Disclaimer: Tales of Symphonia es propiedad de Bandai Namco Games,Takumi Miyajima, Kousuke Fujishima y otros. No saco ningún beneficio con esto.
Nota: Me encanta Zelos, es un personaje que para mi tiene mucho que dar de si. Gracias por decidir dedicarme su tiempo y espero que les guste esta visualización que tengo de él.
Este fic participa en el Reto de inauguración; The Dollars. Para el foro Anteiku. Les invito a pasarse y unirse a nosotros en esta aventura que es crear historias.
El mejor Elegido que Thethe'alla podría tener.
I
Dos mundos y dos elegidos. Un Elegido es aquel que nace bendecido por la Diosa y esta destinado a dar su vida para salvar el mundo.
Zelos Wilder es uno de esos Elegidos. Aquel destinado a mantener Thethe'alla en prosperidad. Es por eso que Zelos debería ser considerado un héroe, idolatrado y amado por todos, pero él no es héroe. Si acaso podría considerarse un antihéroe.
A ojos de todos él es un vividor bueno para nada. Definitivamente Zelos no es héroe que su mundo esperaba que fuese, y él tampoco aspiraba a serlo.
Zelos tenía todo eso muy claro el día que le dió una paliza a varios pastores por golpear y echar a patadas a una mujer de avanzada edad a las puertas de la Iglesia solo porque se había acercado a pedir algo de comida para alimentarse.
II
—Bueno, al fin y al cabo, no sé que esperaba la iglesia de mi parte. No es mi culpa que dieran por sentado que tenían mi condicional apoyo en todo —se justificó Zelos Wilder acomodado en uno de los lujosos sillones de su mansión y mirando con desdén a la persona sentada frente a él.
—Es su obligación como Elegido apoyar a la Iglesia de Martel —informó el pastor conteniendo su rabia.
—No vengamos ahora con reproches de este tipo —resopló Zelos, fastidiado con todo el asunto — Es un secreto a voces que la Iglesia nunca ha simpatizado conmigo. Y el sentimiento es mutuo debo añadir.
—Pero —intentó rebatir el pastor sin éxito.
—¿Necesito enumerar todas las veces en las que el antiguo Gran Patriarca atentó contra mi vida y la de mis amigos durante el viaje de la regeneración? Ahorrémonos el mal trago —contratacó Zelos con desprecio — Le agradeceré que sea tan amable de marcharse ya sin montar un numerito.
El pastor se levantó apresuradamente asustado ante el tono inusualmente tranquilo y amenazante del hombre. Alisó su túnica y avanzó por la habitación a grande zancadas en dirección a la salida.
—Los rumores parecen ser ciertos. El Elegido de la regeneración es un traidor que simpatiza y apoya las fechorías de Vanguard y de los Sylvarantios, así como da asilo a semielfos y criminales de los suburbios. El consejo sabrá de esto —murmuró el pastor dando un sonoro portazo al salir.
Zelos suspiró aliviado, viendo a su indeseada visita desaparecer en la distancia desde la ventana. Desde la unificación de los dos mundos las cosas solo habían ido de mal en peor. A pesar de que Vanguard estaba prácticamente disuelto, las relaciones entre ambas facciones seguían muy tensas y nada apuntaba a una pronta reconciliación. Era innegable que los habitantes de Tethe'alla consideraba a los de Sylvarant inferiores y Zelos pese a su alta posición social, al no contar con el apoyo de la opinión pública no podía mediar en el conflicto.
Eso no era todo, lejos de las guerrillas entre ambos bandos a Zelos estaba preocupado por la abismal diferencia entre clases sociales y los pocos derechos y recursos que la gente pobre tenía.
Zelos era de parte de la nobleza y antes de conocer a Lloyd, Colette y compañía había apoyado ese sistema que ahora tanto detestaba. Su visión del mundo ya no era tal.
Miro de reojo a la anciana que había contrato a su servicio hacía excasos días, la misma que había rescatado de ser injustamente apaleada y encarcelada por "atentar contra la Iglesia". No era la primera persona de bajos recursos a la que daba un trabajo y seguramente no sería la última.
III
—¿Querías verme Zelos? —preguntó Colette ingresando a la sala donde Zelos estaba recostado en un amplio sillón.
—Colette cariño cuanto tiempo. Ven, pasa y toma asiento.
—No hace tanto tiempo, nos vimos la semana pasada en una reunión de la Iglesia —respondió aceptando la oferta de su amigo y tomando asiento a su lado.
Zelos se permitió unos instantes para observar en silencio a la otra Elegida. Era una chica amable, dedicada y devota. Ellos eran como el día y la noche y a veces el pelirrojo se preguntaba como alguien como él había llegado a forjar un vínculo de amistad tan fuerte con alguien como ella.
—¿Zelos ocurre algo? —preguntó Colette al notar como el otro la analizaba con la mirada sin decir nada.
—Me has deslumbrado al entrar con tu belleza, me limito a alegrarme la vista en silencio —coqueteó Zelos.
—Tan divertido como siempre —respondió la chica con una sonrisa.
Tan inocente como siempre pensó Zelos divertido. Colette era la única mujer que conocía incapaz de pillar una insinuación romántica de este tipo.
—¿Te apetece tomar algo? —preguntó el pelirrojo haciéndole señas a una de sus sirvientas para que se acercase y atendiese a su invitada.
—La verdad un poco de agua me vendría bien, gracias —dijo Colette más para la sirvienta que para Zelos, inclinando la cabeza en agradecimiento.
Zelos se aclaró la garganta y retomó la conversación cuando el servicio abandonó la sala dejándoles solos.
—La última reunión de la Iglesia fue un desastre.
— Si —afirmó Colette tristemente — Se dedicaron a acusarte de traición en lugar de tratar ninguno de los temas importantes. Nuevamente no llegamos a ningún lado.
—Ni llegaran nunca a ningún lado, no si nosotros no interferimos.
—¿Qué quieres decir?
Lo había estado meditando desde que recibió la visita de aquel insoportable pastor. Zelos nunca había deseado interferir en los conflictos politicos internos de la Iglesia.
A diferencia de Colette que estaba más acostumbrada a este tipo de situaciones, el papel de Zelos como Elegido se limitaba a mostrar su rostro en un determinado número de reuniones y acontecimientos sociales. La Iglesia se asemejaba cada vez más a una mafia y los Elegidos poco a poco iban perdiendo su poder politico. Seguir negando y mirando a otro lado ya no era una solución.
—El título de Elegido no es algo que nos puedan arrebatar y que tiene su peso sobre los creyentes, ¿verdad?
Colette afirmó silenciosamente sin apartar la mirada de Zelos, se imaginaba lo que iba a decir a continuación. Ella también había barajado esa posibilidad, pero jamás habría esperado que Zelos tomase la iniciativa de proponerlo.
—Estamos bendecidos por la Diosa Martel, si nos imponemos en su nombre los creyentes más fieles nos apoyarán sin dudar. Yo puedo asegurar el apoyo del rey —se detuvo sopesando unos segundos lo que diría a continuación — Lo que hace falta es recuperar la credibilidad de la Iglesia, mantener intacto el sistema de posición de los Elegidos, mejorar las relaciones entre ambos mundos y conseguir nuevas leyes igualitarias para todos, incluyendo a los semielfos...
Zelos la miro interrogante para saber si hasta el momento estaba de acuerdo con todo lo dicho. Colette le sonrió tranquilizándole y asintió en silenció, invitándole a proseguir.
—Me gustaría marcar una diferencia, pero no puedo hacer esto solo. A diferencia de ti que eres amada por todo tu mundo, para mi las cosas no funcionan tan fácilmente. Todos me detestan y nadie me toma en serio. Quiero cambiar eso, quiero cumplir con mi papel como Elegido. Ahí fuera hay mucha gente que sufre y no tienen a nadie para defenderles. Yo quiero proporcionarles una solución.
—Lo sé —dijo Colette con una gran sonrisa — Has cambiado y si yo puedo verlo estoy segura de que eventualmente los demás también lo verán.
—¿Entonces?
—Por supuesto que tienes todo mi apoyo. Recuperemos el control de la Iglesia, salvemos la fe en Martel. Todos nuestros amigos están haciendo un gran esfuerzo para mejorar las cosas, hagamos nuestra parte para restaurar el mundo.
Zelos sonrió con sinceridad.
—Gracias.
IV
Zelos caminó con la cabeza alta por las amplias calles de la ciudad de Meltokio. A su paso muchas miradas se posaban sobre él. Entre murmullos, algunos le observaban con curiosidad y otros con hostilidad, nadie se le acercaba.
Todo el mundo hablaba de mismo en los últimos días, de como los Elegidos habían irrumpido en la cede eclesial tomando el control y expulsando a los miembros problemáticos, corruptos y prejuiciosos.
Puede que la mayoría de los nobles ahora mismo quisieran ver su cabeza cortada por quitarle muchos de sus privilegios, subirles los impuestos e imponer varias leyes que favorecían a la clase pobre y a los semielfos. Pero sin lugar a dudas para todas aquellas personas que ahora con el apoyo del Elegido podían caminar libremente por las calles sin miedo a ser arrestados o condenados a muerte, para ellos Zelos era su héroe. El mejor Elegido que Thethe'alla podría tener.
Zelos devolvió las miradas hostiles con orgullo y una sonrisa. Con el tiempo se acostumbrarían a los nuevos cambios.
FIN
