Hades está empeñado que Radamanthys salga en busca del amor de su vida, pero al juez de Wyvern lo único que le importa es ponerse al día con el trabajo y entrenar como es debido. No tiene ni la más mínima intención de tomar vacaciones. Hades no va a tolerar esto.


¡HOLA A TODOS! Este fic lo escribí bastante rápido. Creí que lo estrenaría después del Idus de Marzo, pero aquí lo tienen. Es el último que escribo para el Inframundo, al menos de momento: con el próximo regreso al Santuario de Athena. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. En esta ocasión, sumen 5 años a las edades del canon (sí, hubo cambio de año, recuerden). O si les resulta más fácil y menos complejo, dense una vuelta por el perfil de Ekléctica, donde encontrarán la línea de tiempo oficial: al principio de cada año aparecen las edades.

Un especial agradecimiento a Seika Lerki, Tsuyu Ryu y Ekléctica (El Concilio del Fic), madrinas y lectoras de prueba de este fic, que además de incentivarme y animarme a escribir, aplacaron mis instintos asesinos y varios personajes vivieron para contarlo.

Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D

Por cierto, ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ABBY! =D


Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al genialísimo Masami Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. D8 ¡NO TENGO FINES DE LUCRO!


ADVERTENCIA

Cualquier coincidencia con la realidad, con situaciones reales y semejanzas con personas vivas o muertas, es una mera coincidencia. Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. Debido a la naturaleza de algunas escenas gráficas, se pide extra cuidado. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.

¡No intenten nada de esto en casa!


"XXII. FACTA, NON VERBA"
("Hechos, No Palabras.")

Apertura: Vacaciones para el Gruñón.

Cobán, Guatemala.

20 años atrás.

No se podía soltar.

Tenía las manos atadas a un poste y por más que tironeaba no se podía soltar. No sabía porqué estaba allí, ni tampoco podía ver mucho más que el poste y la cuerda a la que estaba sujeta. Tenía miedo. La inminencia de la muerte le bombeaba los sentidos y hasta sentía la sangre helada debido a ello. Parecía estar dentro de una tormenta de arena y los vientos soplaban con fuerza de todas direcciones. Chillaba mientras tiraba de sus ataduras, incluso usando el peso de su propio cuerpecito, sólo logrando que sus muñecas comenzaban a sangrar.

Pronto…

Si no se equivocaba… algo vendría pronto.

"¡GRRRROOOOAAAARRR!"

El infantil chillido no se hizo esperar y erupcionó desde lo profundo de sus miedos. Un monstruo, similar a una serpiente y de ojos brillantes, cuyo cuerpo parecía estar hecho de humo y arena negra, abrió sus fauces y la atacó con ferocidad.

"¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!"

¡ZWAAAASH!

"¡GRRRRRRRRRRRRRRRRRR!"

Un zarpazo cortó el aire y aterrizó en el rostro del monstruo. Abrió los ojos solo para ver a aquella otra bestia, alada y de aspecto metálico, que le recordaba a un dragón, atacando con saña al monstruo que la había atacado y venciéndolo al cabo de unos momentos. Fue una pelea fiera, física y muy violenta, que no quiso ver si no por momentos, pues el choque de ambas criaturas aterraba su ya constreñido corazón. Tenía miedo, su vida peligraba y el dragón… también. Nunca veía el final de aquél combate, siempre despertaba cuando aún estaban peleando, nunca veía qué pasaba luego… Pero esta vez algo cambió.

La pelea se detuvo.

Nunca supo como, solo que el silencio se hizo ensordecedor. Levantó la mirada sin ver nada más que arena amarilla, suspendida en el aire como si de una neblina se tratase. Ya no había viento…

Y de pronto pareció materializarse la figura de la segunda bestia, aquél dragón, que sin dudarlo se acercó hasta quedar al alcance de su mano. Sus ataduras se soltaron y sus extremidades quedaron libres, pero no les puso atención: los ojos del dragón ocupaban todo su interés y se había perdido en sus profundidades.

Sintió un nudo en la garganta. La sensación de despedida le dejó un trago amargo en la garganta y no pudo evitar la expresión de dolor. ¡No quería que se fuera! ¡NO! Cualquier cosa menos eso. La bestia bajó la cabeza y pudo poner sus manos sobre su hocico. Era peligroso, un movimiento en falso y esas escamas seguro la cortarían bien feo, pero sintió el impulso de abrazarlo. ¡Necesitaba decirle que se quedara con ella o que se la llevara con él!

Pero al momento de concretar el abrazo… el dragón se evaporó como humo…

Maribel abrió los ojos. Todo había sido un sueño. Como siempre.

La pequeña de seis años estaba recostada sobre su cama, aferrando sus cobijas y su peluche. Hizo un puchero, aunque no por la pesadilla que había tenido, sino por la sensación que tenía de que pasaría muchísimo tiempo antes de volver a tenerla. Tenía ese sueño desde que recordaba, al menos dos veces al mes, pero aquella era la primera vez que veía al dragón que la salvaba tan de cerca. Lo triste era que, de alguna manera, Maribel sabía que ya no lo vería más. Era como si hubiera perdido un amigo entrañable, y hasta derramó algunas lágrimas.

La pequeña se levantó de la cama algo remolona y se limpió la carita con las manos y las mangas de su pijama: al menos el otro monstruo, esa culebra tan fea, ya no volvería a plagar sus pesadillas. Caminó hasta la ventana y se asomó fuera, abriendo un poco las cortinas. El cielo estaba inusualmente despejado y la luna estaba llena: iluminaba con tanta fuerza que parecía que le daba un color plateado a todo. Era como un farol que iluminaba todo.

Maribel hizo un puchero, no podía ver las estrellas.

Suspiró.

"Yo me quería quedar con el dragón…" Se lamentó bajando la cabeza.

Algunas lágrimas cayeron sobre el alfeizar de la ventana.

Minutos después, Maribel volvió a la cama.


Inframundo. Caína.

Actualidad. 11 de septiembre, 17:45 hora local de Grecia.

Si había alguien trabajólico en el Inframundo, ese era Radamanthys. El cascarrabias más celebre del ejército de Hades siempre estaba ocupado en algo. Ya fuese impartiendo juicios a las almas que llegaban a sus juzgados, entrenándose a él mismo y a su gente, estudiando en su biblioteca o sufriendo por las incompetencias de quienes le rodeaban, siempre se lo veía con alguna actividad en progreso y nunca descansando.

Quizás por eso era tan malgenio y se comunicaba a gruñidos la mayoría del tiempo.

Ah no… no. Eso no era del todo cierto. Si bien era verdad que su propia carga de trabajo (autoimpuesta) lo tenía muy grave todo el día, también había otros factores que contribuían a su mal humor. ¿Algún ejemplo?

Justo en ese momento atajó en el aire una piedra que llevaba curso de colisión con su cabeza. Gruñendo para sus adentros la observó con desdén antes de mirar hacia su derecha.

"¡RADA!" Lo saludó Minos a la distancia agitando los brazos, con una enorme y frustrante sonrisa en el rostro. Tenía un papelito en una de sus manos. Junto al Grifo, Aiacos tenía una actitud más tranquila y reposada. "¡TENGO LA ÚLTIMA ECO DE MI ENGENDRO! ¡VEN A VERLA!"

Argh. Encima el muy maldito de Minos se veía contento. Rada tuvo un tic en el ojo. Cierto que tarde o temprano terminaría viendo la eco, pero no en ese momento, no tenía ganas. Además era tarde, estaba molesto, tenía trabajo, no tenía paciencia para lidiar con Minos y Aiacos le daba mala espina ese día. Algo escondía el muy maldito y no. ¡NO ahora! Rada rodó los ojos, extendió su brazo hacia sus colegas y les enseñó dos dedos antes de reanudar su marcha, rumbo a la arena de Caína.

Una gran gota se deslizó por las cabezas de Minos y Aiacos. Suspiraron al mismo tiempo: no se sintieron muy ofendidos, pues sabían como era su tercer hermano, pero no dejaba de ser irritante.

"A ese seguro le cambiaron el té que toma al desayuno." Comentó Aiacos cruzándose de brazos. "Esperemos que para la cena esté de mejor humor."

"Al menos que deje de gruñir." Minos no parecía afectado: volvió su atención hacia la eco. "¡Mira que linda imagen! Este bebé está cada vez más definido. ¿Crees que se parece a su mamá?"

"Que sea lo mejor no más. Preferiría que se parezca a ti, por cierto." Suspiró Aiacos, sin molestarse en ser diplomático. Después de todo, Ingrid no le caía bien y sabía que había tenido algunos roces con Minos las últimas semanas. Mejor cambiaba el tema al ver que el juez de Griffin no lo miraba muy contento. "¡Argh! Nunca sé qué quiere decir Rada cuando muestra los dos dedos."

"El mensaje es claro, Aiacos, ¡Tan tonto no eres!" Reclamó Minos. "¿Por qué dices que no sabes qué quiere decir?"

"Porque nunca sé si nos está indicando una victoria, el número dos, el cinco en romano o si nos está insultando."

Minos levantó las cejas y dejó ver sus ojos por entre su flequillo, pensando en el alcance de Aiacos. Enseñar los dos dedos podía tener bastantes significados. En algunas partes del mundo, era el símbolo de la victoria, pero en Inglaterra equivale a mostrar el dedo medio. También podía indicar el número dos, pero debido a la profesión de Radamanthys (era historiador) bien podría estar refiriéndose al número cinco en romano.

Los chistes de los historiadores no suelen tener mucho sentido después de todo, por lógicos que sean. ¿Por qué el cinco romano? Pues es una "V", la misma figura que se forma al enseñar los dos dedos.

"Ya lo acosaremos en la cena." Dijo Minos encogiéndose de hombros y guardando la nueva eco entre su sapuri. "Vamos, todavía tengo que mostrarle esto a Violate."

Los jueces decidieron hacer abandono de Caína en busca de la espectro de Behemoth. Rada por su parte siguió caminando hacia la arena, gruñendo pestes entre dientes: lo peor de su día es que apenas había tenido motivos para estar enojado, sus espectros se habían portado como angelitos.

Quizás habían detectado temprano que el usual mal humor del jefe podría ponerse peor, por lo que ninguno quiso darle excusas de explotar en palabras malsonantes y sufrir dichos efectos colaterales, que bien podrían ser palizas de las que asustan durante el entrenamiento.

Astutos, se les reconoce.

"Bloody specters…" Medio farfulló en inglés. Arqueando media uniceja, miró por encima de su hombro como sus colegas se alejaban y apretó los dientes.

De los tres jueces, Rada era el único que nunca tenía juicios de almas pendientes. La verdad el tipo no se iba con rodeos: miraba la lista de faltas, revisaba los casos y sencillamente despachaba el asunto sin darle mayor vuelta y ya, y en los casos que tenía dudas, simplemente los derivaba por el conducto regular que correspondía sin mayor demora. No se quedaba a saber detalles, ni a meditar mucho el asunto, pues consideraba que eso producía atrasos innecesarios. Por este motivo siempre estaba al día y no dejaba juicios pendientes al terminar la jornada. Aiacos por su parte, y al ser el único abogado de los tres, se tomaba el trabajo algo más en serio y casi todos los casos que veía tenían una revisión más a fondo, y hasta permitía que el alma en cuestión explicara sus razones para llegar a un fallo más justo. Eso lo demoraba un poco, pero sus atrasos no eran tan exagerados. Bastante normales y aceptables si se quiere incluso.

Minos en cambio… ¡Uff! De no ser por Lune estaría permanentemente atrasado. Veía las apelaciones que le llegaban de Caína y Antenora y además tenía que lidiar con su propio flujo de almas por juzgar, lo cuál lo retrasaba bastante. Por si fuera poco, era el encargado de enviar los casos más difíciles a Hades para su sentencia final. No, no era abogado, había estudiado negocios y finanzas, pero por lejos y contra todo pronóstico era bastante bueno en esta misión.

Pero de que estaba atrasado, lo estaba.

Rada farfulló de nuevo y siguió avanzando. Al menos Minos no era un vago. Llegó a la arena donde fue saludado por algunos de sus hombres que entrenaban allí a esas horas. Valentine de la Harpía, Queen de Alraune y Sylphid de Basilisco por lo visto habían terminado sus rutinas y estaban conversando un poco antes de retomar sus actividades. Hmpf. Mejor los apuraba un poco antes de que creyeran que estaban de vacaciones.

¿Dónde andaba Gordon del Minotauro? GRRRRRR.

"Queen. ¿Tú no tienes turno en Giudecca hoy?" Preguntó de pronto Radamanthys, quien se fijó en los otros dos. "¿Ya terminaron todos los pendientes del día que están tan contentos?"

"¡Señor Radamanthys!" Lo saludaron los tres.

"Todo a punto en Caína, señor." Anunció su lugarteniente. "El juzgado cerró cumpliendo lo juicios programados y comenzaron a ejecutarse las nuevas sentencias." Terminó de explicar Valentine, mientras sacaba su botella de agua para tomar un sorbo largo.

"Vamos a necesitar algunos implementos en las prisiones, señor." Explicó Sylphid. "Lo puse en mi informe."

"Hoy es mi día libre." Dijo Queen. "Me escapé de Violate antes que se arrepintiera."

"Hmpf." Rada se cruzó de brazos. Miró de reojo a Valentine con curiosidad: de un tiempo a esta parte parecía que cada vez que lo veía estaba tomando agua. Bah. "Me molesta que estén ociosos. ¡Largo de mi vista y busquen algo productivo!"

"Estamos en eso, señor. Unos segundos y nos vamos."

"¿Cinco minutos para socializar?" Preguntó Queen con una sonrisa.

Rada tuvo un tic en el ojo. Queen siempre pedía cinco minutos, incluso cuando estaba bajo su mando. No era mal espectro, si lo presionaban trabajaba bastante bien, pero ¿Cuál era esa manía de andar pidiendo siempre minutos para socializar? Siempre había algo que hacer. ¡Siempre! La guerra con Xibalbá les había atrasado muchísimo y aún tenían cabos sueltos que atar. Si no tenían trámites burocráticos para terminar o poner al día, ¡Por último que fueran a ayudar a la reconstrucción! Aún quedaban prisiones que reparar y edificios qué parchar.

¡Es más! Es lo que pretendía hacer en unos momentos.

"Pueden socializar mientras hacen algo. ¡El Inframundo no se va a reconstruir solo!" Rada se cruzó de brazos muy grave. Val eligió ese momento para tomar otro sorbo de agua. "¿Cuánta agua has tragado hoy, Val?"

Ooooh, eso sí merecía su atención. El consumo de agua de su lugarteniente se había disparado mucho el último tiempo. De tomar casi nada hasta hacía unos meses, a tragarse medio océano si le daban la oportunidad. Bajo condiciones normales no le habría molestado, pero por instinto Rada creía que no era normal y comenzaba a fruncir el ceño cada vez al respecto. Le molestaba casi tanto como el consumo insano de dulces y chocolates.

Y Valentine lo sabía, por eso aguantó la respiración al escuchar la pregunta.

"Solo la normal, señor."

"¿Cuánto es lo normal?"

"Err…" Valentine irguió la espalda. "Solo es agua, ¡ni que fuera alcohol!"

"O chocolates." Intervino Sylphid, entrecerrando los ojos. "Hoy te vi comiendo al desayuno."

"¡¿Ya habías comido?!" Gruñó Queen, con las manos en las caderas. "¡Te vi con una de esas después de almuerzo!"

Conste, tanto Queen como Sylphid se preocupaban de su amigo y compadre y trataban de que le bajara a los dulces, pero tampoco iban a dejar pasar una oportunidad para dejarlo en evidencia ante su jefe directo.

No hay amistad sin bullying después de todo.

"¡Valentine!" Exclamó Rada llamándolo al orden. El aludido se puso firme.

Sí. Valentine tenía un problema con el agua y una severa adicción física y emocional a los chocolates. Minos decía que el consumo de dulces se debía a que intentaba compensar los vacíos afectivos de su vida (era huérfano). Rada solía estar pendiente de sus espectros y reconocía cuando alguno podía no estar del todo saludable. Un espectro enfermo, después de todo, no rendía como se suponía. Había notado casi desde el principio que los hábitos alimenticios de Val no eran del todo apropiados, y hasta le había prohibido comer más de una barra de chocolate a la semana, en un esfuerzo para que comiera más sano. ¡Era la única orden que su lugarteniente no lograba cumplir a cabalidad!

Sod it, Valentine! ¡Te dije que le bajaras a los dulces!" Exclamó Radamanthys. La harpía tragó saliva.

"¡Pero si ahora no estoy comiendo nada, señor!"

"¡AHORA como bien dices!" Rada les dio un zape a Sylphid y a Queen que comenzaban a reír entre dientes. "¿Están diciendo la verdad?"

OUUUUCH!" Protestó Queen. "Sí: lo vi al almuerzo."

"Eso hacen dos barras." Dijo Sylphid, sobándose la cabeza. "Porque sí lo vi al desayuno." Rada le dio un zape a Valentine.

"¿Y cuánta agua dices que llevas hoy?"

"AUCH. ¡Basta señor! Solo llevo… como cuatro botellas, no llevo la cuenta exacta." Valentine miró feo a sus amigos. "¡Traidores!"

"¡Es por tu bien! Estás tragando agua como camello sediento para compensar todos los dulces que te morfas." Protestó Sylphid.

"¡No le veo lo malo a tener sed!" Gruñó Valentine. "¡Ni que fuera alcohol!" Insistió entre dientes.

"No, no lo es." Rada entrecerró los ojos. "Pero es mucha. ¡Y muchos dulces!" El juez sujetó a Valentine por la solapa y lo levantó en el aire. "TE DIJE que no quiero que comas tantos."

"¡No volverá a pasar, señor! Lo prometo." Alcanzó a decir el pobre espectro del susto. Rada entrecerró los ojos: no le creía nada. Puede que lo cumpliera un par de semanas, pero no confiaba en que mantuviera su promesa en el tiempo. Lo dejó caer con estrépito en el suelo.

Era hora de intervenir.

"¡Redada de Dulces!"

Exclamó al tiempo que giraba sobre sus talones y se iba directo al casillero de Valentine de la Harpía en busca de golosinas, para luego pasar por su escritorio e incluso su cuarto, y así confiscar cuanta azúcar procesada encontrase. Pálido del susto, el espectro se apresuró en salir detrás de Radamanthys a ver si lo convencía de lo contrario, pero Sylphid y Queen le saltaron encima.

"¡Calma, Val! Veremos que tus dulces tengan un buen final." Le dijo Queen con una sonrisa.

"Es por tu bien, compadre." Lo animó Sylphid. "Es por tu bien."

A lo lejos, y luciendo una expresión preocupada, Hades observaba con atención el intercambio. Bueno, tendría que ponerle atención a lo de Valentine, no se esperaba ese escenario, pero de momento confiaba en que Rada lo manejase. No obstante…

"Se acerca octubre… Y ni luces da de querer salir de vacaciones." Comentó preocupado. Perséfone se le recostó en el brazo.

"Radamanthys nunca ha tomado vacaciones. Ni en ninguna de sus vidas." Comentó Perséfone. "Así nunca irá a Guatemala. ¡Va a perder su oportunidad!"

Ambas deidades tenían muy pendientes las palabras que Afrodita les había hecho hacía meses, y con desconsuelo veían que lo único que parecía interesar a Radamanthys era su trabajo. ¡Con razón no tenía novia! Nunca se relajaba ni cuando leía esos libracos que tanto le gustaban.

"No si yo puedo evitarlo." Dijo Hades hinchando el pecho y haciendo un puchero. "Es hora que tome medidas al respecto."

Perséfone lo miró sorprendida por unos instantes, pero pronto se dio cuenta de las intenciones de su marido, a quien besó en la mejilla. Hades no tuvo que explicarle su plan: la diosa de la primavera lo comprendió en el acto.

"¡Me encanta cuando te pones así!"


Cobán, Guatemala. Agencia de Turismo.

11 de septiembre. 9:45 hora local.

Maribel Sánchez, de veintiséis años, figuraba en esos momentos derrotada en la silla de su escritorio. Estaba sola con su prima en la oficina, pues aquél día no le había tocado guiar ningún grupo. Los demás, incluido su padre, se encontraban en terreno, lo que les daba a ambas una inusual privacidad.

Maribel trabajaba en la agencia de turismo de su familia, un negocio pequeño iniciado por su padre, cuyo desempeño era bastante decente, aunque exigía mucho trabajo al mismo tiempo. Al llevar tantos años en el rubro, se habían hecho de un buen nombre y los hoteles de la ciudad confiaban bastante en la gestión de don Danilo y su familia. El hombre era un apasionado de los viajes y entusiasta del patrimonio local, y se había dejado la piel en aquél negocio. Trabajaba principalmente con sus parientes (entre cuñados y sobrinos) y confiaba algún día poder heredarle su pequeño imperio a su única hija, Maribel, quien ya trabajaba con él guiando tours y expediciones por la zona (ganando su propio sueldo) y encargándose poco a poco de otros temas más administrativos.

La mujer, por cierto, detestaba trabajar con turistas.

Maribel tenía la impresión que aquél trabajo le succionaba el alma y la vida, pero la costumbre hacía de ella alguien conformista. Estudió turismo únicamente por la presión de su padre, quien ni siquiera consideró que a lo mejor su hija no quería tener nada que ver con dicha carrera. No era un mal padre, pero sí muy aprensivo, y el único modo que vio para asegurar el futuro de su querida Maribel fue que la muchacha siguiera sus pasos.

… Cuando la muchacha le dijo que quería estudiar Letras, solo la escuchó su madre. Intentaron convencer a su padre, pero nada les resultó. Maribel estudió turismo porque no se atrevió a llevar la contra, dejando sus sueños latentes en su corazón.

¡Odiaba su trabajo con toda el alma! Tanto así que hasta había comenzado a planear ideas que le permitiesen cambiar su situación…

… solo que no lograba encontrar la oportunidad para llevarlos a cabo. Solía acobardarse en el último momento.

"Si sigues así, un día de estos vas a tener un día de furia, Maribel." Le dijo su prima Claudia. "Ya deberías decirle a mis tíos que no son ellos los que te marcan el rumbo."

La familia Sánchez era numerosa y vivían todos en la misma ciudad. Incluso a pocas cuadras de distancia. Tanto Danilo como su esposa, Laura, venían de familias numerosas y eran los únicos entre sus hermanos que solo habían tenido una hija. Maribel sin embargo nunca se sintió sola, pues con todos sus abuelos, nueve tíos entre paternos y maternos, veinticinco primos y la tía abuela viviendo todos tan cerca, su casa siempre estaba llena de gente. Eran un clan adorable. Entre todos sus parientes, su prima Claudia era la más cercana y a quien consideraba su hermana mayor; al mismo tiempo era quien más la comprendía y conocía sus sofocaciones.

"¿Qué quieres que haga, Clau? No puedo llegar e irme así no más. Mis papás se morirían de la preocupación."

"¡Estaría bueno que te fueras, prima! Este trabajo te va a terminar matando. ¡Nunca lo quisiste!"

"Y aquí me tienes." Maribel hinchó las mejillas. "No puedo hacerle este desaire a mis papás."

Claudia bufó sonoramente. De entre todos los primos, Maribel era la única que había sido un perfecto modelo. Claro que se sabía divertir, parrandeaba como nadie, incluso tenía sus pecadillos por ahí bien ocultos (nada tan grave), pero jamás se atrevió a hacer las trastadas que todo adolescente hace, ni a tentar su suerte con los límites fijados por sus padres. Siempre fue muy obediente, nunca provocó un disgusto a los adultos, era la única de entre todos sus primos (y el ocasional tío) que no había sido la "vergüenza familiar del mes" ni una sola vez en la vida.

Siempre la ponían de ejemplo para los menores y Mari resentía esa responsabilidad, así como se arrepentía de no haber sido más rebelde mientras crecía.

"Sí, sí puedes. Vas, tomas tus ahorros y te vas. ¡Tienes un buen dinero ahorrado! Bien podrías comenzar a vivir en otro lado. O por último vete de viaje, conoce el mundo. ¡Haz lo que gustes! Eres mayor de edad, no necesitas la aprobación de los tíos."

"No puedo dejar a mis papás solos. ¡Están enfermos!"

"Excusas. ¡Pasa que no te atreves!" Claudia se cruzó de brazos. "¿Tienes los ovarios puestos o no?"

Maribel bajó la mirada. Claudia tenía razón, no podía seguir así ni viviendo su vida al amén de los dictámenes de otros. Sus padres la querían mucho, en serio que deseaban lo mejor para ella… su papá sobre todo, pero se les pasaba la mano. A don Danilo nunca se le cruzó por la cabeza que su hija pudiera tener otros gustos y no concebía el hecho que era ya una mujer hecha y derecha. Le tenía terror al día en que pudiera aparecer un novio y sin duda que iba a hacer todo lo posible por alejarlos. En su mente, Maribel se haría cargo de la agencia y moriría soltera. Su mamá en cambio, era bastante más flexible y casi no podía esperar al día en que Mari le presentara al novio. Sin embargo, no estaba de acuerdo en que una mujer joven y soltera viviera sola sin la guía de un marido.

"Claro que los tengo, pero es que en serio, Claudia: Si hago tal cosa, mis papás terminan en el hospital."

"Más bien el tío, pero de exagerado que es. Se le pasaría pronto. ¡Te manipula como quiere! Ya es hora que sigas tus sueños."

"No tengo suficiente dinero, Clau, no conozco a nadie." Maribel hizo un puchero. "¡Claro que me quiero ir! Pero no en malas condiciones. Mis padres se han sacrificado mucho por mí: quiero su bendición."

"No te la van a dar, Mari." Claudia intentó tomarle las manos. "Menos el tío: le aterra que te vayas de casa, que te pase algo… además… tu mami… puede que te dé la bendición, pero sabes que lo único que quiere es que te cases y te dediques a darle nietos como si no hubiera mañana." La mujer bufó y rodó los ojos. "Como si ella fuera a pagar los pañales."

"Se preocupan por mi futuro."

"Pero te agobian. ¡Yo ya los habría mandado por un tubo!" Claudia se cruzó de brazos. "Lárgate lejos y busca tu camino. No vuelvas hasta que hayas cumplido todos tus sueños." Maribel la miró como si no tuviera opciones, excepto resignarse.

La verdad estaba que gritaba de rabia y frustración.

"Clau… ¿Podrías hacer eso con tus papás?" Le preguntó con calma y un enorme nudo en la garganta. "¿Irte sin dar señales de vida hasta quien sabe cuándo?" Añadió con tristeza. Claudia infló el pecho y frunció el ceño, tomando aire para responder con seguridad.

"¡Claro que… no!" Exclamó cambiando de opinión a media frase. Es que si lo pensaba, Claudia sabía que no era llegar e irse así no más, menos con una familia tan aglutinada como la que tenían. Muy manipulador podría ser don Danilo, pero sin duda no se merecía tal cosa. "Ay sí, sé que es más complicado, pero…" Comenzó diciendo Claudia. "… no me niegues lo que dije, Mari. El tío te manipula y este trabajo de mi**da te va a matar."

"Nunca lo he hecho. Tienes razón, prima." Maribel se irguió en el asiento. "Mi papá no quiere que me vaya de casa por temor a que no vuelva nunca más o que me pase algo y mi mamá no está de acuerdo con que una mujer viva sola o que trabaje por su cuenta. ¿Qué va a decir la gente?"

"Te agobian temores que ni sientes ni son tuyos." Claudia se pasó una mano por la cara. "Al menos eres una buena hija."

Maribel se masajeó las sienes y cerró los ojos por unos instantes. ¡Tantos sueños en espera! Tantas frustraciones por no querer discutir a sus padres. ¿Es que nunca iba a ser capaz de vivir su propia vida sin que nadie opinara? Ella quería estudiar Letras, no Turismo, ella quería salir a estudiar fuera de Guatemala, pero nunca había salido del país. Ella quería conocer a… alguien que la motivara… pero hasta ahora nada.

Que conste: sí había tenido un par de novios por ahí… que su padre no hubiera sabido de ellos, es otra cosa.

"Me estoy sofocando, Claudita. No duermo bien, me cuesta despertar y a veces lloro en la ducha… No quiero seguir así, pero no sé qué hacer…"

"Vamos a pensar en algo, porque si sigues así, este trabajo te va a matar, Mari." Le dijo Claudia suspirando con empatía. "¿Y si salimos esta noche a algún bar? Conocer gente nueva, cambiar de aire… puedo avisarle a las demás y tenemos una noche de chicas. Con alcohol, juegos de azar y hombrezuelos… así planeamos tu gran fuga de Cobán."

"¿Salir? Hmm…" Maribel sonrió resignada, pero más tranquila. "Suena divertido, así cambio un poco de aire. ¡Hagamos eso!"

En ese momento de complicidad entre primas, don Danilo entró a la oficina con una sonrisa de oreja a oreja. Venía de un guiar a un grupo por la ciudad se le veía contento. No cabía duda que el hombre amaba su trabajo y se esforzaba en dar lo mejor de sí mismo.

"¡Hijita!" La saludó sonriente. "No alcancé a verte esta mañana, no pude pasarte tus turnos." Le dijo mientras le estiraba un papel.

"Hola papá. ¿Te fue bien hoy?" Lo saludó Maribel, tomando el papel en cuestión. "Uy, se viene pesado."

"No tanto, hijita. Mañana temprano sales con un grupo: es la ruta cafetalera. Parten desde la Casona de Doña Amelia y…" Don Danilo parpadeó un par de veces al notar a su sobrina Claudia allí también. Sonrió de gusto. "¡Clauditaa! No sabía que estabas aquí. ¿Cómo están tus papás?"

"Hola Tío. Ellos están bien. ¿Qué tal el trabajo?"

"Bastante bien y tranquilo. El City Tour estuvo muy ameno." El hombre miró la hora y suspiró. "Mejor salgo ya, tengo que ir por unos turistas. ¿Maribel?"

"¿Sí papá?"

"Te dejo a cargo. Vuelvo en un rato más. Te ruego que revises los horarios: mañana partes con todo a las siete de la mañana." El hombre se inclinó y besó a su hija en la frente. "Nos vemos y no le abras a cualquier persona."

"Sí papá."

El hombre salió de la oficina tras despedirse de las chicas, y éstas esperaron unos momentos antes de emitir comentarios. Cuando fue evidente que don Danilo no regresaría, intercambiaron miradas.

"¿La Casona de Doña Amelia? ¿Dónde trabaja ese sujeto al que abofeteaste por error?"

"¿Trabaja? ¡Es el hijo del dueño! ¡Qué chasco fue ese!" Maribel bajó los hombros. "¡Lindo día tendré mañana!" Exclamó suspirando.

Claudia se cruzó de brazos.

"Sí tienes que salir de aquí. Pero primero nos vamos de parranda."

Continuará…

Por
Misao–CG


Próximo Capítulo: ¡Te Vas a Guatemala!

era un niño de ocho años bastante despierto. Hijo único y ávido lector desde que había aprendido, solía tener problemas en el colegio por pegarse mucho con sus compañeritos cuando perdía la paciencia. El pobrecillo no lograba controlar sus impulsos, aunque se esforzaba (algo, no mucho). Al menos tenía buenas notas y como le gustaba estudiar, no era problema lograr que se sentara a hacer los deberes. Era contestón sí: todo un…


Nota Mental:¡HOLA A TODOS Y GRACIAS POR ESTAR AQUÍ! =D Espero que no los haya sorprendido tanto: sé que me tardé, pero pudo haber sido mucho peor. Para comenzar, y como muchos sospechan, buena parte de este fic estará ubicada en Guatemala. Al respecto desde ya les pido disculpas por cualquier error que pueda tener, tanto cultural o de conocimientos. Traté en serio de informarme lo mejor que podía e hice mi mejor esfuerzo en hacer algo lindo. ¡MIL GRACIAS A PANZERMIG Y A AIKIRA28 POR AYUDARME! En mi defensa, algún día iré a Guatemala y visitaré todos los lugares a los que obligué a Radamanthys a ir. Por cierto, me inventé los nombres de los hoteles y hostales en base a lo que encontré en Google. Algunas pequeñas generalidades… este fic sucede en forma paralela a "Adhuc Stantes" y a "Vendetta", pero no debería causar mayor conflicto. Por favor, si detectan algún error tipográfico, de ortografía y redacción, me avisan para que lo pueda reparar. ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS POR LEER!


Dos Guest me dejaron reviews en estos meses.

A quien me dejó el comentario en el "Omake 31: Sobre Gustos Musicales" de la "Colección de los Omakes Perdidos"… pues sí, Así tranquilito como se ve, el Iluminado es fan de Pearl Jam. ¡Hasta autógrafos tiene! Si tan solo pudiera convencerlo de que se consiguiera entradas a los conciertos… ¡MUCHAS GRACIAS POR LEER Y CUÍDATE MUCHO! =D

A quien me dejó el comentario en el capítulo "Dolorora e Inesperada Despedida" del fic "XXI. Vendetta", tengo que admitir que desde que leí un par de análisis de Ares, que mi visión del dios cambió y tentada estoy de escribir algo sobre él, aunque lo haría en la sección de Greek Mythology. Quizás me anime, nunca se sabe. ¡MUCHAS GRACIAS POR LEER Y CUÍDATE MUCHO! =D


BRÚJULA CULTURAL

Traída a ustedes gracias a Wikipedia o alguna otra página, según corresponda.

Saludo con los dos dedos: La seña V es un gesto manual en el cual se levantan los dedos índice y medio separados, mientras que los demás dedos permanecen cerrados. Tiene varios significados, dependiendo del contexto cultural en el que se presente. Fundamentalmente se emplea como: la letra "V" de 'victoria', como símbolo de paz, iIndicando el número dos y yo que me inventé que parece el número cinco romano.

En la cultura anglosajona, mostrar los dos dedos con la palma hacia adentro es un insulto que equivale a mostrar el dedo medio, así que tengan cuidado con esto cuando vayan al Reino Unido o a algún país de la Commonwealth. Según cuenta la leyenda, el saludo a dos dedos deriva de los gestos manuales de los arqueros que lucharon con Inglaterra en la Batalla de Agincourt (1415) durante la Guerra de los Cien Años. Cuenta la historia que los franceses les cortaban los dedos a los arqueros que tomaban prisioneros, para que no pudieran usar de nuevo los arcos, y que justo antes de la batalla de Agincourt, declararon que les cortarían los dos dedos a todos los arqueros ingleses después de ganar la batalla. Sin embargo, los ingleses salieron victoriosos y a manera de burla, comenzaron a mostrarle a los franceses sus dedos intactos. El historiador Juliet Barker cita a Jean Le Fevre (quien peleó en la batalla del lado inglés) diciendo que Enrique V incluyó una referencia a la amputación de los dedos de los arqueros en su discurso anterior a la batalla.

Sod it: Insulto británico. Son bastantes creativos: es cosa que busquen en Youtube la cantidad de palabras malsonantes que pueden utilizar con toda la energía de lo soez y aun así sonar muy elegante… aunque no sean elegantes. Creo que me gustan más los insultos británicos que los estadounidenses.

Cobán: Nombre del municipio y también de la ciudad que es cabecera del departamento de Alta Verapaz, localizado en la República de Guatemala. Desde 1970 forma parte de la Franja Transversal del Norte. Está ubicada a 212 km de Ciudad de Guatemala. Limita al norte con el departamento de Petén; al sur con los municipios de San Cristóbal Verapaz, Santa Cruz Verapaz, Tactic y Tamahú; al este con los municipios de Chisec, San Pedro Carchá y San Juan Chamelco; y al oeste con el departamento del Quiché.