"Desearía que las cosas fueran diferentes y amarte solo a ti, pero no puede ser así"

Escapé del mundo de los demonios dos veces, la primera vez trataba de huir de mi destino, de la maldición que yace en los de mi especie, lo que nunca esperé fue enamorarme, lo único que hice fue ponerlo en peligro, casi lo mato, y fue entonces cuando me decidí por borrar sus recuerdos y volví a huir, en mi camino descubrí que lo único que hice fue despertar mi naturaleza y fue así como ellos me encontraron y me llevaron de regreso al mundo de los demonios.

Descubrí que la presión que tenía sobre mis hombros era mayor, tenía que preservar mi linaje y para esto, tendría que concebir un hijo del señor de los vampiros, sólo había un problema, me había enamorado de un humano.

Esa misma noche cuando la luna del Makai se tornó azul fue entonces cuando decidí escaparme, esta vez no fue tan fácil, todos los portales estaban custodiados por los guardias de mi padre, unos pasos se acercaban a mi cuarto, era el momento, salte por la ventana, solo traía un camisón negro, abrí mis alas, era cuestión de segundos para que las sirvientas sonarán la alarma.

Fue entonces cuando escuché los gritos de mi padre, pero ya me encontraba lejos, desde el cielo buscaba un portal, pero no hallaba alguno que no estuviera custodiado, fue entonces cuando recordé una leyenda que solía contarme mi madre,en la que hablaba sobre un lugar en lo más remoto del bosque donde todos los mundos convergen, en el cual si das un mal paso podrías despertar rodeado de serafines apuntándote sus flechas solares a la cabeza o un lugar donde los monstruos no tienen cola, ni cuernos sino que visten de traje. Correría el riesgo, preferiría morir a manos de un serafín que dejar que la maldición se vuelva más fuerte, y eso sólo pasará si me quedo aquí.

Estaba tan cerca, escuchaba a lo lejos los remolinos que se formaban, esa era mi oportunidad me adentré en uno de ellos, la fuerza que tenían era sorprendente, por un momento tuve miedo, pero recordé su mirada, y sabía que tenía que volver, tal vez él no me recordará pero quería verlo feliz, le dí esa oportunidad al desaparecer.

La fuerza del remolino me expulsó en un bosque, había chocado contra un árbol, mis alas habían desaparecido en mi espalda, todavía no me acostumbraba a ellas, estaba muy lastimada, moretones por todo mi cuerpo, mi camisón estaba rasgado, sonreí al recordar la primera vez que había salido de uno de esos portales, ese mismo día lo había encontrado, pero ya tenía tiempo de eso.

El caminar se me hizo muy difícil, pero me sentí aliviada al sentir el calor del sol, tocando mi rostro, el mundo humano, comencé a caminar pero todo a mi alrededor eran árboles.

Cayó la noche, a lo lejos veía una enorme casa, necesitaba un lugar donde pasar la noche, deseaba que estuviese vacía, noches como esta el controlarse se vuelve muy difícil, y todo empeora si mi cuerpo está débil.

Un jardín de rosas blancas se extiende enfrente de mí, alcanzó a vislumbrar una figura en medio de este, conforme me voy acercando, esta se percata de mi presencia, es un peliblanco que me mira intrigado y al parecer molesto.

-¿Quién demonios eres y qué estás haciendo aquí?- Él gritaba conforme me iba acercando, con cada paso que daba yo me iba tambaleando, mi cuerpo ya estaba muy lastimado y mi ropa hecha jirones, cuando me iba a desvanecer sentía que él rodeaba mi cuerpo para evitar que me cayera.

-Pensé que no te volvería a ver- Dije con mis último aliento


Espero que les guste esta nueva historia, dejen sus reviews, comentarios, preguntas y lean mi otro fic La sangre llama a la sangre.

¡Nos leemos!