Ray tenía una sensación extraña cuando estaba con Zack; la persona que la deseaba tanto viva como muerta. Al poco tiempo, lo descubrió era alegría lo que sentía y ahora mismo, ella se sentía así, mientras Zack iba delante suyo, dando pasos largos firmes, yendo a una sola dirección.

—¡Date prisa! —objetó, mientras que amablemente se detenía unos segundos para luego retomar la marcha, al ver que ella lo alcanzaba.

Hasta que llegó a la máquina expendedora e intentó colocar las monedas a la ranura, quien al tener entre sus dedos varias monedas juntas como intentar colocarlas toda a la vez, le provocara que fuera imposible que encajaran.

—¿Zack? —articuló Ray al notar que lo estaba haciendo mal.

Pero él no oyó su llamado, este estaba más ocupado maldiciendo a la porquería de tecnología que no entendía.

—¡Esto es una mierda! ¡Es una porquería! ¿¡Qué diablos!? ¿¡Por qué carajo no entra!? —dijo Zack mientras daba golpes a la máquina expendedora, esperando que le dé su puta lata de gaseosa.

Hasta que luego de múltiples abollo alrededor de la maquina, esta le entrego varias latas de gaseosa, mucho más de la que debía.

—¡Gaseosa gratis! —proclamó Zack con una sonrisa alegre, no importándole del estado en que había dejado la máquina, ya guardando las monedas en su bolsillo como todas las latas de gaseosas a excepción de dos.

Entretanto Ray observaba a su alrededor por si algún transeúnte notó o escuchó el ruido de recién. El cual, parecía no ser el caso al notar lo desolado que estaba el lugar.

—Ten —dijo chocando el frío metal a la mejilla pálida de Ray, sacándola de sus pensamientos para observar a Zack sonriéndole.

Ella la tomó con estupor, sus ojos azules no separándose de los heterocromaticos de él, mientras veía esa sonrisa dibujarse en sus labios. Estaba feliz.

—Umm —articuló, su mano apretando con fuerza la lata.

Ella quería, ella quería...

—¡Gracias! —agradeció sonriendo.

Sonreír.

Había realizado una sonrisa. Por él.

—...¿Que pasa contigo? En realidad estas sonriendo —su voz, la mirada de Zack demostraba sorpresa.

Su expresión no se iba, sus ojos azules brillando.

—Tu rostro justo ahora —sonriendo infantilmente— ¡Es bastante genial! —Expresó con orgullo— ¡Sigue así y tu sonrisa no apestara!

Le alentó aun con una sonrisa Zack, sus dientes visibles, su alegría centellando en sus ojos.

Ella seguía sonriendo.

Varios segundos después...

Zack desvió la mirada y se dedicó a abrir la lata para comenzar a beber, pero de reojo podía notar la mirada brillosa de Ray mientras tenia pintada en sus labios esa hermosa y perturbadora sonrisa hacia él.

—¡Hey, para! ¿Por qué sigues sonriendo? —preguntó no comprendiendo la extensión de duración de esa acción rara y efímera al parecer en su dedicación.

A Ray le hacía feliz, Zack.

El susodicho, intentó no darle importancia y seguir bebiendo, pero al rato no pudo seguir ignorándolo mientras tragaba duramente el líquido.

—¡Ya para! ¡Me estás dando escalofríos! —espetó, al no entender ni una mierda su comportamiento, quien comenzaba a alejarse de ella.

Ray lo seguía desde atrás como siempre.

.

.

.

Él, era la razón de que sonriera.