Summary: Anti Cosmo siempre ha deseado un ahijado malvado para sí mismo, lastimosamente los seres mágicos son los únicos que pueden tener ahijados, pero cuando una niña tétrica y maléfica aparece en su camino, y ninguna hada desea ser su padrino por miedo, se le asigna a él y a su esposa. ¿Qué problemas traerá la pequeña niña de 12 años?
La historia es narrada en tercera persona.
Ahijada malvada
Anti Cosmo estaba sentado en su sofá favorito enfrente de la TV, de la cual estaba apagada, solo contemplaba la pantalla negra, frustrado con sí mismo. Hacía días que su mente no podía maquinar ningún plan maligno para apoderarse del Mundo Mágico, y los anteriores habían fallado por culpa de ese... dientón de gorra rosada. Anti Cosmo refunfuñó de solo recordar como él, un genio maligno, había sido derrotado tantas veces por un niño de 10 años. ¿Cómo era aquello posible? ¡No tenía sentido!
Aunque... Sí, quizá tuviese un sentido, uno que él no había pensado antes. Timmy Turner siempre lo vencía con la ayuda de sus padrinos mágicos. Entonces, lo que él necesitaba para poder vencer era… ¿Un ahijado?
Si su teoría era cierta estaba perdido. Los anti mágicos no podían tener ahijados, o al menos no hasta que ellos ganaran el concurso de cocina anual el cual Nana Boom Boom siempre ganaba. Anti Cosmo volvió a hacer esos sonidos de frustración.
- ¿Qué te tiene tan enfadado, cariño? – Preguntó Anti Wanda, quien había oído los gruñidos de su esposo cuando preparaba otro sándwich de almohada para ella misma. Anti Cosmo miró a su esposa, que tenía una mirada de sincera preocupación en su rostro. Él, a pesar de todas las diferencias que tenían uno con el otro, la amaba, y no quería que ella pensase mal de lo que le ocurría.
- No te preocupes, querida. No es nada. – Le dijo él, sonriendo de esa manera tan especial que tenía. Aunque ella fuese tonta la mayoría del tiempo, no la engañaba. A su esposo le ocurría algo y no lo dejaría pasar esta vez.
- Algo ocurre, lo sé. ¿Qué te ocurre? – Demandó saber Anti Wanda. Él suspiró, derrotado.
- Simplemente no puedo, no puedo encontrar una manera de apoderarnos del mundo mágico y del universo sin saber que Turner encontrará alguna manera de derrotarnos – Gruñó Anti Cosmo, totalmente enfadado. Su esposa se le acercó y puso sus manos azuladas en sus hombros.
- Estoy segura de que encontrarás la manera. – Trató de reconfortarlo. Pero ella no era la de las ideas. Él era el inteligente, y él debía ser el que pensase. Ella solo era buena para hacer sándwiches que solo le gustaban a ella misma.
- Eso espero. ¿Qué peor que sentirse inútil con tu propia raza? – Anti Cosmo hablaba rápido, y con palabras que Anti Wanda apenas si podía entender. En realidad, pocas veces entendía por completo a su esposo, pero aún así lo amaba más de lo que su mente podría llegar a procesar. Anti Wanda no contestó, simplemente lo abrazó fuertemente y se retiró a la cocina a proseguir con su sándwich.
Todo estaría en silencio de no ser por los bufidos de Anti Cosmo, Anti Wanda no hacía ningún sonido más que el de sus dientes masticando, y Foop no estaba en casa hoy. Hasta él tenía mejores planes malvados que su padre.
Anti Cosmo utilizó todo lo que su mente le permitía pero de nada servía, y lo desesperaba aún más. Aunque, bien lo pensó, la tierra estaba llena de maldades. Quizá una pequeña visita a la ciudad de Timmy Turner le diese una idea, una fuente de inspiración, un refresco en su memoria malvada… ¡Lo que fuese! Pero debía pasar desapercibido, si Turner lo veía sospecharía y no quería tener que encargarse de él y ocasionar problemas por aquella visita.
Anti Cosmo sonrió malignamente, agitó su varita y apareció en el parque de Dimsdale. Se transformó en un gato, ¿Qué más inofensivo que eso? A menos que hablemos de un gato negro, rió silenciosamente él.
El parque estaba lleno de caras de niños bronceados por el sol, risas, sonrisas y ternura. Nada de maldad. Era tan alegre ese lugar que Anti Cosmo estaba a punto de vomitar, y para empeorar las cosas, él vomitaba mariposas.
Caminó fuera del parque con sus cuatro patas, y observó todo a su alrededor, buscando alguna fuente de inspiración para sus malvados planes. Mientras hacía el recorrido por la ciudad, había visto oficinas, tiendas de videojuegos, un gran centro comercial, la escuela de Turner… Nada. ¡¿Dónde estaba la maldad en este sitio?
Anti Cosmo estaba a punto de darse por vencido y volver frustrado otra vez a su castillo, hasta que oyó unos gritos de terror, que provenían de un gran edificio blanco, con aspecto viejo.
"Hospital Psiquiátrico" rezaba el anuncio en el edificio.
Anti Cosmo, curioso, se adentró en el en forma de ratón. Siguió los gritos, y mientras lo hacía pasó por muchos salones, la sala de electroshock, farmacia, laboratorios, sala de estar de los médicos psiquiatras, para luego terminar en una sala que decía en un pequeño papel: Sala de recreación para menores.
Anti Cosmo pasó por debajo de la puerta, para encontrarse con algo que lo dejó con la boca abierta. Un grupo de niños, de la misma edad que Turner se encontraban amontonados en una esquina, asustados por lo que tenían enfrente; y eso era nada más y nada menos que… una niña.
La pequeña muchacha tenía el cabello negro azabache, despeinado, unos ojos verdes brillantes de furia y dolor, y era muy pálida, casi parecía estar muerta. Anti Cosmo observó impresionado como amenazaba a los niños con una simple cuchara de plástico. De pronto la puerta se abrió y unos hombres de bata blanca tomaron a la niña con rudeza de los brazos y la arrastraron fuera de la habitación. El anti padrino los siguió, ya demasiado intrigado.
Encerraron a la jovencita en una habitación que rezaba: Paciente Nº 6633. El anti padrino esperó pacientemente que los hombres se retiraran de la habitación, para así poder ver a la niña más de cerca. No sabía por qué, pero su mirada lo había intrigado.
Los hombres abrieron la puerta y la cerraron fuertemente. Anti Cosmo pasó por debajo de la puerta otra vez y se encontró con la pequeña niña, acurrucada en un rincón, estaba llorando pero no hacía ningún ruido. Las gruesas lágrimas caían por sus pálidas mejillas y entristeció al anti padrino, cosa que era muy difícil de lograr.
Cuando él se acercó lo suficiente, logró que ella lo mirara. Contrario a todo pronóstico de Anti Cosmo, que pensaba que iba a chillar o a golpearlo, por ser un animal tan "repugnante", como los humanos decían, ella sonrió.
- Hola, amigo. ¿Qué te trae por aquí? – Preguntó la niña, como si supiera que el animal podría contestarle. – No deberías estar aquí, este lugar es para seres malvados.
Anti Cosmo sonrió. ¡Había acertado! Venir aquí había sido una buena idea después de todo. Decidió entonces revelar su verdadera forma.
- No soy un ratón, pero sí un ser malvado. – Dijo Anti Cosmo, flotando en su verdadera forma. La niña lo observó por unos segundos sorprendida, para luego transformar su rostro en una mueca indiferente y aburrida.
- Sabía que esas cosas que me inyectan en el brazo causaban alucinaciones. – Murmuró más para ella misma que para él. Anti Cosmo sonrió antes las especulaciones de la niña.
- No soy una alucinación, pequeña. Mi nombre es Anti Cosmo, y soy un anti ser mágico. – Dijo él, como si eso fuese lo más obvio del mundo. La niña lo miró sin perder la expresión neutra.
- Supongamos que eres real y lo que dices es cierto, ¿A qué vienes y qué quieres de mí? – Preguntó la pelinegra.
Anti Cosmo le contó la historia de los padrinos mágicos, que él era una contraparte de los seres mágicos, la historia de su vida, de Timmy Turner y de sus padrinos, y sus deseos de gobernar el mundo. Al terminar, lejos de estar asustada, la niña sonrió malignamente, lo que hizo sonreír al anti padrino.
- Realmente esto es tan difícil de creer que diría que estoy loca por creerte, pero… si estoy aquí debo estarlo. – Dijo ella. Anti Cosmo esperó - Entonces quieres decir, ¿Qué estás buscando la forma de convertirte en el amo y señor de toda la humanidad? – Preguntó la niña. Anti Cosmo asintió. - ¡Estamos hablando del sueño de mi vida! – Rió maléficamente la niña. – Odio a la humanidad, lo que me han hecho…
Anti Cosmo dejó de sonreír para observar la mirada de dolor y de tristeza de la pequeña.
- Y… ¿Por qué estás aquí? – Preguntó él.
Ella lo observó tristemente.
- Pues, soy huérfana, mis padres me abandonaron cuando apenas era una bebé. Me criaron en un centro de niños huérfanos, pero yo… no era feliz, nunca lo fui, deseaba más para mí, pero los niños me burlaban, se burlaban de mí por todo lo que hacía. No era como ellos, y eso me hacía enfurecer más y más. Hasta que un día… los… los… asesiné. – Contó ella.
Anti Cosmo abrió los ojos, esa niña era una malvada asesina. Volvió a sonreír.
- ¿Entonces? – La animó a continuar él.
- Entonces me trajeron aquí, soy malvada, no puedo evitarlo, quiero que la gente pague por lo que me hizo, y si tengo que eliminarlos a todos, lo haré. – Dijo ella. Anti Cosmo se sentía fascinado, había encontrado un alma gemela, y con ella podría hacer que sus planes funcionaran. ¿Una ahijada? ¿Podría ser posible?
- Me caes bien, pequeña. Nunca he visto alguien tan malvado y letal, y tan pequeño a la vez. – Anti Cosmo se arregló el monóculo, feliz por el diamante en bruto que había encontrado. La pequeña sonrió.
- Mi nombre es Evangeline Mason, es un placer señor Anti Cosmo. Realmente encuentro fascinante su causa. – Habló educadamente ella. Si no fuese porque sabía lo que ella era y podía hacer, habría pensado que era una niña común. Eso quería decir, que sabía pasar desapercibida también.
- Bien, Evangeline, ¿Te gustaría ser mi malvada ahijada mágica? – Preguntó Anti Cosmo, sonriendo. – Te sacaría de aquí, vivirías conmigo en el Anti Mundo Mágico, junto con mi esposa y mi hijo. Haríamos grandes planes para dominar al mundo, hasta serías una más de la familia. – Dijo el anti padrino totalmente ilusionado con ella.
Evangeline lo miró como si hubiese dicho el secreto del universo, y sonrió.
- Me encantaría… - Dos lágrimas salieron de sus ojos. Nunca nadie se había preocupado por ella y eso le calaba el alma. Anti Cosmo le secó las lágrimas de sus ojos, ya sintiendo que adoraba a esta pequeña humana maligna.
- Como ya te he dicho, los anti padrinos no podemos tener ahijados, pero encontraré la forma de sacarte de aquí, te lo prometo, Evangeline. Tú y yo vamos a lograr nuestro sueño. Te lo juro por la maldad. – Anti Cosmo tomó las pálidas manos de la niña, quién sonrió llena de esperanza, esa esperanza que nunca se había dejado tener.
- Te esperaré, Anti Cosmo. – Prometió ella también, soltando al anti padrino.
Anti Cosmo se elevó un momento para poder observar una vez más los verdes ojos de Evangeline, antes de aparecer en el Mundo Mágico.
El anti padrino se encontraba enfrente del hada más ruda del universo, Jorgen Von Strangle.
- Jorgen, debo hablar contigo. – Demandó el anti padrino.
¡Hola! Bueno, como verán este es el primer capítulo de esta locura. Bueno, Evangeline es un personaje que se me ocurrió hace un tiempo, pero nunca se me había ocurrido poner en texto su historia con sus anti padrinos Anti Cosmo y Anti Wanda. Ahora que he empezado, espero que me den ánimos para seguir con la historia dejándome unos reviews (:
Para dejar unas dudas en claro, Evangeline es una niña de 12 años, encerrada en el manicomio y sí, es malvada, por eso le ha encantado tanto a Anti Cosmo.
Evangeline tiene su propio dibujo en mi página de Deviant Art, en mi usuario Paulyena. Si gustan pueden visitarlo.
Espero que les haya gustado, y si es así, dejen un review, pero si no es así, igual dejen uno explicando por qué no y si lo desean alguna sugerencia más :D
Acepto todo lo que me den, menos insultos y copias.
¡Me despido y hasta el próximo capítulo!
