Cuando me quiero dar cuenta, no sé mi opinión sobre este tema. Porque me gusta pensar que Lucius nunca eligió lo que es, pero la verdad es que mi lógica me dice que sí.
Bueno... yo sitúo la historia justo un día antes del ataque en el Ministerio. Aunque en un principio empecé a escribirla como antes de ir a Azkaban pero entonces pensé: ¿Cómo va a estar en su casa? Entonces ya me quede como puff... qué he hecho. Y éste es el resultado.
Cerca del suelo
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Estando los dos cerca del suelo, soy capaz de rozar la luna. Era lo menos creíble que le habían dicho a Narcissa en toda su vida, pero había optado por hacer que lo creía. No era del tipo de cosas que Lucius le podía decir, y menos en una de sus primeras citas, pero esa frase era la que se reflejaba en su anillo de bodas cada vez que pensaba en él. Y más ahora que ha marchado.
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Llovía. Como no llovía hacía mucho tiempo. Y ella ya notaba que estaba diferente, que él no dejaba de mirar su brazo, de quejarse de dolor, de encerrarse en la habitación e incluso le había oído llorar. Pero no preguntaba, nunca ha preguntado. Siempre opta por que decidan si tiene que estar informada o no.
Lo siento. Y ésta vez le cree. Porque hace veinte años era él quien perseguía al Señor Tenebroso. Pero las cosas han cambiado. Dumbledore le vigila muy de cerca y últimamente se mueve entre un aire que tiene la densidad mas espesa, como arenas movedizas. Pero Lucius está atrapado de por vida en ellas. O flota, con las consecuencias que eso traerá, o se hunde. Pero él quiere seguir flotando, y Narcissa ha aprendido a vivir con ello.
Tiene que irse, no por una noche, no por una semana. Se va, y la deja sola. Ya no tiene a Draco, porque después de esto se irá con él. Pero la piel de su hijo no está hecha para tratarse así. Y ella tampoco. Si no se puede mover del cálido sillón, no sabe cómo andará ella sola al día siguiente, cuando en su casa sólo quede ella.
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Ya es de noche, ninguno llora, pero ninguno habla, ninguno quiere estropear la última noche que les queda. Y puede que en mucho tiempo. La mano de Lucius tiembla, pero su mujer está igual. Y bajó el brazo de él siente frío, un frío que ya le ha llenado todos los poros de su piel.
- Cissy… Toca el suelo, no te olvides. Mientras te mantengas pegada, con los pies firmes, yo seré feliz y sabré que sigues aquí. Viva, cuidada.
- Y… y ¿si vas a Azkaban?
- No creo que pueda ser peor de lo que ahora me espera – Puede que incluso sea mejor –.
- Lucius
- ¿Sí?
- Te quiero
Al día siguiente, antes de partir recoge su anillo, siempre guardado en el lugar más seguro y se lo cuelga al cuello. Se mira el antebrazo y siente que el estómago le da vueltas. Sigue adelante, porque no puede hundirse, no debe. Narcissa le necesita, y él a ella. Y los dos tienen que seguir vivos para cuanto todo acabe, permaneciendo cerca del suelo. Con los puños cerrados y los labios apretados. Reteniendo lágrimas, haciéndose daño a ellos mismos. Pero con los pies firmes.
Penoso, ya lo sé... Al menos para mí (Aunque no lo admitáis seguramente también para vosotros) Pero bueno, aunque sea un review para agradecerlo...
Un beso,
Swanny
