DISCLAIMER: Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad. Pertenecen a la obra de Naoko Takeuchi. Los tomo prestados únicamente con fines de entretenimiento.


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Sailor Moon Super Stars: Era BlackMoon y el Principe de las tinieblas.

Por Kath Kou.

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1

La penumbra del anochecer caía por todos los rincones del palacio de cristal. En una de las torres más altas, una solitaria reina observaba la majestuosidad de su territorio. Los jardines eran apenas iluminados por la tímida luz de la luna, y a lo lejos, las luces parpadeantes de Tokio, parecían jugar junto con el resplandor de la bóveda celeste sobre la población.

Giró su vista al manto estrellado sobre ellos, «estrellas» pensó, y justo antes de que su mente comenzara a desviarse a kilómetros de su reino, ella misma se puso un freno, obligandose a dejar de pensar en él. Como siempre. Después de milenios había aprendido que recordarlo solo le causaba daño y en casos así se detenía mucho antes de que sus recuerdos fueran incontrolables.

Un suspiro se escapo de ella, regresando la vista a su reino. Todas las predicciones que habían escuchado en su adolescencia se habían cumplido. Ella había fundado el reino con todo y lo que eso implicaba, incluida la paz que se había perturbado hace unos años por los habitantes de Nemesis. Sin contar ese desastroso evento, vivían en una era de paz, aunque eso no quería decir que todos fueran felices.

«Ojalá alguien me hubiera dicho antes» pensó. Sin duda el reino y todo era majestuoso pero ahora ella conocía toda la verdad. Conocía todo aquello que estaba detrás de su imperio, las verdades que no fueron reveladas o reveladas a medias, y secretos que ahora, ella guardaba por el bien de todos y por las lineas de paz que tanto le había costado restablecer.

Después de la batalla con el Clan de la Luna Negra, el reino había resurgido de las ruinas, y la Neo reina tenia conocimiento de esos detalles que en el pasado nadie le dijo, y hechos que le hubiera gustado prevenir pero simplemente había cosas que estaban fuera de su poder y aunque lo hubiera intentado, no hubiera podido evitar una pelea que resulto como consecuencia de sus actos. Ese era un secreto que ella se llevaría a la tumba de ser necesario.

El sonido de unos tacones tras ella, llamaron su atencion.

—Neo reina —la voz de Sailor Plut rompió el silencio de la habitación, mientras la señora del cambio se dejaba ver ante la reina, no sin antes hacer una reverencia.

—Plut, llegas temprano —la Neo reina continuo dandole la espalda a la Sailor recién llegada, pues aunque no la observara sabía sobre el estricto protocolo real que todas utilizaban con ella, y que muy en el fondo odiaba.

—Solo puntual su majestad, como siempre. —la Sailor del cambio respondió—. Majestad disculpe mi atrevimiento pero, ¿esta segura de esto?

La Neo reina contuvo la necesidad de rodar los ojos, nunca se acostumbraría a tanto protocolo, y se giro para dar la cara a su Sailor.

—Es completamente necesario —respondió la reina con una de sus radiantes sonrisas.

—Entiendo —respondió la dama de la puerta.

—¿Todos están dormidos? —preguntó la Reina.

—Si, tal como lo ordenó —respondió la Sailor del cambio estando segura de haber cumplido con el trabajo que la soberana le había encomendado. Ignorando que había una sola persona en el reino que no podía caer bajo el completo poder de una simple guerrera, pues su propio cristal dorado era aun mas poderoso que el de la Sailor.

—Vamos, entonces.

Ambas damas caminaron por los silenciosos pasillos del palacio. El único ruido alrededor era el eco que provocaban sus propios tacones al pisar.

La soberana de Tokio de Cristal iba perdida en sus pensamientos, que bastante tenían que ver con estrellas e ilusiones rotas, como todos los días de su vida. El ruido de los tacones de la Sailor cesó una vez que ambas llegaron a lo que parecía ser un punto sin retorno, el limite del reino o para los soberanos la linea limite entre una era y otra.

Mucho se había rumorado por el pueblo de Tokio acerca de aquella área prohibida, pero claro para todos solo era una leyenda. Algunos otros valientes se habían aventurado a buscarla, por supuesto, sin encontrarla.

Sailor Plut levanto unos centímetros su cetro del suelo y con los ojos puestos sobre su soberana quiso preguntar nuevamente si continuaba, obteniendo una respuesta positiva por parte de la Neo reina. La Sailor exterior dejo caer su cetro y con la mano que le quedaba libre, tomó su inseparable llave del tiempo.

—¡Guardian del tiempo! ¡Rompe el viento y abre aquella misteriosa puerta del tiempo! ¡Nosotros te invocamos, oh Dios poderoso del tiempo! ¡Padre guardián del tiempo Chronos! ¡Enséñanos el camino! ¡Protégenos! —la firme voz de Plut resonó a su alrededor.

Un brusco movimiento en el suelo movilizo a ambas damas. El viento comenzó a correr de manera veloz, alborotando los cabellos de las presentes y todo a su paso. La niebla comenzó a rodearlas, haciendo casi imposible poder ver algo. Y entonces, la enorme e imponente puerta del tiempo surgió frente a ellas.

—Adelante —ordenó la reina una vez que la puerta del tiempo se pudo visualizar a plenitud.

Sailor Plut era una guerrera en toda la extension. Nunca había dudado acerca de su destino, y su misión, y mucho menos se podía decir que ella había titubeado ante alguna orden pero, esta vez no estaba segura que esa idea fuera un acierto, claro que ella no estaba ahí para opinar, solo para obedecer.

Aferrada fuertemente a su cetro y tratando de armarse de valor de alguna forma, suspiro antes de recitar aquellas palabras que cerrarían la puerta del tiempo por toda la eternidad.

«Es lo mejor para todos» pensó la reina.

—Majestad —Plut suspiro—. Lo siento tanto.

—No tienes por que —respondió la reina haciéndose la desentendida—. Esto es lo mejor para todos, si alguna vez tenemos que volver a pelear será una pelea solo de nosotros, no debemos incluir a personas ajenas a esto.

Plut se limito a asentir.

—Ahora solo nos queda esperar a que nadie intente cruzar, tal vez debamos destruir por completo la puerta, ¿no crees?

—No lo sé su majestad, la pequeña dama suele cruzar demasiado.

—Tienes razón, tendré que hablar con ella. —la reina guardo silencio un largo rato—. Lo mejor es que destruyas las llaves del tiempo, sin ellas nadie podrá cruzar.

—Como ordene.

La reina comenzó a caminar dispuesta a irse pero se detuvo, pareció recordar algo, giró sobre sus talones y con una sonrisa divertida llamó a la Sailor.

—Plut, ahora eres libre —y sin decir mas la reina se retiro, dejando a una sorprendida Sailor.

La Sailor guardiana del planeta del tiempo, y guardiana, durante toda su vida de la puerta del tiempo, se impresiono ante las palabras de su reina. Un sonrojo se apodero de ella, al ver la radiante sonrisa de su reina y lo feliz que parecía ella de ofrecerle su libertad.

Y por un momento se sintió culpable. Desde que habían fundado el tal aclamado reino y su princesa había ascendido al trono, había perdido por completo su genuina sonrisa. Ella seguía siendo tan cálida y con un enorme corazón pero su mirada había perdido el brillo que solía tener en el siglo XX. Plut sabía la razón. Para lo que todos era una señal de que su princesa había madurado para Plut era una clara señal que esa "maduración" tenia mucho que ver con una estrella. Y Plut se arrepintió.

Mientras su reina luchaba inalcanzablemente por la felicidad de sus seres queridos y de todo un planeta, incluso peleaba por la felicidad de ellas que su deber era vivir para ella, olvidando que tenían vida propia, sueños propios, ellas lo habían arruinado todo. La habían obligado a vivir la peor de las situaciones recodando cada instante su futuro, y habían insistido hasta el cansancio su deber y el peso que llevaba encima. Cuando probablemente ella misma lo sabía y no se permitía olvidarlo.

La habían juzgado mal. Siempre la criticaron de ser una inmadura, cuando ella jamas dio señal alguna de querer escapar a donde su corazón lo había hecho, siempre aceptando con una sonrisa su destino, o tan si quiera fingiendo felicidad.

La reina caminaba por el palacio con dirección a la alcoba real, cuando sintió una presencia detrás de ella.

—Debí imaginar que los poderes de mi guerrera no tendrían efectos en el rey, ¿no es cierto?

—Como siempre tiene toda la razón, su majestad —respondió Endimion con un tono de burla.

—¿Se puede saber a que debo ese sentido del humor tan acido? —la reina continuo su camino sin darle la cara a su rey.

—¿Le parece poco que mi reina desaparezca todas las noches de la calidez de mi lecho? Ademas, ¿que hacías con Sailor Plut?.

—Endimion por favor no me hagas reír, sabes que hace mucho tiempo perdimos esa calidez a la que te refieres. —la reina llego a la puerta de su habitación—. Lo que se me hace muy extraño es que ahora te dio por espiarme, ¿desde cuando te interesa lo que hago?

Sin esperar una respuesta la reina entro a su habitación, sin cerrar la puerta, era evidente que el rey la iba a seguir como la mayoría de las veces buscando una discusión.

—¿Y que me dices de ti? Lo único que te importa es el reino, y la pequeña dama.

—Esta es nuestra vida Endimion, para eso nos casamos y fundamos este reino, para ver por el.

—¿Donde quedamos nosotros? Serenity me duele tu indiferencia, preferiría mil veces que me odiaras o tan si quiera que discutieras conmigo, a que me ignores.

—Endimion no me vengas con eso ahora, te lo pido por favor, tu mismo sabes de la farsa que es todo esto, y si quieres saber donde estamos nosotros porque no se lo preguntas a tu yo del siglo XX, ahí donde tu dejaste de pelar por nosotros. Ahora si me disculpas, necesito descansar.

Y si, el rey y todos en el reino sabían de la farsa que representaba Tokio de cristal.

Había mucho mas que sonrisas falsas y futuros prometedores. Si, había paz, pero también había infelicidad. La vida eterna no lo es todo cuando ni si quiera es tu vida propia, las guerreras le debían su vida a ella, y después de milenios parecía ser una esclavitud.

Por supuesto nadie estaba dispuesto a admitir que se habían equivocado, que ese futuro soñado se había burlado de ellas, de todos sus esfuerzos.

Ese futuro, les había plantado un golpe de realidad en la cara, y el resultado no había sido alentador.

Y es que todas dejaron de vivir, dejaron de luchar por ellas, por sus propios sueños. La reina sabía que nada bueno puede resultar de conocer el futuro, Endimion fue uno de los que mas dio por hecho las cosas, y dejo de ganarse el amor de su soberana. ¿Y la Neo reina? Ella había dejado que todos cargaran con sus errores y su futuro soñado, al final del día ella no podía cargar con los errores de todos, mucho menos cuando ni si quiera estaban dispuestas a admitirlos.

Todos se preguntaban como es que no lo habían notado. ¿Por que todo parecía ser perfecto en ese futuro y no lo era? Nadie se lo imagino y el resultado era el mismo, todas las noches dormían como dos extraños, ahora ni si quiera era amigos.

Solo dos personas durmiendo en la misma cama, compartiendo un matrimonio, un reino y sin querer compartir la intimidad de unos amantes. Dormían en la misma cama, si, pero sin rozar si quiera el cuerpo del otro, y todo por el bien de la pequeña dama. La Neo reina aveces se preguntaba cuando iba a pensar en ella, y en su felicidad, era egoísta, pero dese que conoció a su hija todo comenzó a girar alrededor de ella.

En ocasiones al verla correr por los jardines se arrepentía de pensar esas cosas, y se repetía que todo valía la pena con tal de ver esa sonrisa traviesa. Si tan solo alguien le hubiera dicho la verdad acerca de su origen, todos se hubieran evitado tantos problemas.

La mañana siguiente, la Neo reina se levanto antes del amanecer. Llevaba años levantándose así, por alguna razón había dejado de dormir como antes, algo que ella y las demás creyeron imposible. Pero así era, la nueva Serenity, le costaba trabajo conciliar el sueño y por lo tanto se levantaba temprano, siempre con la sensación de que algo le hacía falta.

No le extraño, no encontrar a Endimion y tampoco le importo. Su relación estaba realmente deteriorada, si no es que completamente rota. En un principio todo se fue enfriando, después pasaron al trato cordial y amable, y así continuaron muchos años, hasta que la razón de su union creció y comenzó a pasar menos tiempo con ellos.

Antes de que los demás se levantaran, la reina paso a ver los avances del jardín de rosales que había mandado hacer en una de las alas mas alejadas del palacio. El lugar privado de la reina. El capricho de la reina como lo llamaba Endimion. Los rosales de la reina, según Mars. La mas atrevida llegaba a llamarlo por su nombre, como todos sabían y nadie mas se atrevía a decirlo en voz alta, mas que Venus, el jardín de Kinmoku, el planeta de las flores.

Y es que el jardín de Kinmoku, esta efectivamente lleno de brotes sembrados que mas tarde, con el crecimiento, resultarían en rosas rojas, naranjas, amarillas, y en un rincón, lejos de las demás, exclusivamente rosas color zafiro.

Cualquiera diría que su reina había perdido la cabeza, y ciertamente como mandar a construir un lugar que te recuerda un amor imposible, pero la reina tenia otras razones.

Cruzando los rosales color zafiro, lejos, y escondido de todos, se encontraba la entrada a una habitacion. Un lugar que parecia estar en una dimensión desconocida. Ahí, fuera del alcance de cualquiera persona que no posea el poder semejante al del cristal de plata, reposaba un cuerpo que parecia estar en un sueño eterno.

La reina cruzo un holograma con la imagen del cristal de plata, utilizado como distraccion. Ella se detuvo frente a una enorme urna de cristal y coloco una mano sobre el frio vidrio que protegia aquel ser. Las lagrimas y los sollozos llegaron de inmediato, y con voz quebrada susurro al viento.

—Perdon por no poder dejarte descansar en paz pero sé que te voy a necesitar algun día.

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Baia Baia... ¡Bienvenidas sean adoradas estrellas! Y bueno como nunca hay que decir nunca... Cuando inicie en este medio, siempre pensé que jamas iniciaría otra historia sin concluir otra, o, tener varias historias al mismo tiempo, pero no es bueno decir cosas de ese tipo porque henos aquí.

Ustedes disculparan si se me fue algún error por ahí pero de verdad llevo meses con esta historia en mi cabeza y moría porque viera la luz. Algunos podrás hacerse una idea de esto y otros no, pero con los capítulos se va a desarrollar mas la historia y se explicaran algunas cosas. Aun no se si es un long o no pero lo que si les puedo decir es que, es una saga. Cierto amigo y colega, Teniente me inspiro hacer este tipo de trabajo y esperemos que salga.

Preguntas, dudas, comentarios son completamente bien recibidos. Saben que amo leer sus reacciones y que me hacen mega feliz. Les mando un abrazo enorme virtual, mis mejores deseos y vibras.

¡Que el eterno e inmenso resplandor de las estrellas los ilumine siempre!

XOXO Estelares y recuerden:

—¡Si te das antes por vencida ya tienes todo perdido! —SK