Capítulo 1

El despertador suena a las 6:00 de la mañana indicándome que tengo que levantarme, pero no me hace falta, no he podido dormir en toda la noche a causa de los nervios. Me desperezo y salgo de la cama. Cojo unos pantalones vaqueros no muy ajustados y una blusa con estampado floral, cierro las maletas y guardo el ordenador en su funda, no sin antes mirar mi agenda.

De repente, la voz cantarina de mi madre suena por toda la casa:

¡Hayden, baja, Peter está aquí!

¡Voy! – me echo la funda del ordenador al hombro y salgo de mi habitación.

Al bajar me encuentro a mi perfecto novio sentado en el sofá con una taza de chocolate caliente en las manos, hablando con mi madre. Está guapísimo. Lleva una camisa blanca bajo un suéter de lana morada, unos vaqueros más holgados que los míos y unos mocasines de piel de color crema. Me acerco a la encimera de la cocina, cojo una taza y la lleno de café solo y me uno a la conversación mientras me siento al lado de Peter.

No me puedo creer que ya te vayas a la universidad – me dice Peter con una gran sonrisa que muestra sus dientes blancos.

Ni yo.

Mi madre se levanta y nos dirige una dulce mirada.

Vamos, chicos, no vayas a llegar tarde el día de tu presentación.

Peter coge mis maletas y las mete todas en su coche.

Dos horas después llegamos al campus de la universidad de Princeston.

Las mariposas aparecen en mi estómago. Con cada paso que doy hacia la entrada, las mariposas aletean con más fuerza.

Mi madre se empeña en acompañarme durante la charla de orientación.

Entramos en el gran salón de actos y no hay nadie. Nos sentamos en primera fila y charlamos hasta que el salón se llena.

En el momento en el que va a empezar, un hombre esbelto con traje y corbata azul y camisa blanca se postra en el centro del escenario y comienza a pedir silencio. Cuando todo el mundo está callado, él comienza:

Bienvenidos a la Universidad de Princeston. Para la mayoría de los aquí presentes, este es el comienzo en una etapa nueva en sus vidas. – Peter me aprieta la mano en un intento de tranquilizarme, no lo consigue.

Esas palabras, esas exactas palabras no solo dan comienzo a una nueva etapa en mi vida, sino a otra vida. Ya no estoy en mi pequeño pueblo de las afueras de Nueva Jersey, ya no me despertaré con el olor del café recién hecho de mi madre ni iré al instituto con Peter. Él se queda ahí, todavía le queda un año de instituto dado a que es un año menor que yo. Me hubiera gustado conocer a alguien pero no va a ser posible.

Y el discurso sigue pero no le presto atención, estoy demasiado enfrascada en mis propios pensamientos sobre lo que ocurrirá a partir de ahora.