Ascendientes.
Summary (Completo)
Tic tac, tic tac.
El tiempo pasa y yo sigo aquíí. Sola, siempre sola.
Tic tac, tic tac.
Mis labores son sencillas, salgo al patio y admiro la belleza del horizonte; entro al castillo, toco canciones, hilo paja en la tuerca de mi padre, limpio el estante, limpio los pilares, hago magia para limpiar ventanas.
Tic tac, tic tac.
Debo de pensar en contratar a alguien de intendencia.
Tic tac, tic tac.
O tal vez adoptar a algún perro.
Tic tac, tic tac.
No, creo que prefiero la primera opción. No quiero encariñarme de nuevo con alguien... Conozco la sensación de ser destruida por amor. No podría pasar de nuevo por ella.
Tic tac, tic tac.
¿Cuánto tiempo ha pasado? Han sido años, a lo mejor meses, creo que han pasado unas semanas, fue apenas hace unos días que pasó todo; digo, hace unas horas acabo de llegar aquíí. No puede haber pasado mucho tiempo... ¿O sí?
Prólogo.
Recorro el pasillo en búsqueda, me sé de memoria el camino hacia su habitación; tantas veces que he estado ahí esperando que ella este acostada en el piso o sentada sobre el escritorio con las piernas cruzadas leyendo su libro de pociones.
Me detengo delante de la puerta, acerco mi mano temblorosa a la perilla justo en el momento en que se abre. Me quedo quieto un mi lugar, estoy a punto de dar media vuelta cuando veo una sombra pasar, sin detenerme a pensar en que puede ser alguien que se metió al palacio entro...
No hay nadie, eso no es posible. Miro alrededor en busca de algo; no hay nadie.
Camino al centro de la habitación, me plantó en el piso al darme cuenta de que siempre estaré esperando a que ella vuelva, aunque eso no pase nunca en la vida.
—Parece que sigues esperando que vuelva—Escucho que alguien dice detrás de mí, esa voz, su voz.
Giro sobre mis talones lentamente, no puede ser. Ella no puede estar aquí, bajo mi mirada al piso; si me voy a llevar una decepción que no me duela tanto.
Veo una tela azul claro, empiezo a subir mi mirada poco a poco, la tela pertenece a un vestido azul cielo, llego a su rostro y puedo sentir como mi corazón se detiene, ella está aquí, realmente está aquí. Ni un solo día he olvidado sus facciones, pero el recuerdo no le hace honor a la realidad, sus cabellos castaños van a agarrados perfectamente en un chongo; sus labios van pintados de un tono durazno, sus pestañas están levemente enchinadas pero sin ninguna mascarilla, su párpado está totalmente limpio de químicos sus ojos resplandecen con la luz que entra, el violeta de sus ojos resalta más por el tono del vestido; en su cuello lleva la cadena que le regale.
—Te sorprendes—No es una pregunta, es una clara afirmación, y para qué negarlo; claro que si estoy sorprendido.
—Creí que habías huido—Me acercó lentamente hacia ella, espero que dé un paso hacia atrás pero no sucede, se queda en su lugar esperando mi siguiente movimiento.
—Lo había hecho, solo volví por algo que me pertenece—Es su turno de dar un paso hacia adelante. —Prometiste que bailaríamos en tu coronación. —Le sonrió, me acerco y la tomo de la cintura; ella coloca su mano sobre mi hombro. Empezamos a mecernos al ritmo de una canción imaginaria.
—Te fuiste antes de poder hacerlo—Le reprochó viéndola a los ojos, sonríe de manera arrogante.
—Y tú no me buscaste ni una sola vez—Su contraataque me deja sin palabras. —Por favor, no arruinemos esto.
Continuamos bailando por todo el cuarto, cuidando que no tropezarnos con nada; sonrió cuando vuelvo a notar la alegría en sus ojos, damos una vuelta y la levanto en mis brazos; ella suelta un pequeño grito.
—Creo que te tenía un poco sobrevalorado —Suelto una carcajada dejándola sobre sus pies. Ella da un paso hacia sin perder la sonrisa. —Como tú me tenías a mí.
—Yo nunca te sobrevalore—Digo frunciendo el ceño, ella cambia su sonrisa a una mueca arrogante.
—Claro que lo hiciste, como todos los demás —La habitación se pone oscura, miro hacia afuera; el sol se ha ocultado detrás de las nubes, los rayos resplandecen en el cielo avisando que una tormenta se avecina.
—Por su puesto que no, yo te a...
—Jamás me buscaste, como mi madre. Ambos dicen que me aman, pero ninguno se atrevió a buscarme—Borra la sonrisa y frunce el ceño—No me aman, nunca lo hicieron.
—La ventana se abre dejando entrar una ráfaga de aire helado a la habitación, las cosas empiezan a caerse haciendo estruendo al romperse contra el suelo; bajo la mirada y veo un abajeño roto en el piso; la vuelvo a subir y su imagen me sorprende; el cabello le cae de manera desordenada sobre los hombros y el maquillaje ya no es tan natural el delineador cubre sus ojos y sus labios son de un tono vino.
—No te busque, porque no podemos estar juntos. Somos primos—Ella abre sus ojos de manera dramática. —Pero por favor, no te vayas. Esta vez no.
El aire hace que ella de pasos hacia atrás, no, no. Se la está llevando.
—No puedo quedarme—Dice con voz estrangulada, intenso acercarme a ella pero algo me lo impide.
—No, no. Yo te ayudaré; no puedes irte de mi vida de nuevo—Ella sonríe con tristeza.
—Yo nunca estuve en tu vida. —Eso me deja petrificado—Adiós Edward.
— ¡Bella!—Grito justo cuando ella desaparece, caigo en el suelo viendo el lugar de donde ha desaparecido. Niego con la cabeza una y otra vez. — ¡No, no, no, no, no, no, no!
Me despierto con el corazón desbocado, estoy cubierto de sudor y todo el cuerpo me tiembla. Me enderezó en la cama y miro el reloj de la mesita de noche; tres de la mañana. Hace ya dos meses que me vengo despertando por la misma pesadilla. Tomo el vaso de agua y las pastillas que me ha recetado el doctor. Meto una a mi boca y la tomo bebiendo del vaso.
Me levanto y tomo mi bata de dormir, me acerco a la ventana mirando al horizonte.
¿Dónde estará? ¿Estará bien? ¿Extrañara a sus amigos? ¿Me extrañara a mí?, siempre las mismas preguntas y nunca obtengo respuesta. Nadie me contesta, y nadie ayuda a mi salud mental.
Ha pasado mucho tiempo, más de lo que algún día llegue a imaginar. Dos años, este año cumple los 19, aunque desde hace algunos meses fue proclamada oficialmente como princesa de Cullen's. Obviamente, no asistió a la fiesta que se hizo en su honor.
Las cosas han cambiado mucho por aquí, Rose y Emmett llegaron de luna de miel ayer en la noche, mi primo y Tanya dentro de un mes, Jasper y Alice se casaron un año atrás, Jace y Clary se siguen conociendo (No quieren apresurar las cosas) Jacob y Vanessa están de luna de miel. Esas son las cosas que han cambiado con sus amigos, con la familia más cercana (de manera sanguínea), ha habido enfrentamientos con los Ogros de las colinas, hasta ahora vamos perdiendo, mi padre está pensando en hacer una alianza con los reinos Europeos para que nos ayuden, mi madre ha estado refugiando a plebeyos en algunos de nuestros castillos, y mi tía ha intentado convencer a Rumpelstiltskin para que detenga la guerra; eso ultimo no ha salido muy bien, la única manera en la que él aceptara detener la guerra será dejándolo libre; y eso no va a pasar.
En lo que a mí respecta, he acordado recibir a algunos de los reinos europeos dentro de algunas semanas, haremos un baile en su honor en donde no sólo anunciaremos una futura alianza, sino que también mi matrimonio con...
—Rey Edward—Volteo sorprendido, mi paje está parado ahí con la respiración agitada. —Lo quieren ver en el salón real en quince minutos. —Asiento, esto ya es costumbre; de seguro es otro ataque de los ogros.
Me acerco a mi closet, sacó un pantalón de vestir, jacketa y una camisa, me gusto lo más rápido que puedo, me pongo los zapatos y salgo de mi recámara, la escolta ya me está esperando. Caminamos hasta llegar a la puerta del palacio, los guardias la abren. Adentro hay una maqueta gigante con las áreas que han sido atacadas, la maqueta es de animación y nos muestra los movimientos del ejército de los ogros.
Mi padre está discutiendo de un asunto con el primer ministro.
—No nos hagas quedar como idiotas, Carlisle—Me acerco a ellos, cuando el ministro me ve hace una reverencia—Majestad.
— ¿Qué sucede aquí?—Pregunto cruzando los brazos.
—Edward, se están acercando a varios reinos. Hemos sacado al rey Florián y a Encantador de sus castillos —Eso quiere decir que están muy cercas.
—Necesitamos una solución ya—Interrumpe el primer ministro. —La única solución, es soltar al tenebroso. —Todos nos quedamos callados, mi padre me voltea a ver.
—Hay otra solución—Dice él, lo miro con los ojos entrecerrados. Nunca me dijo que había otra solución.
— ¿Y cuál es esa?—Preguntamos el ministro y yo.
Mi padre camina hacia el otro extremo de la mesa, se voltea hacia nosotros cuando llega al escenario, se recarga en él.
—Nunca he hablado de esta alternativa. —Toma uno de los pergaminos—Cuando Isabella se fue, dejó algo... Una manera de contactarla—Un escalofrío recorre mi cuerpo—Nuestra única manera es con un tenebroso, bueno invoquemos a una.
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Prólogo de la segunda temporada, espero les guste.
Dejen sus reviews dejando que es lo que piensan.
BellaGreyHerondale.
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