Era mañana, Mizuki observo al asesino correr como todas las mañanas, siempre se caía en la mitad de la carrera, le daba gracia verlo correr y caerse, sin dudarlo mas se acerco a ayudarle a levantarse- deberías dejar de correr a esta hora, siempre te caes, si te lastimas uno de estos días tu hermano me echara la culpa-
-pero debo de seguir entrenando, si quiero ser el mejor- respondió el chico de octavo.
- Fuji, no creo que logres nada lastimándote y que tu hermano venga a reclamarme, ayer vino y me dijo que la próxima vez que te vea con un moretón nuevo me mataría y yo no quiero conocer a tu hermano enojado- le dijo ayudándolo a levantarse- mira tu rodilla, ya te lastimaste- dijo señalándole un gran golpe en su rodilla izquierda.
- no es nada- salió corriendo, sin decir nada mas.
Mizuki lo siguió hasta el sector de habitaciones, Yuuta entro en su cuarto, Hajime pego su oreja a la puerta y escucho unos sonidos extraños, entreabrió la puerta y vio al chico de octavo sentado en su cama cortándose ligeramente en el brazo izquierdo, entro sin perder tiempo y le quito el arma de su mano- ¿Qué estas pensando?-
El castaño intento escapar- déjame en paz-se levanto de la cama y se dispuso a irse.
El pelinegro le agarro el brazo lastimado- no te creas que te dejare irte tan fácilmente, dame ya mismo un explicación lógica Fuji-
-no quiero, déjame- dijo intentando no llorar.
- ven acá- lentamente lo llevo a su regazo- cierra los ojos, hazme caso- el muchacho cerro sus ojos- veamos, respira lento, suave, sin miedo, no llores, no te lastimare- lentamente el asesino zurdo se fue durmiendo tranquilamente gracias el silencio en la habitación, el entrenador estricto lo recostó en la cama- ya estas relajado, Yuuta, dime ¿te sientes deprimido?-
A pesar de estar dormido profundamente respondió- si-
-¿mucho?-
-si-
- ¿es por tu hermano?-
-no-
- ¿por mi?-
- no-
- no te gusta perder¿es por eso?-
- si-
- te duele perder-
-si-
Lo tapo con las sabanas- quédate a dormir, yo te atenderé-
-Mizuki-
-¿Qué pasa?-
- te quiero- dijo con un tono de niño apunto de llorar.
- yo también- dijo acariciándole los cabellos.
Era medio día, el menor despertó asustado, tenia su brazo totalmente vendado y Mizuki se había quedado dormido a su lado, quien inmediatamente despertó al sentirlo despertar- que paso-
-solo te dormiste, no te preocupes, debes de tener hambre, te traeré algo, no te muevas- salió el pelinegro a toda velocidad.
Yuuta miro a su alrededor, le había gustado a ver visto a Hajime a su lado y comenzó a imaginárselo cuidándolo, le daba gracias ver en su mente imágenes de el arrullándolo, recostándolo, cantándole canciones de cuna- necesito un calmante, no quiero reírme- dijo conteniendo la risa.
Mizuki regreso unos minutos después con un gran planto de comida- para ti, hice lo que pude para traerlo sin que nadie se diera cuenta, te daré en la boca abre grande-
Yuuta obedeció y comenzó a comer lentamente- oye Mizuki¿Por qué no puedo comer por mi mismo?-
Mizuki le limpio la boca- tu brazo esta lastimado querido Yuuta, además te ves mejor así, te hace mas tierno esta posición de bebe indefenso- luego dio una risa bastante agradable.
-no soy un bebe- replico con enojo.
- para mi si, eres lindo, tierno, agradable- dijo acercándose al rostro del menor.
- Mizuki, me asustas- dijo al verlo cerca de si.
- no me temas, no te lastimaría nunca jamás- lo calmo comenzado a recorrer el cuello de Yuuta.
- Mizuki…saca tú…tú…mano…a…ahora- ordeno con pavor.
- pero… se siente también tu piel, tan suave… tan tierna, quiero probarla- dijo sin dejar de acariciarle el rostro.
-basta, ya se como terminara esto, vas a hacerme daño, conseguirás que te lo permita y luego vas a…- dijo apunto de llorar.
- no llores, no te lastimare mi pequeño, no te voy a lastimar- dijo calmando el llanto.
- no será tu intensión, pero cuando me penetres me dolerá- dijo llorando.
- no, no voy a penétrate, tranquilo, solo has que soy tu mama, deja que te acaricie no te voy a quitar la ropa ni nada, te lo prometo- luego entrecruzo su meñique con el del menor.
- esta bien, no me desajustes la ropa y quiero tu mano fuera de mi cosa, me escuchaste- luego se seco las lagrimas.
- eso es, no te voy a ser nada que tu no quieras, primero muerto- comenzó a acariciarlo suavemente.
- me gusta- dijo sonrientemente.
- a si me gusta a mí-
- Mizuki, te permito que me acaricies en la espalda-
- deseo concedido- su mano comenzó a pasar su mano ligeramente por su espalda.
