¡Bueeenas! ¿Qué tal todos por allá? Pues, yo por acá les estoy trayendo una nueva historia, algo perdida en el tiempo, de san Valentín… sip, un poco tardía pero ya ven… no se pudo hacer antes de tiempo, y la universidad me mata constantemente…
Como decía, este nuevo fic viene a tratar de una situación nada fácil por la que pasa Naruto-chan en ese día en particular; trae algo de trágico (no tanto, tan solo algunas cosas que comenta Naru) y algo romántico. Ya sabrán de lo que les hablo cuando lleguen al final… (guiño).
Sin más les dejo el fic para que lo disfruten y chillen… dijo para que lo disfruten.
Aclaraciones:
-Letra en cursiva – Voces de radio o de teléfono.
EDITO: He cambiado una parte para poder reemplazar a Sai en la historia. Perdonen inconvenientes
De San Valentines
Radio Rock, la radio de Jóvenes Rockeros.
- Aquí estamos en el programa de San Valentín: "¡Al diablo con él!", con Rock Lee y…
- Sakura Haruno, la hermosa pelirosa de la radio. – risas se escucharon al otro lado del aparato que un chico de 16 años escuchaba.
- Exacto, son las 9:15 p.m. de la noche y muchos están ya en plena rumba con su Valentín o próxima conquista de la noche; en cambio, acá nos encontramos nosotros cumpliendo con nuestro trabajo, hablándoles a aquellos descorazonados, sin citas, botados, que se encuentran hoy en casa.
- ¡Oww! Lee-kun no seas así. Vamos, el programa especial de esta noche, y día especial, es para que ustedes, Radioescucha, se desahoguen por este recurrido medio de sus pobres, pobres amoríos…
- ¡Así que las líneas están abiertas para ustedes ahora! Llamen y-
RIING-RIING
- ¡Wow! Fue rápido. – dijo Sakura emocionada.
- Aló, Radio Rock, ¿Quién habla?
Antes de que Lee pudiera decir algo más, un llanto algo cortado –podría ser por la intensidad y el tiempo que llevaba– se escuchó al otro lado de la línea telefónica; y a pesar de que normalmente en estos programas llamaban chicas –por eso el nombre que dijeron al principio–, que el trasfondo un timbre masculino se oyera… pues ni Sakura ni Lee supieron que decir, aún con su extensa experiencia, hasta que el chico destrozado hablara:
- Aló – respondió en un tono demasiado bajo y de mucho esfuerzo por el mismo lamento que mantenía.
- Eh… ¿Cómo te llamas? – Lee no estaba seguro de que el chico le respondería, pero la fuerza de la costumbre le hiso formular esa pregunta muy común en su medio comunicativo.
El chico trataba con mucho esfuerzo parar de llorar para poder responder; más sus esfuerzos fueron un poco productivos:
- ¿Podría… no decir mi nombre?
- Pues…
- Claro que no es necesario, no te expondremos si no quieres; tranquilo… – La ojiverde interrumpió el monólogo de Lee antes de que dijera algo que los perjudicara; no podía dejar pasar la oportunidad que se le presentaba en bandeja de oro: un chisme así atraería oyentes y ella era toda una profesional para darse cuenta. Además necesitaba asegurarse de quien ella pensaba que era, fuera.
- Gracias.
- Ahora, dinos ¿Qué te ha pasado, chico anónimo, para que nos llamaras hoy al programa "Al diablo con… ella"? – cambió Lee el nombre del programa para adaptarlo a la situación de su oyente más emocionante.
- Yo, realmente… no es necesario cambiar el nombre del programa en mi caso – dijo un poco cohibido, y con restos de sus actuales sollozos, por el doble sentido de su indicación.
- ¿Eso quiere decir que…?
- ¿Tienes novio? – se atrevió a preguntar Lee, para el desconcierto de Sakura.
- Sí, si es que todavía lo somos.
Si el pelinegro y su pelirosa acompañante pensaron que el programa en esos momentos se volvería interesante, pues, se quedaron atrás en sus argumentos ya que con esa afirmación de parte del oyente, hombre, si no atraían audiencia, es que eran el peor programa nocturno de la noche de San Valentín.
- Interesante. Pues, anda, cuéntanos que trágico suceso ha pasado con tu… novio, para que llames a este programa de descorazonados.
- Quisiera empezar diciendo… – paró un poco, tomó aire, ya que estar llorando como lo hizo le quitaba un poco de ese elemento, y continuó. – que lo que contaré… pasó hoy en la tarde.
- Oh, eso es triste anónimo, pues desahógate… ¡para eso es este programa!
- Todo empezó cuando sonó mi celular a las 9:30 a.m. aproximadamente, del día de hoy…
oO Flash Back Oo
Hora exacta: 9:22 a.m.
Tununun pum tununun… Time is waiting; we only got 4 minutes to save the world; no hesitating; grab a boy, grab a girl; time is waiting, we only got 4 minutes to save the world…
El ringtone de la nueva canción de moda 4 minutes to save the world de un celular Sony Ericsson W580i, de color negro con teclas naranjas, se hizo notar en el amplio cuarto de un rubio de ojos azules, de tan solo 17 años, que salía a toda velocidad del cuarto de baño –que se encontraba ubicado muy lejos en la misma planta– a contestar su teléfono móvil.
"¡Sasuke!"
Ya sabía quién lo llamaba, por el simple hecho de que ese timbre lo tenía exclusivamente para aquel que inundaba sus pensamientos. Su novio de hace menos de un año, Sasuke Uchiha.
- ¡Ya voy, ya vooy! – gritaba más para sí mismo que para quien debería expresárselo, ya que para eso debía estar presente. – ¡Mierda! – exclamó asustado al sentir que sus pies, húmedos por el agua, por poco lo hacen resbalar frente al espejo que adornaba el final de las escaleras, al lado de su cuarto, donde sonaba la tonada.
Cuando llegó a su habitación cogió el pequeño aparato, accionó el botón de contestar y habló:
- Moshi, moshi.
- Hola Naru. ¿Por qué demoraste en contestar? – dijo una voz al otro lado del celular, muy suave y aterciopelada.
- Eh… contratiempos. – el rubio rascó su nuca en un acto de vergüenza; aún si el del otro lado no lo podía ver.
- Ó… – contradijo el pelinegro alargando más la entonación de la o, como diciendo la solución más obvia. – más bien te quedaste escuchando el tonto timbre que te tanto te gusta… como siempre.
Una mueca salió de los labios del menor, al tiempo que se sentaba en su cama para empezar a cambiarse; ¿en serio siempre lo hacía?
- No, tan solo que estaba en el baño. Me tocó correr para contestarte y así me saludas. – Haciendo pucheros, comenzó a ponerse sus coloridos bóxers naranjas que tanto le agradaban.
- Ah, bueno. Aunque sigue siendo innegable que lo haces.
- Es que es muy buena dattebayo… ¿Para qué llamas?
- Tan solo quería salir un poco contigo esta tarde, por el parque de siempre… antes de nuestra noche, a ver que te parecía
Un poco de rubor subió a sus pómulos a la vez que se ponía los pantalones y sacaba una camiseta de su cajón en el closet; ¿Por qué cada vez que Sasuke hacía ese tipo de acciones lo ponían tan nervioso como una quinceañera? El que su novio le preparara una cita tan romántica, como lo iba a hacer esa noche, era un evento que poco sucedía y por tal no estaba muy acostumbrado. Y así le gustaba que fuera, que solo en ocasiones especiales le dedicara ese tiempito de atención cariñosa hacia él; porque si fuera todo el tiempo… ninguno de los dos lo soportaría.
- Oh… me parece bien, igual no tenía nada que hacer-ttebayo, ¿a qué horas llego?
- Voy a estar haciendo los últimos arreglos ahora, así que lo mejor sería a las 2. A menos que quieras almorzar conmigo…
- No te preocupes, no quiero arruinar la sorpresa, porque como soy, mínimo llego mientras hablas de algo importante para la cena o algo-ttebayo… – rió entre dientes ante su propia mofa y esperó a que le contestara aquel moreno que le quitaba el sueño y el aliento.
- Como quieras amor… ¿y qué te he dicho de menospreciarte?
- Lo siento… Debo recordarlo. "Yo no soy ningún torpe, mediocre, entrometido, idiota, ni despreciado"… – rodó sus ojos en un gesto de hastío repitiendo como siempre le tocaba hacer cada que metía la pata estando Sasuke cerca donde lo podía escuchar.
- Así me gusta. Entonces nos vemos entre 1:30 y 2 en el parque de siempre ¿te parece?
- ¡Por supuesto-ttebayo!
- Ok, nos vemos luego… beso.
Un sonoro beso salió de los carnosos labios del rubio Naruto, como petición de su amado, a la vez que se despedía alegremente con su marca de sonrisa Uzumaki.
- Te amo. – dijo un poco emocionado, a diferencia de las otras veces que se le ocurría decir esas palabras.
- Yo también. – respondió; solo una cosa tenían seguro desde que dijeron por primera vez esa frase, el otro siempre respondería con el corazón.
- ¡Mattane!
Y se terminó de cambiar.
oO Fin Flash Back Oo
Había dejado de llorar al comenzar su relato, así que era mucho más cómodo de escuchar; y según los indicadores de audiencia, ésta había subido un poco más de lo normal desde que empezó su triste historia. Lee y Sakura estaban tan interesados en él que no le prestaron atención a lo que sus productores les decían sobre las estadísticas.
En todo tiempo Naruto nunca reveló su identidad, ni la de su novio, si es que podía seguir llamándolo así ahora.
- ¿Así que tu… hmm novio, si se puede decir, te invitó muy cariñosamente a encontrarse esta tarde antes de su velada, cierto?
- Exacto.
- ¿Por lo que, si no hubiera pasado lo que sea que haya pasado, en estos momentos estarían los dos en un restaurante elegante, bajo la luz de las velas y demás…? – indagó Lee haciendo referencia al relato que el rubio estaba contando.
Un silencio algo triste se permitió abrir paso en el set y en todas aquellas personas participantes de la conversación con el rubio desconocido. Era claro que Lee había acertado, pensaba Sakura, y eso, de alguna manera, había afectado la serenidad que había tomado por escasos momentos el oyente del momento. Luego, con un pequeño sollozo para tomar aire, Naruto hablo:
- Si… Así es.
- ¿Y qué pasó después? -dijo Sakura lo más calmadamente que pudo para no lastimar al chico.
- Cuando colgué, mi mejor amigo –no diré tampoco su nombre– me llamó… me preguntó que si quería ir a la casa a jugar en su nueva consola Play Station 3 antes de que saliéramos en la noche con nuestras parejas…
- ¿fuiste?
- Ajá, quería distraerme un poco-ttebayo, además en su casa – se escuchó una leve risita. – siempre hay buena comida, así que ¿por qué no ir a robarle de su almuerzo y jugar para distraerme y que pasara rápido el tiempo?
Suspiró pesadamente y hubo un sonido extraño, como si hubiera movido el teléfono de un lado a otro, luego habló en voz baja algo sofocada.
- Me divertí mucho con él y cuando llegó su hermana a la casa, ya que vive con ella y su hermano mayor, me di cuenta lo tarde que era y que no había terminado mi almuerzo cuando ya eran la 1:45 p.m. – se escuchaba movimiento en donde se encontraba, y por el eco que podían escuchar Lee y Sakura, se dieron cuenta que estaba en un lugar encerrado, como el baño. – Comí como pude, saludé a su hermana y salí corriendo… según yo, al lugar donde la persona que tanto me quería estaría esperándome pacientemente.
oO Flash Back Oo
Corría rápidamente hacia el parque cerca de los apartamentos donde vivía Sasuke, quedaban un poco lejos de donde Gaara –donde había pasado su mañana y el delicioso almuerzo que no pudo degustar–, así que debía apresurar el paso.
- ¡Rápido, rápido-ttebayo!
Divisó a lo lejos un terreno de gran vasto verde, su lógica se puso a funcionar y pensó que ya no le quedaba mucho camino; cambió su paso rápido a uno más lento, casi caminando, para arreglarse, respirar y no llegar como si le hubiese pasado un huracán por la cabeza.
Al llegar, vio los arboles sin hojas, por el invierno que acababa de pasar; escuchó los pájaros silbando, con su lindo canto, por todo el parque; vio gente, mucha gente, y sobretodo parejas agarradas de las manos –soportando el poco frio que ya pasaba– y mujeres jóvenes con flores, sobretodo rosas rojas, cajas de chocolates, y demás cosas que se dan en San Valentín entre novios.
Naruto estaba emocionado, y no era extraño que así fuera. Era la primera vez que pasaría un San Valentín junto a la persona que amaba –sin estar esquivando fans obsesionadas o contando cuantos chocolates se podía comer del repertorio que siempre el moreno conseguía– en un plan romántico, como pocas veces se presentaba la oportunidad.
- ¿Dónde estás Sasuke?
Se dijo a si mismo mientras buscaba con la mirada a aquel chico tan pálido como pocos, y de ojos tan negros que te hipnotizan.
Al ver que no lo encontraba por ninguna parte, se fue a sentar en una banca cerca a una gran fuente en el centro del parque; esperaría lo que fuera que estuviera haciendo en esos momentos su novio, que no lo dejaba llegar a tiempo como era común en él.
Miró la banca en la que estaba sentado, y distinguió una marca hecha en la madera en el espaldar.
"SN"
Decía claramente, trazada con algo filoso bien incrustado en ella. Y Naruto era el único que sabía, en el parque en esos momentos, el quién, cómo, y por qué de esa marca en la superficie de madera donde estaba sentado tranquilamente.
Su Sasuke había accedido a que el de ojos azules trazara las iníciales de sus nombres en la banca favorita de ellos desde que se conocían… o más bien se volvió su favorita, porque ahí se dieron su primer beso y la declaración más linda que haya escuchado Naruto en sus pocos años de vida…
… porque en sus 16 años no le había pasado semejante realidad por la que ese día le había tocado.
- Sasuke…
Al principio, siempre pensó en él como un amor sempiterno, uno que siempre cargaría en el fondo de su corazón, que le pertenecía solo, y solo, al dueño de ese mustio sentimiento, pero que nunca saldría de su calabozo. Sin embargo, gran sorpresa se llevó al haber escuchado esas palabras que moría por ver salir de esa boca, al haber sentido esos labios delgados que siempre quiso probar, y al sentir que no hay más felicidad de la que se puede obtener cuando te entregan amor, y das mucho más.
Sasuke correspondía sus sentimientos, y no pudo hacer otra cosa más que llorar. Llorar y sonreír con él a su lado; porque ahora su secreto, su pasión, su amor que una vez creyó sempiterno, algo prohibido, ya no estaría acorralado por el peso de su corazón silencioso ni por el miedo de su desamor.
Pronto cumplirían un año y no podía estar más contento por ese acontecimiento, 9 meses de relación le habían demostrado que, por más que pelearan por pequeñas y grandes cosas la mayoría del tiempo, por más obstáculos que se le presentaran a los dos por sus sentimientos, ¡por más que se insultaran diciéndose "dobe" "teme" o "usuratonkachi"!, no podrían vivir uno sin el otro, –sin pasarse a la costumbre– amándose por encima de todas las cosas.
Pero aún así, con ese sentimiento tan temido por unos, y buscado por otros, muchos no estaban de acuerdo con el de ellos… tanto así, que muchas veces Itachi –el hermano de Sasuke– le pedía que se olvidara de su moreno y se fuera con él a vivir a Tokio; en un apartamento de increíbles dimensiones, y una bañera donde cabrían los dos y que soportara el ritmo de su pasión. O las fans de Sasuke, que por más que les dijera que su corazón ya tenía dueño, éstas olvidaban esas palabras y se le lanzaban a entregarle regalos, besos y hasta una tanga brasilera roja el día de su cumpleaños.
Pero lo peor son aquellos casos más desagradables que guardan en su memoria, cuando salían juntos a los centros comerciales, agarrados de la mano demostrando las pocas veces que se daban cariños, y la gente de mal ver se les hacía frente dañando su momento –probablemente gente sin corazón, o uno tan restringido por su razón. Nunca olvidaría aquella vez que Sasuke no soportó el daño que le hicieron a su dobe y terminó con un labio reventado y la mano agarrotada.
Y siendo así de agitada su relación, la disfrutaba, la disfrutaba tanto que si hubiera una vida después de la muerte, la aceptaría nuevamente en ella, una y otra vez, una y otra vez…
… una y otra vez sin desfallecerse, hasta el fin del mundo.
Porque tanto amor le tenía a ese otro chico, que soportaría las tretas que les enviaba el destino tantas veces como fuera necesario.
Tilín
El sonido de una campanilla sacó a Naruto de sus pensamientos. Movió su cabeza para buscar la proveniencia de ese sonido tan conocido, y encontró un puesto móvil de helados el cual se ubicaba detrás de donde estaba sentado.
Se le ocurrió una idea, y se paró con emoción hacia el señor que atendía el puesto, que en esos momentos entregaba un cono de chocolate con chispas a un niño de pelo negro, algo desordenado, tapado por una gorra grande de color blanco y líneas azules.
Al ver que el niño se iba con su abuelo y mamá –y una gran sonrisa en su boca– se acercó al vendedor y observó el menú que tenía de distintos sabores y estilos de helado.
- Me da dos conos con dos bolas de vainilla, por favor.
- Claro.
Esperó a que le hicieran el pedido, que fue rápido por la poca exigencia, y con los dos conos —uno en cada mano— regresó a su anterior puesto y se sentó nuevamente. A esperar.
- Jo, Sasuke, pero que tanto haces dattebayo…
Después de varios minutos, que por poco hacen que el rubio se muriera de desesperación, Naruto se decidió a llamar al moreno tardío por su celular. Dispuso su mano izquierda para recibir el otro helado y con la libre llamar por el aparato; el helado cada vez se chorreaba más entre sus dedos, tanto que tenía que lamer de vez en cuando el helado reservado para el otro, para que no terminara con la mano empalagosa.
Buscó en la agenda del teléfono «Amor :)» y oprimió el botón verde de llamar.
Piii-piii-piii
El tono de marcado se escuchó por un buen tiempo, hasta que ruido al otro lado del aparato que sostenía en su mano se hizo escuchar. Parecía ser que Sasuke se encontraba en plena calle, y sobre todo en un sitio concurrido, como en el que él se encontraba esperando.
- ¡Moshi, moshi Sasuke!
- Oh, Naruto…
- Humm… suenas un poco distraído-ttebayo.
- ¿Eh? No, no es nada. ¿Decías?
Las cejas rubias de Naruto se movieron un poco, prueba del desconcierto que le provocaba su novio con esas respuestas; era como si el moreno quisiera eludirlo. Haciendo omisión a esos pensamientos tan poco emotivos, respondió, haciendo morros.
- Sasuukee… te llevo esperando mucho tiempo, ¿dónde andas? yo estoy sentado en la silla de siempre a ver si te veía. – infló sus cachetes ante la poca consideración del ojinegro. ¿No era que siempre le pedía llegar temprano a sus citas y demás reuniones por educación? Ahora que lo hace él, pareciera que nunca hubieran hablado de eso.
- Naruto… – se escuchó un suspiro por el teléfono, y a Naruto le pareció que era de hastío. ¿Por qué? – Lo siento, yo… lo siento, me he demorado mucho, lamento haberte hecho esperar todo ese tiempo. – Hubo ruidos extraños y luego procedió – Ya voy llegando.
- Ok, te espero… te- te quiero mucho. – dijo con un poco de pena y los cachetes sonrojados, pocas veces se decían esas palabras, pero tenían la seguridad de que el otro le respondería de la misma manera; no sabía por qué, pero algo le dijo que se lo dijera.
- Si. Ya nos vemos…
Clic
Naruto no supo cómo, pero sintió como su corazón le dio un vuelco que lo dejó sin aire y sin razón.
¿Qué había pasado con esa respuesta tan simple que contestaba a la suya?…
… Se cambió a una fría y sin corazón. Una que dejaba paso al vacio, a una negrura desesperante, y a la incapacidad de respirar.
Y rabia, mucha rabia hervía su sangre en ese momento. Era como si le hubiera entregado el corazón y se lo hubiera desgarrado en su cara, en lo más profundo de su ser. Naruto no permitía ese desplante, y ese frio coraje que pocas veces demostraba frente a él, resurgió después de tanto tiempo. Porque pudiera ser que se pelearan por simplezas, u otras donde llegaban a los golpes, pero nunca lastimándose más allá de lo físico.
Pero esto fue el colmo.
Agarró fuertemente su celular, y lo metió de nuevo en su bolsillo de pantalón; se levantó de la banca muy rápido y…
… se dio cuenta de que era un idiota, o más bien un usuratonkachi. ¿Y qué si esta vez Sasuke no le respondió como quería?
Estaba atareado con el cuento de la cena, y además de eso tenía que estar pendiente de satisfacer a su padre, estudiando y siendo parte importante de la empresa familiar. Quizás había estado agitado su día, y no escuchó lo que le quiso decir finalmente.
Si, tal vez fue eso.
Convencido de que no era más que ilusiones que la vida tanto les ponía, tal desierto inhóspito, como lo era la mayor parte de su relación; se terminó de comer su helado, rápidamente y sin problema de que le congelase el cerebro, para luego lamer otro poco del de Sasuke y caminó hacia ningún punto en concreto.
Solo sus pies se movían por él.
Dicen que el karma es la representación de los actos que hacemos a través de nuestra vida, y de otras anteriormente. Naruto Uzumaki nunca creyó que su antigua vida había estado tan llena de pecados, como para que en ésta, que ahora le tocaba soportar, tuviera que presenciar cómo se transformaba en una tragicomedia digna de apreciar.
- Sa-suke…
Era como sentir la nada por primera vez; era el espacio que le faltaba a tus dedos para poder rozar el cielo; era ver como poco a poco tu vida se escapaba de tus manos. Era ver cómo tu sol, tu esperanza, tu vida… tu amor, besaba a una chica con gran pasión y deseo desenfrenado.
Y dolía, dolía como nunca había sentido ese sufrimiento.
No supo cuando llegó hasta donde aquel ser repugnante estaba, junto al corazón que se le marchitaba; tampoco supo en qué momento el helado que sostenía al punto de partírsele en sus manos, se estrelló con la piel blanca de aquel que estaba frente suyo; y mucho menos supo, cuándo fue que sus lágrimas se mezclaron con su piel.
Tan solo supo… que el tiempo paró, el latido de su corazón.
Y corrió, corrió hasta que no pudo más y estuvo atrapado en un calor que necesitaba urgentemente. Porque su vida valía tan poco en esos momentos, que si no fuera por aquella voz que le hablaba –tan lejana– y aquel calor tan agradable que sentía en alguna parte, no le hubiera importando que el ángel de la muerte se lo hubiese llevado por su propia voluntad.
Comentarios de CaHo, escuchando Lie Lie Lie de Dj OZMA – Ending de Naruto Shippuden: la pelicula:
Waa! Creo que me pasé con eso del final… pero qué más da ya lo puse y Naruto quedó como para que me llegue a mí el ángel de la muerte también por lo que ustedes pensarán de este fic… gomene.
Cualquier queja, carta al ángel de la muerte, reclamo, comentario, pregunta, halago, tomatazos… es bien recibida por esta pendeja que pone de emo a Naru-chan.
Mattane~!
~CaHo~
