Un año y siete meses, ¿llegarían a los dos años? Aquella pregunta rondaba la cabeza de Hikari desde hacía unos días. Un año y siete meses era el tiempo que lleva saliendo con Daisuke Motomiya aunque no estaba segura de querer que el contador siguiera corriendo. Habían empezado a salir a principios del último año de bachillerato, se conocían desde primaria pero Hikari nunca había tomado en serio los sentimientos de su amigo debido a su vena bromista. Llevaban juntos en la misma clase desde quinto de primaria, más que amigos siempre habían sido compañeros de clase cercanos y cuando habían comenzado a salir como amigos siempre lo hacían en grupo.
Daisuke comenzó a hacer bromas sobre ellos a mediados del primer año de secundaria, los adolescentes comenzaban a fijarse en sus compañeros y compañeras con otros ojos, y no fue diferente con Motomiya. Al principio eran frases al aire sin mucha convicción pero al final de secundaria proclamaba con total confianza su amor por la castaña. Como nunca había dado un paso más allá Hikari interpretó que era otra de las payasadas de su amigo y no pensó más en ello de lo necesario. Se llevaban bien, tenían buena química y ambos se lo pasaban en grande juntos, sobre todo Hikari por la personalidad bromista y despreocupada del chico que la hacía querer enfadarlo. Además del hecho de que aquel chico enérgico y bocazas le recordaba horrores a su querido hermano mayor, salvando las distancias.
En bachillerato Daisuke había tenido algún acercamiento con alguna compañera pero no pasaban de arrumacos en los pasillos y poco más, cuando creía que Hikari podría estar mirando o esta hacía algún comentario que podía malinterpretarse cortaba lazos con las chicas y volvía a proclamar su amor. Hikari nunca se había enamorado, veía a sus amigos y amigas hacerlo pero no había tenido suerte, no encontraba a alguien que la hiciera sentir especial y tampoco buscaba con especial ahínco, era feliz tal como estaba. En el segundo año de bachillerato Daisuke se tomó algo más enserio sus sentimientos por la chica y comenzó torpes acercamientos con la castaña, como pedirle que le regalara chocolate por San Valentín (del que recibió chocolate de la amistad) o regalarle él mismo algo en el día blanco.
Fue después de la ceremonia de presentación del último año, cuando uno de sus compañeros de equipo comentó que aquel sería el último año en que verían a sus compañeros de clase que algo comenzó a bullir dentro del pecho del chico, había imaginado millones de veces cómo sería estar con Hikari, besarla, tener una cita, estar juntos… Y aquel año era la última oportunidad para hacerlo. Fue un día después de clase, Daisuke acompañaba a Hikari a casa como había acostumbrado a hacer el año anterior, pero de repente paró y Hikari se giró. Parecía estar en algún tipo de lucha interna por lo que Hikari se le acercó y le puso una mano en el brazo, no soportaba ver a sus seres queridos sufriendo y hacía todo lo que podía por evitarlo. Aquel gesto tranquilizó al chico y le devolvió el valor que siempre le había caracterizado. Acercó a Hikari a su pecho y le susurró al oído que la quería, que siempre lo había hecho. La sostuvo contra él un poco más y luego la dejó marchar.
Hikari estaba algo mareada, Daisuke siempre bromeaba con esas cosas pero esta vez no parecía que fuera broma. El rostro serio y la mirada clavada en ella le decía lo contrario. No sabía qué decir, algún chico se le había confesado pero ella los había rechazado con todo el tacto del mundo y ellos lo habían agradecido. Pero esta vez era distinto, Daisuke era alguien especial en su vida, un compañero, un amigo, alguien al que no quería hacer daño. Él entendió la duda de Hikari y le dejó el fin de semana para pensar en aquello.
Hikari pensó mucho en ello, tanto que acabó con dolor de cabeza. Por un lado no estaba segura de estar enamorada de Daisuke, era un gran chico, graciosos, leal, valiente, decidido, trabajador cuando quería, justo y, había que decirlo, atractivo. Pero también era bocazas, patoso, demasiado cabezota, algo bruto y no muy bueno en los estudios. Otro tema a tener en cuenta era que nunca había tenido pareja y que un chico tan popular con Daisuke se hubiera fijado en ella la hacía sentir bien. Además, le daba miedo el daño que podía hacerle a su amigo si lo rechazaba, él había demostrado coraje al plantarse delante suya y sabía que su amistad se vería afectada.
Sacudió la cabeza, lo primero que debía hacer era asegurarse de que le gustaba Daisuke. Se imaginó a su amigo acercándose para besarla y el corazón comenzó a latirle con más fuerza y notó que se sonrojaba. Aquello era una señal, pero no era nada decisivo, había imaginado lo mismo con otros chicos y había sentido algo parecido. Se imaginó un domingo por la tarde paseando por un parque con Daisuke y se sintió cómoda, aquello sí era algo más decisivo. Cuando estaba en estas cavilaciones entró su hermano, decidió hacerle partícipe de sus dudas. Su hermano la miró con suspicacia, como si supiera algo que ella no y le recomendó que pensara bien las cosas y que hiciera lo que el corazón le dictara.
El lunes fue algo raro, aunque aquello no era malo, cada vez que su amigo la miraba se sonrojaba y apenas era capaz de estar cerca suya sin ponerse nerviosa. Nunca le había pasado y sabía que la confesión tenía mucho que ver. Cuando el chico la abordó a la salida supo qué respuesta iba a dar, antes de que Daisuke pronunciara una sola palabra Hikari lo besó. Fue un beso tosco y rápido pero suficiente para que Daisuke entendiera el mensaje. No pasó mucho hasta que él le devolvió el beso y gritó a los cuatro vientos que salía con Hikari Yagami. Daisuke le prometió que irían a su ritmo y que jamás haría algo que ella no quisiera.
Los primeros seis meses fueron de ensueño, se lo pasaban en grande, comenzaron a conocerse a niveles que nunca lo habían hecho. Tuvieron su primer beso y su primera vez, tan divertida y dulce como se pudiera pensar. Eran una buena pareja y el periodo de luna de miel duró unos maravillosos seis meses. Después de eso Hikari notó que Daisuke había idealizado tanto la relación como la pareja, había pasado tanto tiempo imaginando como podría ser que la realidad no cumplía del todo con su expectativa, también la había idealizado a ella, llamándola "la dulce Hikari" y negando cualquier faceta suya que no cumpliera con aquella definición. Seguía siendo un chico tierno con ella, eso jamás cambió, pero decidía ignorar partes de la personalidad de Hikari lo que hacía que ella se sintiera insegura y cohibida.
Hikari también se dio cuenta de que, a pesar de que el cariño que sentía hacia su novio era real, quizá aquello no era amor. No estaba segura ya que nunca había estado enamorada, así que decidió que aquello lo era. Quería a Daisuke y no podía negar que sentía atracción por él y su complicidad en la cama no estaba mal. Quizá aquello fuera amor, aunque le decepcionaba un poco, sólo un poco, siempre pensó que sería diferente.
Depués de los seis meses de luna de miel las cosas se normalizaron, todas sus amigas le decían que era normal, que no podían estar tan acaramelados siempre, y ella lo entendía. Sabía que cuando una relación avanzaba las cosas se calmaba y entraban en una rutina cómoda, y eso no significaba que la relación se enfriara ni mucho menos. Pero en su casi sí que lo hizo, quizá solo fue un poco o quizá solo estaba en la imaginación de Hikari pero notaba a Daisuke más… ¿Acomodado? Parecía que ahora que salían y llevaban casi un año no necesitara esforzase, aunque se veían ya no sugería paseos por el parque o salidas al cine. Pasaban mucho tiempo en casa de uno y otro, viendo la televisión o estudiando, Daisuke se disculpaba muchas veces para pasar tiempo con sus amigos, cosa que a Hikari no le importaba, pero nunca la invitaba a unirse a aquellas reuniones. Aunque fueran una pareja públicamente reconocida no pasaban tiempo con los amigos del otro, a pesar de los ruego de Hikari. Él decía que eran demasiado brutos y que la dulce Hikari no disfrutaría de aquellas reuniones.
Cuando acabó el curso Hikari estaba decidida: iría a Tokio y estudiaría magisterio, su sueño desde niña. Daisuke no lo tenía tan claro, sus notas no eran muy buenas y su examen de ingreso no fue suficiente para que lo aceptaran en alguna universidad, había intentado hacer pruebas en equipos de fútbol pero no hubo suerte. Cuando Hikari le dijo que estaba buscando apartamento para el nuevo curso Daisuke le sugirió que vivieran juntos pero Hikari se acabó negando. Era demasiado pronto y con las dudas que había sentido recientemente sobre la relación le daba vértigo compartir apartamento, si las cosas salían mal podía ponerse muy feo. Al final se decidió por una habitación en una residencia de estudiantes. Después de hablarlo con sus padres Daisuke también se mudó a Tokio y compartía piso con compañeros del equipo de fútbol. Se puso a buscar trabajo mientras decidía que quería hacer son su vida.
Hikari encontró todo un mundo nuevo en la universidad, gente con las mismas inquietudes y pasiones. Reafirmó su dedicación a la enseñanza en cuanto comenzaron las clases y pronto quedó inmersa en un mundo de trabajos y apuntes. Sacaban tiempo para estar juntos pero notaban que no era lo mismo, Hikari trataba de hablar con él sobre las cosas que aprendía pero él no prestaba demasiada atención alegando que no le interesaba. Lo entendía pero le frustraba que no fingiera ni un poco de interés. Pronto dejó de hablar con él de aquellas cosas.
