El fuerte estruendo de una alfombra casi chocar con el mar y seguido unos pequeños gritos femeninos.
— ¡Tranquila! ¡Shion, resiste, falta poco! — dijo una voz femenina un poco acelerada.
Una bala llego hasta la punta de la alfombra.
— Roromiya, hay que hacer algo, no llegaremos a este paso —dijo la primera voz.
— Es cierto... pero... ¿qué? — pregunto confundida una voz neutra.
La primera miro hacía atras, sus ojos cambiaron e hizo la orden de que fueran más rápido.
Atravesando con facilidad el escudo de Sindria y los otros no lo lograron y tuvieron que dar la vuelta. Las chicas suspiraron. Pero de repente la alfombra desapareció como si hubiese sido una simple aparición o ilusión.
—.Se me acabo el Magoi — dijo cansada una voz pequeña y ligera. Muy tierna.
— ¡Shion! — gritaron espantadas las dos mayores al ver como la frágil niña se desplomaban en el cielo.
Ambas reaccionaron y la abrazaron formando un escudo sobre ella.
Mientras cierto Magi peli-azul miraba desinteresado y aburrido por la ventana del palacio.
Su mirada azuleja se sorprendió al ver dos figuras femeninas caer del cielo.
— ¡Mor-san! ¡Alibaba-kun! ¡Tenemos problemas, hay que ir al barrio! — declaro el pequeño peli-azul corriendo con fuerzas.
Los mencionados voltearon confundidos a escuchar la voz preocupada del niño.
El gran estruendo de un cuerpo romper algo sucedió.
Las mujeres sacudieron sus cuerpos llenos de frutas.
De todos los lugares donde podían caer. Un puesto de frutas no era el mejor.
El filo las apunto. Los ojos de la niña fueron abiertos y los guardias se sorprendieron al ver unos ojos tan cansados y una piel tan pálida. Sonrió un poco al sentir algo en su hombro.
— Mi cuerpo no puede, ya no puedo más... hasta luego... Roro-san, Yuuki-san... — apenas pudo articular. Las otras dos palidecieron más de la cuenta. Sus pupilas comenzaron a palpitar y sus corazones y respiraciones pararon en seco.
Cuando el aire volvió a sus pulmones solo pudieron dar el grito muerto.
— ¡SHION! — gritaron desesperadas agitando a la joven niña esperando que abrieran los ojos.
Aladdin, Morgiana y Alibaba llegaron y las vieron. Las dos mujeres los miraron.
Sus ojos también cansados y muy tristes.
— Necesitamos ayuda, por favor... salvadnos... y Shion... por favor... — tras esas palabras quedaron inconscientes en medio de la fruta.
Un ojo fue abierto con pesades. La persona se removió. Y luego reacciono.
— ¡Shion! ¡Shion! ¡¿Dónde estás, SHION?! — intento levantarse de la cama, pero al hacerlo sus piernas flaquearon, y se hubiera estrellado contra el suelo.
Sino hubiese sido porque unos brazos fuertes la atraparon. Llevo su mirada hacia la persona que la había atrapado. Este la cargo en su hombro y la deposito en la cama nuevamente. Ella desvió la mirada averganzada.
— Soy Ja'far, el visir de Sindria, ¿me podrias decir tu nombre? — cuestiono el albino.
— Mi nombre... es Yuuki, soy... una ex-esclava — murmuro la chica. A lo último llevo sus manos a sus tobillos. Entrecerrando sus ojos.
Yuuki es una mujer de unos 24 años. Es de complexión muy delgada —puede ser porque era una esclava—. Tiene el cabello castaño largo pasando su cintura. Y es alta, pero más baja que Ja'far.
Tiene ojos castaños como el chocolate. Pero el derecho cubierto por vendas, al igual que la gran mayoría de su cuerpo.
— ¿Esclava? — pensó confundido. Miro las marcas de los tobillos y bajo la mirada.
Unos pasos ligeros se escucharon. Entonces ambos aldultos miraron hacía a la puerta, encontrando a una nerviosa chica de 19 años.
Cabello colorado como el de un Fanalis. Atado en dos altas coletas y ondulados. Con ojos pasivos, pero muy cansados color rosa.
Es alta, pero no más que Yuuki. De piel blanca y ojeras marcadas.
— Yuuki-san, S-S-Shion... — murmuraba casi inaudible. La castaña cerró sus ojos con fuerza y se levanto de la cama. Ja'far la miro sorprendido.
¿Se había levantado con todo su dolor al escuchar ese nombre?
— Ja'far-san... — él abrió sus ojos sorprendido. Esa si era una mirada extraña — ¿Podrias llevarnos con la niña de cabello blanco? — pidió, sus ojos mostraban suplica y dolor.
Él sólo pudo asentar con la cabeza y las guió hasta unos cuartos más adelante.
Abrieron la puerta sin hacer mucho ruido. La mirada rosada y chocolate vieron a varias personas.
Un rubio, un peli-azul, una peli-roja. Un hombre de cabello colorado, con una mirada fría. A su lado uno de cabello purpura. Y una mujer de cabello azul claro.
Desviaron su mirada hacia la cama y vieron lo que buscaban.
Rápidamente corrieron a la cama asustando un poco a Yamuraiha. Y la vieron.
Sus corazones se aceleraron, estaba demasiado pálida. Tanto como su cabello.
Shion es una niña de unos 12 años —como Aladdin— de baja estatura y complexión delgada y fina.
Tiene el cabello largo, brillante, y color blanco perla. La piel pálida y ojeras marcadas debajo de sus ojos.
— Está viva, no se preocupen — declaro Sinbad mirándolas fijamente, las otras dos se tensaron al oír su voz. Voltearon lentamente y soltaron un sonoro suspiro.
— ¿Quiénes son vosotras? — pregunto confundida Morgiana.
— Disculpe nuestra falta de modales. Yo soy Roromiya, una ex-esclava — dijo la peli-roja haciendonuna leve reverencia ante las personas en su frente.
Yuuki la imitó y se presentó.
— ¿Esclavas? — pregunto Alibaba encarnando una ceja, aunque las vendas en sus tobillos y su cansancio po explicarian.
Yuuki y Roromiya desviaron la mirada y luego su pusieron de rodillas.
— Se lo suplicamos... tienen que salvar a Shion... su mente se está deshaciendo y su cuerpo no aguantará más, es tan solo una niña... por favor... — pidieron mientras que las lágrimas espesas salían de sus ojos sin control alguno.
Aladdin miro a la niña dormir o estar inconsciente en la cama.
Un extraño sentimiento lo inundo, no lo conocia. Sólo... sentía el deseo de salvar a esa niña de cabello blanco.
Camino inconscientemente hasta ella. Yuuki y Roromiya lo miraron confundidas. Él tomo su mano. Estaba fría, demasiado.
— Yo las ayudaré, no se preocupen — dijo Aladdin sin mirarlas, ellas asentaron con la cabeza. Aladdin con ambas manos tomo la mano de la albina y cerro sus ojos — Sabiduría de Salomon — la estrella apareció en su frente.
Abrió pesadamente sus ojos, y se sorprendió.
Estaba en un cielo oscuro. Con flores por todos lados. Pero un único árbol oscuro. Con varias cadenas jalando de algo o de alguien.
Miro el suelo y camino. Para donde piso se convirtiera en cristal.
— Ten cuidado... — murmuro una voz ligera triste y preocupada — No me gustaría que se hiciera daño, Magi-sama...
— ¿Cómo sabes que soy un Magi? — cuestiono con una sonrisa acercandose a ella.
— ¿De qué otro modo pudiste haber entrado? — cuestiono la niña. Abrazandose más. Mientras mantiene su cabeza dentro de sus piernas.
— Puede que tengas razón... ¿cuál es tu nombre? — pregunto sentandose frente a ella. Aunque lo sabía, queria entablar una conversación normal con ella.
— Shion Evans... mejor conocida como... la niña demonio — respondió aún sin mirarlo.
— ¿Por qué te dices a ti misma demonio?
— ¿Por qué? Dices... tal vez porque soy una calamidad — dijo al fin alzando su mirada. Él se sorprendió. Como una niña de la misma edad de él, podía tener una mirada tan afligida tristes. Como su hubiese perdido algo muy importante.
Opacando el bello color de sus ojos. Un color vivo y a la vez muerto, un fucsia como una flor de cerezo.
— ¿Cuál es su nombre? Dudo que sus amigos lo llamen Magi — pidió amablemente, haciendo que Aladdin se sonroje, sin saber por qué.
— Mí nombre es Aladdin, es un gran gusto Shion-chan — dijo con una sonrisa.
— ¿Por qué "chan"?— cuestiono confundida encarnando una ceja.
— Es que te ves mucho menor que yo — dijo rascándose la nuca.
— A decir verdad... tengo 12 años.
Aladdin se sonrojo. Esa niña de aspecto frágil y delicado, tenía la misma edad que él.
— Perdón... — se disculpó avergonzado.
— No te preocupes. Mucha gente dice que tengo aspecto de 9 años.
Shion sonrió levemente y una fina lágrima traicionera cayó hasta el cielo.
Se sorprendió. Hace tanto tiempo que no lloraba se sentia raro. Las finas lágrimas se convirtieron en espesas y de colores dandole vida al árbol detrás de ella. Hasta que ó a brillar.
Aladdin sonrió. Y sintió el gran deseo de abrazarla con fuerza. Y lo hizo. La abrazó y al hacerlo todas las cadenas que la sujetaban desaparecieron compo cristales.
Shion enterro su cabeza en el cuello de Aladdin desahogandose. Apreto la camisa de Aladdin tratando de controlarse. Pero se le hacía imposible.
— Las calamidades no lloran, eso significa que no eres ninguna calamidad.
— Usted... ¿qué puede saber? — Aladdin se sorprendió. Varias plumas volaban en el alma de la niña.
Todo brillante y desvio su mirada al árbol. Los petalos eran de varios colores y brillantes.
Luego al suelo. Y vio como pequeños rayos de luz marcaban lo que parecían ser alas de ángel.
— Aladdin-sama... gracias — el mencionado no la miro. Pero sonrió.
Shion y Aladdin abrieron sus ojos. Las mejillas de Shion se enrojecieron mostrando que el calor habia vuelto a ellas.
Yuuki y Roromiya sonrieron tranquilas. Por lo menos la palidez había pasado. Aunque seguia siendo muy blanca.
— ¡Shion! — exclamaron felices yendo a abrazarla. La niña se sonrojó más debido al gran y cálido abrazo.
— Yuuki-san... Roro-san... gracias — seguido volvió a cerrar los ojos cayendo en brazos de Morfeo, alertando a las dos chicas.
— No se preocupen, solo debe estar cansada — respondió Aladdin con una sonrisa.
— Entonces... se lo agradecemos muchisímo. En serio... muchas gracias — dijo Roromiya, para luego desplomarse en la cama.
— ¡Roromiya! — exclamo asustada Yuuki. Aunque su ojo se vació de la nada y se desplomo.
Pero hacía atrás, y Ja'far la atrapó nuevamente.
— Deben estar muy cansadas deberíamos dejarlas descansar — ofreció Masrur
Todos asentaron con la cabeza en modo de silencio.
Aladdin miro a Shion descansar, ya no estaba tan pálida. Y la hacia ver muy tierna.
Aunqur a él le gustaban las pechugonas, por alguna razón le atraía esa linda e inocente niña.
— Bien... me puedo mantener de pie — declaro Shion de pie.
Orgullosa de por fin mantenerse de pie. Durante toda la semana que habían estado en Sindria, ha estado en cama, debido a que las piernas no respondían a sus ordenes.
— Esa maquina si que te ha quitado el control sobre tu cuerpo — dijo Roromiya dejándola caminar por si sola. La niña sonrió nostrando sus dientes. Por los cuales, los colmillos son más afilados.
— Bien, mientras sigas así. Podremos irnos de Sindria — aclaro Yuuki poniendo sus manos en su cintura.
— Y como primera misión, buscaremos a los niños que huyerom de Tartaros — declaro con la mirada entrecerrada Shion. Las otras dos asentaron con una leve sonrisa.
Shion sonrió de medio lado, e intento correr... Pero las piernas le fallaron a mitad de camino. Y cayó en sus brazos.
La persona que la había salvado. Llevo su mirada hacía arriba y se sonrojo. Desviandola.
— Gomen, Aladdin-sama... — murmuro con un puchero. Él sonrió con carisma y le acarició la cabeza confundiendola.
— Trata de no esforzarte más de la cuenta. Sino le harás daño a tu cuerpo — dijo Aladdin terminando de pasar su mano ppr la cabeza de la albina. Que mantenía los ojos muy abiertos.
— Hace lo mismo que... Oka-san — declaro la niña muy sorprendida. Desvió la mirada y apretó su pecho — El reloj, definitivamente me hizo daño.
— Buscaré el primer barco lejos de Sindria. No quiero que tengamos más problemas — declaro Roromiya dandose la vuelta y llendose de la habitación.
— Roro-san... cuanso se comportará como una persona de su edad — dijo con una gota en la cien Shion.
— Roro es Roro, no la podemos cambiar — dijo suspirando Yuuki.
— Me pregunto de quién habrá aprendido, ¿no? — dijo casi ironica y una sonrisa burlona.
— Callada cría.
— Jajajjajajajajajaja — estalló en risas la pequeña inocente. Causamdo que la mujer sonria levemente.
— El último tren del mes parte hoy, ¿nos vamos en ese? — cuestiono apareciendo Rorpmiya.
— Por supuesto nos vamos en ese — respondió Yuuki arrastrando a ambas chicas de sus ropas.
No tenían nada que llevar. Así que estaría bien.
— Chicas, espero que les vaya bien en sus viajes — dijo Yamuraiha dandoles algunas cosas a Yuuki, como medicinas y ropa. Con dinero.
— Les prometemos que cuando tengamos el dinero que nos dan, se los devolveremos — prometió Yuuki avergonzada.
— No importa, Sin es quien le da el dinero — dijo Ja'far burlón. Al mencionado le creció una vena.
— Aunque la verdad, en serio, queremos devolverselos — dijo Roromiya. Se inclinó y entro al barco.
Yuuki y Shion subieron al barco, pero a mitad de camino, Yuuki paró en seco.
— Ja'far-san... — el mencionado la miro y de nuevo abrió sus ojos. De nuevo esa extraña mirada — Si en algún momento... necesitamos de su atuda, ¿podremos volver a Sindria?
— C-Claro, no te preocupes... cuenta conmigo — respondió él.
— Gracias — termino de subir al barco y las puertas se cerraron.
Las chicas comenzaron a agradecer y despedirse en el barco. Shion sonrió plenamente.
— Aladdin-sama — el mencionado la miro. Ella alzo un brazo y un dedo en lo alto — Mira hacia el cielo y me encontrarás, por siempre.
El niño sonrió con carisma y se despidió con la mano.
Sin saber, que su destino de el de la Evans se unieron en ese instante.
