Disclaimer: Harry Potter es propiedad de una señora rubia llamada J.K Rowling. ¿La conocen? En fin, no soy yo.
Este fic participa para el reto especial de la Batalla del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Para conmemorar el día en que la Guerra acabó, el genialoso foro La Noble y Ancestral Casa de los Black ha organizado un reto especial que consiste en escribir dos viñetas de menos de 250, una por cada lado del enfrentamiento. Para estas, yo elegí a Percy Weasley y a Dolohov.
Razones para luchar
Percy
Fred. Aún no puede creerlo. No lo procesa. Le parece imposible que hacía unos instantes su hermano seguía haciendo bromas y riendo. Lo último que escuchó de él fue una carcajada. Y ahora está frente a él. Pálido y callado. No quiere creerlo, pero es así. Fred está muerto.
Y él, Percy, sigue vivo.
No sabe dónde están sus padres o el resto de la familia; tampoco sabe si están vivos o muertos, o si saben que Fred ya no hará más bromas. Quizás lo sienten de alguna forma.
—¡Perce, Perce! —escucha una voz que lo llama. Le parece que viene de muy lejos. ¿Será Fred? Tal vez está muerto y es él el que lo viene a buscar.
Alguien lo toma del hombro y lo sacude. Es Bill. Cubierto de sangre y polvo.
—¡Tenemos que movernos, Perce! —repite. Sólo ahí ve a Fred con su sonrisa paralizada para siempre. Perc ve como los ojos de su hermano intentan contener las lágrimas—. Tenemos que salir de aquí —repite, pero su voz se quiebra.
—No podemos dejarlo a… —intenta decir Percy, pero una explosión cercana lo interrumpe. Los dos hermanos intercambian una mirada y toman el cuerpo de Fred entre ambos. Tienen que sacarlo de ahí también, aunque ya nada pueda hacerle daño.
Ya tendrán tiempo de llorar después. Ahora tienen que luchar.
Por Fred.
Dolohov
Siendo sincero consigo mismo, no sabe por qué pelea. No tiene ni idea de por qué está ahí, sólo sabe que tiene que salir como sea. Sobrevivir como pueda y matar a todos los que se crucen por delante. No sabe por qué pelea, pero tiene muy claro que en una batalla es matar o morir. Él elige lo primero.
No le importa si sus maldiciones alcanzan a traidores o a aliados. Estando en la batalla, a Dolohov no le importan los bandos. Sólo le interesa salvar su pellejo. Y llevarse por delante a todos los que pueda, claro. Porque a él le gusta matar. Desde la primera vez en que lo hizo ha creído que tiene algo de poético eso de quitarle la vida a una persona. Si supiera expresarse mejor seguramente tendría una descripción romántica de cómo la luz se escapa de los ojos de un muerto.
Ya mató a ese hombre lobo flacucho y desteñido. Tan fácil como matar a un niño. Su mujer, esa mestiza asquerosa, fue más difícil. La muerte de su marido pareció haber despertado algo en ella y se había abalanzado sobre él con una furia que nunca se habría imaginado de una mocosa como ella.
Pero también había caído. No podía hacer nada contra su experiencia.
Cuando el enano se le pone adelante, Dolohov sonríe. Pan comido.
FIN
Nunca había escrito sobre la muerte de Fred o sobre Percy. Aunque triste, me ha gustado mucho. Y a Dolohov no puedo evitar imaginarlo como un asesino bestial más que nada. No creo que haya pensado mucho acerca de a quién mataba.
Ah, sí, las historias tienen cada una 225 palabras. Estuve cerca del límite pero no me pasé.
En fin, espero que les haya gustado.
¡Hasta la próxima!
Muselina
