Hola!!! Bueno, he vuelto con mi tercer fic de Tokio Hotel, aunque espero que este no sea tan fatídico como el anterior. Espero que os guste!!! Sólo decir que escribí esto en un momento melancólico, así que cuidado.

Nombre: Algo Inexplicable

Autor: hace falta decir algo?

Género: Mistery/Drama

Disclaimer: Tokio Hotel es un grupo musical que NO me pertenece, y esta historia es una pura invención. Cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia.

BSO: 'Desde mi cielo' de Mago de Öz.

Dedicatoria: Bueno, quería dedicar este fic a todas las personas reales que salieron en el anterior fic, a saber Alba, Natalia, Alby y Ely. Espero que os guste.

Y sin más cosas que aclarar, demos paso al fic.

Algo Inexplicable

Fan fic by hannah-hm

Capítulo 1: Estamos muy cerca...

Noche de Noviembre. Un chico de unos 18 años corría por las oscuras y silenciosas calles de Berlín. A cada rato, miraba a sus espalda, como comprobando algo. Entonces, el chico se detuvo de bruces y entró en un edificio como si no hubiera ocurrido nada.

-¿Ha pasado buena noche, señor?- le preguntó un hombre uniformado cuando entró.

El chico le ignoró, y caminó apresuradamente hacia el ascensor. En cuanto subió al sexto piso, su cuerpo comenzó a temblar de manera inexplicable.

-Tranquilo...- murmuró.- No hay nada de que preocuparse...

El chico llegó a la habitación 483 y llamó a la puerta.

-¿Quién llama?- dijo una voz ronca tras la puerta.

-Cállate y abre.- dijo bruscamente el chico, y el otro abrió la puerta.

La habitación era bastante grande. Un chico de su misma edad y con rastas estaba tirado en el sofá. Su gemelo, un poco más bajo que él, leía un libro. El chico que le había abierto la puerta tenía el pelo largo y castaño, recogido en una coleta.

-Bill, Tom, Georg...- dijo el chico, mirando por todos lados.- ¿Dónde está Gustav?

-En el baño, Andreas.- contestó Bill, pasando las hojas de su libro.

-No se cómo podeis estar tan tranquilos...- murmuró Andreas, dejándose caer en el sillón.

-Estamos tranquilos porque no ha pasado nada.- respondió Tom, cogiendo su mp4.

-Eso es.- dijo Georg, cruzándose de brazos.

-No podeis ignorar lo que ha pasado...- murmuró Andreas.- Tarde o temprano la gente se dará cuenta, la prensa no callará y...

-Oh, vamos, Andreas, no seas imbecil...- le interrumpió Gustav, que en ese momento salía del baño.- Para eso tenemos a Tom...

Bill y Georg soltaron una carcajada.

-Jaja, que gracia.- dijo Tom, tirándole un cojín a Gustav, que lo cogió y se lo devolvió.

-Vamos chicos, no es momento para bromas...- dijo Andreas, revolviéndose el pelo.

-Venga, Andreas.- dijo Bill, apartando la vista de su libro.- Deja de darle vueltas. Si lo has hecho bien, nadie tiene por qué enterarse...

Andreas miró por al ventana. La lluvia le daba a la ciudad un aspecto aún mas amenazador.

-Sí...- tal vez tengas razón.


Una chica miró hacia el cielo. Iba a caer una buena tormenta, y como no se diera prisa iba a mojarse a base de bien. La chica observó también, que a pesar de ser las tres de la mañana, había gente despierta en ese apestoso hotel. Con paso decidido, se sacudió su pelo castaño oscuro y entró.

-Buenas noches, señora...- dijo el hombre uniformado cuando la chica entró.

-Señorita.- le corrigió cortésmente la chica.- ¿Me podría decir donde está la recepción?

El hombre le indicó un mostrador al otro lado de la sala, y la chica sonrió.

-Buenas noches.- dijo la recepcionista cuando la chica se acercó.- ¿Puedo ayudarla en algo?

-Sí, verá...- contestó la chica.- Estoy buscando a esta persona¿sabe algo?

La chica le acercó una foto a la recepcionista. En ella se veía claramente a un chico rubio junto a otro de pelo negro largo.

-Lo siento señorita...

-Alba.- contestó la chica.- Alba a secas.

-Bien, señorita... Alba.- dijo al recepcionista, devolviéndole la foto.- Lo lamento, pero en nuestro hotel no está permitido revelar nada referente a nuestros clientes...

Alba abrió su cartera y le extendió un billete de 20 euros a la recepcionista.

-Bill Kaulitz. Habitación 483, pero usted no se ha enterado por mí.- dijo la recepcionista, guardándose el billete.

Alba sonrió y se marchó del hotel.

-Bill Kaulitz...- sonrió la chica, mirando al chico de pelo negro con interés.- Ya te tengo...


Hacía varias horas que se habían apagado las luces en la habitación 483. Gustav, que compartía habitación con Georg, se removió entre sueños. Lanzño un grito y se despertó bruscamente.

-Dios, Gustav.- dijo Georg, encendiendo una luz.- ¿No hay una noche que no te despiertes?

-He tenido un... algo.- dijo Gustav, temblando.- Un mal presentimiento.

En pocos minutos, todos estaban reunidos en la sala principal, rodeando a Gustav.

-¿Cuál ha sido ese presentimiento esta vez?- preguntó Bill, justo en frente de Gustav.

-No sé, es muy raro...- dijo Gustav, mirando a Andreas.- Es como si alguien nos estuviera persiguiendo...

-¿Lo veis?- gritó Andreas.- ¡os lo dije! Yo...

-Bah...- dijo Tom, cruzando los brazos detrás de la cabeza.- ¿Y para eso despiertas a mi preciosa persona? Anda ya, seguro que sólo fue una pesadilla.

Tom se metió en su habitación. Los demas miraron a Gustav, que, sentado en el sofá, no hacía mas que repetir...

-Es una chica...


Alba corría. La lluvia, efectivamente, al hacía alcanzado.

-¡Mierda!- pensaba.- ¡Sabía que tenía que haber puesto más empeño en las clases de Educación Física!

Paró frente a un coche negro, que casi se confundía con la oscura pared que tenía detrás. Alba rebuscó en sus bolsillos, sacó unas llaves y abrió el coche.

-Vaya la que está cayendo...- dijo nada más entrar. Miro en el asiento trasero, donde su compañera tecleaba en un portátil.

-Y tanto...- la chica levantó sus ojos verdes hacia Alba.- La maldita lluvia no hace más que estropear la conexión a Internet...¡Me cago en la madre de parió al que inventó el ADSL!

-Vamos, vamos, Eli...- dijo Alba, enseñándole la foto a su compañera.- Ya sé donde están, sólo nos hace falta un 'enchufe' y habremos hecho la mitad del trabajo...

-Si te refieres a esto...- dijo Eli, sacando un revoltijo de cables de una caja.- Ninguno me sirve.

-Qué graciosa...- dijo Alba irónicamente.- La verdad es que ya le he echado el ojo a alguien que nos podría echar una mano...

-¿Cruda?- preguntó Eli, a la vez que cerraba el ordenador.- ¡Que asco! A mi me gusta más a la plancha...

Alba sonrió y se acomodó en el sillón. Miró la luna, una pequeña luz en las tinieblas de lluvia que amenazaban Berlín.

-Vamos a pillarlos, Alby, te lo prometo.- dijo Eli, en voz baja.- Te lo juro por mi título de periodismo... Cogeremos a esos hijos de puta...

-Mentiría si te dijera que no me importa...- comenzó Alba, pero a girarse vio que su amiga estaba profundamente dormida. Volvió a mirar la luna.- Pero... sigo sin poder evitarlo.

En silencio, sacó una foto de su cartera, la que siempre llevaba consigo. Observó a la persona que aparecía en ella con un deje de tristeza.

-Yo también te lo prometo...- susurró. Guardó al foto de nuevo en la cartera y procuró dormir.


Estaba a punto de amanecer, y él seguía sin dormir. La preocupación y el sueño que había tenido Gustav le habían dejado en vela toda la noche. Tanto era su miedo, que cuando oyó el sonido de una puerta al abrirse, retrocedió con terror.

-Tranqui, Andreas, soy yo...- dijo la persona que había aparecido.

-Bill...- dijo Andreas, llevándose la mano al pecho.- Menudo susto...

-¿Todavía sigues pensando en eso?- contestó Bill, frunciendo el ceño.

-Sí.- Andreas miró al suelo. No podría quitárselo de la cabeza. Volvió a mirar a Bill.- ¿Cómo es que a ti no te preocupa¿Tanto has cambiado?

Bill se alejó de él y miró las gotas de lluvia que se acumulaban en el cristal.

-Sabes perfectamente que nunca podré olvidar lo que me hicieron.

-Sé que te hicieron daño...- murmuró Andreas.- Pero no es para que ignores lo que pasa a tu alrededor, Bill.

-Odio a todo el mundo.- dijo Bill, a lo que Andreas le miró espantado.- A todos...

-Ya lo sé.- Andreas le abrazó. Que yaoi es esto, pensó.- No te preocupes, verás como todo se arregla...

Bill sonrió. Les odiaba a todos. Menos a Andreas.

Eli se despertó sobresaltada. Había soñado de nuevo con ella. Y con él. Aquel chico de pelo largo...

-¿Otra vez?- dijo Alba, que estaba bebiéndose un café. Le extendió otro a ella.

-Sí...- sonrió Eli. Era una pesadez.- Otra vez.

-No te disgustes...- dijo Alba, removiendo su café.- Ya estamos muy cerca...

Continuará...

Y aquí se termina!! Espero que os haya gustado!!

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ATTE: hannah-hm