Este fic participa en el Reto de Apertura "Como si fuese un Songfic" del foro de KND: Los Chicos del Barrio, "Operación F.O.R.O".

Los personajes son propiedad de Tom Warburton por encargo de Cartoon Network Studios.

La siguiente pieza está basada en Madness de MUSE. Escritor Matt Bellamy.

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Esa noche Nigel Uno salió de su hogar azotando la puerta tras de sí. Ocultó su rostro en su chamarra deseando ahogar sus problemas así como lo hacia con sus palabras.

Condujo su auto con rabia sin rumbo alguno, pasando por alto su objetivo; el supermercado. Con apenas diez dólares en el bolsillo y su cabeza llena de gritos reprimidos, Nigel se detuvo al fin de unos cuantos kilometros en un lugar que no pudo distinguir ni bajo sus gafas ocscuras.

Envuelto en desesperación, se dejó caer sobre el césped que guardaba rocío entre sus hojas. Con furia que no había visto sacar de sí en años, había comenzado a golpear el suelo maldiciendo en balbuceos a su vida, retando a algún ente de poderes sobre naturales que le regresara su libertad. Entre sollozos y reclamaciones, las lagrimas se hicieron presentes. Comenzó a sentir su rostro caliente y escuchaba su palpitar en los oídos. Cuando vio que sus manos sangraban, decidió parar y dejar su cuerpo caer inerte al estado en el cual deseaba estar.

A medida que su respiración recobraba la velocidad normal,blasfemaba el nombre una y otra vez de la única persona culpable de su colapso: Abigail.

Esa maldita mujer que le había acompañado a lo largo de su vida, que se atrevió a amarlo.

Ella había sido el objeto de discordia que los había impulsado a dejar la ciudad. ss no hubiera sido por ella y su estúpida decisión de ayudar al sector BS, ninguno estaría muerto; ningún agente de ninguna organización los estaría buscando y no hubieran tenido que mudarse a una ciudad en donde no entendían una palabra.

Si ella no hubiera accedido a la ayuda de Nigel, el no hubiera tenido que cuidar de ella. Si ella no hubiera apoyado a Nigel para la peor decisión de su vida, no tendrían por que sobrevivir en un apartamento sin amueblar a las afueras de la ciudad.

Si ella no hubiera aceptado ese maldito trabajo de medio tiempo, no tendrían ese estúpido colchón como único adorno en su triste hogar. Si ella, oh, ella, no hubiera elegido amar a Nigel hace unos meses, él no tendría por que estar en medio de una tormenta de agua nieve en medio de la nada.

¿Por qué?

La pregunta le invadía todas las noches al compartir el colchón, al verla dormir.

Todas las noches Nigel pudo haber tenido la oportunidad para escapar, pero no había tenido el valor hasta ese día. ¿Por qué Abigail confió en el? ¿Por qué ella no escapaba? ¿Por qué siempre que tenían una pelea ella se aferraba a él? ¿Por qué no lo dejaba escapar de una maldita vez?

¿Por qué Abigail esa tarde tuvo que hablar con él? ¿Por qué compartir su estúpido secreto?

¿Por qué ella seguiría ahí? ¿Por qué no se podía ir?

Volver a casa todos los días le presentaba un reto y aunque durmiera menos cálido, las calles le hacían una promesa de no tener que soportar peleas innecesarias y reconciliaciones absurdas.

Era demasiada presión tener que soportar a esos dulces ojos cada mañana y ver la decepción propia que reflejaban. Sabia que ella merecía algo mejor. ¿Por qué se quedaba a su lado?

Nigel se quedo ahí un momento, contemplando la oscuridad y su viejo auto estacionado sin cuidado con la puerta del piloto abierta y el motor andando. Cualquiera podría llevárselo, pero ni un alma se avecinaba por aquel lote valdío.

Advirtió por el rabillo del ojo una figura curiosa que lo observaba desde su casa, no muy seguro de salir a cerciorarse de que todo estuviera tranquilo. Pensó lo que seguramente estaría pensando aquella persona: pobre hombre, triste al borde del colapso, sin una vida cómoda que ofrecer a su pareja o una estabilidad de ningún tipo que ofrecerse a si mismo.

Antes de causar mas alboroto, recordó la promesa que se había hecho a si mismo y a esa mujer que le llevo al borde de la histeria.

Siempre estaré contigo. Pase lo que pase.

A veces creía, cuando conducía agotado a casa, que simplemente estaba loco; volver voluntariamente a esa tortuosa vida cada noche...

Pero esa noche al pasar al supermercado por los encargos, supo instantáneamente que debía regresar. Esa noche, por primera vez en meses, no dudó en cruzar el pórtico y abrazar a Abigail, envuelta en rabia por lo sucedido al dejar a Nigel marcharse. Aquel abrazo silencioso fue suficiente evidencia para borrar los restos de incertidumbre que ella tenia acerca si volvería a compartir el alquiler, y el beso robado le recordó aquella promesa.

Quizá ambos estaban locos, porque permanecieron juntos cuando la prueba del supermercado fue positiva.