Cuando vio aquello tirado a pocos metros de la entrada de la sede de la congregación, no supo muy bien cómo reaccionar. Al inicio pensó que era sólo un montón de harapos que el viento quizás había apilado, pero entonces el amasijo de ropajes se movió y dejó entrever algo que parecía piel clara. O al menos a eso se asemejaba la parte que no estaba enrojecida de sangre, seca en algunos lugares y todavía goteante en otros.
Allen miró al pequeño bulto que llevaba sobre la cabeza, bajo la capucha, preguntándole sin abrir la boca qué debería hacer. Sin embargo, su sentido común se impuso, aunque no tenía muy claro todavía qué era aquello que estaba derribado enfrente de la puerta.
Suspirando, se acercó a la ahora inmóvil figura y ni se molestó en retirarle la capucha. Llevaba puesto un uniforme negro como el suyo, y haciendo uso de su ojo comprobó que no era una trampa.
-Menuda paliza llevas encima, compañero. No siquiera fuistes capaz de llegar adentro.- continuó camino, ésta vez con un peso añadido sobre el hombro.- hueles de un modo extraño, amigo. Procura no morirte, enseguida estamos dentro y te atenderán lo mejor posible. Tú no te preocupes por nada, que vas a salir de ésta. A condición de que luego nos presentemos más formalmente, obvio.
Inexplicablemente, al primero que vio nada más entrar fue a Lavi.
-¿Ahora te dedicas a rescatar a gatitos en los árboles, Allen-chan?.
-No estaba en un árbol, estaba justo delante de la entrada. Debe de ser uno de los exorcistas que salieron de misión ésta semana.- observó el ceño fruncido del pelirrojo.-¿Qué pasa?.
-Esta semana nadie salió todavía de misión excepto tú y Lenalee.
-Pues fijo que no es Lenalee. Éste es un tío. Y si no es de esta semana será de la pasada.
-Ya volvieron todos.- Lavi miró de nuevo al chico.- incluso Yuu-chan llegó hace un par de días y fue el más tardón, casi tienen que ir a buscarle porque se enfajó de muy mala manera.
-¡Pues será uno de los que no llegó el mes pasado!. ¿A mi que me preguntas?. Yo lo vi herido y lo metí, no me parecía justo dejarlo morir fuera.-le empezaba a pesar, y movió el hombro para acomodarlo mejor. Con ese movimiento, la capucha del desconocido se descorrió, y Allen pudo sentir los ojos estupefactos del otro chico fijos su propia espalda. Sin comprender, se fijó en la cara que descansaba sobre su cuerpo. De la impresión, casi suelta su carga.- ¡Esto no es un hombre!.
Hizo amago de soltarla, pero un grito infernal lo paró.
-¡Si la dejas en el suelo juro por Dios que te mataré!.
-¿Lavi?.
-¡Que no la sueltes, te digo!.- en silencio, corrió a su lado y recogió en sus brazos la persona a la que Allen había metido en el edificio. Cuando se la quitó de encima, pudo mirar a la herida a la cara. O al menos, lo que se veía entre los chorretones de sangre. El otro muchacho le quitó por completo la capucha sin dejar de temblar.
-Ya decía yo que me sonaba el abrigo. ¿Quien te hizo esto?. Dios mio, goteas sangre por todos los lados. Creo que vamos a necesitar algo para abrigarte.- recogió el abrigo que Allen le ofrecía.- muchas gracias.
-De nada.- se volvió hacia Timcampy.- ve a buscar ayuda, corre.
-Avisa a cualquiera que no sea Kanda, por favor.
-¿Me puedes decir quien es?.
-Nosotros la llamábamos Cheza, Cheza Black. Lo cual no quita que ése sea un nombre falso, por supuesto. Hacía mucho tiempo que no la veía, pensaba que se había largado.
-Pues por lo visto le han dado de lo lindo en el intermedio.
Los dos chicos se giraron para observar a Komui, y Lavi soltó un reniego.
-¿Qué hago con ella?.
-Si sigue descargando sangre a esa velocidad, mandarla al crematorio.
-No hagas bromas macabras y ayúdame, anda. Kanda puede llegar en cualquier momento y no voy a ser yo el que le explique ésto. Él cree que se largó por otras razones. Si ahora la ve así no puedo asegurar su reacción. Puede ser que hasta intente matarme a mí, su amigo del alma.
-Ahora mismo no es eso lo importante.- Konui se acercó a Lavi y miró a la chica.- está perdiendo sangre con una facilidad pasmosa.
-¿Crees que no lo sé?. Tengo la manga del abrigo encharcada.
En ese momento la muchacha tuvo una convulsión y vomitó sangre.
-Cuidado, Lavi. Aparte de las heridas tiene encima un efecto rebote gigantesco.
Allen observó cómo la levantaban con cuidado.
-¿Cómo pudo llegar hasta el límite de esa manera?. Supongo que es una exorcista.
-Claro que es una exorcista. ¿Qué demonios podría ser si no?. Se está enfriando muy rápido.- para hacer más hincapié en sus palabras estrechó a la muchacha contra su pecho y le cubrió la cabeza de nuevo con la capucha.-es mejor que la llevemos de una puñetera vez a la enfermería.
-La enfermería está deshabitada desde hace casi un mes. Está fría, si la metes allí creo que se te muere.
-Pues hace la pila que su habitación está ocupada. ¿Dónde sugieres que la meta?.
-En la habitación de alguien. Prueba en la de Lenalee. A ella no le inportará.
-¿Qué le queréis meter en el cuarto a Lenalee?.
Lavi renegó de nuevo
-Justo tenías que pasar por aquí. ¿No tienes nada que hacer en otro sitio?. En cualquier sitio menos en éste.
Kanda ni le dirigió la mirada, pero continuó parado en el medio del pasillo. Finalmente, se fijó en el pelirrojo. Y una sola mirada bastó para entenderlo todo y urdir el plan.
-Da la casualidad de que pasaba para entrenarme y os encontré aquí parlamentando. ¿Qué llevas ahí?.
-Ahora sí que tenemos un problema.
Sin embargo, Komui le sonrió totalmente tranquilo.
-Pues verás, Allen encontró un herido grave enfrente a nuestra puerta. De hecho, es tan grave que si lo llevamos a la enfermería es problable que muera porque se destemplará, así que decidimos metérselo en la habitación a Lenalee. No creemos que le importe.
-Si tan grave está, rematadlo. Le ahorraréis dolores.
-No creo que digas eso dentro de un momento.
-Komui, no lo hagas.
-Deja, Lavi. Al fin y al cabo tiene que saberlo.
Sin dejar que nadie lo parara simplemente cogió la capucha que cubria la cara de la muchacha y se la quitó de un tirón.
-¿A que ahora no tienes intención de rematarla para evitarle sufrimientos?.
-Komui, eres un poco bastardo.
El otro chico se había quedado blanco y callado, mirando fijamente a la chica con la boca levemente abierta. Finalmente, se la arrebató a Lavi de los brazos y se encaminó por el pasillo.
-¿Adónde te crees que vas, Kanda?.
-A mi habitación.
Los demás lo dejaron ir sin ningún comentario, hasta que se perdió de vista. Cuando lo hizo, Komui sonrió.
-Solucionado el problema de alojamiento. Ahora vamos a intentar solucionar el problema de la inminente muerte.- sonrió al chico.- gracias, Allen. Ya puedes ir a donde quieras.
Al verla abrir los ojos les sorprendió percatarse de que no estaba muerta, y aún les sorprendió más que los reconociera.
-Bienvenida a casa, Cheza. Ahora descansa, estamos en ello. Cierra los ojos y atiende a lo que te digo.- el chico dudó.- vamos a hacer una cosita. Tengo tu mano cogida, si me entiendes apriétame los dedos. Hacemos una prueba, si me estás escuchando hazlo.-Hubo un momento de duda, pero enseguida apareció la presión, pequeña pero inconfundible.- así me gusta, eso está pero que muy bien.-miró a Komui, que en ese momento estaba atareado en la pierna derecha.- los nervios de esta mano funcionan correctamente.
-Me gusta oír eso. ¿Y por ese lado, Kanda?.- el murmullo fue ininteligible.- no te oigo.
-Digo que le está costando trabajo pero que aprieta fuerte.
-Así me gusta, chica valiente.- Lavi le soltó la mano.- ahora apriétale sólo a él, yo tengo que ir a buscar a Lenalee para que nos venga a ayudar a curarte.
Cuando el chico abandonó la habitación, Komui volvió a la carga.
-Estás hecha una porquería, es mejor que vengas de vez en cuando con heridas pequeñas y no así. Dime la verdad, vinistes aquí porque pensastes que morirías.
-Ésta idiota está apretando la mano.
-A ver a quien le estás llamando idiota, Yû.
-Era lo que me faltaba.- Kanda le pasó una esponja por la mano, limpiándola parcialmente de sangre.- cállate y en cuanto te arreglen puedes chillarme, porque yo no me voy a cortar en cuestión de chillarte a ti. Tenemos mucho que arreglar tu y yo.
-Creo que ésto está más o menos sujeto. No te muevas, si se abre se arma.- las convulsiones comenzaron de nuevo, y pronto la chica no pudo continuar agarrando la mano que se le tendía.- Kanda, cógele la cabeza y ladeásela. Si se ahoga ahora todo habrá sido en vano.
-Es lo que intento. Pero se mueve como una anguila.- le ladeó la cara y aguantó la lluvia de sangre en su regazo admirablemente bien.- me está poniendo los pantalones perdidos.
Cuando por fin paró el ataque, la chica no recuperó la consciencia, y empezaron a preocuparse.
-Por lo menos ahora ya casi no sangra.- otra vez un murmullo inaudible.- te estoy diciendo que hables más alto.
-Digo que cada vez está más fría.
-Ponle tu abrigo por encima, ya queda poco para que empiece a recuperar temperatura. Enciende el brasero. Haz lo que quieras, métete en la cama si es necesario, pero evita que se enfríe.
-Supongo que hicimos bien trayendo nuestros braseros.-Lenalee estaba en el vano de la puerta, con Lavi detrás cargado con dos braseros y con Allen agarrando otro. Por detrás aún se veía a otra persona, Miranda, una exorcista. Se acercó a la cama y miró a la herida.- como tu me decías, Lavi. Ya está empezando a cambiar.
-¿A cambiar?.
-En cuanto se queda inconsciente su Inocencia comienza a mandar en su cuerpo y lo transforma. Mira Allen, ahora puedes darte cuenta.
Era verdad, su pelo comenzaba a mutar a un gris paloma, y su piel se acetrinó un poco. Lavi se acercó a Allen y le quitó el brasero para conectarlo.
-Ahora tiene un aspecto repugnante, dentro de un par de días podría lograr que dos hombres se mataran a cambio de una sonrisa.
Lenalee lo miró, malhumorada.
-Deja de decir estupideces, Lavi. Ahora mismo la que se muere es ella.
Komui soltó una risita.
-Por ahora no. en cuanto su Inocencia comienza el proceso su curación empieza poco a poco. No hay prisa, pero tampoco pausa.-miró a la tímida exorcista.- lo que no quiere decir que tu ayuda no sea magníficamente recibida, Miranda.
-Pero mientras se cure no podrá salir de la habitación.- Lenalee miró a Kanda.- ¿a ti no te importa tener a alguien ocupando así tu espacio?.
Kanda la miró con ira.
-Si me importara, no la habría traído en el primer momento, ¿no crees?.- miró a Komui.- se quedará aquí es tiempo que necesite, no tengo problema.
Lavi sonrió.
-Sabía que dirías eso.
-No hagas bromas, imbécil. Komui, ¿ya está más o menos estabilizada?.
-Sí, no hay nada más que se pueda hacer. Ahora hay que dejarla descansar.
-Bueno, pues vamos a dejar que lo haga.- miró a su gólem.- quédate aquí, y si se pone mal me vienes a avisar. Miranda, -miró a la otra chica, que se ruborizó y se puso nerviosa.- ayúdala en todo lo que puedas.
Cuando salieron todos de la habitación, Allen recuperó la visión de los hechos.
-Sigue tan maleducado como de costumbre. A lo tonto nos acaba de echar a todos de la habitación.
En el momento de abrir los ojos lo primero que vio fue un gólem de color negro atento a todos y cada uno de sus movimientos. Eso la enfureció, porque sabía quien era su dueño.
-Veo que has decidido sobrevivir a ésto. Buena idea.
Fijó los ojos en la persona que estaba de espaldas, y que a su vez la miraba gracias a un espejo. Por lo visto, se estaba cambiando de ropa después de un entrenamiento, ya que se quitó la coleta por fuera de la camisa y se volvió. Le sonrió, aun a pesar de la tensión y de que se reconocía lo forzado de la mueca.
-Los mandé fuera antes de la transformación, y nadie la vio. Claro está, no eché fuera a la persona que te curó. Estás como siempre.
-¿Como siempre?.
-Bueno, antes ya estabas así de guapa.
No pudo aguantar más, y soltó una carcajada que pronto se convirtió en estertores.
-Es un chiste muy bueno. Ahora puedes esperar a que me recupere para que así pueda empezar a darte patadas en el culo. Y te advierto que no pienso parar pronto.
-Pues entonces ya somos dos. Yo a tí también te tengo ganas. Te largaste de una manera muy valiente, señorita.
-Me hacía falta un cambio de aires y me dieron una misión interesante, nada mas.
-Osea, que tenemos que achacar casi un año de desaparición a una misión interesante. Y por si fuera poco, mira como vuelves.
-Eso es asunto mío. Y puedes decir lo que te dé la gana, porque por un oido me entra y por el otro me sale.
-Por cierto, te puse las dos Inocencias sobre la cómoda.
-No me gusta que me registren.
-Se te cayeron del abrigo, no fue un registro. Y aunque lo hubiera sido, mi habitación, mis normas.
-No estoy aquí por elección propia, eso tenlo por seguro. Y hablando de todo un poco, ¿Por qué estoy en tu habitación?.
-Verás, es una larguísima historia que se resume en una frase: cierra la boca y obedéceme.
-No te estoy entendiendo.
-No hace falta que lo hagas, sólo limítate a hacer lo que te acabo de decir.
-Vale, me da exactamente lo mismo.- hizo amago de levantarse.- por mí puedes inscribirte en la legión de limpiadores de retretes, no me importa.
-Un segundito, ¿adónde te crees que vas?.
-A desayunar.
-¡Son las doce de la noche!.
-Magnífico pues. Voy a cenar.
-Te traigo la cena aquí, Cheza.
-No cuela. Así tú también podrás cenar. Y si vuelves a darme una orden, te mataré.
-A mi no me hace falta cenar ni nada de eso.- un sonido extraño hizo que la chica lo observara con una ceja levantada. Con un poco de sentimiento de culpa, Kanda se llevó una mano al abdomen.- quizá si que me hace un poco de falta comer algo. Pero no sé si estarás en condiciones.
La chica ya se había levantado de la cama y se apoyaba en el cabezal con gesto inseguro.
-Creo que no me caeré en el primer centenar de pasos.
-Bueno, eso está bien. Después supongo que tendré que ayudarte.- el chico soltó un renuncio.- ese maldito pelo no deja de fastidiarme. ¿nunca pensaste en cortarlo?.
La muchacha lo miró estupefacta, pero al final sonrió.
-Desde luego que no. Es una promesa, lo sabes. No hasta que terminemos con él.
Kanda suspiró.
-Sea así, pues. Pero al menos déjame que te lo recorte un poco.
-No quiero que me lo recortes. Antes eras bastante torpe, y francamente dudo que hayas mejorado.
-Pues entonces que te lo ate. En eso soy bueno y no quiero que vayas por ahí con esa mata de pelo suelta.
-Puedo hacerlo yo.
-No, no puedes.- la trajo hacia el borde de la cama y la sentó.- tienes el torso vendado, las heridas aún no están del todo curadas. Déjame a mi, sólo para que no se te metan delante de la cara.-sin parar de hablar cogió un par de mechones delanteros y los trenzó con bastante desmaña en la parte posterior de la cabeza de la chica.- así podrás mirar por donde vas.
-Kanda, ¿estás haciéndome la pelota?.
-Desde luego que no.
-Prefiero al Yû gruñón, antes que al Yû raro este que me está trenzando el pelo.
-No te hagas a la idea de que me quedaré así siempre, es sólo mientras estás tan enferma. Después, procura no contrariarme. Y si tu pelo me molesta, esperaré a que te duermas y luego te lo cortaré.
-Eso espero. Me estabas poniendo los pelos de punta.
Entre balbuceos y sonrojos, Miranda estaba explicando cómo había ido todo en la habitación de Kanda a su espectante público.
-¿Entonces se va a poner bien?.-Krowley se sentó al lado de Allen mientras cogía el tenedor que esperaba en la mesa.- Allen me dijo que estaba bastante para el arrastre.
-Y que lo digas.- Allen atacó su décimo plato de arroz.- cuando la cogí pensé que era un tío, me mojó todo el abrigo de sangre.
-Tanto da, Krow-chan.- Lavi le sonrió entre dos tragos de agua.- es sorprendentemente fuerte, ya verás.
-De todas maneras, hay algo que no entiendo.- Reever miró a Lenalee.- ¿no hubiera sido mejor que descansara en tu habitación?.
-No, es mucho mejor así.- Lenalee le sonrió.- creo que va a pasar mucho tiempo metida en la cama.
-Yo no lo creo.
-Vaya, Miranda.- Allen le sonrió.- creo que es la primera vez que te veo tan segura de ti misma. Es un agradable cambio.
-Es que la estoy viendo venir.
-¿Dónde?.- Lavi miró hacia donde la chica señalaba.- vaya, parece que ya le tomó la medida de nuevo a Kanda. Es de lo que no hay.
-Debería estar metida en cama.
-Eso mejor díselo a ella, subjefe Reever. A mi no creo que me haga caso.
Mientras tanto los recién llegados habían alcanzado la mesa. Kanda frunció el ceño y sujetó aún más a la chica por la cintura.
-Lo siento mucho, no se quería quedar en la cama.- apoyó levemente la cabeza en la coronilla de la chica.- ¿a que no, Chezz?. Por cierto, os presento a Cheza Black, una muy buena amiga mía.- después de eso, la besó en la cabeza con notable lentitud y esfuerzo.- ellos son la pandilla.
La chica lo miró con extrañeza, y luego se dirigió a Lavi en un idioma distinto, a lo que el chico respondió. En el mismo momento en el que escuchó la corta conversación, Krowley dejó caer el tenedor y los miró con los ojos como platos. Kanda sonrió débilmente y continuó.
-Él es Krowley, de nombre completo Arystar Krowley III, creo. Es un exorcista de Rumanía.
-Encantada de conocerte, Arystar Krowley III.
-Llámame Krowley, por favor.- le estrechó la mano con evidente cuidado.- es mucho más sencillo.
-Claro, Krowley. Tú llámame Cheza.- le sonrió.- como habrás advertido, me encanta tu país.
-Sí, me percaté bastante bien. Lo lamento, pero yo no he tenido demasiadas ocasiones de conocer mi tierra, me pasé la mayor parte de mi tiempo allí encerrado en un castillo acompañado de mi enamorada Akuma.
La chica se puso lívida, y Kanda continuó con las presentaciones.
-La siguiente es Miranda Lott, la chica que te curó.
-Encantada de conocerte y muchas gracias por todo.-le estrechó la mano con una sonrisa amable en la cara.- Eres una sanadora maravillosa.-La otra muchacha murmuró algo y se giró, totalmente ruborizada.- ¿que has dicho?.
-Miranda tiene una timidez exacerbada, Chezz. Acaba de decir que tienes un pelo magnífico.
-¿Sí?. Para mi es solo un recordatorio de lo que pasó.
-¿De dónde eres?.
Kanda se giró hacia la chica.
-Empieza el interrogatorio, así que mejor voy por la cena.
-Como quieras, Yû. Soy oriunda de Irlanda.
-El que te lo preguntó se llama Allen Walker, moyashi para Yû-chan, último de los que no conoces y el que te metíó en la sede.
-Muchas gracias, Allen, y encantada.
-Fue un placer ayudarte. No se ven muchas mujeres exorcistas, tu eres la tercera que conozco. ¿Qué te hizo hacerte exorcista?.
-En realidad es normal que no muchas mujeres quieran ser exorcistas. Es un mundo muy duro, hay poca gente tan valiente. En realidad, yo lo soy por accidente, pues mi padre lo era. En realidad, su Inocencia se manifestó cuando ya estaba casado y con familia, y tuvo que abandonarnos.
-El padre de Cheza era amigo de la juventud de Tiedoll, el maestro del melenas.- Lavi señaló a Kanda, que ya volvía a la mesa.-en honor a esa amistad, se le permitió hacer algo impensable: acudir al lecho de muerte de su esposa.- miró a la muchacha.- ¿quieres que continúe, Chezz?.
-Ya no me duele. Puedes hacer lo que quieras, Lavi.
-Creo que ahora ya puede continuar Yû-chan.- esperó a que el chico se acomodara en el banco.- ¿te importa contarles la historia de la primera vez que vistes a Cheza?.
-No, si a ella no le importa que lo cuente.- le puso un cuenco lleno hasta arriba de sopa delante.-no quiero que pares hasta que se le vea el fondo. Está caliente y es de la que te gusta.
-A sus órdenes, mi capitán.
-Así me gusta. Bien,- puso los codos sobre la mesa.- la primera vez que vi a Cheza fue cuando escoltamos al amigo de mi maestro a su antigua casa. Su esposa se estaba muriendo de pulmonía y él quería estar a su lado. Al llegar nos encontramos a la señora de la casa metida en una cama, y a su alrededor los que supusimos que eran sus hijos, dos niños y una chiquilla con el pelo más oscuro que he visto en toda mi vida. Como es lógico, dejamos a la familia a solas, con el aviso de que volveríamos a la mañana siguiente para saber cómo iban las cosas. Evidentemente, no fue la última visita que recibieron aquella noche.- hizo una profunda inspiración.-No sabemos realmente qué pasó, pero mi maestro continúa pensando que él perdió la chaveta por amar a su esposa tantísimo. La cuestión es que, cuando nos acercamos a la casa, escuchamos un grito. Y cuando derribamos la puerta lo que vimos fue un Akuma atacando, los cadáveres de dos niños y una chiquilla con el pelo totalmente blanco y una Inocencia desproporcionada en las manos haciéndole frente al monstruo. Cuando tomamos plena conciencia de lo que había pasado, nos dividimos. Tiedoll fue a acabar con el Akuma y yo fui el encargado de calmar a la chiquilla.- se remangó la manga derecha del abrigo con tranquilidad.- ¿veis esta cicatriz?. Fue ella la que la hizo.
-Yû, no quiero más.
-Aun no veo el fondo.
-Lavi, dile a Yû que no quiero más.
-Ya te oyó, princesa.
-En realidad, esa es la historia completa. Al principio nos costó que se replegara de nuevo, y cuando hicimos enterrar lo que quedaba de su familia nos la trajimos. A partir de entonces, fue desarrollando con soltura sus habilidades, hasta estar aquí.
-Me parece extraño que habléis de mi como si no estuviera delante.
-Bueno, Chezz. Al fin y al cabo era tu historia, la historia de cómo nos conocimos.
-Sí, lo que tú digas,- señaló el bol de sopa.- pero no pienso comer más.
-Vale, entonces vete a descansar.- le dio un beso en el pómulo que ella le ofreció.- yo iré dentro de un rato.
-Realmente, puedes hacer lo que desees, Kanda.
