Descargo de responsabilidad: Akatsuki no Yona pertenece a la maravillosa Kusanagi sensei.
Este fic participa en la actividad Refranero de madres del foro "El feliz grupo de hambrientos".
Refrán nº 47: Viejos los cerros (propuesto por Demonocracy).
QUISIERA…
A veces, Zeno quisiera ser un árbol…
Quisiera sentir cómo sus pies se hunden en la tierra y se convierten en raíces. Y ver sus brazos alzados vestirse de verde fronda…
Quisiera cerrar los ojos y sentir el paso del tiempo sobre su piel vegetal.
Y mecerse con la brisa, doblarse e inclinarse a merced del viento, y ver volar sus hojas en las tardes de otoño…
Zeno quisiera sentirse nacer y morir con cada estación… Sentir la mordida del invierno, la caricia del verano… Zeno quisiera sentir que la vida le alcanza y que el tiempo escribe sus huellas en su carne… Que la vida le deja cicatrices, marcas eternas de que ha vivido, estación tras estación…
Así lo encuentra Yoon, con los ojos cerrados y sentado al pie de un arce, centro de la danza silente de un otoño de hojas rojas, y una sonrisa en su rostro.
Yoon chasquea la lengua, y cruza los brazos. Le preocupa Zeno (y no es algo que él reconocería en voz alta)… No se siente natural verle así, tan inmóvil, tan callado… Porque Zeno es un anciano, que no te engañe su aspecto de muchacho. Es un alma vieja, muy vieja, llena de heridas…
Escucha los suaves pasos de Yona sobre la hojarasca acercándose.
—¿De dónde saca la sonrisa? —pregunta ella en voz baja cuando llega a su lado—. ¿De dónde saca las fuerzas? ¿Cómo es que sigue sonriendo año tras año? ¿Siglo tras siglo?
Yoon suspira y deja caer los brazos a los costados.
—Viejos los cerros, más viejos aún que Zeno —le dice—, y todavía reverdecen...
Zeno es anciano, sí, pero hay vida en él.
Inevitable vida…
