A Troy Bolton no le gusta leer

A/N: Hola chicas! (Gritos de emoción!) ¬¬ jajaja, aparecí por estos lados y en la vida fotologuera a pesar de no tener nada de tiempo :S, pero realmente quería poner esta historia, me resulta interesante, futuramente divertida y llena de amor, :) si al final del chap les gusta, aprieten en GO y me escriben los que piensan si?

BESOS

A leer!

A Troy Bolton no le gusta leer. Es ese tipo de cosas que mientras más tenga la posibilidad de evitar, mejor. Odia el aroma de los libros, odia su forma, odia sus colores, odia lo amarillento de las páginas cuando éstas están algo viejas. Es por eso que encontraba completamente extraño de su parte, encontrarse justamente en la Biblioteca de East High en su período libre, donde habían libros, muchos libros. Pero claro, ya nada era igual en su vida luego que conociera a aquella chica que mantuviera sus pensamientos totalmente arraigados, tanto de día como de noche. Y lo hiciera a él -un odiador de la lectura- encontrarse allí en el tiempo que debería estar empleando para su práctica de Básquetball.

Divisó las sillas y mesas de madera viejas. Y no logró encontrar a simple vista ningún puesto vacío. Para su sorpresa en East High sí había estudiantes que ocupaban la Biblioteca para realizar sus labores estudiantiles. Movió su cabeza en un cuidadoso acto y fue ahí que logró distinguir un asiento vacío en una mesa ocupada por una laptop y alguien. Sus piernas comenzaron a moverse raudamente, sobretodo porque ese lugar estaba tan cerca de aquella muchacha de cabellos largos, oscuros y ondulados. De sonrisa perfecta, y silueta pequeña que desde hace un mes tenía volviendo locos los pensamientos del castaño. Apresurándose, tomó un libro de la estantería más cercana, para así pretender que al menos no estaba fuera de lugar y leía, al igual que todos. A pesar que lo odiaba.

Fue en ese momento que alcanzó la silla, corriéndola del lugar estático en que se encontraba y se dejó reposar en un rápido acto. Abrió el libro y paseó su mirada por él, sin retener nada en realidad; porque de reojo sólo lograba prestarle atención nuevamente a la muchacha que reía ante algo comentado por los que la acompañaban en la mesa. Ya llevaban aproximadamente un mes de Escuela y durante éste, el famosísimo Troy Bolton en contra de todos los prejuicios había puesto sus ojos en esta estudiante nueva. Y es que para él, a pesar de lo comentado por sus amigos ella era perfecta. Sus ojos de color claro y forma almendrada eran casi una ventana abierta a su pura alma, su silueta pequeña pero curvilínea se acentuaban cada vez que ponía algo de ropa en ella. Ese rostro casi...

Pero el carraspeo de una garganta lo hizo disipar sus pensamientos de una vez. El volvió la mirada algo confundida a la acompañante de la mesa -que no se había atrevido a observar hace un rato- la joven que estaba frente a él sonrió graciosamente y alzó un lápiz oscuro que tenía en una de sus manos. "No sabía que el Asignamiento de Biología se trataba acerca de las consecuencias maquiavélicas del sexo irresponsable."

Troy abrió bien sus ojos y sólo balbuceó las palabras, evidentemente confundido. "¿Qué...?" entrecerró el libro, más confundido aún encontrándose con unos colores y letras brillantes que tenían escrito grandemente. 'Las Enfermedades de Transmisión Sexual más frecuentes' y cuando el castaño terminó de decirlo y convencerse a sí mismo abrió bien los ojos y se volvió a ella que tenía una gran sonrisa puesta en su rostro. "¿Qué demonios?" al terminar pudo sentir que sus mejillas se tornaban a un color rojo brillante.

"Oh... no me digas que eso no era por Biología y que era para enterarte de algo que sucede contigo y tu organismo..." expresó sonriendo y puso una de sus manos en la boca, intentando jugarle una broma al chico que cada vez que ella decía algo, se volvía más sonrojado.

"No, no... no nada que ver..." sonrió nervioso y pasó una de sus manos por la parte expuesta de su nuca. "Yo... no..."

"Claro, lo sé... no te preocupes." comentó ella dirigiendo la mirada a sus apuntes.

"Pero en serio lo digo... yo no tengo ese tipo de problemas..."

La morena volvió a mirar hacia él e hizo rodar sus ojos. "Ya entendí... no debes de preocuparte, de todas maneras no se lo diré a ninguna de las chicas de la Escuela... tu secreto y reputación están a salvo conmigo... Bolton." y una pequeña mueca volvió a acompañar el rostro de la chica. Ésta dirigió su mirada a sus apuntes que tenía consigo y al Mac. que reposaba frente a ella, lo único que lograba escucharse era el veloz tipeado del teclado.

El castaño, apoyó el libro en la mesa cuidadosamente y por el revés, de manera que el título de éste no fuera capaz de leerse. Y con una leve impresión en su rostro, dejó caer sus manos y antebrazos sobre la mesa también. "Disculpa la molestia, pero... ¿Cómo es que sabes mi apellido?"

El sonido que daban los dedos posarse sobre las teclas, cesó abruptamente. Y fue entonces que paralelamente a la pantalla vertical de la laptop el rostro moreno y de pronto familiar de la muchacha se dejó entrever. Alzó sus cejas al recordar el tono engreído que logró percibir en la voz de Troy. Pero todo fue escondido con una sonrisa que no tenía intención de ser irónica, pero que finalmente se mostró como tal. "¿Quién no conoce tu apellido en esta Escuela?" dicho esto, su pequeña figura se refugió nuevamente tras su computadora portátil y el sonido de las teclas comenzó otra vez.

Troy no sabía si tomar eso como un cumplido o como un venenoso reproche. Debido a que no era algo con lo cual lograba sentirse muy a gusto, pero digamos que ya estaba acostumbrado a aquello. A esa atención poco abrumadora, a esa atención más bien sin sentido. Se apoyó en el respaldo de la silla y entrelazó sólo la punta de sus dedos y dejó pasear su mirada curiosa por la Biblioteca y una mesa más allá de donde estaba. No logró evitar sentir cómo su corazón daba unas cuántas vueltas al percatarse de lo hermosa que se veía ella cuando se concentraba en algo. Pero tan rápido como desvió su mirada, igualmente ésta se volvió a la 'Acompañante de mesa' sin evitar sentir culpa al no recordar algo de ella. Ni su apellido, ni bien su rostro, ni si era porrista o quizás una cerebrito. A pesar que tenía una extrema claridad de los grupos que se formaban en East High. Hizo sonar su garganta, para de esa forma llamar la atención y fue ahí que le pareció escuchar un pequeño gemido de frustración por parte de ella, e incluso pudo imaginar que en ese momento hacía rodar sus ojos ante la falta de respeto de él, por desconcentrarla en su 'Intento de Trabajo'. Pero sonrió levemente cuando logró divisar otra vez su rostro. "¿Y no nos conocemos? Es decir... algo recuerdo tu rostro, pero... no podría decir quién eres... ¿Tu nombre, tu apellido quizás?" preguntó casi inútilmente.

Ella frunció el ceño, realmente ofendida. "Hemos asistido a esta misma Escuela hace ya seis años... a la misma clase de Biología durante todo este tiempo, con el mismo profesor... por lo que no debería decirte en absoluto mi nombre..." comentó en un sólo respiro, pero luego suspirando revolvió sus ojos. "Pero hoy me topaste de buen humor..." agregó irónicamente. "Mi nombre es Gabriella Montez."

Y con eso Troy no pudo hacer más que abrir sus ojos completamente. ¿En realidad era Gabriella Montez? ¿En realidad era la hija del Director de esta Escuela? ¿En realidad era esa chica regordeta e inusualmente poco agraciada que había ido a Europa por todo un año para una Beca de alumnos sobresalientes? ¿En realidad era... ELLA? "Oh... Gabriella..." balbuceó finalmente, todavía con un grado de shock en sus palabras.

Arqueó una de sus cejas al notar el puzzle que representaba el rostro del muchacho. "Esa soy yo..." movió su cabeza y volvió a teclear sin importarle la reacción que pudiera obtener por parte de él. Sin embargo, un impulso más allá de lo racional la hizo seguir. "Soy esa que tus amigos no tardaban en molestar porque tenía algo de peso de más, o porque utilizaba anteojos, o porque estudiaba para ser la mejor de la clase, o porque era hija del director..." un eventual tono de amargura se escuchó en sus palabras y Troy no pudo evitar sentirse algo culpable de aquello.

Intentando alivianar el aire de la conversación. Si es que existía alguna conversación, pensó él. Es que comentó lo primero que se le vino a la mente. "Pensé que estabas en Europa utilizando la Beca de esa Escuela para gente extremadamente inteligente, de esas que tienen como el coeficiente intelectual súper alto, de esas parecidas al freak de Einstein."

Una carcajada que estaba atorada en la garganta de Gaby se dejó escuchar y asintió despacio. "Sí, estaba en esa Escuela... pero mi padre decidió que sería bueno que regresara a East para terminar mi Enseñanza... ya sabes... el orgullo escolar y esas tonterías." logró ver que Bolton tenía en su rostro algo parecido al sentimiento de ofensa. "Sin desmerecer a la gente que cree en esas porquerías." expresó suavemente y Troy le ofreció una pequeña sonrisa.

"Como yo..."

"Exacto." expresó casi inaudiblemente y depositó su mirada en la pantalla que estaba en frente de ella. Y así fue que habló. "¿Y qué haces acá Bolton?" el sonido frenético del teclado, desconcentraba al muchacho castaño.

"¿Cómo que qué hago acá?" dijo abatido.

El tipeo cesó y su rostro se dejó ver graciosamente. "Digamos que este no es un lugar para una... 'Superestrella del Equipo de los Wildcats'."

"En serio me subestimas... pero para tu información, estoy haciendo... estoy haciendo lo mismo que tú." comentó rápidamente.

Gabs arqueó una de sus cejas. "¿Ah sí? Entonces... ¿Estás intentando escribir en una computadora portátil, un ensayo acerca de la menstruación en las mujeres, mientras un chico absolutamente fastidioso te interrumpe cada tanto?" dijo a medida que sonreía grandemente. "Impresionante."

"¿Llegaste verdaderamente graciosa de Europa verdad?" rió un tanto al ver que la morena alzaba su dedo pulgar. Pasaron unos minutos en que sólo se escucharon algunas presiones en teclas. Para que finalmente la pantalla de la laptop se juntara con la parte posterior de ésta, para cerrarse completamente.

"Listo." suspiró la morena que ordenaba sus apuntes y libros que ahora cerraba. Sonrió cuando terminó de dejarlos a un lado y movió su cabeza a la vez que apoyaba sus brazos flectados sobre la mesa. "No puedo creer que terminé mi ensayo... a pesar de tus innumerables interrupciones." Troy pasó su mano nerviosamente por los mechones del cabello que caían sobre sus ojos. Y un color rojo volvía a aparecer en sus mejillas.

"Lo siento."

"Está todo bien." fue ahí que Gabriella notó lo que realmente hacía el chico. Logró divisar que de reojo observaba hacia la mesa que seguía a ésta, donde se encontraba Alexandra Andrews. Una adorable muchacha que había conocido esa mañana que había llegado de vuelta a East en una reunión improvisada del Club de Ciencia, para su bienvenida. "¿Así que viniste a sólo sentarte en la Biblioteca?"

"No, o sea… ¿Sí?" Gabriella sonrió ante la lucha interna que se lograba divisar en los ojos claros y azules del muchacho.

"O…" Gaby dejó salir silenciosamente. Luego se acercó a su oído y agregó más silenciosamente aún, dejando a Troy algo confundido. "Viniste a la Biblioteca, porque acá estaba Alex?" y sonriendo se apoyó completamente en el respaldo de la silla, al notar que había dado justo en el blanco.

Éste abrió sus ojos y se sonrojó hasta llegar a un punto que se confundía con un color púrpura. "¿Y qué hay con que así fuera?" preguntó más rudamente de lo que pretendía. Gabs alzó sus manos en defensa.

"Tranquilo Bolton..." rió y miró sutilmente hacia la mesa. "No sucede nada malo con eso."

"Lo siento." dijo a penas y pasó una de sus manos por la nuca. Un gesto que Gabriella notó, él hacía cuando estaba nervioso.

"No te preocupes... pero... ¿Ella sabe?" movió su cabeza y se corrigió a sí misma. "Por supuesto que no lo sabe, de otra manera ella estaría pegada todo el día a ti." hizo rodar sus ojos.

"Supongo que... ¿Gracias?" Troy suspiró fuerte. "El problema es que mis amigos, bueno ya sabes... los prejuicios y eso de que tenemos que seguir al grupo y ser siempre estos populares chicos que juegan baloncesto y son cool todo el tiempo y esa tonter-" él mismo cesó de hablar cuando notó que estaba dando más información de la necesaria. Y cuando notó que la muchacha que estaba en frente no era una amiga, a penas era una conocida, con la cual no tenía por qué estar compartiendo aquél tipo de confidencias. "Y eso."

"¿Y eso?" replicó una confundida Gabriella. Ésta suspiró fuerte y cruzó sus brazos al nivel de su pecho. "Hombres..." agregó entre dientes lo que a Troy hizo incomodar. "Si quieres a la chica tienes que hacer lo que sea necesario para conseguirla. No sigas esquemas, no te rijas por prejuicios o del qué dirán. Tienes que velar por lo que sientes, tienes que atreverte... de otra manera te arrepentirás luego."

Troy frunció el ceño. Intentando absorber todo lo que hablaba la morena. "¿Eso también lo aprendiste en Europa?"

Ella rió y movió su cabeza. "En serio me sorprendes... pensé que en cuestión de mujeres eras algo más atrevido." comentó algo incrédula.

"Supongo que ahí tienes eso de los prejuicios y de subestimar a las personas..." ella sonrió y asintió. "Ella realmente me gusta, no es como esas porristas que es por el momento, eso se me hace fácil... sin pretender ser engreído."

"Así veo." Gabriella paseó su mirada nuevamente hacia donde estaba la castaña. "Si tanto te gusta…"

Troy sonrió levemente. "¿Sí?"

Ella dejó salir un gemido completo en frustración. "Sé que me voy a arrepentir después, pero en serio me da lástima verte así, eres miserable…"

"¡Hey!" comentó Troy que simulaba ofenderse con lo comentado. Pero luego sonrió.

"Quizás podría ayudarte." Agregó rápidamente la morena.

Pareció que por un momento Troy llegaba a saltar del asiento. "¿Qué? ¿Lo dices en serio?" Gabs asintió enérgicamente.

"Hoy la conocí en una de las reuniones del Equipo de Ciencia y si quieres puedo interceder para que su primera conversación sea más... sutil y menos traumática." alzó levemente sus hombros. "Sólo si quieres, pero te ayudaré solamente en eso, más no puedo hacer, no es mi amiga."

"¡Por supuesto que quiero!" exclamó más entusiasta de lo que quería, por lo que al percatarse hizo sonar su garganta y mirar hacia su alrededor. "Digo... claro que quiero, sería mejor... para el bienestar psicológico y físico tanto de ella como del mío." sonrió transparentemente y dejó que su mirada se depositara en su rostro. ¡Dios, cómo estaba cambiada Gabriella! ¡Y sólo había pasado un año! se comentó al observarla. Pero finalmente hubo algo más que lo hizo sentir bien frente a ella y eso era su actitud, que por lo visto también había manifestado grandes... enormes cambios durante este último tiempo. "Gracias."

"Cuando quieras." reveló una sonriente Gaby, que tomaba sus libros en sus manos y la laptop la depositaba en el bolso. Cuando se puso de pie ofreció otra sonrisa al muchacho que la había sorprendido de buena manera durante estos últimos minutos de conversación. Era todo lo que no esperaba que fuera, sobretodo por la excesiva atención que recaía en él por su evidente atractivo y sus habilidades en el baloncesto. Es por eso el impulso de Gabriella de ofrecer su ayuda para con la 'Futura relación' con Alexandra. "¿Te parece que quedemos de acuerdo en algo para hacer, cuando nos encontremos en uno de los pasillos?"

Él asintió sonriente. "Me parece..." la morena movió su cabeza ascendente y luego descendentemente. Con una sonrisa se volteó, pero la voz de Troy la hizo volverse hacia él. "Y Gabs... te debo una y prometo que te la pagaré."

Ella alzó sus hombros. "Si tú lo dices."

"Lo digo... en cualquier cosa que necesites, cualquiera." no sabía que pronto se arrepentiría de haberse comprometido con aquello.

"Entonces... supongo que cobraré tu palabra." sonrió y alzando una de sus manos se despidió. "Adiós Troy."

"Adiós Gabriella." y al verla desaparecer agradeció al cielo que esa chica hubiera llegado de su viaje tan renovada, después de todo ese cambio lo estaba ayudando a conseguir a Alexandra que lo tenía vuelto loco desde hace tiempo, pero que sin embargo no había prestado atención durante este último rato, a pesar que estaba en la misma habitación que él.

Quizás fue que la costumbre estaba surgiendo.

Quizás fue que estaba pensando en alguna excusa para dejar el vergonzoso libro de vuelta en el Estante.

Quizás fue que la compañía que tuvo, lo hizo olvidarse de Alex, al menos por unos minutos.