Disclaimer: J. K. Rowling es la dueña y creadora de todo lo que reconozcan. Lo que no, es un invento de mi cabeza, pero nadie me paga por mis locas ideas.

Regalo de cumpleaños (atrasado) para Angie (Angie Friki Black), mi hermana más menor de las menores.

Gracias a Dae (Daenerys Friki Black) por el beteo.

Este fic es parte del Universo de la Familia Friki.


Ángeles encarcelados

Zaniah iba entrando con mucha precaución a aquel lugar. Era escoltada por dos aurores, ya que no encontraron adecuado que un dementor fuera su acompañante en esas circunstancias. Iban camino de lo que llamaban la Enfermería, pero ella estaba casi segura de que el lugar al que se dirigían no era utilizado más que en emergencias.

Entraron a una sala un poco más clara que el resto de la prisión, la cual tenía un par de camas, todas ellas de metal y con esposas mágicas. En el fondo alcanzó a vislumbrar unos mechones negros muy conocidos por ella. Avanzaron lentamente por la sala, hasta llegar junto a la que alguna vez consideró una madre.

Se veía demacrada y muy mal conservada. En sus años fue muy hermosa, pero ahora estaba reducida a un despojo humano, que lo único que hacía era retorcerse y gritar. En cuanto la reconoció, Bellatrix lanzó un grito inhumano, y saltó hacia delante para alcanzarla. Zaniah daba gracias por las esposas que la sujetaban, ya que sin ellas, podía considerarse muerta. Protegió su estómago y sintió las patadas de los bebés, que comprendían el terror que su madre sentía al estar frente a esa bruja.

—Señorita, no era necesario que viniera hasta aquí —uno de los aurores se dirigió hacia ella—. Bien podríamos habernos encargado nosotros.

—No —la voz de Zaniah era decidida—. Debía hacerlo yo.

—Es ese caso, la llevaré hasta ellas —dijo la voz dura del sanador de la Enfermería—. Por aquí.

Una de las esquinas de la sala estaba tapada por una cortina gruesa, que impedía que se escucharan los gritos de la mujer. Al traspasarla, vio a una de las asistentes de sanador mirando a las bebés. Se acercó lentamente al intento de cuna que habían hecho y vio dos pequeños cuerpecitos, los dos envueltos en tela blanca. Las pequeñas dormían profundamente, susurró para no despertarlas.

—Muchas gracias —el sanador sólo asintió, mientras la asistente sonreía. Un par de lágrimas se formaron en los ojos de Zaniah, pero estas nunca cayeron. No podía demostrar debilidad.

Con mucho cuidado, levantó a una de las pequeñas, la que había nacido primero, según le informó el sanador. No había pensado en nombres para ellas, pero supo cómo iban a llamarse.

—Alhena Elizabeth —el pergamino que tenía el sanador se fue rellenando y finalmente anotó Lestrange como apellido. Zaniah le entregó la bebé a la asistente y tomó a su gemela de la improvisada cuna.

En cuanto tocó a la pequeña, está despertó. Sorprendentemente, no soltó ni un sólo llanto, simplemente se quedó ahí, mirándola. —Evangeline Procyon —el nombre de un ángel, tal como se veía ahora la pequeña.


En la salida de Azkaban le entregaron su varita y transfiguró una roca en un coche de paseo muggle que había visto en una revista. La asistente del sanador la ayudó a dejar a las bebés dentro y luego se desapareció.

Comenzaba a llover y colocó un hechizo repelente del agua al coche y uno de calefacción a las pequeñas. Unas gotas cayeron en su pelo y rápidamente hizo lo mismo con ella. Las patadas de los mellizos dentro de ella la relajaron un poco, pero después recordó que tendría a sus hermanas y además a sus bebés. Vaya trabajo que le esperaba, menos mal que tenía a Ches, aunque ella igual tenía su tormento andante.


Hola

Angie, no me crucees *súplica*. Esta bien es un poco tarde, pero es mejor tarde que nunca. Dime si te gusta, si no, o avísame si quieres crucearme.

Besos

Leonor