EL CHICO DE AL LADO
La brisa de verano logra que el sudor se pegue aún más a mi piel, mientras siento el sonido de la cigarras inundar cada rincón, espero a que el camión de mudanza llegue a mi nuevo hogar.
Finalmente decidí comenzar una nueva vida, alejarme un poco de mi familia, apartarme del campo y comenzar a vivir como una adulta empoderada. Sola, sin pareja, sin muchos amigos, pero finalmente como una mujer responsable dentro de esta sociedad.
Reviso mi reloj de pulsera mientras balanceo el abanico con detalles de flores que me regaló mi hermana mayor Kasumi antes de partir. Sin duda ha sido el mejor obsequio desde que llegué. Nunca creí que el calor de Tokyo sería tan abrumador.
Con mis pocos ahorros pude alquilar un departamento antes de iniciar mi primer trabajo formal como educadora. Algo que en un principio no le gustó para nada a mi padre al enterarse que su hija menor se enfrentaría sola a la gran ciudad, en un nuevo lugar, con gente desconocida y en un nuevo trabajo. Pero no podía perder esta oportunidad...fui seleccionada para ser profesora titular dentro de la reconocida escuela Kaizen de Tokyo. No sé qué Dios me ayudó o me guio hasta acá, pero desde hoy todo será distinto. Yo, Akane Tendo demostraré que nunca me dejo vencer.
A lo lejos veo llegar el camión, en realidad no son muchas cosas, más que "mi cama y algunos recuerdos, pero por algo se empieza. Saludo con alegría y comienzo a ayudar a levantar caja por caja.
El departamento que alquilo es pequeño, en un cuarto piso, de un ambiente pero bastante acogedor. El sol de la mañana ingresa por el ventanal iluminando cada rincón de lo que será mi nuevo hogar. Bajo las escaleras rápidamente para continuar la mudanza. En ello observó a la casera que se acerca.
-Buenos días Señora Otonashi- saludo con alegría sin recibir respuesta de su parte, ni siquiera una leve reverencia. Espero no sea una mala señal.
Después de 20 minutos de intenso esfuerzo físico, mis brazos se encuentran entumecidos y cansados. Subiendo peldaño por peldaño, trato de balancear dos cajas con un brazo mientras siento el sonido de mi celular llamando. Trato de cogerlo rápidamente y, en cuestión de segundos, doy un pie en falso.
Ok, hasta acá llegó mi vida en Tokyo. Fue corto, no duro mucho, mi vida de soltera, de profesional acabó estrepitosamente por tratar de contestar mi maldito celular. Veo mi cuerpo rodar por las escaleras, titulares en los periódicos sobre mi trágica muerte y mi padre, junto a mis hermanas, llorando en mi funeral...pero nada de eso ocurrió. Siento mi cuerpo levitar como por acto de magia, escucho el celular golpeando el suelo de la escaleras y las cajas siendo sostenidas por una tozuda mano frente a mí. Hay alguien atrás mío, de aroma terroso y mágico ¿Un ángel?
-"Hey, deberías tener más cuidado".
Su voz es profunda con una chispa de ironía. Trato de girarme para ver su rostro, pero mi mirada choca con su pecho. Rápidamente y avergonzada me separo de su cuerpo dando una reverencia perfecta en 90 grados.
-"Disculpe, señor, disculpe" – es lo único inteligente que se me ocurre decir. Muy avergonzada para verlo a la cara.
-"No te deberías disculpar. Toma".
Frente a mí extiende su mano con mi celular roto. Levantó mi rostro y me topó con sus ojos azulgrisáceos perfectos. Sin duda debe ser un ángel, un dios o algo salido de otro mundo. Es alto, mucho más alto que yo. De rasgos finos, pelo azabache amarrado en una perfecta trenza que resbala por sus hombros. Su polera blanca se apega a su cuerpo logrando dejar ver lo trabajado de su cuerpo y yo, como boba, me distraigo ante la caída de una pequeña gota de sudor que rueda por sus brazos. Sin pensarlo, y aún más avergonzada que antes por mis pensamientos pecaminosos, tomó rápidamente el celular con ambas manos. Hecho trizas.
-"Maldición...y acababa de contratarlo..."
-"¿Eres nueva?"
-"Sí, hoy es mi día de mudanza".
Veo que sigue avanzando sin soltar las cajas, las que para él parecieran ser dos plumas.
-"No te preocupes, puedo cargarlas yo misma. Ya me ayudaste en no dejarme caer".
No me responde ¿Pero qué clase de chico no responde cuando uno trata de iniciar una conversación? Sin duda debe ser un cretino, maleducado, creído, mujeriego...
-"¿A qué piso vas?" – me pregunta sin darse vuelta.
-"Al cuarto..."
-"Vaya..."
El aire era tenso, casi podía cortarlo con una tijera. Por inercia llegamos frente a mi departamento.
-"Es...acá" – digo un poco tímida. Finalmente caigo en qué no sé nada de él y que estamos frente a mi nuevo hogar ¿Y si es un psicópata? ¿Si es de esos hombres que se aprovechan de las mujeres haciéndose los amables y después piden dinero por su ayuda? Parezco una verdadera loca...
-"¿Quieres que entre?" – me pregunta con una media sonrisa en su rostro.
Oh no. Tenía razón, me quiere estafar. Sin duda es un estafador. No podía ser un ángel, este tipo debe ser un demonio. Pero no seguirá con sus planes.
-"No es necesario. Puedes pasarme mi cajas. Para que sepas, se bien qué tipo de hombre eres.
-"¿De qué hablas?..."
-"No te hagas el bueno conmigo. Se bien que eres un estafador, pero yo no soy una mujer que caiga fácil ante tus encantos. Podrás ser bien parecido, bastante guapo y haberme salvado la vida. Pero no te daré dinero y si no te vas de este departamento llamaré a la policía".
Siento como mis rodillas tiemblan al no ver respuesta de su parte. Solo noto como deja las cajas en el suelo y apoya su cuerpo contra la pared.
-"Aaaaja...así que la policía. Bueno, llámalos...¡AH! pero recuerdo bien que alguien lo dejó caer torpemente por las escaleras".
Maldición. No tengo escapatoria. Me ha pillado ¿Qué hago ahora?
-"¡No...no me intimidas! Si te acerca a mi ¡Gritaré!"
-"¿Ah? Bueno, nunca creí que existiera una mujer tan poco femenina, que cree en esos cuentos de calle, sin duda debes venir del campo ¿No es así?"
-"¡Eso a ti no te incumbe!"
-"Si eres nueva acá en Tokyo te recomiendo que no andes vestida así por la calle. Existe gente con malas intenciones que al ver a una mujer guapa como tú, con esa polera suelta y esos pequeños short ajustados podrían pensar que pueden hacer algo indebido contigo..."
Siento que comienza acercarse a mi cuerpo, voy retrocediendo a consecuencia de sus pasos hasta que choco contra la pared notando que apoya una mano al lado de mi rostro y la otra la acerca a mis caderas.
-"Tienes que tener más cuidado la próxima, chica del campo..".- la tibiesa de su aliento llega hasta mi oreja logrando que un shock eléctrico recorra mi espalda – "y...¿Puedes salir de la entrada de mi departamento por favor?"
-"¿tu..tu...departamento?" – me apartó rápidamente de él y notó como hace ingreso a la puerta de al lado.
-"A partir de ahora seremos vecinos, chica de campo"- Noto por última vez su sonrisa perfectamente burlesca y tras ella, el golpe de la puerta principal cerrarse.
-¡¿VE...VECINOS?! ¡¿CHICA DE CAMPO?!- Furiosa, avergonzada y totalmente deprimida caigo al suelo de la impresión ¡No puedo creer en mi mala suerte! Derrotada y roja como un tomate, abro la puerta de mi nuevo hogar.
.
.
.
.
.
Una volada de universo alterno...¡gracias por leer!
