¡He vuelto!

Esta es mi primer historia en el fandom y no puedo estar más emocionada. Estaba buscando fics sobre esta pareja y no encontré muchos lo cual me puso muy triste, así que me he propuesto dar un aporte con esta pequeña historia.

Como su nombre lo indica escribiré alrededor de 27 capítulos, uno por cada letra del abecedario desde el punto de ambos y con viñetas de menos de 300 o 500 palabras.

Disfrútenlo, no olviden comentar, es muy importante para mí saber que les parece.

La historia está completa así que solo iré subiendo los capítulos conforme me de el tiempo.


Los personajes y el mundo en que se desarrolla no me pertenecen. Todos los derechos de la obra original son para el autor de BNHA.


De la A – Z

Capítulo 1.- Amabilidad / Aroma

La chica amable.

Recordaba que así era como había apodado a Ochako Uraraka antes de conocer su nombre, antes incluso de conocer a la heroína tras ella.

En los días que estaban por venir supo que no importaba en dónde estuviese, ellos se hubieran encontrado de todas formas, porque a Izuku siempre le había apasionado la sonrisa de los héroes, la nobleza de sus actos, la amabilidad con la que iluminaban el mundo con una solo hacer lo correcto.

No pudo conocer a alguien mejor en ese primer día.

A la chica de amable voz que se disculpó por usar su particularidad con el fin de no dejarlo caer, ella no lo sabía, pero desde ese día no le había permitido caer nunca más.

Ochako, que lo animaba con optimismo, que le sonreía con sinceridad, que se sonrojaba si estaba cerca.

Que lo abrazaba con fuerza cuando perdía el control, que no se rendía.

-Tranquilo, Deku – susurraba ella ¿o gritaba? No estaba seguro.

-No puedo controlarlo – gritaba él, asustado, determinado, frustrado.

Ella había rodado en la cama, hasta estar frente a él, buscando su mirada.

-Mírame. – le ordenaba – Mírame.

Y él lo hacía, poco a poco reconocía su mirada intensa, sus altos pómulos, su cabello brillante, si piel suave, la fortaleza que le transmitían sus brazos fuertes en el abrazo desesperado.

Tantos gestos amables en una persona tan pequeñita.

-Aquí estoy, Deku.

Ahí estaba, la chica amable. Ochako.


Deku siempre tenía un aroma diferente.

Somnoliento y perezoso por las mañanas.

Dulce, sobre todo cuando ella apoyaba la cabeza sobre su espalda y repartía besos traviesos por su columna hasta llegar al cuello, despertándolo.

Salado, como el mar. Sobre todo en los momentos en los que él se sentaba sobre el suelo, una pesa en su mano y flexiones infinitas marcaban cada músculo de sus brazos. Ella amaba rodear el torso de su novio con las piernas en ese momento y hacer abdominales junto a él, le encantaba la risa con la que él la acompañaba cuando su cabello le hacía cosquillas en la espalda.

Apestaba a desastre, cuando una llamada lo apartaba lejos de ella, cuando no sabía que el mundo no dependía de él, cuando esa llamada la llevaba directo al estúpido hospital y el muy bastardo le sonreía desde la camilla.

Pero su aroma, el aroma peculiar de Izuku Midoriya era aquel que combinaba todo.

Uno que la adormilaba lo suficiente para dormir en su pecho en las noches frías y le calmaba las lágrimas de las vidas perdidas en el desastre natural del primer terremoto que presenció, el aroma que le hacía delirar en las noches traviesas entre gemidos y risas.