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"Este fic participa en el 'Mes de Avatar y Magos' del Foro ¡El Cometa de Sozin!"
Nada de Avatar:The Last Airbender o Harry Potter me pertenece, pero la sola idea de mezclarlos es tan asdjaskdls *momento Foaming Mouth Guy* que no pude resistirme :Q
La Casa Más Grande
"We are only as strong as we are united, as weak as we are divided." APWBD.
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Ron y Hermione están nerviosos. Harry no ha aparecido desde que salieron del compartimiento en el expreso a hacer sus respectivos deberes de prefectos, y ahora Dumbledore les sale con que Snape ocuparía este año el puesto de profesor de DCAO, pero a Hermione lo que más le llama la atención es la presencia de los nuevos estudiantes que el director acaba de presentar.
Por supuesto no habla de estudiantes normales, no son nuevos como los niños de primero. Son nuevos como de su edad –algunos de ellos- un grupo extraño que le inspira tanta desconfianza como un perro gigante de tres cabezas sobre una trampilla.
Dumbledore da paso a la selección de los nuevos tras el clásico discurso de bienvenida y la canción del sombrero la cual habla –como siempre- de la unidad en tiempos difíciles, tanto el discurso como la canción estaban cargados con un aura oscura, obviamente debido al significativo peso de la guerra que ocurre fuera de los muros; ambos discursos sonaron tan similares que Hermione se preguntó si el director no se había puesto de acuerdo con el sombrero y lo habían ensayado antes.
Hay cinco de ellos, y todos destacan tanto como un dragón en mitad del gran comedor. En esos momentos Hermione no se imagina siquiera de lo cerca que está su comparación con la realidad. En especial por la parte del dragón.
Ella no es la única interesada, por supuesto. Así que cuando el último niño de once años es sorteado, un silencio sepulcral se apodera del Gran Comedor. Todos están intrigados por esos cinco chicos, pero ellos parecen más interesados en admirar el techo del Gran Comedor iluminado por centenares de velas flotantes. Desde su posición en la mesa de Gryffindor, Hermione los ve murmurar entre ellos.
—Aang Winder —Llama la profesora McGonagall, y el chico más pequeño se separa del grupo hacia el sombrero. Luce temeroso, pero determinado y con paso ligero llega hasta el taburete.
—¡Hufflepuff! —clama el sombrero tras medio minuto de silencio. La mesa de los tejones aplaude y el chico sonríe, pero antes de dirigirse a su mesa lanza una mirada en dirección a sus compañeros.
Hermione siente que están comunicándose entre ellos, sabe que se dicen algo sin necesidad de palabras pero. Hablan en su propio idioma silencioso. Ese nivel de comunicación es algo que ella maneja con Harry y Ron, sabe que es posible, y el hecho de que ellos luzcan tan unidos, pese a ser tan diferentes en apariencia, es algo que le llama la atención y decide tomar nota mental para analizarlo más adelante.
—Toph Beifong— llama McGonagall.
El siguiente en pasar es en realidad una niña, la más bajita del grupo. Cabello negro le cae sobre los ojos pero no avanza, al menos hasta que uno de sus compañeros, un chico moreno con cola de caballo, le toma de la mano y la conduce hacia donde se encuentra el Sombrero.
Entonces la ve tantear el aire con vacilación y Hermione lo comprende.
—Es ciega.
A su lado Ron se remueve un poco. Por el rabillo del ojo Hermione ve que inclina su cuerpo hacia adelante en un esfuerzo por ver mejor.
— ¿Tú crees?— Pregunta Ron.
No lo cree. Está segura; pero no quiere perderse detalle de lo que sucede por lo que no le contesta a Ron.
La niña no parece hacer mueca alguna, y con sus ojos velados es difícil decir qué es lo que pasa por su mente; de hecho, su postura es tan rígida que casi parece una estatua de piedra. Esta vez el sombrero tarda un minuto en dar su veredicto.
— ¡Slytherin!
El chico moreno que la había llevado hasta el taburete le quita el sombrero, y después de una indicación de McGonagall en la que le señala la mesa donde ella ahora debe sentarse la toma de la mano nuevamente. Frente a todo el gran comedor la lleva hasta la mesa de las serpientes y entonces ya nadie duda en que la niña es ciega.
No debería sorprenderle, pues Harry mismo es miope lo que significa que hay problemas físicos que la magia no puede arreglar, pero nunca se detuvo a pensar en que había magos que carecían completamente de alguno de sus sentidos. Se preguntó –no sin preocupación- si podría llevar el ritmo de los estudios: Leer le sería imposible, al igual que escribir en cualquier pergamino. Ni hablar de tomar notas de una pizarra.
Pero tuvo que interrumpirse cuando la profesora McGonagall procede a llamar al siguiente estudiante, tras observar con detenimiento al chico quien regresaba a su puesto junto a sus compañeros aún no seleccionados.
—Katara Moon.
La chica se dirigió con paso seguro hacia el taburete. En esta ocasión el sombrero no tuvo más que rozar su cabello castaño para clamar.
—¡Gryffindor!
Hermione aplaude por instinto, y porque en el fondo se alegra de tenerla cerca para poder estudiarla mejor. La chica es obviamente mayor que su compañera, pero no demasiado, dos o tres años, como máximo.
Katara camina hacia su mesa, y a Hermione no se le escapa esa breve mirada que le dirige a la mesa de Hufflepuff, donde un par de ojos grises le contestan tristes y un poco anhelantes.
No se necesitaba ser un experto para deducir que hubieran preferido quedar en la misma casa. Pero la mirada fue tan intensa como breve, porque al instante se había girado en su dirección con decisión en el rostro y con una sonrisa creciente por el caluroso acogimiento que le daba su nueva casa.
—Sokka Moon— la profesora sobrepuso su voz al ruido proveniente de Gryffindor y consiguió silencio de inmediato.
El parecido entre el chico que había acompañado a la niña ciega hasta su sitio en Slytherin y la chica que se sentaba ahora en su mesa, era innegable. El apellido fue solo la confirmación de lo obvio: Eran familiares cercanos, quizá hasta hermanos.
El chico caminó hacia el taburete y esta vez bajo el sombrero Hermione pudo ver como su rostro se contraía visiblemente en diversas muecas, parecía una batalla y esa selección tardó bastante, pero al final el Sombrero decidió que su casa sería Ravenclaw.
En Ravenclaw aplaudieron, pues era la única casa que no tenía todavía a alguno de los chicos nuevos. Sokka se levanta con lentitud, le dirige una mirada agria al Sombrero y luego observa a su compañero que queda por seleccionar.
Mientras se dirige a su mesa le dedica una mirada rápida a cada una de las mesas, a cada uno de sus amigos quienes lo observan de vuelta. Por último examina mesa de Slytherin con el ceño fruncido, aunque esta vez no tuvo ninguna mirada por respuesta, obviamente.
—Zuko Flame.
Una cosa es sentir esa extraña curiosidad por la chica ciega; pero el muchacho que se sienta en el taburete no es alguien a quien pueda dejar de mirar, y la razón es simple: Al lado izquierdo de su rostro, ligeramente cubierto por unos mechones de cabello negro, se encuentra una enorme y horrible cicatriz que abarcaba el ojo y casi la mitad de su cara. Con una mirada seria y desafiante se pone el Sombrero quien tras una corta deliberación lo envió a Slytherin. Al momento fue a sentarse junto a su compañera ciega.
…
APARTADO DE LOS DESCUIDOS: No sé, pues me animé a escribir este crossover, porque sí, básicamente xD
Personalmente creo que Zuko queda mejor en Gryffindor, pero tiene mucho de Slytherin también, por supuesto hay una razón por la que quedó en esta última.
¿Qué hacen en Hogwarts y cómo llegaron allí? Ya lo verán
¿Por qué creen que Sokka está enojado con el Sombrero? Ya lo verán
¿Por qué Toph no puede "Ver" a su manera? Ya lo verán
¿Terminaré este fic algún día? Er… ¡Siguiente pregunta! xD
