Flirt

Autora: xErised

Parejas: Harry Potter/Draco Malfoy, Ron Weasley/Hermione Granger, Blaise Zabini/Pansy Parkinson

Disclaimer: Ni la historia ni los personajes me pertenecen, la historia es de xErised ( : / / w w w . u/2031988/) y los personajes de J.K. Rowling, sólo la traducción es mía

Resumen: Draco finalmente decide darle a Harry un conjunto de reglas y dos meses, nada más y nada menos, para cortejarlo. Pero Harry nunca esperó que fuera tan difícil… Post-Hogwarts

Rating: NC-17

Capítulo 1: Mentira Latente

Fue su esencia lo que lo hizo en él.

Era imposible plasmarlo en palabras; exactamente como es imposible describir el color rojo a un hombre ciego. El aroma era una potente mezcla de las flores más frescas junto con el chocolate más seductor. Era sorprendentemente sutil, fácil de perder ya que competía sin éxito con los perfumes empalagosos y colonias leñosas que impregnaban el aire del vasto salón de baile.

Pero una vez que Harry captó un hálito de esa fragancia despierta-hormonas, no lo pudo quitar de su cabeza.

El recibidor estaba encantadoramente decorado en tonos complementarios de oro pálido, junto con rayas de color plata y blanco. Las pulidas ventanas francesas estaban abiertas sin cuidado de manera invitadora, dando la bienvenida a la briza cálida de la noche. Las gruesas y lujosas cortinas estaban apropiadamente puestas a un lado, iluminando la luna llena, acompañada de las parpadeantes estrellas que brillaban como piedras preciosas. Blancos y pesados candelabros pendían del alto techo y echaban favorecedores cristales de luz sobre las personas que ocupaban la habitación.

Una orquesta estaba tocando una tranquila serenata, y Harry podía oír el sonido metálico sin fin de los caros brazaletes de diamantes que colgaban de los brazos de las damas. Dignatarios de todo el mundo mágico estaban moviéndose sin propósito y charlando, el bajo zumbido de conversación salpicado con los extraños sonidos creados por diferentes acentos.

Brillantes canastas sostenían crujientes colines preparados a un crujiente dorado, y todo tipo de carne estaba disponible y cocinada a la perfección. Frescos y verdes vegetales, demasiado hermosos para ser comidos, estaban meticulosamente cortados en forma de pequeños animales. Pequeñas tinas de tiramisú, rociados generosamente con licor, estaban emparejadas con deliciosas trufas de chocolate para el postre. La mayoría de los invitados estaban esperando pacientemente en una fila en la mesa del buffet.

Y por supuesto, no fue sorpresa que Ron Weasley estuviera encabezando esa fila, con una expresión de completo deleite en su rostro a medida que asaltaba la mesa del buffet con voracidad.

"Lindo vestido, por cierto" alabó Harry, dando una sonrisa torcida a Hermione. Ella estaba ataviada elegantemente en un vestido aguamarina con corte de sirena que abrazaba su figura, resaltando su esbelta forma. La bruja acarició su cabello cohibida y devolvió la sonrisa a Harry.

"¿Puedes oler eso? No, no la comida, pero ese… espléndido, único aroma" preguntó Harry y su mente volvió bruscamente al tema. Cuando Hermione negó con la cabeza, Harry la tomó de la mano y juntos, el par se abrió camino hacia la esencia.

"Oh! Algo como… ¿flores?" dedujo Hermione eventualmente y su rostro se iluminó. Harry asintió vigorosamente y sus ansiosos ojos verdes cruzaron la escena enfrente de él, tratando de localizar el origen exacto de la fragancia.

Y sintió que su corazón daba un vuelco.

Draco Malfoy se erguía alto y elegante, devastadoramente tipo-de-negocios en un traje azul intenso. Anudada impecablemente a su cuello había una corbata color oro fundido. La luz que caía del candelabro intensificaba su atractivo diez veces más, y Harry permaneció en shock un momento, admirando la forma en la que las sombras jugueteaban coquetamente con el rostro del rubio.

Una copa de champan estaba anidada cómodamente en la mano derecha de Draco, y su mano izquierda estaba metida de manera casual en el bolsillo de sus pantalones de diseñador hechos a la medida. Había una llamativa cualidad en él que hasta el más indiferente espectador se vería atraído por, y a medida que los ojos de Harry viajaban perezosamente por el cuerpo de Draco, no pudo evitar sentir un creciente sentimiento de excitación.

Había otro rubio, mayor, al lado de Draco, y Harry notó a Kingsley Shacklebolt, el Ministro de Magia, en su cuadro periférico. El otro rubio estaba vestido en la casual elegancia de la riqueza, pero el moreno sólo les dedicó una mirada fugaz, antes de volver a centrar completamente su atención en Draco de nuevo.

"Hey, ¡¿qué están haciendo ustedes dos allí?!"

Sacado de un tirón de su pequeña burbuja de lujuria, Harry se giró. Ron ya se había instalado en una mesa cercana, luciendo muy satisfecho con su generosamente lleno, plato de la mesa del buffet. Una pequeña avalancha de comida estaba precariamente apilada en lo alto del plato de Ron. Habían montones de ensalada colorida de col, untada libremente con una salsa cremosa, suculentas piezas de cordero y cerdo asado, enormes patatas horneadas con mantequilla deslizándose en ellas y una torre tambaleante de pequeños cupcakes decorados.

Viendo la cantidad de comida en el plato de Ron, Harry y Hermione intercambiaron una mirada. Sin decir palabra, Harry se apuró hacia la mesa del buffet, tomó dos juegos de cubiertos y dos platos y corrió de vuelta. Y como si tuvieran un acuerdo tácito, Harry y Hermione dividieron calmadamente la comida de Ron en tres partes y rápidamente transfirieron una parte a sus propios platos.

"¿Por qué ustedes dos hacen esto todo el tiempo?" se quejó el pelirrojo infantilmente, bajando la mirada a su disminuida porción.

"¡Es porque necesitas tener la apariencia de tener algo de decoro en eventos como este, Ron! ¡Hay personas importantes aquí, con las cuales probablemente estés trabajando en el futuro, y no es bueno que te vean llenado tu boca así! Estás trabajando para el Ministerio, al fin y al cabo" Hermione resaltó en su usual tono práctico mientras sacudía su cabello suelto y lo amarraba con una cinta roja.

El trío de veintisiete años se sumergió en un momento de silencio en la regia atmósfera del salón de baile del hotel. Los ojos de Harry todavía se desviaban distraídamente hacia Draco, sus sentidos en caída libre gracias al adictivo aroma de Draco, que se había vuelto más concentrado debido a su corta distancia del rubio.

"¿Harry? ¡Harry! ¡Te hice una pregunta!" dijo Ron, codeando a su amigo

"Lo siento, mi mente estaba en… otras cosas" murmuró Harry, desviando la mirada del rubio a regañadientes. Hermione ladeó la cabeza con curiosidad y sonrió juguetonamente a Ron.

"¿No detectas algo…especial en el aire, Ron?" preguntó y alzó sus cejas significativamente a Harry.

Atentamente, Ron arrugó la nariz y olfateó el aire con cautela. Poco a poco, el rostro de Ron de fundió en una sonrisa embobada, su boca formó una "O" de pura felicidad. Sus ojos revolotearon y respiró profundamente, inhalando lotes de aire antes de suspirar con dicha.

"Maldita sea, eso huele absolutamente divino. Hay algo especial. Si pudiera oler sólo eso por el resto de mi vida, moriría como un hombre feliz" Ron prácticamente gimió

Harry y Hermione compartieron una mirada alarmada. "Ron, en realidad estás… erm… oliendo a Malfoy" dijo Hermione, haciendo una mueca. Los ojos del pelirrojo inmediatamente se abrieron de golpe, una pizca de disgusto fue remplazada por un destello de confusión.

"¡¿Malfoy?! ¿No estábamos hablando del pollo rostizado?" chilló Ron y gesticuló hacia la mesa del buffet. "De todos modos, ¿Malfoy está aquí?" preguntó, estirando la cabeza

"¡No mires, Ron! ¡Él está mirando directamente hacia nosotros!" chilló Harry e inmediatamente agachó la cabeza, el calor se reunió rápidamente en sus mejillas. Efectivamente, Draco fijó una mirada divertida en los ex-Gryffindors, antes de volver a la conversación que llevaba con Kingsley y el otro hombre.

"Lo siento, compañero" Ron sonrió y metió más patatas en su boca

"¿Recuerdas como durante nuestro último año les dábamos a los chicos en Hogwarts puntuaciones hasta diez en sus traseros, Harry?" dijo Hermione, riendo.

"¡Sí! Justin tuvo un siete, Seamus un ocho, y Malfoy un… nueve punto cinco" Harry tragó saliva mientras metía un dedo en el cuello de la camisa para aflojarlo ligeramente. "Aunque creo que definitivamente ahora se merece un perfecto diez" el moreno susurró como si fuera una reflexión, sus ojos lamiendo el culo y las piernas de Draco con hambre.

"Acabas de romper con Joshua, Harry. ¿No es un poco pronto para estar mirando a otros hombres, en especial a Malfoy?"

"Rompimos hace seis meses, Ron" recordó Harry mientras jugaba sin expresión con los lisos pétalos de cera de la orquídea decorativa en su mesa.

Ron se encogió de hombros despectivamente, pero inmediatamente volvió a retomar el hilo de la conversación. "¿Qué puntaje obtuvo mi trasero?" preguntó, resoplando con importancia y mostrando su propio trasero con orgullo.

"Tuviste un… nueve" reveló Hermione y no pudo controlar el ataque de risa cuando vio la expresión ofendida de Ron

"¡¿Preferiste el de Malfoy al mío?! ¡¿Qué está mal con mi trasero?!" chilló Ron, girándose y fijando su mirada en su trasero con horror. "No es… caído ni nada ¡¿cierto?!"

"Es un muy buen espécimen, cariño" lo tranquilizó Hermione, posando una mano en el hombro de su marido y dando palmaditas en él. Ron bufó con superioridad, pero se había calmado. Harry rio de la camaradería entre marido y mujer. No obstante, inmediatamente se serenó y tomó rápidamente un sorbo de su bebida, en parte para enfriar su rubor con champán y por otra parte para cubrir su rostro con la copa cuando vio a Kingsley y a los dos rubios mirando a su mesa.

En el rostro de Kingsley apareció un haz de luz y le hizo señas a Harry. Intentando aplanar su mata de cabello negro con su palma, Harry empujó sus anteojos sobre el puente de su nariz y trató de andar lo más sofisticado que pudo, pero para su horror terminó tropezando in-glamurosamente con la demasiado larga cola del vestido de una mujer.

Con su rostro inundado en color, Harry finalmente llegó a los tres hombre y sonrió con cortesía a Kingsley y al otro rubio, intentando con todas sus fuerzas evitar la mirada de Draco.

"¿Puedo presentarles a Harry Potter, jefe del departamento de Inefables?" comenzó Kingsley en su suave y barítona voz. "Estoy seguro que el señor Malfoy no necesita una presentación, teniendo en cuenta que estuvieron juntos en la escuela." En respuesta, Draco inclinó la cabeza fríamente y bebió un sorbo de champán, disfrutando del cosquilleo burbujeante en la parte posterior de su garganta. Harry sintió los calculadores ojos grises inspeccionándolo sobre el borde de la copa de Draco y se removió ligeramente. Una nube intoxicante flotaba de Draco, mezclándose con el oxígeno en el aire, esparciéndose por su sangre e inundando su cerebro, y Harry tuvo que aflojar su corbata un poco más.

Mientras tanto, el otro hombre detrás de Draco examinó a Harry de arriba abajo, recorriéndolo con la mirada, antes de darle a Harry una superficial sonrisita de superioridad que bordeaba el desprecio. Harry le respondió dándole una sonrisa fría. El hombre frunció el ceño ligeramente y tocó los dedos de Draco en una supuesta manera íntima. Un destello de incomodidad parpadeó en los ojos de Draco y se alejó un poco imperceptiblemente.

Los ojos astutos de Harry capturaron y registraron cada movimiento.

"Probablemente todavía no has conocido a este hombre oficialmente, Harry" Kingsley incluyó al otro rubio "Es el dueño de esta conocida cadena de hoteles, y es el que está detrás de este fabuloso evento, con la invaluable ayuda del señor Malfoy, por supuesto. Es- disculpen-" Kingsley frunció el ceño desaprobadoramente a su secretario, que había aparecido de la nada y tocado a Kingsley en el hombro con timidez.

"Lamento mucho interrumpir, señor Shacklebolt, pero el señor Romano, jefe de la división de Hit Wizard de Italia, está por irse y ha pedido conocer al señor Labelle y a usted, señor, para darles las gracias personalmente por haber sido anfitriones de esta maravillosa noche."

"En ese caso… ¿Vamos?" Kingsley sonrió con formalidad y escoltó al otro rubio, el talón de sus lujosos zapatos chasqueando en el piso de mármol con diseño de tablero ajedrez en blanco y negro. En cuestión de segundos, el par se había desvanecido fácilmente entre la multitud de gente.

Harry se pasó los dedos por el pelo que se había levantado en picos entrecortados. Podía sentir el tirón sensual de las feromonas pulsantes en el ambiente, y estaba a punto de abrir la boca para intercambiar cumplidos antes de que Draco lo cortara.

"Discúlpame, Potter, pero tengo que… circular" Draco arrastró las palabras con voz sedosa, señalando la multitud con un dedo largo y pálido. El rubio lo deslumbró con una última sonrisa desdeñosa antes de escabullirse.

Tomó unos segundos antes de que Harry se diera cuenta que acababa de ser desairado.


Eso había pasado un mes atrás.

Harry había intentado olvidarlo, pero no podía para de darle vueltas a ese segundo-primer encuentro una y otra vez en su cabeza, como una película muggle que se rebobinaba una y otra vez sin importar lo que hiciera. Harry se sentía desesperadamente deseando rehacer esa noche de nuevo, deseando una respuesta ingeniosa de último minuto para demostrarle a Draco que ya no era más el niño irremediablemente torpe que una vez fue. Había encontrado la despiadada superioridad de Draco impenetrable y seductora, una cualidad que había logrado enfurecer y emocionar a Harry al mismo tiempo. El rubio aún mantenía ese aire de arrogancia consumada, ese puro, orgullo sin diluir del que Harry había sido víctima todos esos años, cuando todavía estaban en Hogwarts.

Y esa… esencia que había mutado en algo mucho mayor, en un penetrante ramo que parecía ser la esencia más compleja que existió jamás, incluso más dulce que el elíxir más preciado. Lo estaba volviendo loco, tomando residencia permanente en su cabeza sin importar cuanto intentara empujarlo fuera de ella. Era absolutamente exquisita y Harry se maravilló de cómo era capaz de dejar una inquietante secuela en su cerebro.

Cada vez que Harry pasaba frente a una florería o una panadería, atraparía la gloriosa, burlona esencia de las flores exóticas y el característico oscuro aroma penetrante del dulce chocolate. Su mente volvería inmediatamente, tan rápida como un rayo, a la memoria de Draco en aquella desafortunada noche. Hermione había dicho que no estaba sorprendida que Harry pudiera sentirlo tan fuertemente, ya que "nuestro sentido del olfato es capaz de desencadenar un efecto profundo en nuestro cerebro con la participación de las feromonas, incluidas las feromonas sexuales," y le aseguraba que desaparecería pronto.

Harry no pudo evitar que un entusiasmado escalofrío de anticipación bajara por su espalda en la parte de sexo.

Ron, sin embargo, solo había bufado con buen humor y dicho "Te has vuelo loco, Harry"

Pero luego Harry había sucumbido a lo inevitable. Era algo acerca de lo que había estado pensando sin descanso, pero nunca había reunido la suficiente valentía para hacerlo. Y luego había ido lo había hecho, fue como despertar de un sueño confuso que era borroso en los bordes, la turbación y lo nebuloso, la incertidumbre de dudar si en realidad había pasado. Había hojeado con urgencia entre los montones de pergamino en su mesa, y cuando había descubierto que esa hoja estaba desaparecida, se dio cuenta, para su horror, que no, no había sido un sueño.

A Ron le gustaba apodarlo elocuentemente como "Algo Que Nunca Debe Hacerse De Nuevo Bajo Ninguna Circunstancia"

Harry le había escrito la carta a Draco.

Oh no, esa no era la peor parte.

En verdad la había enviado.

Harry no había esperado una respuesta en verdad, pero no podía evitar que su corazón sintiera una pequeña sacudida cuando le había llegado una carta de respuesta de Draco. Mientras los dedos de Harry caían unos sobre otros para desamarrar la cuerda en el sobre, sus pensamientos habían rebotado en un millón de direcciones diferentes. ¿Podría ser que Draco se hubiese sentido de la misma manera? ¿Podría ser que hubiese sentido su corazón latir más rápido, sentir que le hubiesen robado el aliento, sentir la urgencia de besar los labios carnosos de color rubí de Harry? ¡¿Podría ser que Draco hubiese deseado desgarrar sus propias vestiduras y caer con gracia en los musculosos y fuertes brazos de Harry y dejar que lo llevara a una vida llena de dulce romance?!

Tristemente, no era nada como eso. No había palabras derramando furtivas y prohibidas pasión y sentimientos, tampoco había jadeos de deleite por el intento valiente de Harry en la correspondencia. La réplica había sido tan carente de emociones y antiséptica como el chasquido de unos guantes de cirugía en unas muñecas. Ponía una fecha y hora, y la impecablemente impresa dirección de la oficina de Draco.

La maldita carta ni siquiera estaba escrita a mano, por el amor de Dios.

Así que por eso era por lo que Harry estaba preocupándose ahora mismo, intentando domar su desastre de mechones negros antes de entrar a la oficina de Draco. Soplando un mechón de rulos demasiado largo de sus ojos, el moreno jaló el peine fuera de su cabello y lo arrojó a un lado. Hermione estaba arreglando su corbata, y Harry jadeó cuando ella la amarró demasiado alto.

"¡Lo siento!" Hermione se encogió y rápidamente liberó el nudo. Hizo una pausa, respiró sonoramente por la nariz, suspiró en derrota, tiró la corbata en un círculo sobre la cabeza de Harry y la dejó caer en un arco alto.

"Nunca fuiste una persona que utilizara corbata, Harry" declaró Hermione

"¡Gracias!" bromeó Harry, desabotonando su afortunadamente libre cuello con sus dedos. El moreno odiaba vestirse formal; lo encontraba muy estrecho e incómodo. Si le hubieran dado a elegir, probablemente se hubiera aparecido en la oficina de Draco vestido en vaqueros y una camiseta, pero Hermione había tirado la sugerencia, indicando pragmáticamente que Harry tenía que vestirse para la ocasión.

Harry le dio a Hermione su característica sonrisa torcida y caminó hacia el Flú de la casa de Ron y Hermione.

"Nop, Harry. Ron no ha limpiado el Flú, y dudo que quieras aparecerte allí todo cubierto de hollín y polvo justo ahora. Ve a la manera muggle" Con eso, Hermione agarró a Harry por los hombros y lo condujo hacia la puerta.


El lugar apestaba a dinero.

Harry se movió un poco nervioso cuando se sentó en el sofá más duro en la sala de espera. Una fila de cojines, arreglada rígidamente en orden de tamaño, estaba colocada detrás del moreno. Los cojines más pequeños estaban puestos en las puntas de los más grandes, como diamantes, y Harry movió su trasero un poco más lejos, ligeramente asustado de arruinar la meticulosidad de todo aquello. Nunca se había sentido cómodo en ambientes formales. La oficina de Draco estaba localizada en el segundo piso más alto del edificio, y parecía no albergar a nadie más que a Draco y su secretaria.

Retorciendo los dedos de los pies en sus zapatos, Harry miró el área a su alrededor. La decoración era moderna y austera, pero acogedora. Revistas de negocios que parecían nuevas estaban tendidas en una mesa de café que se veía igualmente nueva, sin ningún anillo de café o rasguño en ella. Harry hojeó despreocupadamente unas revistas pero no pudo entender nada de ellas.

Estaba seguro que Draco estaba llevando a cabo algún juego de poder, sencillamente porque otro hombre de negocios había salido de la oficina de Draco cuando Harry estaba allí, así que obviamente Draco estaba solo en su oficina.

Pero aun así mantuvo a Harry esperando por diez minutos.

Suspirando, tiró la revista de vuelta ruidosamente, ganándose una mirada hostil de Millicent Bulstrode, que había resultado ser la secretaria de Draco.

El ex-Gryffindor se había quedado en shock cuando se dio cuenta que esa atractiva mujer resultó ser Bulstrode, a quien una vez él había llamado "horrible". Era sorprendente lo que un corte de cabello recatado y a la moda, junto con un buen gusto en ropa podía hacer. Su brillante cabello negro estaba recogido en un moño sofisticado y sujetado por una delicada flor color rubí. Había perdido peso, y su vestido de tubo sin mangas color verde lima destacaba su mejorada figura. Había mirado a Harry con una leve curiosidad y aprensión cuando él había aparecido, pero era consciente que Harry tenía una cita con Draco que no había sido fijado a través de ella.

Un muy aburrido Harry se levantó y paseó alrededor y su ojo captó una docena de pinturas abstractas que decoraban las frías paredes azul hielo. Había una pintura que sólo tenía manchas lanzadas de colores elegidos al azar en ella. Harry cambió su atención a otra, y estaba intentando descifrar si la persona en el cuadro era un hombre o una mujer cuando Millicent lo llamó.

"Draco te recibirá ahora, Potter"

Caminando hacia la puerta, Harry se limpió las manos en los muslos de sus pantalones, giró el pomo con firmeza y cruzó el umbral. Había dos pesados libreros de caoba llenados hasta el borde con gruesos tomos encuadernados en cuero. Harry no vio ninguna fotografía personal, a diferencia de su propio cubículo, donde tenía fotografías de Ron y Hermione junto con sus niños y toda la familia Weasley en días soleados. Una red Flu limpia estaba colocada convenientemente en la habitación, y era obviamente utilizada con mucha frecuencia por Draco debido a la cantidad considerable de potes de polvos Flú cerca de la chimenea. Dos lechuzas reposaban en silencio en jaulas separadas y miraban inquisitivamente a Harry. Su función claramente era hacer más fácil para Draco recibir y enviar correo.

El escritorio de Draco era una tabla larga de madera pulida, y una taza de té caliente se enfriaba en ella. No había aparatos muggles en ningún lado, no había laptops ni teléfonos. En su lugar, había pilas de pergamino, cartas sin abrir y un puñado de plumas cuidadosamente arreglado en un lado del escritorio. Pero había algo extrañamente curioso. Un pequeño jarro de miel, junto con una brillante cucharilla, estaban en el rincón del escritorio de Draco, pero antes de que Harry pudiera mirarlo mejor, Draco lo agarró rápidamente y lo dejó caer en un cajón.

El rubio era un modelo de autoconfianza, su apariencia de fría reversa no revelaba nada a medida que Harry se acercaba a él. Harry respiró profundamente, llenando de aire sus pulmones para despejar su ligeramente aturdida cabeza, pero se arrepintió inmediatamente cuando la celestial esencia de Draco atacó sus sentidos y terminó yendo un poco mareado.

Draco estaba sentado detrás de su escritorio, sus codos fijados en el borde de éste. Sus muñecas eran huesudas y sus brazos un poco delgados para el gusto de Harry. El ex-Slytherin entrelazó sus dedos y se fijó en Harry con una mirada pensativa.

"Entonces, para ir al grano, ¿es correcto decir que te gusto?"

¡¿Qué?! ¿Ni un 'cómo estás' o un amistoso y normal 'buenas noches'? ¡Maldita sea, ni siquiera me ofreció asiento! resopló Harry indignado. Había dos sillas justo en frente de Draco, pero estaban cargadas con carpetas voluminosas. No tenía sentido cuando el resto de la oficina de Draco estaba tan inmaculada. Harry sospechó que Draco lo había hecho a propósito.

Pero no importa, pensó Harry sonriendo para sus adentros. Levantando una pila de carpetas y dejándolas caer bruscamente en el escritorio de Draco, Harry le sonrió con inocencia y se sentó en una silla. Fue recompensado con una mirada sorprendida de Draco. El rubio parpadeó y enderezó la pila frente a él con precisión militar, asegurándose de que las esquinas coincidieran en un ángulo de noventa grados y los bordes de las carpetas fueran perfectamente paralelos al borde del escritorio.

"Tal vez me gustes un minúsculo poquito" respondió Harry, levantando su mano y separando su pulgar unos centímetros de su dedo índice.

"¿En serio? Creo que es más que eso" dijo Draco con malicia y desdobló lentamente una carta que hizo que Harry se sonrojara de rojo brillante. El ex-Slytherin se acaró la garganta y escaneó la carta, los lados de su boca se arquearon en una sonrisa divertida. "¿Debo refrescarte la memoria? ¿Acerca de que piensas que soy el 'hombre más sexy y caliente en todo el jodido universo'?"

A este punto, Harry sólo pudo darle una sonrisa llorosa, maldiciendo interiormente su falta de control y su inclinación por pensamientos inapropiadamente sexuales.

"O que tengo un… excelente trasero que es completamente digno de un diez de diez" recitó Draco secamente

"Te daría un once si me dejaras agarrarlo," soltó Harry sin pensar, y terminó cubriéndose la boca con una mano.

Piensa ingeniosamente, Harry, no pervertido.

Las cejas de Draco subieron a su frente, pero recuperó rápidamente el equilibrio. "Gracias por la amable oferta, Potter, pero no estoy interesado"

Auch.

"Esto es lo que propongo, Potter. Te daré exactamente dos meses para salir conmigo. Llévame a todas las tiendas, cautívame y hazme enamorarme de ti, si eso es posible. Si me termina gustando lo que veo, entonces dejaré que esto vaya más allá. También habrá reglas. Si rompes alguna de ellas, el juego se termina" explicó Draco, su tono tan fresco como una lechuga congelada y sus labios curvados en alegría y desafío. Los ojos grises centellearon tan brillantes como los diamante en el reloj de Draco, mientras empujaba un trozo de pergamino hacia Harry a través de la mesa.

Harry se pasó la lengua por los labios y leyó la nota. El rubio pasó un dedo por su pluma y dijo en voz alta las reglas que ya sabía de memoria.

"Te veré una vez a la semana por los siguientes dos meses. Y sólo una vez a la semana. El tiempo límite de cada cita serán tres horas. No habrá ningún tipo de intimidad física. No tienes permiso para Aparecerte en mi hogar, y si deseas verme en mi oficina, deberás reservar una cita con Millicent. Después de cada cita te daré un puntaje para hacerte saber qué tan lejos has llegado. Una vez que cualquiera de estas reglas se rompa, los dos meses serán inmediatamente descontados y habrás fracasado"

"Así que… ¿los siguientes dos meses son una especie de periodo de prueba antes de que aceptes ser mi novio?" aclaró Harry, su mente estudiando cuidadosamente la cantidad de posibilidades que el acuerdo de Draco parecía llevar.

Draco no le dio una respuesta directa, simplemente le dirigió una sonrisa alentadora y dijo suavemente "Tienes ocho citas conmigo. Úsalas bien. Te veré la próxima semana." Con eso, Draco abrió afanosamente una carta cerrada con un abrecartas de plata, y Harry supo que debía retirarse.

Balanceándose como si estuviera en un sueño, Harry intentó detectar cualquier signo sutil de emoción en el comportamiento de Draco, pero volvió con las manos vacías. El otro hombre era tan distante y solemne como un director de banco, y Harry moría de ganas de romper esa fachada externa.

El moreno tenía la sensación que Draco le había extendido un contrato y le había hecho firmar sobre la línea punteada.

Pero su lado competitivo y latente fue repentina e inesperadamente ofendido, y Harry sintió un delicioso parpadeo de ambicioso celo.

Y mientras las comisuras de sus labios se levantaban en una sonrisa traviesa, Harry se dio cuenta de que aunque el rubio hubiese sido completamente indiferente y apático en su bien definido intercambio, estaba seguro de una cosa:

Él iba a volar la mente de Draco Malfoy.


Draco esperó hasta que la puerta estuvo firmemente cerrada detrás de Harry, y esperó hasta que escuchó a éste agradecer a Millicent tranquilamente y que los pasos del moreno se hubieran distanciado lo suficiente antes de dejar que su cuidadosamente entrenada expresión se quebrara y escapara.

Había buscado cualquier imperfección el físico de Harry pero fue desconcertado cuando no pudo encontrar ninguna. Las prendas de Harry ocultaban coquetamente un cuerpo en forma, completándolo con unos anchos hombros que le hacían agua la boca. Juguetones, característicos grupos de cabello negro lacio y rizado, descaradamente colgando sobre sus ojos, y Draco tuvo que suprimir la urgencia de arreglar el cabello de Harry hacia atrás y reordenarlo. Su piel tenía el suave resplandor del bronceado, sin duda causado por el rigoroso entrenamiento de su trabajo. En su mandíbula cincelada destellaba una barba corta, manifestando la completa testosterona que emanaba del cuerpo de Harry, enviando a las hormonas de Draco una oleada alterada.

La camisa blanca que Harry había usado complementaba maravillosamente sus ojos color jade, y Draco había captado un poco de fascinante pelo en el pecho. Draco suspiró mientras cogía su pluma y ésta se cernía sobre el pergamino.

Su paz mental redescubierta estaba en desorden otra vez, justo después de haber superado a su-

El moreno se veía más confiado y seguro de sí mismo comparado con la última vez que lo había visto, y Draco sintió una burbuja de interés florecer en su interior. Los pequeños pinchazos de lujuria e intriga se agitaban en su sistema y Draco contuvo una sonrisa. El rubio garabateó sin rumbo, dejando que su mente divagara, que deambulara y soñara despierta, algo que no había hecho hace mucho tiempo. Una pequeña y ansiosa parte de él se preguntaba qué clase de lenta y tentadora y mágica seducción prepararía el otro hombre.

Veamos que puedes hacer, Potter.


Nota de autora:

1) Los trabajos de Harry y Draco son cruciales en este capítulo.

2)¿Por qué Millicent y no Pansy? Debo decir que Pansy está reservado para un papel ¿más especial?

Nota de la traductura:

¡Hola! Llevo un tiempo leyendo fics slash de Harry Potter pero nunca me había animado a traducir uno. Este es el primero que me animé a traducir y espero que les guste. Si tienen algún comentario lo leeré con gusto :)

Maa94