Marinette se odia.

Le molestan las personas egocéntricas, solo piensan en ellos, tratan de pasar por encima de todos, y aunque eso no fuera así, ellos juran estar por encima de todo y de todos.

¿Cómo una persona puede ser así?

Le caen bien a todo el mundo, aunque hay excepciones, es que simplemente hay personas (a su parecer) ciegas, a quienes les encantan estar al lado de ellos, que no ven los desesperante que puedan llegar a ser, sentirse menos, tenerlos a ellos en un magnífico pedestal que en realidad no existe.

Por ser ellos, ya tienen a todas las personas del mundo a sus pies, y es que eso es lo que más le molestaba (además de el hecho de que hablen de ellos mismos y sus tantas virtudes tooodo el día) no podía ni siquiera imaginar la cabeza de la persona que piensa eso ¿tendría un altar de sí mismo? ¿o un espejo gigante dónde solo se para en frente para hacerse cumplidos?

Le parecía algo realmente patético. Solo es una persona, como todos nosotros.

Y, aunque Chat Noir no era un patán la mayoría del tiempo, también llegaba a ser uno de ellos (no la moyoría del tiempo).

Aquí entre nosotros, esa parte de él, le cae de la patada.

Un grano en el trasero.

Una cosa odiosa.

Y, cuando Marinette cayó en cuenta de que se sorprendía pensando demasiado en él últimamente (justo como ahora), que se le aceleraba el corazón cada vez que flirteaba con ella y de que le gustaba más de lo que quería admitir, se odió.