Disclaimmer: Dumbledore es el mago más poderoso de su época, y el más inteligente también. Pero eso no quiere decir que vea el futuro, y mucho menos que sepa que hay detrás de un simple presentimiento. 'Este fanfic participa en el reto 'Recreando el 31 de octubre de 1981 del foro Draco Dormiens Nunquam Titillandus' Nada de lo aquí presente me pertenece, si no ahora mismo estaría de vacaciones en algún sitio caluroso carísimo y no muriéndome de frío. Todo es de J. K. Rowling.
PRESENTIMIENTOS
31 de Octubre de 1981
La nieve caía suavemente en rápida sucesión. El viento creaba remolinos que acababan apoyándose en el alféizar de las ventanas. La habitación se encontraba sumida en un suave murmullo provocado por la multitud de artefactos dispuestos en estantes por todo el despacho.
Albus Dumbledore se encontraba sentado detrás de su escritorio releyendo por quinta vez la página del libro de Magia Ancestral que acababa de sacar de la biblioteca de Hogwarts. A pesar de la cantidad de años que llevaba en la escuela, todavía no se había leído todos los libros que esta contenía, y tenía la extraña sensación de que no llegaría a hacerlo.
El silencio que reinaba en la sala a pesar del murmullo de sus artefactos, empezaba a incrementar la inquietud en la mente del sabio director. Algo no andaba bien, pero no sabía decir el qué. Era como una sensación que inundaba su mente cada pocos minutos para hacerle saber que no se iría tan fácilmente.
Suspiró y volvió a releer la página. Estaba en ello cuando sus ojos se desviaron hacia la derecha de su escritorio y se toparon con un paquete.
Lo tocó con los dedos y la sensación de que algo andaba mal se hizo más fuerte. No entendía porque aquél ex alumno se la había dado, en un primer momento supuso que era porque se había despedido finalmente de su adolescencia como bromista, pero ahora… ¿Y si aquella persona sabía que algo iba a pasar esa noche?
Levantó la mirada hacia la ventana y vio como la nieve caía más fuertemente ahora, la inquietud dentro de él aumentó precipitadamente. Algo andaba terriblemente mal.
Se levantó de su escritorio y caminó hacia los cuadros de los antiguos directores.
— Everard — pronunció. Su voz imperante llenó la sala. — Necesito que vayas a tu retrato en el valle de Godric. Algo está pasando. — el inquilino del cuadro asintió y desapareció por uno de sus lados. Dumbledore se dio la vuelta y caminó en círculos sintiéndose, extrañamente, impotente.
Pocos segundos después, Everard volvió a aparecer en su cuadro:
— Ha habido una explosión en la casa de la familia Potter — informó el antiguo director. Dumbledore se giró hacia él para escuchar las últimas palabras que cambiarían el futuro de muchas personas. — En el cielo estaba la Marca Tenebrosa.
Sin esperar más, Dumbledore se trasladó hacia el balcón y salió al exterior para desaparecerse.
Tenía muchas cosas que hacer.
El aire del exterior se coló en el interior del despacho y movió algunas páginas del libro que antes había estado leyendo Dumbledore hasta que llegó a una que rezaba:
El amor es la magia más antigua que existe y la más poderosa a la vez. Nada detiene la fuerza del amor cuando es verdadero. Ni el odio más fuerte, ni la maldad más grande. Porque el amor, siempre vencerá.
