del ojo, el muchacho ubicó su escritorio, dónde su computadora le esperaba.

Al menos ahora tenía una verdadera opción.

"Bueno, yo me marcho. ¿Te vas a quedar mucho rato?" preguntó su compañera, dirigiéndose al ascensor.

Si ya había esperado tanto tiempo para atrapar al perpetrador, seguro que podía esperar una noche más. Después de todo, un buen estratega sabe que en ocasiones es mejor retirarse para atacar con más fuerza. Es cierto, por ahora su contrincante tendría la ventaja pero Michael no se iba a olvidar tan fácil del asunto.

"¡Karasuma-san, espera!" exclamó, activando las defensas del sistema, cerrando y desconectando su laptop.

Sabía que bien podía pensar en algo nuevo luego de descansar un poco.

Y no había mejor lugar para ello que su propia casa.

Continuará

Trescientos veinte años han pasado desde que el coven se hundió en la oscuridad. Una memoria perdida. Un poder encontrado. La oscuridad se cierne sobre aquellos que buscan la luz.
Buscando Rumbo.

XXXXXX

Bueno, aquí va el primer capítulo de mi primer fic de Witch Hunter Robin. Eso si, antes de entrar de lleno a la historia, me gustaría hacer algunas aclaraciones.

Primero, sé que existen las Mac en contraposición con las PC, Linux, en contraposición del Windows y el Fierfox contra el Explorer. Salvo por el último, todas las opciones las conozco no más de nombre. Mi computadora me gana y yo la dejo ser como quiera, siempre y cuando cumpla con las funciones que necesito (aunque a veces no hace ni eso). Obviamente, no me sirve si estoy escribiendo sobre un hacker, pero para más tecnicismos, no puedo. Esa es la razón por la que soy tan vaga en la forma como Michael trabaja. Ya verán cuando escriba sobre algo que sí me guste y que entienda a la perfección.

En fin, pasando al siguiente punto. Por lo que he visto en el fandom, las parejas que voy a poner no son las normales, pero lo siento, son las que siempre han tenido sentido para mí luego de ver la serie (que por cierto es la primera sobre la que escribo que realmente poseo :) ). Y por último, si bien Amon y Robin van a aparecer en la historia como personajes importantes, no van a ser los principales. Me gustan los personajes, pero Amon es difícil de trabajar y ya han tenido mucha atención. En la serie hay otros personajes que también merecen la pena, si ben no me jacto de que no voy a caer en clichés.

Hmmm, creo que eso es todo por ahora, si se me ocurre algo más, lo diré en los próximos capítulos (o de plano no digo nada, si les molesta XD)… ¡Nos leemos en otra!

Atte.:

Atta651