Chapter 1

Acababa de abrir sus ojos, ya era de día, su hermoso sueño ya se había acabado, era hora de volver a la realidad. Se asomó por la ventana y pudo ver su pueblo, el pueblo del norte, en el que había nacido y como siempre al ver el panorama que existía se derrumbó en la cama cerrando los ojos. Era desalentador observar lo que la rodeaba.

En el pueblo reinaba la hostilidad, hostilidad dirigida hacia el pueblo vecino, el del sur. En el medio de los dos pueblos estaba la alameda, el único sitio donde los miembros de ambos pueblos podían estar sin matarse unos a otros, o al menos eso es lo que parecía, claro que casi nunca por no decir nunca se acercaban por allí.

El odio entre estos dos pueblos se había iniciado tres años antes de que ella naciese. Por aquel entonces los dos pueblos estaban unificados, aunque pueda parecer extraño esto era así hasta que una de las ancianas más sabias llamada Tsubaki hizo la primera de sus profecías: "El vientre de una mujer de cabello helado será el inicio del demonio maldito que destruirá el pueblo y a los que en el vivan"

Los habitantes empezaron la búsqueda de la mujer de cabello helado pero al no encontrarla dejaron de lado la profecía Tsubaki y fueron dejando que la tranquilidad regresase. Pero al cabo de tres meses, un antiguo guerrero muy querido por todos regresó al pueblo con su hijo mayor y su nueva esposa que estaba embarazada. La mujer era muy hermosa su característica mas especial y la que le aportaba mayor belleza era el pelo plateado que casi parecía hielo, la mujer de la profecía ya había sido encontrada.

En ese momento todos empezaron a tomar sus propias decisiones.

Unos querían echar a la familia del pueblo y otros por la estima que tenían al guerrero querían que ellos no se marchasen. Ese era el principio del conflicto, todo se decidió cuando la mujer dio a luz a un hermoso niño con el pelo plateado y los ojos dorados con un extraño símbolo en la frente, una luna. Ese era el símbolo de la famosa maldición. Se empezaron a suceder ataques extraños al pueblo que nadie sabía quien propiciaba pero las culpas recaían en el pequeño que aún no había nacido. Nadie quería seguir sufriendo la maldición y si como decían la maldición solo acababa de comenzar no querían ni imaginarse lo que pasaría dentro de algunos meses.

Los intentos de matar al bebe sucedieron poco tiempo después ocasionando que el pobre se quedase de por vida con unas cicatrices a ambos lados de la cara de un color bastante extraño, de color púrpura. Su madre al ser la traedora de la desgracia fue asesinada una noche de invierno. Al día siguiente el padre y la mitad del pueblo que estaban a favor de la familia decidieron atravesar la alameda y establecerse en otro pueblo donde el bebé pudiese crecer feliz.

Cuando se establecieron felizmente separados de los pueblos, en cada uno de ellos se empezaron a sufrir ataques tal y como sucedía pensando que era por el niño. El pueblo del Norte de donde se había expulsado al niño fue acechado por plagas, hambruna y guerreros que aparecían muertos en la cama, atravesados por espadas, todas estas desgracias tenían la firma del demonio.

Pero de eso ya han pasado 20 años, es mejor que ahora nos centremos en el presente donde casi todos los días hay una batalla y la situación se vuelve más crítica.

Ella se llamaba Kagome, tenía diecisiete años y era una joven muy querida en el pueblo por ser la hija del hombre que había matado hace tres años a la portadora del maldito. Sí, ella pertenecía al pueblo en el que se pretendía día tras día matar al maldito traedor de desgracia para el pueblo, era la llamada "sagrada" querida en el pueblo del Norte.

Su padre, siempre estaba preparado para defender al pueblo al precio que fuese, y eso hacía un año le había pasado factura. En una misión para matar al demonio lograron llegar hasta la casa donde se encontraba pero no pudiendo avanzar mas el padre de Kagome que tenía por nombre Sato, se tuvo que enfrentar al gran defensor del demonio, es decir su padre.

Inutaisho, que así se llamaba no iba a permitir que su hijo fuese aniquilado por unos cuantos fanáticos seguidores de las profecías de una vieja loca por eso se enfrentó con Sato y el vencedor había sido este último. El demonio que en ese momento ya tenía 19 años pudo salir en defensa de su padre y aunque no lo salvó mató al hombre que se lo había arrebatado.

Esa era la triste historia de Kagome, su madre muerta al traerla al mundo y su padre matado por haber matado al padre y a la madre del demonio. Así eran las cosas, ella no podía hacer nada. La gente no le hacía caso ya que solo tenía diecisiete años, solo la veían como la que mataría al demonio ya que la anciana hizo una segunda profecía: "El demonio morirá a manos de la joven que sienta el dolor de la perdida provocada por el maldito, ella será nuestra salvación, la sagrada erradicará el gran problema"

Desde esas palabras todos dieron por sentado que la joven era Kagome.

Salió de su casa en dirección a la alameda donde pasaba la mayor parte del día sin que nadie la molestase aunque a veces su ahora protector Inuyasha la iba a buscar. Inuyasha era un joven moreno de 26 años, con el pelo largo, encargado de la protección de la joven "sagrada" y de su entrenamiento para la supuesta lucha con el "demonio".

Ella no necesitaba ninguna ayuda de Inuyasha, desde pequeña su padre le enseñaba todo lo que podía ir aprendiendo del arte de la lucha cuerpo a cuerpo, incluso llegó a enseñarle a usar el arco, pero ahora el era lo mas parecido que tenía a un hermano mayor y lo apreciaba bastante.

Al llegar a la alameda empezó a canturrear después de dejar en el suelo la mochila en la cual siempre llevaba su arco y algunos objetos personales. Se sentó al pie de un árbol y cerró los ojos, solo intentaba evadirse de aquella eterna pesadilla en la que vivía, ella nunca había visto a ese demonio y aunque sabía que era cruel por naturaleza no había intentado matarla por lo que pensó que la gente estaba exagerando al decir que ella tendría que matarlo. Era una locura, ella no iba a matar a un "ser" que ni siquiera conocía.

Nadie del pueblo Sur conocía a Kagome en persona, todos habían logrado mantenerse alejados de ella y sus vecinos siempre intentaban tenerla lo suficientemente protegida para que nadie del otro pueblo se acercase. Lo mas gracioso es que en todo el pueblo Sur solo una persona conocía el nombre de la "sagrada" y esa persona le había prometido a alguien muy importante que nunca se lo diría a nadie.

Kagome abrió los ojos al notar una mirada posada sobre ella, pudo notar como alguien se alejaba, pensó que solo había sido Inuyasha comprobando que ella estaba bien.

Unos niños de unos 5 o 6 años aparecieron en ese momento en la alameda y al verla se acercaron hasta ella diciéndole un gran y sonoro hola.

- Hola, que hacéis vosotros por aquí?- pregunto Kagome mientras se levantaba.

- Estamos escapando de la monstruosa chica sagrada- contestó el niño pelirrojo.

- Monstruosa? ¬¬U

- Es solo un juego ^_^ no le hagas caso a Shippo, estábamos jugando a que la chica sagrada nos perseguía- dijo la niña que se llamaba Rin.

- Quien os ha dicho que la chica sagrada es monstruosa?

- ¬¬ Que inculta- murmuró Shippo llevándose un codazo de Rin

- Todo el mundo lo sabe desde siempre nos han dicho que no nos acerquemos aquí porque la sagrada puede estar cerca pero como nos aburríamos en el pueblo decidimos venir aquí pero no se lo digas a nadie y mucho menos a Sesshomaru.

- Sesshomaru?- preguntó extrañada Kagome

- Decididamente esta chica es tonta- dijo Shippo

- ^_^ No le hagas caso- le informó Rin- Sesshomaru es el protector de nuestro pueblo es muy serio y callado y cuando está pensando en su futuro es bastante arisco conmigo pero aunque la gente piense que el es cruel y frío a mi me trata muy bien y siempre me protege cuando los niños se meten conmigo.

- Así que ese Sesshomaru es el demonio- dijo inconscientemente Kagome

- O_O Rin vámonos esta es una de las seguidoras de la sagrada seguro que ahora se transformará en un monstruo y nos comerá.- dijo Shippo agarrando a Rin de un brazo e intentando alejarla de Kagome.

- No digas tonterías Shippo no ves que ella es una forastera? No sabe quien es Sesshomaru y solo conoce los rumores que la gente del otro pueblo dice, ella no es del pueblo Norte es demasiado buena para serlo.

Kagome no podía creer que ellos pensasen que ella tenía que ser un monstruo por ser la "sagrada" y había descubierto que para ellos el demonio era su "protector", todo variaba según el punto de vista. Ellos pensaban que los malos eran los seguidores de la sagrada mientras que en su pueblo el malo era Sesshomaru.

- Oye Kagome… te llamas así no?- dijo Rin al mirar que tenía una mochila en la que tenía su nombre escrito- pareces cansada que te parece si te quedas en el pueblo seguro que te puedes quedar con nosotros Sesshomaru te dejará.

Kagome ahora tenía mas ganas que nunca de conocer al demonio por lo que parecía el no era tan malo como decían y de ser así ella podría ser la que trajese de nuevo la paz entre los pueblos pero para eso tenía que ir con esos niños. Estaba decidido investigaría un poco por su cuenta, estaba harta de estar siempre vigilada por todo su pueblo solo porque esperaban que en un futuro ella matase a alguien, eso se había acabado. Quería ver con sus propios ojos si el "demonio" existía o solo era una invención de la imaginación de los aldeanos.

Por el camino se enteró de que Rin y Shippo eran huérfanos pero gracias a Sesshomaru vivían con el en su gran casa que mas que una casa parecía un palacio rodeado de una muralla, la protección era bastante. Rin también le contó que la gente le tenía un gran respeto a Sesshomaru pero que el nunca hablaba directamente con los aldeanos solo hablaba en ocasiones con algunos guerreros en los que tenía confianza y cuando estaban a solas también lo hacía con ellos.

Decididamente Sesshomaru era extraño y misterioso pero a ella le gustaban los misterios.